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JORNADA. DESCANSOS Y VACACIONES
JORNADA
1) Plenarios de la CNAT. Límite máximo. Trabajo por equipos
El personal integrante del cuerpo de seguridad de policía ferroviaria se encuentra exceptuado del
régimen legal de jornada máxima. Fallo plenario 220 “Quiroga, Rodolfo O., y otros, v. Empresa
Ferrocarriles Argentinos”, 7/3/1980.
El diagrama de jornada de trabajo por equipo implementado por Segba en base al art. 36 del
decreto 1933/80, que fija como ciclo un período de 24 semanas, no se adecua a la descripción del
art. 3, inc. b, de la ley 11544. En el caso de trabajo por equipo, la compensación de la octava hora
mediante el otorgamiento de un franco semanal es compatible con el régimen legal vigente sobre
jornada nocturna. Fallo plenario 255 “Bocaner, Osvaldo, y otros, v. SEGBA S.A.”, 10/12/1986.
2) Legislación provincial
No corresponde aplicar al caso el dec. 16155/33 por cuanto éste reglamenta la ley 11544 en el
orden nacional, correspondiendo utilizar el dec. 217/30 de aplicación específica en el ámbito de la
Provincia de Buenos Aires, y esta última norma no contiene limitación alguna similar a la prevista
por el art. 1º inc. b del dec. 16115/33; por tanto el empleador puede hacer uso del derecho a
distribuir las horas de trabajo conforme las conveniencias de su empresa con la sola restricción del
último párrafo del art. 197 de la LCT y las disposiciones de la ley 11544.(Del voto de la mayoría).
Ttrab. Nº 1, San Isidro, 28/7/1994, “González, Bernardino y otros v. La Romería S.A.” TySS, ‘00727 (2)
Las normas que regulan el instituto de la jornada de trabajo en nuestro país son la ley 11544,
reglamentada por el dec. 16115/33 y la ley de contrato de trabajo. Esta última establece la jornada
uniforme para todo el país (art. 196) de manera que las provincias no pueden legislar sobre la
materia. (Del voto de la minoría). Ttrab. Nº 1, San Isidro, 28/7/1994, “González, Bernardino y otros
v. La Romería S.A.” TySS, ‘00-727 (3)
Una ley provincial que disminuye la jornada máxima de trabajo contraría el art. 31 de la
Constitución nacional, en tanto no es conforme a la ley nacional dictada según las facultades
delegadas al Congreso nacional por el art. 67, inc. 11. Corte Sup., 19/12/1986.
3) Concepto y alcance de la jornada.
El tiempo empleado por el trabajador para trasladarse desde su domicilio hasta el lugar donde
presta servicios no integra la jornada de trabajo, pues el objeto del contrato consiste en la
realización de actos, ejecución de obras o prestación de servicios en favor de la otra parte; sólo por
excepción se computa como tal el tiempo de inactividad. El tiempo in itinere en el régimen general
del contrato de trabajo no da derechos sobre los salarios, y el plus mensual que el convenio
colectivo 65/75 establece por hora de viaje constituye una mejora por sobre las condiciones
generales en atención a las características de la actividad. Corte Sup., 1/8/1989.
4) Límite máximo. Excepciones
Generalidades
El art. 3, inc. a, de la ley 11544, resulta de aplicación a quienes realizan labores de dirección o
vigilancia, no rigiendo la excepción al pago de haberes por horas extras cuando el empleado
efectúa tareas que son ajenas a las especificadas y propias de dirección o vigilancia. Corte Sup.,
5/3/1991.
La situación de los trabajadores comprendidos en el art. 3, inc. a, de la ley 11544, en cuanto a la
duración de la jornada y la posibilidad de cobrar horas extras, queda supeditada a las respectivas
pautas contractuales, con la sola limitación de la pausa de 12 horas entre jornada y jornada que
establece el art. 197, LCT. Pero la aplicabilidad de la jornada máxima no excluye el acatamiento a
las restantes normas sobre descanso (arts. 204 a 207, LCT.). Sala VI, 4/10/1990, “Pereyra,
Manuel, y otros, v. ENCOTEL, s./Cobro de pesos”.
Tareas de vigilancia
El empleador no está obligado a cumplir las normas relativas a la limitación de la jornada de labor
con respecto al personal de vigilancia, por lo que resultan inaplicables las disposiciones del dec.
2882/79 y la res. 436/74 sobre limitación de horas extraordinarias. Sala V, 29/6/2001, “Ministerio de
Trabajo, v. Banco Macro Misiones S.A. s./ Sumario”
Las tareas de vigilancia activa se diferencian de las intermitentes o de mera vigilancia subalterna
en que exigen una atención sostenida, generalmente necesitan la portación de armas e incluso se
pone en riesgo la vida del vigilador, quien realiza dicha tarea en beneficio de terceros. Por ello
puede asemejarse tal actividad a la función de custodia que ejercen las fuerzas de seguridad y en
consecuencia no pueden estar excluidos sin más de las limitaciones de la jornada. Ello fue
plasmado en la C.C.T. 15/75 retribuyéndose las horas suplementarias. Sala X, 25/2/1999,
“Germán, Tito, v. Odipa S.R.L., s./Despido”.
El convenio colectivo aplicable a las tareas de vigilancia indica como horario normal 8 horas. Las
horas trabajadas en exceso se consideran suplementarias, salvo que la modalidad de prestación
sea la de 12 horas de trabajo por 36 de descanso, en cuyo caso el vigilador percibe horas
suplementarias o goza de franco compensatorio. El art. 3 de la ley 11544, que excluye a las tareas
de vigilancia de la limitación de la jornada prevista por el art. 1, no contiene la reserva de
exclusividad que el art. 11 del decreto 16115/33 incorpora al disponer que se comprende en la
excepción a estos trabajadores a condición de que ejerzan exclusivamente los trabajos inherentes
a su denominación.
