La investigación del patrimonio del ejecutado, o cómo buscar

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¿Qué le puedo embargar
a mi deudor?
La investigación del patrimonio del
ejecutado, o cómo buscar una
aguja en el pajar
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En breve
Economist & Jurist Marzo 09 • 128
Héctor Sbert Pérez • Doctor en Derecho. Departamento Procesal y
Concursal Brosa Abogados y Economistas
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La Ley 1/2000, de Enjuiciamiento Civil, no ha resuelto un problema histórico.
La nueva oficina judicial y la atribución al Secretario Judicial de las
potestades de investigación tampoco parecen ir por la vía de solucionar la
cuestión de manera definitiva. Se necesita un cambio radical de mentalidad
para traer, de una vez por todas, la eficacia de la investigación a la Justicia
civil. Tradicionalmente, se ha venido subrayando la importancia de la
investigación del patrimonio del ejecutado, es decir, el conjunto de tareas
necesarias para determinar el objeto del embargo. Resultaría ocioso recopilar
todas las voces legislativas, jurisprudenciales y doctrinales que, de forma
histórica, se han venido pronunciando sobre el particular. La idea constituye,
a día de hoy, un tópico o un lugar común.
INTRODUCCIÒN
Del dicho al hecho hay un buen trecho, y no a
fuerza de repetir las ideas se hacen realidad.
Ni siquiera la nueva Ley de Enjuiciamiento
Civil (Ley 1/2000, de 7 de enero) ha sabido
afrontar este problema, pese a las novedades
que incorporaba en esta materia y, en concreto, pese a la instauración de la manifestación
de bienes del ejecutado (art. 589 LEC) y la
nueva normativa en materia de investigación
judicial y de colaboración de terceros (arts.
590 y 591 LEC).
La reflexión cobra especial trascendencia a
nueve años de promulgación de la nueva LEC y
a ocho de su entrada en vigor, cuando los resultados de la nueva regulación ya se han dejado
ver sobradamente en la práctica. La conclusión
es categórica y no admite eufemismos: la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia
de investigación patrimonial ha sido un desastre
sin paliativos, si por desastre entendemos la
incapacidad de la Ley por asegurar una investigación patrimonial eficaz, es decir, por hacer
realidad el “imperativo categórico” constitucional
de tutela judicial efectiva.
Derecho Procesal Civil
El problema no es de ahora, sino de
siempre. Si la Ley de Enjuiciamiento
Civil de 1881 no contenía norma
alguna sobre la materia, no fue hasta
la Ley de Reforma Urgente de la Ley
de Enjuiciamiento Civil (Ley 34/1984,
de 6 de agosto) que la LEC incorporó, por primera vez en nuestro proceso civil, una norma (tímida) de investigación judicial. Aun así, el problema
no se resolvió. El principal escollo era
la falta de modelo legislativo, lo cual
provocó, durante los años noventa,
unos episodios de reforma y contrarreforma legislativa ante los cuales la
doctrina no sabía si reír o llorar.1 Y es
que cuando el legislador no sabe
cómo regular la investigación
patrimonial, qué potestades atribuir al juez, qué grado de colaboración exigir al ejecutado, qué tipo
de informaciones solicitar a terceros (en especial, a la Hacienda
Pública) e, incluso, qué facultades
de investigación autónoma atribuir
al propio ejecutante, el resultado
no es difícil de prever: el fracaso
de cualquier intento de impulsar la
investigación patrimonial.
El problema se trasladaba a la jurisdicción penal, donde la LECrim de
1882 no contenía tampoco ninguna
norma para asegurar la investigación patrimonial en la ejecución de la
responsabilidad civil derivada de
delito. Sin duda, la LECrim de 1882
era muy anterior a los movimientos
contemporáneos que, al margen del
respeto a las garantías procesales
propias del sistema acusatorio,
ponen el acento en la protección de
la víctima como finalidad primordial
del proceso penal.
Cuestión distinta es la jurisdicción
laboral, la cual, ya desde 1958 (art.
