TRIBUS URBANAS: RITOS, SIMBOLOS Y COSTUMBRES por David Madrid y Jorge Murcia, Ed. Arcopress Toda persona interesada en el estudio de las culturas juveniles urbanas tiene que familiarizarse con ciertos términos que, utilizados en innumerables publicaciones periodísticas sin prestar la conveniente atención a su fondo, debemos diferenciar. Son los siguientes: Contracultura, Subcultura, Tribus Urbanas, Pandillas y Bandas. Para entender y distinguir con claridad los términos de contracultura y subcultura, empleamos las definiciones del famoso sociólogo Bruce J. Cohén quien define la contracultura como un conjunto de grupos que desafían y rechazan las normas de la cultura dominante. La contracultura crea sus propias formas, ideas y señas de identidad formando actitudes, conductas, lenguajes propios, modos de ser y de vestir, y en general una mentalidad y una sensibilidad alternativa a la del sistema. En esta misma línea, Cohén, define subcultura como un grupo más pequeño que una sociedad, y se relaciona con la cultura más amplia en el sentido de que acepta varias de las normas de ésta; pero la subcultura también se diferencia por tener algunas normas que le son propias. De forma resumida, se puede afirmar que la contracultura rechaza y critica la cultura dominante, mientras la subcultura acepta ciertas normas y conductas de la cultura dominante. Desde la perspectiva social se puede definir tribu urbana como un grupo de jóvenes que observan una forma de vestir y vivir en común, con aficiones, formas de expresión, símbolos de identidad, actividades, reglas y rituales de admisión que giran en torno a una ideología o filosofía de vida, y cuya presencia es visible en la gran mayoría de las Comunidades Autónomas. El término de banda puede definirse como grupo de jóvenes con características similares a una tribu urbana, cuya representación se limita exclusivamente a una ciudad de cierta comunidad autónoma. Es decir, el punto que marca la diferencia entre los términos tribu urbana y banda es la presencia territorial. Asimismo, y dentro de las bandas, puede producirse un fenómeno denominado nación, un concepto cuya única y principal diferencia con la banda es numérica. Mientras una banda puede estar compuesta por unas veinte personas aproximadamente, la nación puede llegar a tener hasta mil quinientos miembros, y sus ramificaciones pueden extenderse más allá de los propios barrios, ciudades e incluso países. El ejemplo más característico de este fenómeno son las denominadas bandas juveniles de origen latino y, en especial, los Latín King y Ñetas, que debido a su expansión por todo el territorio nacional se pueden tratar como tribu urbana. ORIGEN Y EVOLUCIÓN A lo largo de la historia las tribus urbanas, como las bandas juveniles, han sido consideradas por diferentes disciplinas como la máxima expresión del lado oscuro de la sociedad, aquel sector donde se refugian los socialmente inadaptados. El fenómeno de las tribus urbanas es una manifestación juvenil presente en cualquier ciudad del mundo, una cultura oculta que pone en práctica un conjunto de actitudes, rituales y gestos merecedores de un serio estudio. El embrión de lo que hoy conocemos como Tribus Urbanas puede centrarse en Philadelphia (Estados Unidos) alrededor de 1791. Por aquel entonces, la América de George Washington estaba sufriendo una de las mayores oleadas de inmigrantes —sobre todo de origen irlandés— sin precedentes en la historia de este país. Las ciudades no estaban preparadas ni contaban con las infraestructuras adecuadas para soportar una avalancha humana de tales dimensiones. La división y crispación social aumentó de tal manera que la delincuencia, el hambre y la pobreza se instalaban en las ciudades como un vecino más. La falta de elementos tan básicos como el pan, el agua o el carbón, provocó tal caos en las calles que los instintos básicos de supervivencia no tardaron en reaccionar lanzando un desesperado y angustiado SOS, un mensaje que fue recogido por la ley del más fuerte. Esta cadena de sucesos detonó el inicio de las más sangrientas