RTV-Encefalopatia Espongiformes Transmisibles I Este número Acerca del RTV Vol. 6, No. 1 Marzo 25, 2001 ISSN 1028-4338 Números disponibles En este número: Publicaciones electrónicas Artículos e informes Encefalopatías Espongiformes Transmisibles I Generalidades Etiopatogenia Formas clínicas Enfermedad de Creutzfeldt–Jacob (ECJ) Diagnóstico Tratamiento Vías de transmisión Medidas de prevención Referencias Nota editorial Aunque las Encefalopatias espongiformes transmisibles fueron descubiertas desde hace algunos años, la opinión pública internacional se ha conmocionado recientemente ante la nueva ola de casos detectados en Europa de Encefalopatía Espongiforme Bovina, comúnmente llamada Enfermedad de las vacas locas, y su posible repercusión en la salud humana. Esta enfermedad es una de las Encefalopatías Espongiformes Transmisibles conocidas hasta el momento. La importancia del tema nos ha movido a la realización de dos trabajos que serán publicados en números consecutivos del Reporte Técnico de Vigilancia a partir del actual: Encefalopatías Espongiformes Transmisibles y Enfermedad de Creuzfeldt-Jakob (nueva variante). Encefalopatías Espongiformes Transmisibles Roxana Rodríguez Tamayo*, Ada Madariaga Urrutia** Asesor principal: Dr. Santiago Luis González. Especialista en Neurología.Director del Instituto Nacional de Neurología Generalidades Las Encefalopatías Espongiformes Transmisibles (EET) son un grupo de enfermedades que han sido descritas en animales y en el hombre. Todas tienen períodos de incubación de meses a años, aumentan gradualmente su severidad e inminentemente, en sólo unos meses, conducen a la muerte. Ninguna de ellas utiliza el sistema inmunológico de los seres humanos para infectarlo y todas causan file:///C|/Trabajo/Sitios Web/My Webs/bvs/rtv_files/rtv0301.htm (1 of 7)27/01/2006 9:45:01 RTV-Encefalopatia Espongiformes Transmisibles I degeneración del Sistema Nervioso Central (1). Desde hace unos años se han estado notificando casos en diferentes zonas de Europa, lo cual ha puesto en sobreaviso a las autoridades de salud a escala internacional. Es por estas circunstancias que este artículo pretende brindar una actualización a la comunidad científica acerca de esta letal entidad. Este conjunto de enfermedades se caracteriza por una degeneración espongiforme de la materia blanca del cerebro, además de otras alteraciones anatomopatológicas en la región encefálica de los animales y humanos que las padecen. Sus síntomas van desde trastornos en la conducta y la coordinación visual-espacial, demencia, signos extrapiramidales, ataxia cerebral y finalmente la muerte (1, 2, 3). Etiopatogenia En 1982 Stanley B. Prusiner y colaboradores, mientras investigaban el prurito lumbar o scrapie de los ovinos y caprinos infirieron que el agente causal de dicha enfermedad y posiblemente del resto de las Encefalopatías Espongiformes Transmisibles no eran virus ni siquiera otros patógenos convencionales, sino minúsculas partículas de infección proteinácea formadas por una cadena única de proteínas denominados priones, muy resistentes a la desactivación por los procedimientos para modificar los ácidos nucleicos, lo que los llevó a considerar la posibilidad de que éstos carecían de información genética en forma de ADN y ARN (3-5). Otros estudiosos del tema, sobre la base de varias interpretaciones, han planteado la posible causa viral de estas entidades, sin embargo, los argumentos y datos de aquellos que se inclinan por la teoría de los priones resultan más convincentes, pues señalan que la estructura anormal de PrPSc, tanto como una enfermedad esporádica, o sea, espontánea o mediante una mutación, es capaz de propagarse ella misma y convertir a casi toda la población de proteína normal en PrPSc por agregación sembrada (5, 6). Los priones son proteínas de una sola cadena y su peso molecular oscila entre 27 y 30 kD, presentan una resistencia atípica a las radiaciones ionizantes y ultravioletas y son inactivados a través de la esterilización en autoclave a una temperatura