Un sereno nocturno de un edificio de departamentos no pierde su condición de personal de
vigilancia por el hecho de abrir la puerta a los consorcistas, recorrer los lugares comunes para
prevenir la eventualidad de cortes de corriente, pérdidas de agua y actividades similares. Sala VI,
18/7/1997, “Lagaronne, Jacinto, v. Cueros Concordia S.R.L.” (DT 1998-A-55).
La primera reglamentación de la ley 11544, consideró que ocupa un puesto de dirección o
vigilancia “el personal dedicado a la vigilancia superior o subalterna”, lo cual entró en contradicción
con los antecedentes internacionales y no se condecía con el texto de la ley. Tal conflicto quedó
despejado por la sanción del decreto 16115/33, que en su art. 11 estableció que los trabajadores
comprendidos en la excepción aludida eran aquellos cuyos cargos correspondían a la dirección o
vigilancia superior, comprendiendo a las personas estrechamente ligadas con el empleador en el
ejercicio de sus poderes delegados. Las tareas de un vigilador, en tanto no tenga jerarquía alguna
en la empresa, no están exceptuadas de lo normado por las leyes laborales en la materia de
jornada de trabajo. Tal situación se halla confirmada por la circunstancia de que tanto el C.C.T.
15/75, como el recientemente celebrado entre las partes habilitadas para la negociación en el
ámbito de la vigilancia (C.C.T. 194/92) fijan una jornada de trabajo de ocho horas diarias y cuarenta
y ocho horas semanales, regulando el pago de horas extras en el caso de los trabajadores que
superen ese lapso. Sala II, 29/5/1997, “Vargas, Carlos, v. Bank Prot. Empresa de Seguridad S.A.,
s./Diferencias de salarios”.
Cuando el trabajador realiza tareas de vigilancia no procede el reclamo por horas extraordinarias
nocturnas, por cuanto el C.C.T. 15/75 no distingue entre horas diurnas y nocturnas, quedando
encuadrado en la excepción prevista por el art. 3, inc. a, de la ley 11544. Tampoco proceden las
horas extras durante el descanso hebdomadario. Sala IV, 29/5/1992, “Entre Ríos, Roberto, v.
Sistemas Argentinos de Seguridad S.R.L., s./Accidente”.
Personal jerárquico
En el caso de personal directivo, sólo podrá hablarse de trabajo extraordinario cuando se haya
prestado un trabajo que no estaba ni expresa ni tácitamente previsto en el contrato, y aún en esa
hipótesis la retribución correspondiente deberá ser determinada con prescindencia del criterio fijado
en el último inciso del art. 5º de la ley 11544. Sala III, 31/3/1992, “Russo, Héctor, v. Consorcio de
Propietarios del Edificio Olazábal 3650” TySS ‘00-731
El cargo jerárquico desempeñado por el actor y las funciones propias que apareja se encuentra
excluido del límite de la jornada legal en virtud de lo dispuesto por el art. 3º inc. a) de la ley 11544.
No obsta a lo decidido (en orden a la limitación contenida en el último párrafo del art. 11 del dec.
16115/33 invocado por el apelante), el desempeño adicional del actor en las labores de venta. Ello
así debido a que bajo la genérica denominación de corredores, la norma cuya aplicación pretende
el apelante también incluye dentro de las excepciones a la jornada legal, las tareas de venta que el
actor realizó accesoriamente, remuneradas exclusivamente a comisión. SCBA, 11/10/1995,
“Enriquez, Juan Alberto, v. S.A. Nestlé de Productos Alimenticios” TySS ’00-732
La circunstancia de que el art. 8 del decreto 16115/33 no mencione la palabra “supervisores” no
modifica la circunstancia de que el art. 3 de la ley 11544 se refiere al personal de dirección y
vigilancia y que aquéllos ejercen, por delegación, el poder de dirección del empleador. Para más,
tampoco es posible soslayar que los supervisores a cambio de mayor extensión en la jornada de
trabajo perciben remuneraciones mayores que las de sus supervisados, ostentan la calidad de
personal jerárquico y habitualmente se rigen por convenios propios, celebrados por sindicatos
especializados y acceden a servicios de obra social también específicos. Sala VIII, 23/12/1997,
“Nicosia, Mario, y otros v. Buenos Aires Embotelladora S.A., s./Despido”.
Las normas de la ley de jornada de trabajo y su decreto reglamentario han sido interpretadas en
forma confusa por la mayoría de la doctrina y la jurisprudencia, porque no se ha contemplado, por
lo general, el llamado principio de primacía de la realidad que obliga a aplicar las normas con
prescindencia de las denominaciones que las partes dan a sus figuras, atendiendo a lo que se da
en la realidad. Así, puede suceder que un trabajador, aunque en teoría se le asigne el título de
gerente, capataz o director, por ese solo motivo no queda incluido en la excepción de la jornada
máxima legal. Sala IV, 30/12/1991, “Carballo, Graciela, v. Pico Estrada, Luis, y otro, s./Despido”.
Cobradores, investigadores, corredores, promotores, guías de turismo
Si el actor era remunerado a comisión, su situación resulta similar a la de los corredores
remunerados a porcentaje, a los que el dec. 16115/33 exceptúa de la jornada de trabajo, lo que
veda la posibilidad de que se considere acreedor al rubro horas extras. Sala V, 27/4/1992, “Soca
Fernández, Rodolfo, v. Gallardo, Gabriel” TySS. ‘00-734
No puede interpretarse en forma amplia una norma como el art. 11 del dec. 16115/33,
reglamentario de la ley 11544 que se impone expresamente y para casos específicos, una
excepción a la duración de la jornada legal, máxime cuando el texto en cuestión sólo hace alusión
a “cobradores o investigadores de cobranzas” y “corredores”, tareas que no se condicen con las
realizadas por los accionantes, quienes se desempeñaban como “promotores o asesores
previsionales” para una AFJP. Sala IX, 30/4/1999, “Tosco, Ana y otros, v. Siembra AFJP S.A.”