batallas callejeras conocidas en la historia de los Estados Unidos, unas disputas que acabaron de forma definitiva con muchas estructuras familiares. Toda esta serie de acontecimientos fueron los ingredientes necesarios para el nacimiento de las primeras pandillas callejeras. Estas bandas o grupos estaban formados íntegramente por jóvenes y niños huérfanos, un colectivo donde la supervivencia y el afecto se hallaban en el grupo. A estos jóvenes se les conocía con el nombre de los niños de la calle. Pero no es hasta el año 1826 cuando en la zona de Nueva York conocida como Five Points (nombre que proviene de la intersección de cinco calles) aparece en escena el grupo de Los Cuarenta Ladrones, primera pandilla callejera con estructura criminal y métodos mañosos. Capitaneados por Edgard Coleman sembró el pánico y la muerte en las calles de Five Points. En el año 1840 era muy corriente la guerra entre pandillas. Grupos como Los Conejos Muertos, Los Matones, Los Guardianes de las Cucarachas, etc., resolvían sus diferencias librando feroces y sangrientas batallas callejeras. Con el transcurrir de los años las pandillas adquirían más estabilidad en sus estructuras influyendo de forma muy directa y decisiva en la vida política y social de la ciudad. Por aquel entonces era tal el poder de convocatoria que tenían las pandillas que muchos partidos políticos utilizaron de forma interesada a estos grupos como señuelo en sus discursos y campañas políticas. Sin embargo, el primer grupo que recibió el título de lo que hoy conocemos como tribu urbana tuvo que esperar más de un siglo para recibir esta etiqueta. En el año 1950, y cuando Inglaterra estaba en plena posguerra, un grupo de jóvenes conocidos como Teddy-Boys, jóvenes de la clase trabajadora, inauguran el catálogo de las Tribus Urbanas. Por aquel entonces, Inglaterra iniciaba su recuperación tras la Segunda Guerra Mundial, una guerra cuyas consecuencias devastadoras propició la creación de un nuevo orgullo británico. Con el espíritu renovado, el orgullo británico provocó la aparición de los Hipsters (mods primitivos), jóvenes bien vestidos e interesados por un tipo de jazz adaptado a sus gustos que se conoció como modernjazz. A finales de los años cincuenta, los Hipsters se dividieron en dos grupos irreconciliables: los Beatniks y los Teddy Boys. Mientras los Beatniks mostraban un interés muy especial por la poesía y el surrealismo, los Teas se inclinaron por el rock and mil procedente de los Estados Unidos. En España, no es hasta los años ochenta cuando aparece el término de Tribus Urbanas, un concepto periodístico y sensacionalista de etiquetar a jóvenes integrantes de la Movida madrileña de la época, jóvenes amantes de la música y de la vida nocturna que eran conocidos como la «gente guapa». Con el paso del tiempo el término cambió de sentido y pasó a designar a núcleos de jóvenes agrupados en torno a las distintas tendencias musicales, modas y hábitos de consumo. Actualmente ha adquirido un sentido negativo, las tribus urbanas hoy en día se asocian a grupos violentos, algunos de ideologías fascistas o neonazis, que actúan sin freno, sin atender a normas y donde lo que prima es la ley del más fuerte; son bandas juveniles, según nuestra propia experiencia, de inadaptados e inconformistas. CARACTERÍSTICAS DE LAS TRIBUS URBANAS Cuando se estudia en profundidad el fenómeno, se aprecia que las tribus urbanas están representadas por todas las clases sociales e ideologías políticas. Asimismo, y aunque somos conscientes del carácter no homogéneo de las tribus urbanas, se observan una serie de características comunes a la mayor parte de ellas, siendo las más características las que se relacionan a continuación: ACTIVIDADES Y AFICIONES: Ofrecen un amplio y variado abanico de actividades y aficiones, que van desde pintar muros, ocupar viviendas, patinar por las ciudades, etc. CÓDIGOS VERBALES: Los códigos verbales o jergas es el aspecto más característico y común en todas las tribus urbanas. Aunque en la mayoría de las ocasiones se trate de simples préstamos de