194 LPL 1958, aprobada por
Decreto de 4 de julio de 1958) contaba con normas eficaces de investigación patrimonial, incluida, desde
Sumario
1. Introducción
2. La situación bajo la LEC de 1881
3. La “nueva” Ley de Enjuiciamiento Civil
3.1La manifestación de bienes no funciona
a) No se establecen criterios relativos al contenido material
de la manifestación
b) Los apremios pecuniarios o “multas coercitivas
periódicas” no constituyen un incentivo real para la
presentación de la manifestación
c) Disparidad de criterios entre la Jurisprudencia civil y la
penal sobre la forma del requerimiento
3.2. La investigación judicial no es tal
3.3. A vueltas con la colaboración de la Agencia Tributaria
4. Se necesita una nueva oficina judicial y algo más…
4.1 El proyecto de ley para la implantación de la nueva
oficina judicial
4.2 Veintinueve minutos
4.3 Por un replanteamiento de la investigación patrimonial
en la LEC.
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Cuando el legislador no sabe cómo regular
la investigación patrimonial, qué potestades atribuir al
juez, qué grado de colaboración exigir al ejecutado,
qué tipo de informaciones solicitar a terceros (en
especial, a la Hacienda Pública) e, incluso, qué
facultades de investigación autónoma atribuir al
propio ejecutante, el resultado no es difícil de prever:
el fracaso de cualquier intento de impulsar la
investigación patrimonial
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1990 (art. 246 LPL 1990, actual art.
247 LPL 1995), la manifestación de
bienes del ejecutado. De hecho, la
justicia laboral es el ejemplo del
“querer es poder”: cuando el Estado
se lo plantea, puede conseguir que
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LA SITUACIÓN BAJO LA
LEC DE 1881
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2
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la investigación patrimonial y, con
ello, toda la ejecución, sean realmente eficaces. Sin duda, todo es
mejorable, pero el abismo entre la
justicia civil y la justicia laboral
merece subrayarse especialmente.
2. Nos referimos a las Leyes 51/1997, de 27 de noviembre, de reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de ejecución
(BOE nº 285, de 28 de noviembre), rápidamente aniquilada sólo un mes después por la contrarreforma de la Ley de
Acompañamiento a los Presupuestos de 1998, a saber, la Ley 66/1997, de 30 de diciembre, de medidas fiscales, administrativas
y del orden social (BOE nº 313, de 31 de diciembre).
>>> Hector Sbert Pérez
Lo anterior demuestra que no se
trata solamente de una cuestión de
medios materiales y personales,
sino de planteamiento. La investigación patrimonial es, ante todo, una
cuestión de principios. El ejecutado
debe colaborar, el ejecutante debe
poder decir la suya y, sobre todo, el
Tribunal se tiene que implicar, desde
el primer momento, y debe disponer
de todos los instrumentos legales
necesarios para conseguir, de la
forma más breve y eficaz posible,
resultados tangibles en la investigación patrimonial.
3
LA “NUEVA” LEY DE
ENJUICIAMIENTO CIVIL
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La Ley 1/2000, de Enjuiciamiento
Civil nos la prometía muy felices,
cuando en su Exposición de Motivos
se desvivía por proclamar la necesidad de asegurar una justicia civil “en
verdad efectiva” y cuando recogía
alguno de los lamentos seculares
lanzados contra la investigación patrimonial bajo la legislación anterior.
Sin embargo, cualquiera que, al promulgarse la nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil, leyera su articulado con la distancia crítica necesaria para analizar las “grandes
reformas” de este país, inmediatamente podía comprobar que la
nueva LEC tenía mucha letra y poca
música, o lo que es lo mismo, una
Exposición de Motivos de un gran
lirismo que luego no se plasmaba en
las melodías que acababan entonando sus preceptos.
En el planteamiento legislativo, al
margen de los defectos garrafales
que contienen sus preceptos, se
advierte siempre el mismo temor o
reticencia de fondo: el legislador no
se atreve a llevar la investigación
patrimonial hasta sus últimas
consecuencias. El legislador no
quiere entender que es posible
investigar en condiciones, salvaguardando las garantías procesales
y los derechos fundamentales de
todos. Hay como una resistencia
íntima del legislador para que el
Tribunal pueda hacer su trabajo,
requiriendo de verdad al ejecutado,
a los terceros y a la Hacienda
Pública para que aporten la información necesaria para cumplir el título.