TySS ‘00-734
No puede encuadrarse al guía de turismo ni como personal de dirección ni como personal de
vigilancia superior pues sólo representa a la empresa en cuanto al trato con el público en el
transcurso de los viajes. Es una figura que podría asemejarse al vendedor placista, promotor o bien
personal destinado a la “atención al público”. Como consecuencia, no se encuentra comprendido
en las excepciones contempladas por la ley 11544, art. 3, inc. A) y en el decreto 16115. Sala II,
22/2/2001, “Rodriguez, Carlos, v. Viajes ATI S.A., s./ Despido”
La excepción prevista en el art. 11 de la ley 11544 respecto de los cobradores, investigadores o
corredores remunerados exclusivamente a comisión debe entenderse dirigida a todos aquellos que
se encuentran en condiciones de decidir por sí mismos en qué momento han de trabajar y con qué
intensidad han de hacerlo, en tanto el empleador no tiene modo eficaz alguno de controlar esas
decisiones. Sala III, 30/4/1999, “Copani, Graciela Yolanda, v. Dignitas A.F.J.P. S.A., s./Despido”.
Trabajo intermitente
El art. 12 del dec. Ley 16115/33, que trata específicamente de los trabajos calificados como
“intermitentes”, no define el término sino que remite a los reglamentos especiales para cada
industria, rama de industria, comercio u otra actividad característica, tomando en consideración la
índole del servicio, la naturaleza del trabajo, que no exija un esfuerzo, atención o dedicación
permanente, o finalmente, la función de vigilancia que tengan confiada, circunstancias –las dos
últimas- configurativas del trabajo de vigilador o sereno. Sala VIII, 29/11/1991, “De Vera, Mariano
H. v. Cons. De Prop. del Ed. Av. Federico Lacroze 1935” TySS ‘00-733
Si bien las resoluciones dictadas por el ex Departamento Nacional del Trabajo del 25/1/37 y del
1/3/39, aclaradas por la res. 146/45, autorizando jornadas de 12 horas cuando la ejecución de
tareas requiere la acción de mera presencia o estadía en el lugar confiado a su custodia, se
refieren a serenos de establecimientos industriales o comerciales, el trabajo prestado por quien
cumple tareas de vigilancia nocturna en un edificio, es el mismo, por lo que cabe concluir que está
excluido de la jornada común de 8 horas diarias o 48 horas semanales. Sala VIII, 29/11/1991, “De
Vera, Mariano H. v. Cons. De Prop. del Ed. Av. Federico Lacroze 1935” TySS ‘00-733
El art. 11 del decreto 16115/33 contiene una enumeración meramente enunciativa de ciertos
supuestos de aplicación de la excepción general y permanente a la regla del art. 1 de la ley 11544,
establecida por el art. 3, inc. a, de la misma ley. Es inequívoco que el art. 11 ya expresado no
establece quiénes son los empleados de dirección y vigilancia a las que alude el art. 3 de la ley que
reglamenta, sino que, los que enumera, están comprendidos en esa clase, lo que no importa la
exclusión de otros (cfr. sala III, “Galdón, Gregorio, y otros v. Espol de Rubén A. Preve”,
30/11/1976), entre los cuales se encuentran los serenos y porteros, hasta el punto que, vigente el
decreto 16115/33, el Departamento Nacional de Trabajo dictó dos resoluciones regulatorias de la
jornada de los serenos nocturnos e industriales (2/1/1937 y 2/3/1939), que la Secretaría de Trabajo
y Previsión aclaró mediante la resolución 146/45, fijando una jornada máxima de 12 horas. Sala VI,
9/12/1996, “Gómez, Severo, v. Vademecun S.A., s./Despido”.
Trabajo por equipos
En el caso del trabajo por equipos, la ley 11544 ha previsto una manera distinta de medir la
jornada, autorizando que la diaria de ocho y la semanal de cuarenta y ocho, puedan ser ampliadas
siempre que en un período de tres semanas el promedio no exceda de aquéllas (art. 3º inc. b). El
sistema aparece reiterado en el decreto reglamentario al establecer un máximo de ciento cuarenta
y cuatro horas –que no es otra cosa que computar tres semanas de cuarenta y ocho cada una en
dieciocho días laborales- ya que en cada semana hay seis días laborales y un tope semanal de
cincuenta y seis horas (art. 2º. Dec. 16115/33). Lo que la ley quiere es que se considere no un tope
diario o semanal de ocho o cuarenta y ocho horas, sino que se tome en cuenta un lapso de tres
semanas, es decir de veintiún días y que en él haya un promedio de ocho horas diarias o semanal,
o cuarenta y ocho semanales, con un tope de cincuenta y seis horas y otro de ciento cuarenta y
cuatro para el ciclo de tres semanas. Ctrab. Sala VI, Córdoba, 16/9/1993, “Argüello, Arturo y otros,
v. Corporación Cementera Argentina S.A.” TySS ‘00-735
Desde que el fundamento de la decisión empresarial de organizar la labor por turnos rotativos es
irrelevante, bastando la apreciación subjetiva de la conveniencia (art. 202, LCT.), las retribuciones
de dicha jornada, incluido el cómputo de trabajo nocturno, al ser considerada una excepción,
conlleva la exclusión del régimen de remuneración complementaria en la medida en que se respete
el promedio al que alude la ley 11544 en su art. 3, inc. b. Sala II, 22/8/1994, “Arias, Albino, v.
Editorial Atlántida S.A., s./Cobro de salarios”.
Si los trabajadores comprendidos en la excepción que establece el art. 3, inc. b, de la ley 11544,
cumplían una jornada superior a la establecida en dicha norma, tal circunstancia implica un
comportamiento antijurídico de la empleadora, pasible de sanción, aun en el caso de que dichas
horas extraordinarias fueran remuneradas. El exceso del límite horario y el compromiso al módulo
de descanso compensatorio en modo alguno pueden considerarse preservados mediante la
concesión de un resarcimiento en dinero, porque tal extremo se opone al principio receptado en
todo el régimen de la LCT., arts. 4, 197 y 207. Sala II, 17/7/1992, “Combustibles Nucleares Arg. v.
