Colombia tiene varias razones para mejorar su calidad educativa La educación es un factor determinante en el progreso económico de una nación. Singapur, Finlandia, Canadá y Corea del Sur, los cuatro países con el mejor desempeño en evaluaciones internacionales de conocimiento, dan prueba de ello. Hace unos años decidieron dar un énfasis continuo en la calidad de su educación (que es igual para todos), con lo cual han logrado trascender, en periodos de tiempo relativamente cortos, de procesos productivos precarios, y de poco valor agregado, a procesos de conocimiento que les han permitido un desarrollo económico y social. En Colombia la situación es diferente. Las tasas de cobertura son casi universales en primaria y secundaria y relativamente altas en la media, pero la calidad no ha logrado los niveles requeridos. En los recientes resultados de las Pruebas Pisa 2012 (evalúan a estudiantes de 15 años en lectura, matemáticas y ciencias) nuestro país se ubicó en el puesto 62 entre 65. Es imperativo modificar esa situación y más si se tiene en cuenta que por primera vez en la historia de la humanidad, Colombia y el resto de Latinoamérica tienen en la proporción mayor de su población a los jóvenes. Eso significa que hoy, como nunca, disponen de una oportunidad única para maximizar la rentabilidad económica y social de las inversiones a través de la formación de su capital humano. En ese sentido, las políticas públicas centradas en la calidad educativa darán importantes frutos al país. Diferentes estudios han demostrado que la calidad del docente, más que cualquier otro insumo escolar, tiene una relación directa con la calidad de la educación. El estudio de la Fundación Compartir ‘Tras la excelencia docente: Cómo mejorar la calidad de la educación para todos los colombianos’, elaborado por cinco investigadores de primer nivel bajo su dirección, muestra por ejemplo que en nuestro país a mayor proporción de docentes con título universitario en una escuela es mejor el desempeño de los estudiantes. No obstante, los docentes con título universitario se concentran en las regiones más privilegiadas, con lo cual se tiende acentuar la desigualdad de oportunidades educativas. “Los mejores docentes están en las zonas urbanas, con condiciones económicas más favorables y con menores índices de violencia”, señala el estudio. De igual forma muestra que cerca de la tercera parte de los docentes de primaria y casi una cuarta parte de los docentes de secundaria tienen menos de cuatro años de formación universitaria. Una situación diferente en relación con los países con mejor desempeño educativo donde todos los docentes son profesionales universitarios con más de cuatro años de formación. Además, en muchos casos, aquellos que sobresalen y tienen mayor experiencia están en las zonas más vulnerables con el fin de ayudar a mejorar los niveles educativos y de oportunidades de estas poblaciones. Profesión docente, la gran diferencia En general, la profesión docente se logra y se ejerce de una manera bien distinta en Colombia, en comparación con los países que tienen mejores desempeños educativos, económicos y sociales y mayores tasas de equidad. Por ejemplo, contrario a lo que pasa en esas naciones, los estudiantes que cursan en Por ejemplo, contrario a lo que pasa en esas naciones, los estudiantes que cursan en Colombia las licenciaturas no son los más sobresalientes. De hecho, a ellas llegan aquellos que obtuvieron los puntajes más bajos en las pruebas Saber 11, y ese bajo desempeño no cambia con su paso por los centros educativos porque hay una amplia gama de programas, muy heterogéneos, de baja calidad y con poco énfasis en la práctica docente y la investigación pedagógica, lo cual repercute en la calidad de su formación. Basta ver los resultados de las pruebas Saber Pro. Las competencias en escritura, razonamiento cuantitativo y competencias ciudadanas de los graduados de licenciaturas son inferiores a las de los graduados de otros programas. Solo en el área de lectura estas diferencias no existen. Actualmente el país tiene 376 programas de formación docente en 80 universidades y solo 18 por ciento de ellas está acreditada. Algunas de las razones por las cuales estos programas son poco atractivos para los mejores bachilleres tiene que ver con que los salarios de los maestros no son competitivos y es muy bajo su reconocimiento social. Los docentes ganan mensualmente 18 por ciento menos que los profesionales de Ingeniería, Medicina y Derecho, y a lo largo de su vida laboral esa condición no se modifica. Colombia cuenta con normas que podrían acercar la calidad educativa a los países que han servido de referencia a los investigadores de ‘Tras la excelencia docente: Cómo mejorar la calidad de la educación para todos los colombianos’. Se requiere priorizar al docente en las políticas educativas y hacer un mayor esfuerzo fiscal, propuestas contempladas en el estudio. “Uno de los resultados positivos del estudio, que no se veía tan claro al comienzo, es que bajo el mismo estatuto docente, Colombia puede realizar las modificaciones que proponemos. Si se aplica al ciento por ciento el estatuto tanto en formación previa como en evaluación se podrían hacer los cambios que se proponen y esos cambios llevarían a otros”, explica Isabel Segovia, gerente de la Fundación Compartir.