Por no hablar del triste papel que la
LEC asigna al propio ejecutante,
principal interesado en el buen éxito
de la ejecución, al no atribuirle ninguna facultad destacada de investigación y pretender, simultáneamente, que el Tribunal investigue, en
apariencia, solamente aquello que el
ejecutante no pueda investigar por
sí mismo.
Un catálogo de los problemas principales que se han constatado en la
práctica de ocho años de LEC
podría resumirse como sigue:
3.1 LA MANIFESTACIÓN DE
BIENES NO FUNCIONA
La ineficacia de la manifestación
de bienes es total. Tanto es así que
la práctica de la manifestación de
bienes del ejecutado permite a éste,
si tiene ocasión, lucirse en el ejercicio de la burla o del descaro. Ello se
debe a que la Ley no atribuye al
Juez las pautas necesarias para
asegurar una respuesta efectiva al
requerimiento de manifestación. En
concreto:
A) No se establecen criterios
relativos al contenido material
de la manifestación
La LEC se contenta con que el ejecutado presente una relación de
“bienes suficientes” para cubrir la
cuantía de la ejecución. Con independencia de si basta la manifestación de bienes suficientes o de si
debería exigirse la manifestación de
todo el patrimonio del ejecutado, la
LEC tampoco ofrece ningún parámetro para que la manifestación de
bienes presentada sea verdaderamente útil. ¿Debe seguir tolerándose la manifestación de bienes muebles obsoletos “en stock”, cuando
el ejecutado dispone de cuentas
corrientes con saldo suficiente
para cubrir la cuantía de la ejecución? ¿Debe soportarse la manifestación del “mobiliario de oficina”, o los “derechos de traspaso”
sobre el local de negocio, cuando
el ejecutado dispone de créditos
realizables a corto o medio plazo
que podrían cubrir de forma sustancial la cuantía de la ejecución?
La LEC da pie a que se produzcan
este tipo de situaciones, en las que
una apariencia de manifestación de
bienes no hace más que encubrir
una voluntad deliberadamente obstativa al cumplimiento del título.
B) Los apremios pecuniarios o
“multas coercitivas periódicas”
no constituyen un incentivo
real para la presentación de la
manifestación
Uno de los aspectos más incomprensibles de la manifestación de
bienes es la regulación de los apremios pecuniarios o “multas coercitivas” previstas en el art. 589.3 LEC.
>>> Hector Sbert Pérez
En primer lugar, los criterios que se
ofrecen al Juez para cuantificar
estos apremios carecen de sentido.
Basta la mención a la “capacidad
económica del requerido”, objeto
precisamente de la investigación
patrimonial, para comprobar que los
criterios que establece la LEC para
la cuantificación del apremio son
inaplicables. Por no hablar del problema de su exacción, las más de
las veces imposible cuando ni
siquiera se conocen bienes para
cubrir la cuantía de la ejecución.
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C) Disparidad de criterios entre
la jurisprudencia civil y la penal
sobre la forma del requerimiento
Otro aspecto fundamental que afecta a las consecuencias del incumplimiento del requerimiento es la disparidad de criterios entre la jurisprudencia civil, que consiente la notificación y respuesta al requerimiento
a través del Procurador del ejecutado, y la jurisprudencia penal, que
exige la notificación personal del
requerimiento para que pueda considerarse cometido el delito de desobediencia (al que se remite el art.
589.2 LEC). La remisión de la propia LEC al delito de desobediencia, más allá de la grandilocuencia del lenguaje, no ha servido,
tampoco, para asegurar el cumplimiento efectivo del requerimiento
de manifestación. Se necesita una
intervención legislativa que unifique
criterios civiles y penales en cuanto
a las consecuencias del incumplimiento del requerimiento.
3.2 LA INVESTIGACIÓN
JUDICIAL NO ES TAL
¿Qué decir de la investigación judicial? El órgano que constitucionalmente tiene otorgadas todas las
potestades necesarias para obtener
la colaboración de todos en el cumplimiento de los títulos ejecutivos (art.