M. de T., s./Sumario”.
4) Jornada nocturna. Jornada de trabajo mixta
Prevista por el convenio colectivo una jornada máxima de 7 horas, con un máximo de 42 horas
semanales, corresponde el pago de 48 minutos extra cuando el horario es de 0 a 7 horas de lunes
a sábados, porque se alternan 6 horas nocturnas (de 0 a 6 horas) –por las que corresponde reducir
proporcionalmente la jornada en 8 minutos por cada hora o pagar el exceso-, con una hora diurna
(de 6 a 7 horas). Sala X, 7/2/1999, “Molfese, Angel A. y otros v. Cleaning Service S.A. s./
Diferencias de salarios” TySS ‘00-622
Si al adicionarse los 8 minutos por cada hora nocturna la jornada mixta supera las 8 horas sin
alcanzar las 9, de manera que la semanal es inferior al límite de 48, no existe el derecho al cobro
de horas extras. Sala V, 10/12/1991, “Román, Ramón Aurelio, v. Club Hípico Argentino” TySS ‘00730
Si no se acreditó que los actores hubiesen cumplido tareas más allá del horario asignado (trabajo
extra o prolongado), la sola circunstancia de que su prestación se desarrollara parte en horario
diurno y parte en horario nocturno no justifica el reclamo del pago con recargo; máxime si se tiene
en cuenta que en el caso específico se compensaba tal circunstancia con la reducción del lapso a
7 horas. Corte Sup., 2/4/1991, “Escobar, Facundo, v. Trasportes Olivos S.A.C.I.F.”.
El cómputo de las horas nocturnas como una hora y ocho minutos tiene exclusivamente por objeto
la determinación de una jornada que no sobrepase el límite legal. En tal sentido, si el conjunto de
horas diurnas y nocturnas no sobrepasa las ocho horas diarias ni las 36 horas semanales (7 horas
8 minutos diarios), no corresponde el pago de adicional alguno; admitir lo contrario implicaría la
existencia de una retribución especial para el trabajo nocturno, cuando no surge de la ley ninguna
distinción al respecto con las tareas desarrolladas en horario diurno. Sala IV, 27/10/1995, “Yapura,
Edmundo, v. Edelim S.C.A., s./Diferencias salariales”.
La sola circunstancia de que se hubiese prestado el trabajo parte en horario diurno y parte en
horario nocturno no justifica el reclamo de los 8 minutos de recargo cuando, como en el caso, el
trabajo efectivo duró solo 7 horas por jornada, no superando el patrón de medida que es la jornada
máxima legal de 8 horas diarias para la jornada mixta, art. 9, p. 2, decreto 16115/33, o establece
con relación al trabajo nocturno el art. 200, LCT. Sala III, 31/5/1996, “Guzmán, Juan, v. Roun
S.R.L., s./Despido”.
El cómputo de las horas nocturnas como 1 hora 8 minutos, tiene exclusivamente por objeto la
determinación de una jornada que no sobrepase el límite legal, es decir, tiene en miras razones
estrictamente higiénicas. Por lo tanto, si el conjunto de horas nocturnas y diurnas no sobrepasa las
8 horas o 9 en el caso, no corresponde el pago de adicional alguno. Dicho en otros términos, no
existe un adicional especial para el trabajo nocturno. Sala II, 28/5/1996, “Leiva, José, v. Cleaning
Service S.A., s./Despido”.
5) Jornada insalubre
El fundamento de la jornada reducida para el trabajo insalubre es la protección de la salud del
trabajador, resultando así una jornada rígida, o sea que no admite extensión más allá del tope legal
(seis horas diarias o treinta y seis semanales; art. 200 LCT). No cumplido este recaudo se está
frente a un supuesto de trabajo prohibido (art. 40 LCT), pero esta prohibición siempre está dirigida
al empleador y, por lo tanto, es éste quien debe afrontar las consecuencias normales de la
prestación cumplida por el dependiente, por ejemplo el pago de salarios con recargo desde que en
ningún caso se podrán afectar los derechos adquiridos por el trabajador en el curso de la relación
laboral (art. 43 LCT). SCBA, 31/3/1992, “Salazar, Victorino y otro, v. Industrias Galvanizadoras y
afines” TySS ‘00-730
El trabajador que expone una pretensión fundada en el carácter insalubre de su tarea o de las
condiciones en que las realiza, debe citar la norma preexistente, genérica o específica, declarativa
de la insalubridad pretendida, siendo improcedente la pretensión de que la misma sea efectuada
“ad hoc” por vía de sentencia judicial. Sala VI, 7/2/1994, “Agüero Passi, Mario O., v. Transp.
González Hnos. y otro” TySS ‘00-728
No discutido en autos que durante todo el tiempo de la relación laboral el peticionante se
desempeño “…en lugares o ambientes declarados insalubres por la autoridad nacional
competente” (art. 1º, inc. f, dec. 4257/68), aparece como arbitraria la decisión administrativa que
pretende reconocer como privilegiados solamente los servicios prestados a partir de la declaración
de insalubridad, ya que quien con anterioridad se venía desempeñando en ese ambiente tiene
pleno derecho a que se le reconozcan como tales por todo el tiempo en que allí cumplió tareas.