de 133 ºC durante 20 minutos, soluciones de hipoclorito de sodio a 16,000 ppm y soluciones alcohólicas yodadas (6). Las enfermedades causadas por ellos, son el resultado de la conversión de una línea de la proteína de prión normal o celular (PrPC) conocida como proteína de prión mutantes (PrPM), en proteína de prión infectante (PrPSc), generalmente en edades avanzadas de la vida. Cuando un prión (PrPSc) entra en contacto con una proteína PrPM la conduce a la forma torsionada y se convierte en PrPSc, proceso que generará un "efecto dominó". A pesar de que las proteínas de prión mutantes (PrPM) se manifiestan de manera congénita en animales y humanos, se ignora aún los mecanismos que favorecen la conversión edad- dependiente PrPM en PrPSc (5, 6). El poder para replicarse de estas proteínas constituye un gran enigma, al respecto algunos autores sustentan en sus teorías que las células precursoras de priones son convertidas a su forma infecciosa patológica por la acción de priones exógenos, pero esto aún necesita mayor demostración experimental (5, 7). Las últimas investigaciones han revelado que todos los mamíferos poseen de forma activa, fundamentalmente, en las células nerviosas, el gen que da las instrucciones para que se produzcan las PrPC. No obstante, normalmente este gen origina una proteína no dañina, aunque la más mínima mutación conducirá a que la PrPC se transforme en PrPSc. En este sentido, los priones se producen tanto por contacto entre las PrPC y la PrPSc como por una alteración en el mensaje genético (5, 6). Las proteínas priónicas tienen la propiedad de transformar de forma muy eficaz aquellas cadenas polipeptídicas que guardan una mayor relación estructural con ellas. Tal fenómeno ofrece una explicación de por qué ciertos priones animales pueden actuar fácilmente con las proteínas humanas, lo cual origina la aparición de una cadena de transmisión de los priones entre diferentes especies de animales y algunas un poco más distantes en la evolución como el ser humano (5, 7). La existencia de proteínas PrPSc en el tejido cerebral humano o animal demuestran la file:///C|/Trabajo/Sitios Web/My Webs/bvs/rtv_files/rtv0301.htm (2 of 7)27/01/2006 9:45:01 RTV-Encefalopatia Espongiformes Transmisibles I presencia de enfermedad priónica, lo cual puede ser empleado como un mecanismo para establecer un diagnóstico patológico. La técnica Western Blot es válida para la detección de proteínas infecciosas, pues es sensible y específica después de la digestión por proteinasa K en homogenizados cerebrales. Otro procedimiento acertado es la inmunohistoquímica, pues puede detectar las PrPSc en secciones de tejido embebido con parafina, fijado con formalina y con el uso de algunos tratamientos previos (4). Las vías de diseminación aún permanecen desconocidas, sin embargo, existen evidencias de que pudieran ser por afectación directa del Sistema Nervioso Central, a través de la migración por axones de los nervios viscerales y mediante macrófagos y plaquetas. Hasta la fecha, no se conoce a ciencia cierta la vía por la cual penetra la proteína anómala al Sistema Nervioso Central y el por qué sólo causa manifestaciones clínicas en éste y no otros órganos (7). No se tienen evidencias científicas en humanos de la transmisión por vía sanguínea, aunque esta es posible, lo único que se ha reportado es que la detección de la proteína infecciosa en sangre es hasta 10 veces menor que en el tejido cerebral. Las plaquetas al parecer están dadas a ser los elementos que juegan el papel más importante en la propagación a través de la sangre (7, 8). La transmisión vertical (madre-hijo) no ha sido confirmada todavía en los humanos, aunque se registró un caso de una niña infectada con la nueva variante de ECJ nacida de una madre afectada con la enfermedad. La transmisión horizontal, sin considerar los mecanismos de inoculación, no ocurre con mucha frecuencia (4, 5). Los priones no originan respuestas inflamatorias ni inmunológicas en el huésped, se adquieren de forma hereditaria o por