118 CE) tiene las alas cercenadas por
el propio legislador, que no quiere
promover investigaciones omnicom-
prensivas, como leemos en la propia
Exposición de Motivos de la LEC.
Nada más lejos de las necesidades
de la ejecución: ésta precisa de unos
poderes de investigación judicial fuertes, de oficio, sin restricciones injustificadas, que permitan el afloramiento
de información patrimonial desconocida antes de la ejecución. Todo lo contrario de lo que actualmente nos ofrece el art. 590 LEC, que debe ser
replanteado en profundidad.
3.3 A VUELTAS CON LA
COLABORACIÓN DE LA
AGENCIA TRIBUTARIA
Se han escrito ríos de tinta sobre la
cuestión. El art. 95.1.h) LGT no cumple con los requisitos constitucionales
de colaboración de “todos” en la ejecución de lo juzgado y debería ser
reformado para hacer posible una
colaboración sin obstáculos ni formalismos. De hecho, su aplicación se
encuentra en la actualidad prácticamente restringida a la jurisdicción
civil, pues la laboral (art. 248 LPL) y la
penal (art. 989.2 LECRim) cuentan
con normas propias que deben facilitar dicha colaboración en términos
amplios. Por otro lado, actualmente
todos o casi todos los Tribunales disponen de los medios técnicos para el
acceso a la información en poder de
la Administración Tributaria. Otra cosa
es que la información tributaria no
esté actualizada o no se entienda. 2
Desde luego, el camino para obtener
una colaboración eficaz de la Agencia
Tributaria sigue siendo muy largo.
4
SE NECESITA UNA
NUEVA OFICINA JUDICIAL, Y ALGO MÁS…
Una buena infraestructura judicial es
imprescindible para la eficacia de la
investigación del patrimonio del ejecutado. No en vano una de las finalidades de la instauración de la
nueva oficina judicial es la creación
de los grupos de apoyo que el
Tribunal necesita para determinar el
objeto del embargo.
4.1 EL PROYECTO DE LEY
PARA LA IMPLANTACIÓN DE
LA NUEVA OFICINA JUDICIAL
La modernización de la Administración
de Justicia lleva un retraso de, cuando
menos, treinta años, contando desde
la promulgación de la Constitución
Española de 1978. Por su parte, la
implantación definitiva de la nueva oficina judicial arrastra una tardanza de
otros seis, contando desde la promulgación de la Ley Orgánica 19/2003, de
23 de diciembre, de Reforma de la Ley
Orgánica del Poder Judicial (BOE nº
309, de 26 de diciembre). Es evidente,
por último, que el ya olvidado Pacto de
Estado para la Reforma de la Justicia,
de 2001, no ha servido para nada.
Todo ello expresa claramente el nulo
interés de los poderes públicos por
construir una Justicia moderna y,
con ello, un Estado de Derecho irreprochable, aspiración propia de
toda sociedad como la nuestra.
Precisamente, la necesidad de
modernizar de una vez por todas la
Administración de Justicia se deja
ver, de la forma más gráfica posible,
durante la fase ejecutiva. Si la
Justicia carece de medios para
cumplir sus propias sentencias,
no es Justicia. Como es sabido,
uno de los principales trasfondos de
los actuales movimientos de huelga
judicial (y el “hasta aquí hemos llegado” que dichos movimientos representan) es, justamente, la enorme
frustración y rabia social generada,
entre otros, por el denominado caso
“Mari Luz”.3 En realidad, la ineficacia
de la ejecución es un problema
generalizado, y sin llegar a estos
extremos y salvando las distancias,
toda la Administración de Justicia, y
no solamente la jurisdicción penal,
se encuentra en una situación de
incapacidad por dar una respuesta
eficaz y tempestiva a las necesidades de tutela judicial ejecutiva.
2. Al respecto, v. el artículo de LÓPEZ CHOCARRO, I., “La ejecución civil: problemas prácticos y posibles soluciones”, Economist
& Jurist, nº 125, noviembre 2008, pp.54-71, (p. 70).
