1º Domingo de Adviento. Ciclo B. domingo 27 de noviembre de 2011 Is 63, 16b-17. 19b; 64, 2-7 1 Cor 1, 3-9 Mc 13, 33-37 “Tu, Señor, eres nuestro padre, nuestro Redentor” “En el día de la venida de nuestro Señor Jesucristo” “Tengan cuidado y estén prevenidos” Evangelio En aquél tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento. Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela. Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos. Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!». Comentario El tiempo litúrgico de Adviento La liturgia de la Iglesia, comienza este domingo un nuevo tiempo litúrgico, llamado Adviento, y un nuevo ciclo de Lectura, que corresponden al ciclo B. Dicen las normas universales sobre el año litúrgico que: “El tiempo de Adviento tiene dos características: es a la vez un tiempo de preparación a las solemnidades de Navidad en que se conmemora la primera Venida del Hijo de Dios entre los hombres, y un tiempo en el cual, mediante esta celebración, la fe se dirige a esperar la segunda Venida de Cristo al fin de los tiempos. Por estos dos motivos, el Adviento se presenta como un tiempo de piadosa y alegre esperanza” El adviento, del latín “adventus”, que significa venida, es uno de los tiempos fuertes de la liturgia y rico en textos bíblicos. Como el tiempo de cuaresma, el sacerdote viste también ornamentos color violeta o lila, para marcar la exigencia cristiana de conversión y preparación de estos días, encaminados a la celebración festiva de la Navidad. Las indicaciones del calendario litúrgico aclaran lo siguiente: “Las celebraciones deben ser más sobrias que lo habitual…el altar puede adornarse con flores y puede tocarse música instrumental, pero ambas cosas, con mayor moderación que durante el resto del año”. El adviento presenta cuatro domingos, el tercero es llamado domingo “gaudete”, (que significa alégrate) donde está permitido utilizar ornamento color rosado. Se puede hablar de dos partes del Adviento: 1º- Del primer domingo al 16 de diciembre; con un marcado carácter escatológico, mirando a la venida del Señor, al final de los tiempos. 2º Del 17 al 24 de diciembre; orientado más explícitamente a la venida pronta de Jesús en la Navidad. A partir de ese día, aparecen en el rezo de la liturgia de Vísperas, que sería oportuno celebrarla con los fieles, las llamadas antífonas “O”, puesto que todas ellas empiezan por la invocación “Oh”, seguida de un título alusivo a Cristo: El día 17: Oh, Sabiduría; el 18: Oh, Adonai; el 19: Oh, Renuevo del tronco de Jesé; el 20: Oh, llave de David; el 21: Oh, Sol que nace de lo alto; el 22: Oh, Rey de las Naciones y deseado de los pueblos; el 23: Oh, Emanuel, Rey y Legislador nuestro. Los personajes y testimonios bíblicos que nos acompañan, como intercesores, modelos de vida, y referentes de preparación a la Navidad son básicamente: el profeta Isaías, en la primera lectura, San Pedro y San Pablo, en la segunda lectura; San Juan Bautista y Santa María, en los evangelios. También es propio de este tiempo preparar la corona de Adviento. Al respecto el calendario litúrgico de la Conferencia Episcopal Argentina indica: “La corona de Adviento es un signo muy popular de este tiempo sin ser litúrgico en sentido estricto, y no es obligatoria. Es costumbre que en esta corona se coloquen cuatro cirios. Debe procurarse que la corona esté colocada estéticamente pero en ningún caso puede resaltar más que el altar, el ambón o la sede. Las velas de la corona de Adviento pueden encenderse sucesivamente en cada uno de los cuatros domingos, ya que al inicio de la Misa dominical después del saludo inicial del sacerdote, o bien, donde se celebren, antes de las Primeras Vísperas del Domingo. Durante la semana, tanto en la Misa como en Laudes y Vísperas, pueden estar encendidos los respectivos cirios iluminados los domingos anteriores”. Ven Señor, Jesús La primera lectura presenta la situación del pueblo delante de Dios, hace memoria de su Paternidad y bondad: “Tu, Señor, eres nuestro padre,…cuando hiciste portentos inesperados, que nadie había escuchado jamás”. Pero el pueblo reconoce su alejamiento, pecado e injusticias: “Tú estás irritado, y nosotros hemos pecado, desde siempre fuimos rebeldes contra ti. Nos hemos convertido en una cosa impura, toda nuestra justicia es como un trapo sucio”. Ante esta realidad, que puede ser la de nuestro pueblo argentino, indiferente y absorbido por el materialismo, el pueblo clama a Dios, y pide su venida: “¡Vuelve, por amor a tus servidores y a las tribus de tu herencia! ¡Si rasgaras el cielo y descendieras!”. El salmo 79, también se hace eco de este texto, y llama a Dios, su Salvador, para que intervenga y actué a favor de su pueblo: “Vuélvete, Señor de los ejércitos, observa desde el cielo y mira: ven a visitar tu vid, la cepa que plantó tu mano, el retoño que tú hiciste vigoroso”. San Pablo, en la segunda lectura, nos recuerda que tenemos que estar arraigados en Cristo, que su palabra y su gracia, hayan tocado el corazón de verdad, como las raíces de un árbol, que soporta las dificultades e inclemencias de la vida. Hoy se hace necesario vivir la fe a fondo, ante tanta dispersión y oferta religiosa, donde muchos se alejan, renuncian o reniegan de su catolicismo. Así nos moviliza el apóstol, para estar afirmados a la segunda venida del Señor: “En la medida que el testimonio de Cristo se arraigó en ustedes. Por eso, mientras esperan la Revelación de nuestro Señor Jesucristo, no les falta ningún don de la gracia. El los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de la Venida de nuestro Señor Jesucristo”. En el Evangelio Jesús, nos llama a estar despiertos siempre, que es decir estar vigilantes, atentos, prevenidos y preparados, a la visita del Señor, que puede llegar en cualquier momento, para su Venida gloriosa o en el momento de la muerte. “Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos. Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!». Este tiempo de adviento puede ser un tiempo para despertar. El grito de Dios, de preparar su venida, puede ayudarnos, como cuando alguien está profundamente dormido, y otro lo llama, a comenzar el trabajo interior, y exterior. Salir del sueño del pecado, es la primera y fundamental tarea interior, y es la primera campaña de los sacerdotes y laicos en favor de sus hermanos que pueden buenamente, venciendo la pereza, dar este paso. Al abrir los ojos, este tiempo nos invita a vivir en la esperanza, virtud y camino para salir al encuentro del Señor que viene, pero también que vino y que vendrá. Así lo decimos en la aclamación de la misa: “anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús”. Y el Señor viene a través de los hermanos, y en particular de los pobres, débiles y enfermos. Nuestro trabajo exterior, incluye la solidaridad y caridad con los más necesitados, sea en dinero, visitas, misión, alimentos, etc. De algún modo así nació ADVENIAT, institución Católica de Alemanes para ayudar después de la 2º guerra mundial a los países de Latinoamérica, como devolución a su colaboración con su patria devastada en ese momento. Que los católicos argentinos nos acostumbremos no solo a pedir sino también ahora a dar, que sería un buen signo concreto de este tiempo de Adviento. Así estaremos viviendo la vigilancia cristiana, con la luz de la fe encendida, sabiendo que Jesús, viene hoy, vino, y vendrá. Estemos DESPIERTOS. Padre Luis Alberto Boccia. Cura Párroco. Parroquia Santa Rosa de Lima. Rosario