CNSeguridad Social, Sala I, 29/10/1993, “Insaurralde, Roque, v. Caja Nacional de Previsión para la
Industria, Comercio y Actividades Civiles” TySS, ‘00-729
Las normas legales y reglamentarias sobre jornada insalubre son de orden público y tiene el
exclusivo objeto de imponer un límite absoluto a la duración de la jornada total o parcialmente
insalubre, y así deben interpretarse las disposiciones de la ley 11544, pues en el art. 3 sólo se
prevé qué personal estará excluido de la jornada normal prevista en el art. 1º de dicha norma, pero
no dice que tales excepciones regirán también en los supuestos previstos en el art. 2º, que
comprende precisamente la jornada de trabajo en ámbitos insalubres. Sala VII, 27/3/1996,
“Collazo, Alberto, v. Iggam S.A.” TySS ‘00-729
Si bien el art. 200 de la LCT, supedita la existencia de la insalubridad a la expresa declaración
previa del Ministerio de Trabajo, ello no obsta a que las partes colectivas pacten una reducción de
la jornada máxima legal en los términos del art. 198 de dicha ley y en atención a las características
de las tareas. Sala V, 30/6/1992, “Recalde, G., v. Silicorp S.A.” TySS’ 00-730
La problemática relativa a los temas vinculados con la salud del hombre trabajador hay que
resolverla sin una exégesis ad litteram del art. 200 de la LCT., y conferir a la norma en análisis un
contenido necesariamente amplio y por ende comprensivo del supuesto analizado en esta causa, o
sea a aquel en que el acto administrativo desconoce la existencia de condiciones de trabajo
insalubre. La declaración administrativa correspondiente será recurrible ante los órganos judiciales
laborales de la Capital Federal, en los términos, formas y procedimientos que rijan en la misma,
para la apelación de sentencias. Cabe tener en cuenta que, en lo atinente a la revisión en sede
contenciosa de los actos administrativos emanados de autoridades nacionales, la necesaria
integración jurisprudencial del insuficiente art. 200 de la LCT. debe ser realizada teniendo en
cuenta el lugar de asiento de la autoridad administrativa respectiva. Corte Sup., 19/11/1987 (ED
1988-27).
El decreto 5755/67 declara la insalubridad requerida por el art. 2 de la ley 11544 respecto de los
establecimientos en los que se realiza la “trituración y molienda de minerales”, por lo que todos
ellos son en principio insalubres y, si el empresario pretende que, por medio de la introducción de
procesos de trabajo o elementos de protección ha eliminado los factores nocivos que fundamentan
la aplicación del régimen de insalubridad, puede solicitar su exención de dicho régimen a la
autoridad administrativa de aplicación de la legislación del trabajo. Sala VII, 27/3/1996, “Collazo,
Alberto, v. Iggam S.A., s./Diferencia salarial”.
Si bien el art. 200 de la LCT. en su tercer párrafo expresa que “la insalubridad no existirá sin
declaración de la autoridad de aplicación, con fundamento en dictamen de rigor científico”, la Corte
Sup., a partir del caso “Aphelhans y otros v. J. C. Sieburger” (20/9/1967, p. 265) estableció que no
es la resolución la que constituye al trabajo insalubre, sino que este hecho se determina en forma
objetiva mediante la inspección. Por lo tanto, los efectos de la declaración respectiva deben correr
a partir del momento en que se efectuó dicha inspección que puso en marcha el procedimiento de
determinación administrativa de las condiciones de trabajo. Sala II, 20/8/1992, “Almirón, Ramón, v.
E. Romano y Cía., s./Diferencias salariales”; y sala III, 20/12/1990, “Fórmica, Antonio, v. ELMA,
s./Cobro de pesos”.
Las referencias indicadas en el art. 200, LCT., al establecer el recurso judicial respecto de
resoluciones del Ministerio de Trabajo que resuelven cuestiones vinculadas con el régimen de
insalubridad ambiental, permiten concluir, sin duda, que la Cámara Nacional de Apelaciones del
Trabajo es el órgano ad quem cuando se trata de actuaciones relativas a establecimientos
ubicados en territorio de la Capital Federal, pero no las que afecten a establecimientos radicados
en otros lugares, en las que deberá declararse incompetente. Sala VI, 30/6/1986, “Dirección
Nacional de Higiene y Seguridad en el Trabajo: Ref. inspección en SOMISA”.
6) Pausas en la jornada
No corresponde un recargo salarial por el mero hecho de haber prestado servicios en el tiempo
comprendido en el lapso que el art. 197 LCT determina como pausa mínima de 12 horas de
prohibición de trabajar entre la finalización de una jornada y el comienzo de la siguiente, desde que
la regla del art. 201 del mismo cuerpo legal rige para el trabajo suplementario y no para el
meramente prohibido. SCBA, 24/8/1993. TySS’00-728
Debe remunerarse la pausa de media hora cumplida en el curso del horario continuado de trabajo
–durante la que los trabajadores no prestan servicios ni permanecen en su lugar de tareas y en la
que descansan o comen pero no pueden salir del establecimiento- ya que constituye “un período
de inactividad a que obliga la prestación contratada” (art. 197, 2º párr. LCT) por tratarse de un
horario diagramado por el empleador fundado en necesidades y conveniencias de la empresa que
responde a un requerimiento de la función vinculado con el mejor desempeño en cuanto a la
capacidad de producción de los operarios en su labor diaria. SCBA, 31/7/1990, “Valdez, Leopoldo y
otros, v. Finexcor S.A.” TySS ‘00-728
Los descansos otorgados dentro de la jornada laboral —en el caso, “pausa para alimentación”— no
integran la misma y por lo tanto no devengan remuneraciones; sin perjuicio de que determinados
convenios colectivos los contemplen expresamente. Sala VIII, 11/9/1992, “Romero, Ángel Carlos, v.
E.F.A., s./Diferencias se salarios”.
No integran la jornada de trabajo los lapsos intermedios en los que el trabajador tiene la libre
disponibilidad de su tiempo. Tal afirmación no se contrapone con lo expresado en el párrafo 2 del
art. 197, LCT., en tanto éste debe entenderse referido a aquellas hipótesis en las que la efectividad
de la pausa o reposo corresponde a un diseño técnico impuesto por el empleador, ya sea por fines
higiénicos o de conveniencia del desarrollo de la tarea, pero excluyendo la efectiva disponibilidad
por parte del trabajador del tiempo de la misma, o sea que se configura la denominada pausa de
reposo. Sala II, 22/10/1990, “Maldonado, Jorge, v. Frigorífico Bs. As. S.A.I.C.A.A. y F.”.
7) Horas extras.