ingestión de órganos contaminados, hormonas del crecimiento inyectadas, transplantes de córnea procedentes de personas infectadas. (3, 4). Formas clínicas de las Encefalopa- tías Espongiformes Transmisibles Que afectan a los animales: - Encefalopatía Espongiforme Bovina (Enfermedad de las Vacas Locas). - Scrapie o prurito lumbar de ovinos y caprinos. - Encefalopatía Transmisible de los visones. - Enfermedades crónicas de desgaste (mulas, ciervos, alces). Que afectan a los humanos: - Enfermedad de Creutzfeldt-Jacob (ECJ). - Síndrome de Gerstmann-Straussler-Scheinker (GSS)*. - Kuru. - Insomnio Familiar Fatal. - Nueva variante de la Enfermedad de Creutzfeld-Jacok (nv ECJ). - Síndrome Alpers (Encefalopatía Espongiforme en niños) Enfermedad de Creutzfeldt-Jacob (ECJ) La Enfermedad de Creutzfeld-Jacob es la más común de las EET humanas hasta ahora conocidas. Se documentó por primera vez en 1920 cuando Creutzfeld describió 2 casos y Jacob 5. Como el resto de las EET mencionadas la ECJ es un trastorno del cerebro, degenerativo y mortal que afecta por año aproximadamente a una de cada un millón de personas en el mundo y a cerca de 200 en los Estados Unidos anualmente (2, 4, 8). Los síntomas aparecen alrededor de los 60 años y la mayoría de los pacientes (el 90%) muere en el plazo de un año. En la primera etapa la enfermedad, se caracteriza por un file:///C|/Trabajo/Sitios Web/My Webs/bvs/rtv_files/rtv0301.htm (3 of 7)27/01/2006 9:45:01 RTV-Encefalopatia Espongiformes Transmisibles I cuadro de demencia progresiva dada por disminución en la capacidad mental tales como: pérdida de memoria, desorientación, confusión, cambios de comportamiento, falta de coordinación y perturbaciones visuales, puede acompañarse además de insomnio, depresión o sensaciones inusitadas. En la medida en que la enfermedad avanza, el deterioro mental se hace más profundo y pueden aparecer mioclonos, ceguera, incontinencia urinaria, debilidad en las extremidades, pérdida en la capacidad de moverse y finalmente, estado de coma. Con frecuencia los pacientes que padecen esta enfermedad mueren por complicaciones infecciosas, entre ellas, Neumonía y Sepsis generalizadas (2, 8-9). Algunos síntomas pueden ser similares a los de otros trastornos neurológicos progresivos tales como la Enfermedad de Alzheimer y de Huntington, pero la ECJ deteriora más rápidamente las capacidades de una persona que cualquiera de las enfermedades neurológicas causantes de demencia, así como produce transformaciones muy peculiares en el tejido cerebral (4, 8-9). La enfermedad puede presentarse en tres categorías principales: esporádica, genética y adquirida (4, 8,10). - ECJ esporádica: Es el tipo más común de la enfermedad y hace su aparición aunque la persona no tenga factores de riesgo conocidos a ella. Se manifiesta en el 85 por ciento de los casos. - ECJ genética o hereditaria: Cuando existe historia familiar de la entidad o se presentan exámenes positivos de mutación genética vinculados con la ECJ. Se evidencia en el 10 por ciento de los casos. - ECJ adquirida: En los casos en que la enfermedad se transmite por exposición al tejido cerebral o del sistema nervioso, comúnmente se produce mediante transmisión iatrogénica. Hasta el momento no existen pruebas de que la ECJ sea contagiosa por el contacto casual con un paciente infectado. De un 1 a un 5 por ciento de los casos es por transmisión iatrogénica. Diagnóstico Para la Enfermedad de Creuztfeld-Jacob aún no existe un examen de diagnóstico eficaz, por lo que cuando se sospecha la presencia de ésta es importante descartar otras formas tratables de demencia como las provocadas por la meningitis crónica y la encefalitis. Es válida la realización de pruebas neurológicas para el diagnóstico que incluyan la extracción de líquido cefalorraquídeo con el propósito de desechar causas más comunes de demencia, o el electroencefalograma (EEG) para registrar el patrón eléctrico del cerebro, lo cual puede ser de gran valor, pues muestra un tipo específico de anomalía en la ECJ. Otros