Derecho Procesal Civil
4.2 VEINTINUEVE MINUTOS
En honor a la verdad, lo anterior no
obsta para que el Ministerio de
>>>
La práctica de la manifestación de bienes
del ejecutado permite a éste, si tiene ocasión, lucirse
en el ejercicio de la burla o del descaro
Justicia ya haya realizado, aparentemente, las pruebas piloto y estudios
preliminares necesarios para la
implantación de la nueva oficina
judicial. Es interesante observar
cómo la investigación del patrimonio
del ejecutado es uno de los elementos esenciales de dichas pruebas.
Así, en su estudio “Despliegue de la
nueva oficina judicial en las once
ciudades seleccionadas por el
Ministerio de Justicia para la primera
fase del plan de implantación”,4 el
Ministerio de Justicia ha llegado a
calcular el tiempo necesario para
que el personal de la Administración
de Justicia lleve a cabo las tareas
propias de la investigación patrimonial. El Ministerio de Justicia ha llegado a la conclusión de que se
necesitan veintinueve minutos por
asunto para efectuar una investigación patrimonial en condiciones.
¡Tantos dolores de cabeza por algo
que puede despacharse en menos
de media hora! Con este cálculo, el
Ministerio de Justicia realiza una
estimación del número de funcionarios necesarios para la nueva oficina
en cada partido judicial, en función
asimismo del número de asuntos
que históricamente van a parar en
cada uno de ellos. Hay que exigir,
una vez más, que la nueva oficina
judicial se implante definitivamente y
que se le asignen los medios técnicos y personales suficientes para llevar a cabo su tarea en condiciones.
4.3 POR UN REPLANTEAMIENTO
DE LA INVESTIGACIÓN
PATRIMONIAL EN LA LEC
Ahora bien, junto con la modernización de la oficina judicial, se necesitan reformas legales profundas
que hagan posible el “cambio de
chip” que la Justicia civil necesita
para asegurar una investigación
patrimonial real. Es lamentable que
el Proyecto de Ley no solamente
no vaya en la dirección correcta
pues, lejos de corregir los defectos de la Ley 1/2000, no hace más
que generar más trámites, más
burocracia y más papel, como
consecuencia de la atribución al
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Probablemente, los movimientos de
huelga judicial que sacuden a nuestro país en los últimos tiempos han
acelerado la presentación en las
Cortes Generales del Proyecto de
Ley de reforma de la legislación
procesal para la implantación de
la Nueva Oficina Judicial (BOCG
nº 17-1, de 19 de diciembre de
2008) que debe desarrollar la Ley
Orgánica 19/2003. Un Proyecto de
Ley sustancialmente idéntico ya fue
presentado a mediados de la legislatura anterior, pero no fue aprobado
antes de la disolución de las Cortes
en 2008 (lo cual es, nuevamente,
expresivo de la falta de voluntad política por acelerar el proceso de
modernización de la Administración
de Justicia). Por tanto, se trata de terminar el trabajo que se quedó dormido en los pasillos parlamentarios en
la legislatura anterior, con el inconveniente de que el ambiente actual probablemente no facilita la serenidad
necesaria para abordar una reforma
de estas características. No se trata
de sacar una Ley deprisa y corriendo,
sino de hacer una Ley con cara y
ojos, y que después se aplique.
>>>
3. Dicho caso saltó a los medios de comunicación a raíz del asesinato de una niña por parte, supuestamente, de una persona que
tenía pendiente el cumplimiento una pena de privación de libertad.
4. Disponible en http://www.mjusticia.es/cs/Satellite?blobcol=urldocumento&blobheader=application%2Fpdf&blobkey=id&blobnocache=true&blobtable=Documento&blobwhere=1130165362202&ssbinary=true, última visita 10 de febrero de 2009.
>>> Hector Sbert Pérez
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Economist & Jurist Marzo 09 • 128
Secretario Judicial de las competencias en materia de ejecución y
de investigación patrimonial.
No es que se critique esta atribución
competencial al Secretario Judicial,
de por sí misma indiferente (da igual
quien lo haga, mientras se haga).