Prueba
La prueba del desempeño en horas extras, a cargo del trabajador, debe ser terminante y asertiva,
en razón de tratarse de prestaciones totalmente excepcionales y ajenas al desenvolvimiento común
del contrato de trabajo, resultando insuficientes las presunciones. Sala I, 31/3/1998, “Iglesias, Jorge
N., v. Panter S.R.L. y otros” TySS ‘00-737
No hay una norma legal que establezca que la valoración de la prueba de las horas extraordinarias
deba ser realizada con mayor estrictez, o que la convicción que arroje la prueba producida deba
ser más contundente que para cualquier otro hecho litigioso. Sala X, 17/7/2001, “Liewiski, Laura S.
v. Juncadella S.A. s. despido”
Cuando se trata de establecimientos de funcionamiento ininterrumpido, como ocurre en el caso de
un sanatorio, deviene particularmente grave la obligación de registrar los horarios y las horas
extras del personal, deber legal éste que viene especialmente impuesto por el art. 6º de la ley
11544. Sala VII, 29/11/1996, “Jurincec , Mirna Ivana, v. Sanatorio Anchorena S.A.” TySS ‘00-739
El trabajo realizado en horas suplementarias, como dato de la realidad, puede ser demostrado por
cualquier medio de prueba, presunciones y pericia contable, entre otros (del voto del Dr. Capón
Filas, por la mayoría). Sala VI, 11/11/1998, “Abud, Mirta, v. Mart S.A.”.
Pago
La falta de autorización expresa para realizar horas extras no puede oponerse al crédito por su
cumplimiento, si éste se debió a una orden del titular del organismo donde se desempeñaba el
actor –en el caso, se implementó una nueva diagramación de horarios que trajo aparejado un
incremento en la jornada legal que debía satisfacer-, pues lo contrario importaría consagrar un
beneficio para la Administración derivado de su negligencia, así como una sanción para quien se
limitó a cumplir con su deber. TS Córdoba, Sala contencioso administrativa, 18/8/2000, “Zapata,
Benito A., v. Provincia de Córdoba” 2001- A. 852
La calidad de vendedor remunerado a comisión no excluye la obligación por parte del principal de
remunerar el trabajo realizado en exceso de la jornada máxima legal. No corresponde compensar
el tiempo invertido en exceso con las mejores comisiones obtenidas. Para más, en el caso
concreto, el vendedor debía permanecer en el lugar de trabajo y someterse a un estricto control
horario por parte del empleador. Sala II, 31/5/1999, “Parra, Carlos, v. Dabra S.A., s./Despido”.
La ley 21297 no excluye la posibilidad de que las convenciones colectivas establezcan la jornada
de trabajo, por lo cual si en ellas se pacta una menor a la legal y en base a ello se establece la
remuneración, todo el trabajo prestado en exceso de la misma corresponde que se retribuya como
extraordinario (conf. Cám. Nac. Apel. Trab., sala II, sent. 59.419 del 30/4/1987 in re “Macedo,
Liberato, y otra v. Cía Fabril”). Sala X, 17/2/1999, “Molfese, Ángel, y otros v. Cleaning Service S.A.,
s./Diferencias de salarios”.
Si en el convenio colectivo aplicable se ha establecido que las horas que excedan la jornada,
aunque ésta sea inferior a la máxima legal, se liquiden como extras, así deberá procederse,
resultando indiferente la doctrina emanada del plenario “D,Aloi”. Sala III, 9/10/1997, “Abregu, Pablo,
y otros v. Club de Gimnasia y Esgrima, s./Diferencias de salarios”.
Mediante el art. 21 del C.C.T. 160/75 las partes establecieron una determinada forma retributiva del
exceso de la jornada convencional reducida aun cuando no superase la máxima legal, siendo
inaplicable a los trabajadores comprendidos en la misma la doctrina del plenario 226 “D’Aloi v.
Selsa S.A.”, pues en ella no se resolvió la incidencia que podría revestir la existencia de una
previsión expresa en el contrato individual o en el convenio colectivo acerca del pago con
sobretasa salarial del exceso de la jornada menor a la legal, sino que se examinaron aquellos
casos de jornada reducida sin previsión como la aludida, y su tratamiento remuneratorio por el
régimen general de la LCT. y ley 11544. Sala V, 18/4/1985, “Robledo, Antonio, v. Club Atlético
Obras Sanitarias de la Nación Asoc. Civil”.
La doctrina del fallo plenario 226, 25/6/1981, “D’Aloi v. Selsa S.A.” no es aplicable cuando el C.C.T.
que corresponda establece una jornada reducida y se trabajan horas extras por encima de dicho
tope máximo. En dicho plenario no se contempló este supuesto, pero es conveniente recordar que
en los casos en que el C.C.T. fija una jornada máxima, al igual que el tope legal establecido por la
ley 11544, nos encontramos ante una norma imperativa que se impone a las partes del contrato de
trabajo. Sala I, 31/8/1994, “Fretes, Elías, v. Club Gimnasia y Esgrima, s./Diferencias salariales”.
Si el actor estaba excluido de la jornada legal establecida por la ley 11544, el pago realizado por la
demandada por el concepto “horas extras” sólo resulta compatible con una actividad voluntaria de
su parte. En consecuencia, ello basta para desestimar la pretensión del trabajador de percibir la
incidencia de las diferencias salariales reconocidas, en la medida en que las horas extras pagadas
lo fueron de manera voluntaria, y tal acto es la medida y tope de su exigibilidad. Sala III,
29/12/1992, “Boscato, Jorge, v. Techint Cía. Técnica Internacional S.A., s./Diferencias salariales”.
El descanso hebdomadario de las panaderías se encuentra regido por el decreto 16117/33 que
establece que las mismas “podrán estar abiertas al público durante la tarde del sábado y el día
domingo”. En consecuencia, las horas trabajadas durante los días sábados y domingos se
computan como normales. Sala I, 31/3/1997, “Ayala, Sinfronio, v. Arias, Julio, s./Despido”.