exámenes como la Tomografía Axial Computarizada (TAC) pueden despejar la posibilidad de que los síntomas sean el resultado de problemas tales como tumor cerebral. Ayudan a esclarecer dudas en cuanto a la patología en cuestión las exploraciones cerebrales a través de imágenes de resonancia magnética (MRI) además de evidenciar ciertos patrones peculiares de degeneración del cerebro que contribuyen al diagnóstico de la ECJ (8, 11). Tradicionalmente el diagnóstico de esta entidad se ha basado en las manifestaciones clínicas y las alteraciones del electroencefalograma (EEG), sin ninguna o muy pocas posibilidades de apoyarse en las pruebas diagnósticas específicas. Este es el motivo por el cual se le considere una "enfermedad de criterios", pues la sospecha de la presencia de la entidad surge a partir de las manifestaciones clínicas observadas, las cuales harán más sólido el diagnóstico con la información que de forma eventual aporten otros estudios complementarios (12). El diagnóstico clínico de ECJ esporádica está basado en la evaluación de muchos cambios neurológicos y psiquiátricos y su definición puede ser realizada sólo después de la confirmación de la entidad por un laboratorio histológico o químico. Este tipo de análisis se establece mediante criterios que si bien son lo suficientemente específicos en los casos típicos, su aparición puede ser tardía en el curso de la enfermedad. Para un diagnóstico de certeza se requiere de una adecuada recogida de las muestras del cerebro en los casos sospechosos, incluyendo todos los lóbulos corticales, los ganglios basales, el tálamo y el tronco cerebral, así como en los casos familiares un estudio de file:///C|/Trabajo/Sitios Web/My Webs/bvs/rtv_files/rtv0301.htm (4 of 7)27/01/2006 9:45:01 RTV-Encefalopatia Espongiformes Transmisibles I las mutaciones del gen PrP (13, 14). Existen varios criterios en cuanto al empleo de la biopsia o autopsia cerebral como último examen diagnóstico, pues predominan tanto aquellos que asumen sólo sus desventajas como los que no desechan su utilidad reconociendo sus inconvenientes, al punto de considerarla la única manera hasta el momento capaz de ofrecer un diagnóstico lo más exacto posible con relación a la entidad,. En tanto, es válido manifestar que la biopsia cerebral es factible pero a la vez peligrosa e infructuosa, debido a que no siempre se obtiene el tejido de la parte afectada del cerebro y por otra parte, pone en riesgo potencial de contagio al personal médico o paramédico, puesto que pueden infectarse accidentalmente en la manipulación del tejido cerebral, a tal efecto serán necesarios adecuados procedimientos quirúrgicos y de desinfección especiales (8, 10, 12). Desde hace algún tiempo los científicos trabajan en la creación de un procedimiento viable que permita la realización de pruebas de laboratorio para la ECJ de una forma rápida y eficiente. En este sentido el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Apoplejía de los EE. UU (NINDS-National Institute of Disorders and Stroke) ha elaborado una prueba que se efectúa en el líquido cerebroespinal del paciente y detecta un marcador de proteína que señala degeneración neuronal. Este examen puede contribuir al diagnóstico en personas que ya presentan síntomas clínicos, es más fácil y seguro que la biopsia cerebral, pues la tasa de resultados falsos-positivos oscila entre un 5 y un 10 por ciento. Hasta el presente los investigadores laboran con el propósito de desarrollarla para el uso en laboratorios comerciales (8,10). En el año 1986, un grupo de científicos encabezados por M. Harrington realizaron un estudio donde se observó que dos proteínas cerebrales normales detectadas en el líquido cefalorraquídeo (LCR) por electroforesis de doble dimensión y denominadas 130 y 131, se correlacionaban sensible y específicamente con el diagnóstico de la ECJ. No obstante, la técnica resultaba engorrosa y se necesitaba concentrar el LCR. Años después, el hallazgo de que estas proteínas pertenecían a la familia de las proteínas 14-3-3 