Ahora bien, si lo único que provoca
esta atribución competencial es la
creación de nuevos tipos de resoluciones (los “Decretos” del Secretario
Judicial) y de recursos (contra las
decisiones del Juez y ahora contra
las del Secretario) y, lo que es peor,
un despacho de la ejecución “en
dos tiempos”, uno, mediante el
Auto despachando ejecución (dictado por el Juez) y otro, mediante
Decreto, (dictado por el Secretario
Judicial), que tendrá que incorporar,
según el Proyecto, las medidas de
investigación patrimonial que hoy en
día se contienen en el propio Auto
despachando ejecución,5 puede afirmarse que ello no es un paso adelante, sino un paso atrás en materia de agilidad y de practicidad de la
investigación patrimonial. Incluso, el
Proyecto se ve obligado a indicar
que el Secretario dictará su decreto
conteniendo las medidas de investigación patrimonial “el mismo día o
en el siguiente hábil a aquél en que
se hubiera dictado el auto despachando ejecución”. ¿Se cumplirá
este plazo, u ocurrirá como el resto
de plazos procesales que afectan a
los órganos judiciales? ¿No hubiesen debido dejarse las órdenes de
investigación patrimonial en el propio Auto despachando ejecución y
centrar las energías del legislador
en mejorar los defectos elementales de la LEC en esta materia, al
tiempo que se reorganiza racionalmente la oficina judicial para darle
los medios que de verdad necesita? Por otro lado, ¿cómo se explica
que contra el actual Auto despachando ejecución no quepa recurso alguno (art. 551.2 LEC) y en
cambio contra el futuro Decreto del
Secretario Judicial conteniendo las
medidas de investigación patrimonial quepa “recurso de reposición
y posterior revisión ante el tribunal
>>> PARA SABER MÁS
SBERT PÉREZ, H., La investigación del patrimonio del ejecutado,
Barcelona, Editorial Atelier, 2009.
>>>
Si la Justicia carece de medios para cumplir
sus propias Sentencias, no es Justicia
que hubiere dictado la orden general de ejecución” (art. 551.5 del
Proyecto)? ¿Es esa la eficacia que
busca el legislador en la investigación patrimonial?
A la vista del Proyecto, cabe afirmar
que lo que se necesitan no son
“Decretos”, sino medidas efectivas de investigación patrimonial.
Ello pasa, no solamente por la
enmienda de dicho Proyecto en lo
relativo a la formalización de las
medidas de investigación patrimonial que actualmente contiene, sino,
asimismo, por un giro copernicano
en el planteamiento de la investigación patrimonial en la Justicia civil.
Ese giro copernicano no puede ser
otro que la reforma en profundidad
del art. 590 LEC, que el Proyecto
deja tal cual, instaurando la investigación judicial de oficio, que
debe ser exhaustiva, amplia y sin
restricciones, siguiendo el modelo
del art. 248 LPL. Este precepto es
el único que establece potestades
de investigación de oficio al
Tribunal, así como la obligación de
todas las entidades públicas de
colaborar con la investigación, de
responder a los requerimientos de
información del Tribunal y de realizar todas las averiguaciones patrimoniales que sean legalmente
posibles. Asimismo, dicho precepto permite una colaboración amplia
de entidades privadas con la
investigación, siempre que así lo
permita la salvaguardia de las relaciones de confianza que dichos
terceros mantengan con el ejecutado, con base en el derecho a la
intimidad o a la protección de
datos de éste.
5. V. art. 551 LEC en la redacción que pretende darle el Proyecto.
<<<
Otra cuestión muy peliaguda que
requiere decisiones valientes es
cómo se incentiva definitivamente la colaboración del ejecutado,
ya sea manifestando sus bienes, ya
sea cumpliendo el título ejecutivo sin
marear la perdiz. Al respecto, un
tema sobre el cual el legislador tiene
que reflexionar muy a fondo es la
creación de registros públicos de
ejecuciones singulares, al estilo
de los “registros de morosos” existentes al amparo del art. 29 de la
Ley
Orgánica
15/1999,
de
Protección de Datos Personales.
Como nos enseña el Derecho comparado, estos registros pueden ser
muy útiles para incentivar el cumplimiento del título ejecutivo, si el ejecutado solvente no quiere verse perjudicado en sus relaciones en el
mercado del crédito y de bienes y
servicios.