8) Poder de policía. Sanciones
No puede ejercerse la facultad sancionadora cuando el hecho punible está sujeto a razonables
dudas en cuanto a dicho carácter, motivadas en la falta de aplicación efectiva y su difícil
conocimiento a priori. Tal el caso de las normas que requerían autorización previa del Ministerio de
Trabajo para la realización de horas suplementarias, las cuales han caído en desuso de acuerdo a
la práctica del horario continuo y la modernización de las costumbres laborales. Sala I, 10/10/2000,
"Ministerio de Trabajo v. Republic National Bank of New York s./ Sumario"
Las atribuciones de los inspectores ministeriales en materia sancionatoria no pueden aplicarse en
los casos en que resulte controvertida la inteligencia de una norma, sea en cuanto a su validez,
vigencia, existencia o interpretación. Sala V, 29/6/2001, “Ministerio de Trabajo v. Banco Macro
Misiones SA s./ sumario”
DESCANSOS, FERIADOS, VACACIONES Y LICENCIAS
1) Feriados y días no laborables
Salvo norma convencional en contrario, los trabajadores mensualizados no tienen derecho al cobro
de salarios diferenciales por día feriado, a no ser que lo hubiesen trabajado. Sala V, 29/6/2001,
“Ministerio de Trabajo v. Banco Macro Misiones S.A. s./ Sumario”.
En el régimen de los arts. 166 y siguientes de la LCT. el trabajador remunerado con frecuencia
mensual no presta servicios durante un feriado, pero igualmente lo percibe, incorporado a su
sueldo. No existe norma ni interpretación razonable de las que al tema se refieren, que autorice a
descontar el salario de un día en esas condiciones. Sala VIII, 19/2/1999, “Reynoso, Alejandro, v. La
Churrasquita S.A., s./Despido”.
2) Descanso diario
La circunstancia de que los guías de turismo permanezcan a disposición de los pasajeros durante
los viajes (punto k del Reglamento para Guías de Turismo de Viajes Ati S.A.) no implica que el
trabajador no tenga tiempo de descanso o tiempo usado en su propio provecho luego de
terminadas sus actividades específicas. Sala II, 10/5/1999, “Pérez Luque, Guillermo, v. Viajes ATI
S.A. y otro, s./Despido”.
3) Descanso semanal
Si el trabajador –en el caso, mucama de hotel- no hizo uso del derecho previsto en el art. 207 de la
ley 20744, de tomarse por su cuenta con la debida comunicación los días de descansos no
gozados, pierde el derecho a reclamar el 100% de recargo sobre el salario habitual de aquellos
días, pues de lo contrario se desvirtúa la finalidad que persigue la institución y las normas sobre
descanso. CTrab. Córdoba, Sala II, 9/2/2000, “López de Maamonde, Marta A. v. Hotel Macondo y
otro”.
La prestación de trabajo durante el descanso hebdomadario, para el personal que se halla
comprendido en las excepciones establecidas en el art. 3, inc. a, de la ley 11544, no da derecho a
la retribución extraordinaria, sino que difiere la concesión del descanso a otro momento de la
semana, ordinariamente previsto y reglamentado mediante la norma que establece la excepción y
que se ha denominado compensatorio, debiendo su extensión ser igual a la del descanso que se
ha visto privado de gozar el trabajador y su omisión tampoco puede ser compensada en dinero.
Sala II, 22/6/1999, “Espinoza, Eduardo, v. Carrefour Argentina S.A., s./Despido”.
El descanso semanal o anual tiene carácter higiénico y es incompatible con la posibilidad de ser
compensado en dinero. Sala II, 2/6/1999, “Espinoza, Eduardo Dalmiro, v. Carrefour Argentina,
s./Despido”.
La prestación habitual de trabajo durante el descanso hebdomadario merced a la concesión de una
excepción de carácter general y permanente difiere la concesión del descanso a otro momento de
la semana, ordinariamente previsto y reglamentado y de igual extensión al descanso omitido. Sala
II, 22/6/1999, “Espinoza, Eduardo Dalmiro, v. Carrefour Argentina, s./Despido”.
Si el trabajador no hizo uso del derecho previsto por el art. 207, LCT., en el sentido de tomarse por
su cuenta, con la debida comunicación, los días de descanso no gozados, pierde el derecho a
reclamar el 100 % de recargo sobre el salario habitual de aquellos días, pues de lo contrario se
desvirtúa la finalidad higiénica que persiguen las normas sobre descanso. Sala V, 14/2/1992,
“Orellana, Luis, v. Organización Clearing Argentino S.A., s./Despido”.
Si la prestación de servicios se realizó en días sábados después de las l3 hs., domingos o feriados,
pero sin superar el límite legal que prescribe el art. 1 de la ley 11544, el trabajador no tiene derecho
a reclamar los recargos establecidos por el art. 201 de la LCT., sino el goce del descanso
compensatorio de la misma duración (art. 204 de la LCT.). Sala VIII, 12/4/1989, “Serres, Arturo, v.
Romero Osvaldo”.
4) Liquidación de licencias y vacaciones
El método previsto por los arts. 155 y 208, LCT., a los fines de liquidación de licencias y vacaciones
tiende a homogeneizar los valores de las retribuciones variables del lapso anterior a dicho cálculo,
mediante el recurso de los promedios, porque su presupuesto constituye la observación de que los
valores se modifican al compás de los aumentos nominales de salarios con los que se procura
responder a los procesos inflacionarios. Pero esto no implica que los valores tenidos en cuenta
para promediar, deban ser actualizados pues no hay norma vigente que así lo determine. Sala VI,
17/7/1992, “Padín, Alfredo, v. Elma S.A., s./Diferencias salariales”.