posibilitó al científico G. Hsich y sus colegas, desarrollar un procedimiento más sencillo para su detección en el LCR, el cual demostró un mayor nivel de eficacia que el anterior en el diagnóstico de la ECJ al ser sensible en un 96% y específico en un 88%. Gracias a estos descubrimientos y aunque con ciertas reticencias, este último se ha difundido como una prueba útil en pacientes con sospecha de padecer la entidad. Se ha señalado que la demostración de la proteína 143-3 en el LCR de un paciente presuntivo pudiera tener una especificidad mayor a la del EEG característico. Hasta la fecha, se han descrito otros métodos bioquímicos para la confirmación de diagnóstico como es la determinación de enolasa neuronal específica, así como la proteína S100, en el LCR o en el suero, sin embargo, el empleo de estos procedimientos en laboratorios de referencia es aún restringido debido a que aún los estudios en este terreno son todavía insuficientes (12, 14). Tratamiento La ECJ no cuenta con tratamiento curativo o que permita controlar la enfermedad, la terapéutica es básicamente sintomática. Se ha constatado que los opiáceos alivian el dolor si existe, así como el clonazepam y el valproato de sodio para contrarrestar el mioclono (8). Se han realizado experimentos con diferentes fármacos como la amantidina, esteroides, antibióticos, interferón, aciclovir y otros agentes antivirales, pero ninguno ha ofrecido un beneficio convincente (8). Vías de transmisión El riesgo de transmisión a otras personas es realmente bajo, si se tiene en consideración que la enfermedad no se transmite por la mayoría de las formas de contacto casual existentes ni a través del aire, sino por el contacto directo o indirecto con el tejido cerebral y el líquido cefalorraquídeo de los pacientes infectados. Han file:///C|/Trabajo/Sitios Web/My Webs/bvs/rtv_files/rtv0301.htm (5 of 7)27/01/2006 9:45:01 RTV-Encefalopatia Espongiformes Transmisibles I ocurrido, aunque raras veces, casos de propagación de ECJ a partir de injertos de duramadre, transplantes de córnea, implantación de electrodos en el cerebro inadecuadamente esterilizados, así como también inyecciones contaminadas de hormona de crecimiento, proveniente de hipófisis humanas extraídas de cadáveres. Es por eso que desde 1985 en los EE. UU se han sintetizado a través de ADN recombinante todas las hormonas de crecimiento utilizadas en ese país, con el objetivo de eliminar el riesgo transmisión por esta vía (4, 8, 9). Existe preocupación general acerca de que la entidad pueda ser transmitida por la sangre o productos derivados de ella. Estudios efectuados en animales apuntan que la sangre contaminada y sus productos derivados pueden propagar la enfermedad, aunque aún no se ha demostrado en los humanos, se ha comprobado que existen agentes infecciosos en estos líquidos en concentraciones muy bajas. Todavía los investigadores desconocen la cantidad de priones anormales que debe tener una persona antes de que adquiera la ECJ, por tanto ignoran si realmente estos líquidos son potencialmente infecciosos o no. Por otro lado, saben que aún cuando muchas personas en el mundo reciben transfusiones cada año, no existen casos declarados de infección por transfusiones de sangre, lo que hace inferir que si existe riesgo de transmisión por la sangre o hemoderivados es en extremo reducido (7-9). Medidas de prevención Evitar las donaciones de sangre, tejidos u órganos si se sospecha haber contraído la ECJ o si están sometidas a un riesgo mayor por contar con alguna historia familiar de la enfermedad, injerto de duramadre u otros (7, 8). El personal responsable del cuidado de los enfermos y aquellos encargados de la realización de los procedimientos necrológicos deben considerar ciertas precauciones para evitar el contagio: - Los instrumentos que han estado en contacto con el paciente deben ser sumergidos en una solución de cloro no diluida por una hora o más, posteriormente utilizar el autoclave para esterilizarlos en agua destilada por lo menos una hora a una