En conclusión, lo que necesita la
Administración de Justicia y la eficacia de la investigación patrimonial son hechos, no palabras. Se
necesitan medios materiales y
leyes prácticas. Mucho nos tememos que el Proyecto de Ley para la
implantación de la nueva oficina
judicial, y las reformas procesales
colaterales que contempla, no van
a contribuir a solucionar el problema, sino que, en el mejor de los
casos, van a dejarlo igual.
Esperemos que no contribuyan a
empeorarlo. La reflexión de conjunto sobre un sistema de investigación patrimonial en la justicia civil
sigue pendiente y deberá esperar,
como siempre, a una mejor ocasión. ¿Tendrán que pasar 30 años
más?
Derecho Procesal Civil
>>>
>>> FORMULARIO: MANIFESTACIÓN DE BIENES
PROPUESTA DE SOLICITUD AL JUZGADO DE REQUERIMIENTO DE MANIFESTACIÓN DE BIENES
Al amparo del art. 589 LEC, solicito que se requiera a (EJECUTADO) para que, en el plazo de cinco días (O
EL DÍA Y HORA QUE ESTE JUZGADO SEÑALE), manifieste (O COMPAREZCA ANTE EL JUZGADO PARA
MANIFESTAR) bienes suficientes para cubrir la cuantía de la ejecución, siguiendo precisamente el orden de
prelación a efectos de embargo previsto en el art. 592.2 LEC, a saber:
1º)Dinero y cuentas corrientes de cualquier clase, indicando, en el caso de las segundas, nombre y domicilio de
la entidad bancaria, número de cuenta corriente y saldo obrante a la fecha de responder al requerimiento.
2º)Créditos y derechos realizables en el acto o a corto plazo y títulos, valores u otros instrumentos financieros
admitidos a cotización oficial, indicando nombre y domicilio del deudor, cuantía del crédito o derecho, fecha
de vencimiento o entidad a la que pertenece el título, valor o instrumento financiero, valor nominal y nombre y domicilio de la entidad depositaria.
3º)Joyas y objetos de arte, indicando todas las circunstancias necesarias para su individualización, así como
el lugar de depósito.
4º)Rentas en dinero, indicando importe, periodo de devengo, nombre y domicilio del pagador.
5º)Intereses, rentas y frutos de toda especie, indicando todas las circunstancias necesarias para su individualización y localización.
7º)Bienes inmuebles, indicando datos registrales completos, así como si los mismos constan de ocupantes y
con qué título.
8º)Sueldos, salarios, pensiones e ingresos procedentes de actividades profesionales y mercantiles autónomas.
9º) Créditos, derechos y valores realizables a medio y largo plazo.
10º) Otros
En el caso de que los bienes estén gravados con cargas reales, solicito que se requiera al ejecutado el importe del crédito garantizado y la parte pendiente de pago, así como el nombre de las personas que ostenten derechos de cualquier clase sobre los bienes manifestados y, de estar sujetos a otro proceso, concretar las circunstancias de éste que puedan interesar a la ejecución.
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Solicito asimismo que el presente requerimiento de manifestación de bienes le sea notificado personalmente
al ejecutado en su domicilio sito en…
Economist & Jurist Marzo 09 • 128
6º)Bienes muebles o semovientes, acciones, títulos o valores no admitidos a cotización oficial y participaciones sociales, indicando todas las circunstancias necesarias para su individualización y localización.
Asimismo, solicito que se aperciba al ejecutado de que, en caso de no presentar la manifestación de bienes
en el plazo indicado (O DE NO COMPARECER ANTE EL TRIBUNAL EL DÍA Y HORA SEÑALADOS), o de no
responder debidamente al requerimiento de manifestación, podrá incurrir en apremios pecuniarios de X… a
Y… € por cada día de atraso.
Asimismo, solicito que se aperciba al ejecutado de las penas que puedan imponérsele, cuando menos por desobediencia grave, en caso de que no presente la relación de sus bienes, incluya en ella bienes que no sean
suyos, excluya bienes propios susceptibles de embargo o no desvele las cargas y gravámenes que sobre ellos
pesaren.
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