El art. 155, inc. a, de la LCT. establece que a fin de determinar la remuneración que debe percibir
durante el período de vacaciones el trabajador remunerado con sueldo mensual, debe dividirse por
25 el importe de aquel sueldo, criterio que corresponde aplicar para determinar el salario diario del
empleado. Del inc. d surge, a su vez, que se “entenderá integrando la remuneración del trabajador
todo lo que éste perciba por trabajos ordinarios o extraordinarios, bonificaciones por antigüedad y
otras remuneraciones accesorias. No puede pretenderse, en consecuencia, la exclusión del
adicional por asistencia, las horas extraordinarias o el premio a la productividad. Si las propias
normas de la LCT. expresamente contemplan la liquidación de las formas variables de salarios y
otras remuneraciones accesorias a los efectos del cálculo de los salarios por accidentes y
enfermedades inculpables (art. 208, LCT.), no puede invocarse una norma convencional que
recorte el concepto de remuneración legal sin colocar a la propia convención fuera del marco legal”
(art. 6 de la ley 14250). Sala IV, 23/6/1997, “Satalia, Domingo, v. ENTEL, s./Diferencias de
salarios”.
No corresponde pagar el SAC sobre la indemnización por vacaciones no gozadas pues aquel
concepto es un porcentaje sobre las remuneraciones (art. 121, LCT.) y el rubro establecido por el
art. 156, LCT., es una indemnización. Siendo así, el salario base se liquida conforme las
previsiones del art. 155, LCT., que, en el caso de los trabajadores mensualizados, sólo habla de
dividir por 25 el sueldo (inc. a). Las vacaciones no gozadas tienen carácter indemnizatorio, pero a
tenor del art. 156, LCT., no hay duda respecto a que la base resarcitoria incluye la equivalencia del
SAC, pues la ley se refiere al “salario correspondiente” al período de descanso proporcional a la
fracción del año trabajado. Así pues, siendo el SAC un salario diferido que integra la remuneración
del trabajador, procede considerarlo para la determinación de las vacaciones no gozadas. Lo
contrario significaría premiar al empleador eximiéndolo de su pago cuando el contrato de trabajo se
extingue por cualquier causa. Sala IV, 4/11/1996, “Fernández, Teresa, v. Sanatorio Güemes S.A.,
s./Despido”.
5) Vacaciones
El período de conservación del puesto, una vez finalizada la licencia paga por enfermedad
inculpable, genera derecho a vacaciones cuyo cumplimiento se posterga. Pero no puede el
trabajador injuriarse ante la falta de pago de tales vacaciones, en los términos del art. 156 de la
LCT., pues el contrato no se había extinguido y sólo se encontraban suspendidos algunos de sus
efectos (prestación de servicios por parte del trabajador y pago de salarios por parte de su
empleador). Sala III, 12/8/1999, “Sotelo, Juan, v. Limpiolux S.A., s./Despido”.
Si en los primeros meses de la enfermedad el trabajador goza de una licencia legal remunerada, al
vencer el plazo de ésta se inicia otra, sin goce de salarios pero equiparable a la anterior en cuanto
a sus restantes efectos. Uno de esos efectos es la generación del derecho a vacaciones, que si
bien se adquiere por medio de la prestación de servicios, en proporción al tiempo trabajado, se
mantiene en algunos casos sin ella, ya que el art. 152 de la LCT. dispone claramente que se
“computarán como trabajados los días en que el trabajador no preste servicios por gozar de una
licencia legal o convencional, o por estar afectado por una enfermedad inculpable o por infortunio
en el trabajo o por otras causas no imputables al mismo”. En síntesis, la enfermedad genera
derecho a vacaciones sin limitación alguna y en las mismas condiciones que el trabajo efectivo.
Sala III, 30/9/1997, “Suvercase, Adriana, v. Gador S.A., s./Despido”.
La enfermedad genera derecho a vacaciones sin limitación alguna y en las mismas condiciones
que el trabajo efectivo. En cuanto al modo de ejercer ese derecho, es necesario tener en cuenta
que la finalidad de las vacaciones es distinta de la que motiva la protección legal de la enfermedad:
la ley busca que el trabajador, sano y en condiciones de trabajar, disponga libremente de algunos
días del año para descansar fisíca y mentalmente, para disfrutar plenamente de la vida familiar y el
esparcimiento general. Por tal razón, debe admitirse la postergación de dicho cumplimiento sin
privar por ello al trabajador de su derecho. Sala III, 29/11/1995, “Valverde, José, v. Trasporte
Automotor Varela S.A., s./Accidente”.
Las fracciones de tiempo trabajado inferiores a 20 días hábiles no originan derecho alguno en
concepto de vacaciones. Corte Sup., 11/12/1986.
La trabajadora tiene derecho a gozar fuera de los plazos previstos en los arts. 154 y 157, LCT., las
vacaciones que no pudo tomar por superponerse con su estado de excedencia; esta solución es la
que mejor armoniza la finalidad y vigencia de ambas instituciones. Sala II, 20/2/1986, “Palmieri,
Josefa María, v. Aerotrasporte Entre Ríos S.R.L.”.
En el caso de personal eventual que presta servicios en forma ocasional y esporádica, si no es
posible el otorgamiento de la licencia en especie, nada obsta el pago en la forma prevista en el art.
156, LCT., cuando aparece cumplido el plazo de 20 días que exige el art. 153, LCT. Sala II,
30/4/1992, “Gutiérrez, Cipriano, v. Claridge Hotel S.A., s./Despido”.
La LCT. prevé plazos específicos para disponer el goce de licencia por vacaciones, por lo que, si la
empleadora viola el plazo estipulado por el art. 154, el trabajador debe hacer uso de su licencia en
forma total dentro del plazo previsto por el art. 157 de dicha normativa. La licencia por vacaciones
tiene una finalidad higiénica y, en consecuencia, las partes no pueden disponer ni su
fraccionamiento ni su goce fuera del período expresamente estipulado, por lo que el trabajador no
puede ausentarse de su trabajo alegando un derecho en base a una costumbre que vulnera el fin
mismo de dicha institución. Sala VIII, 27/10/1997, “Lavenia, Horacio, v. La Delicia Felipe Fort S.A.”
(DT 1998-A-726).
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