temperatura de 132 a 134 ºC. - Evitar cortarse o pincharse con instrumentos contaminados. - Usar guantes quirúrgicos al manipular tejidos y fluidos del paciente, así como también cuando se curan las heridas. - Las ropas de cama y del paciente deben ser desechables cuando entran en contacto con éste. De no contarse con este tipo de ropa, la que se tenga después de ser usada deberá se colocada en una solución de cloro diluida durante una hora o más y luego efectuar el lavado de forma normal después de cada uso. - Cubrir los cortes y abrasiones con vendas impermeables. - Utilizar protección en la cara si existiese riesgo de salpicar material contaminado (sangre o fluido cerebroespinal). - Lavarse las manos y la piel expuesta antes de comer, beber o fumar (8). Referencias 1. Creutzfeldt-Jakob Disease and Related Transmissible Spongiform Encephalopathies. Disponible en: URL: http://www.medical-library.org/journals2/ creutzfeldt_jacob2.htm 2. Encefalopatías Espongiformes Transmisibles (EET). Buenos Aires, febrero 1999. 3. Prion Diseases. 25 ene. 2001. Disponible en: URL: http://www-micro.msb.le.ac. uk/335/prions.html 4. Villegas H., Villegas R. C. Enfermedades transmitidas por priones. Disponible en: URL: http://www.binasss.sa.cr/priones.htm 5. Prusiner S. B. The Prion Diseases. Disponible en: URL: http://www.nmia.com/ ~mdibble/prion.html 6. Comunicación Personal. Dr. José Antonio Carreras, Sc. Jefe del Programa Nacional de Contaminantes en Alimentos y de Exportación e Importación de Alimentos. file:///C|/Trabajo/Sitios Web/My Webs/bvs/rtv_files/rtv0301.htm (6 of 7)27/01/2006 9:45:01 RTV-Encefalopatia Espongiformes Transmisibles I Ministerio de Salud Pública. Cuba. 7. Ruibal B., Díaz H. Encefalopatías Espongiformes y el agente transmisible. Centro de Investigaciones Científicas de la Defensa. Cuba, 2001. 8. La Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. National Institute of Neurological Disorders and Stroke (NINDS). Disponible en: URL: http://www.ninds.nih.gov/ health_and_medical/pubs/la aenfermdad_de_creutzfeldt_jakob.htm 9. Your Health: Creutzfeldt-Jacob disease. Nov. 2000. Disponible en: URL: http:// www.healthcentral.com/mhc/top/000788.cfm 10. Creutzfeld-Jacob Disease. LabOnline. Disponible en: URL: http://www.healthcare. com 11. The BSE Epidemic. Emerging Infections Diseases 4 (3), 1998. Disponible en: URL: http://www.medscape.com/govmt/CDC/EID/1998/v04.n03/e0403.06.patt/ e0403.06.patt.02.html 12. Polo J. M. Diagnóstico de la enfermedad de Creutzfeld-Jacob. Neurología 13 (7). Ago-sep, 1998. 13. Kretzschmar H. A., Ironside J. W., DeArmond S. J., Tateishi J. Diagnostic Criteria for Sporadic Creutzfeld-Jacob Disease. Arch Neurol 53. sep., 1996. 14. Sáiz A., Marín C., Tolosa E., Graus F. Utilidad diagnóstica de la determinación de la proteína 14-3-3 en el líquido cefalorraquídeo en la enfermedad de Creutzfeld-Jacob. Neurología 13 (7). Ago-sep, 1998. *Licenciada en Información Científico-Técnica. Unidad de Análisis y Tendencias en Salud. Ministerio de Salud Pública. Cuba **Especialista en Medicina Interna. Unidad de Análisis y Tendencias en Salud. Ministerio de Salud Pública. Cuba 1 Actualmente estas entidades son consideradas como variantes de la Enfermedad de Creutzfeldt-Jacob familiar o hereditaria por ser enfermedade cuyas condiciones neurodegenerativas transmisibles están asociadas con mutaciones de los genes PrP. Esta página fue actualizada por última vez: abril 09, 2001 Publicación de: Unidad de Análisis y Tendencias en Salud Ministerio de Salud Pública Calle 23 Esq. N. Plaza de la Revolución La Habana. Cuba. CP 10 400 Teléf. (537)-329357/ 323914 Fax. (537)-662312 E-mail: uats@hesp.sld.cu Edición: Lic. Nancy Sánchez Tarragó Consejo Asesor: Dr. Daniel Rodríguez Milord Dr. Orlando Rojas Martínez Dra. Milvia Cuenca Carbó Dra. Fé de Sola Rodríguez Dr. Ricardo Batista Moliner Copyright ©Unidad de Análisis y Tendencias en Salud. MINSAP. 1997 webmaster@hesp.sld.cu file:///C|/Trabajo/Sitios Web/My Webs/bvs/rtv_files/rtv0301.htm (7 of 7)27/01/2006 9:45:01