anglicismos también existen léxicos autóctonos. CÓDIGOS ESTÉTICOS: La estética es uno de los elementos esenciales de la comunicación no verbal, siendo uno de los factores que más les une e identifica. La vestimenta nos dice qué tipo de música le gusta, qué ideología tiene, dónde se mueve, con quién se relaciona, etc. ESTILO MUSICAL: Diferentes ropas, diferentes ideologías, diferentes nombres, diferentes estilos de vida; pero el mayor denominador común entre todas las tribus urbanas es que todas ellas mantienen una vinculación muy directa con algún estilo musical. ESTRUCTURA Y ORGANIZACIÓN: En líneas generales no se observan estructuras sólidas ni jerarquizadas y mucho menos la figura de un ideólogo. A excepción de grupos como el movimiento Okupa, que cuenta con estructura asamblearia (bastante difusa), o los Motards y Neonazis, que disponen de estructura tipo militar y con una jerarquía y líder definido, la tendencia del resto de los grupos que componen el actual catálogo se basa en los principios del nemine discrepante (“no discrepando nadie”). JUVENTUD: Aunque en algunas tribus urbanas se contemplan ciertas excepciones en los límites de edad, en líneas generales los miembros que integran los diferentes grupos se caracterizan por su juventud. IDEOLOGÍA: Se aprecian todas las tendencias políticas. Hoy en día, las tribus urbanas están consideradas como el escenario perfecto donde se dan citas todas las ideologías políticas. SlMBOLOGÍA: Todas las tribus urbanas adoptan determinados símbolos acordes a sus creencias, tendencias o ideologías políticas demostrando la afinidad, rechazo o rebeldía hacia ciertos aspectos sociales. La simbología es un elemento importante a tener en cuenta para el estudio y comprensión de este fenómeno. No se trata de simples adornos, su amplia iconografía tiene un mensaje muy significativo que es importante conocer. A fin de tener más elementos de juicio y para que el lector sepa distinguir si un individuo pertenece o simpatiza con una u otra tribu urbana se ofrece un amplio y detallado catálogo de la misma. No obstante, la simbología es uno de los terrenos donde se aprecian más contradicciones. Declararse apolítico a los cuatro vientos y ondear una bandera con la esfinge del Che Guevara es uno de los muchos contrastes que pueden apuntarse, y la dicotomía que produce el no saber distinguir entre el sentir y el ser, entre el querer y el no saber, lo refleja alguna de su simbología. CLASIFICACIÓN: Son muchos los detalles que las tribus urbanas ofrecen a los investigadores para realizar una clasificación. Su perfil psicológico, vestimenta, corrientes musicales, ideología política, violencia, etc., pueden ser algunas de las referencias válidas para iniciar la construcción de una de ellas. En el estudio que nos ocupa, la clasificación se realizará desde una perspectiva social y sobre la base de uno de los factores que más repercusiones y alarma social despierta entre la población: la violencia, entendiéndose como tal aquella que se ejerce sobre las personas y no sobre el mobiliario urbano. Antes de continuar, nos gustaría aclarar que en la actualidad existen numerosos grupos, bandas o pandillas callejeras como los Traceurs, Lolailos, BMX, Canis, que están siendo clasificadas por diferentes disciplinas como Tribus Menores. Éstas, a pesar de tener ciertas similitudes (ideología, jerarquía, gustos musicales, etc.) con los grupos etiquetados como tribu urbana, los estudios más avanzados y las clasificaciones más actuales no las reconocen como tribus urbanas en sí. Sus argumentos se basan en el hecho de manifestar la total ausencia de estructuras y organización en estos grupos, añadiendo que «una banda, pandilla o tribu menor recibe la categoría de tribu urbana cuando tiene presencia en todas o casi todas las comunidades autónomas, y si este hecho tan significativo y fundamental no se produce no podemos hablar de Tribu Urbana».No obstante, estas agrupaciones denominadas Tribus Menores se deben tener muy en cuenta en el terreno social y, como todo nuevo fenómeno, las expresiones, evolución, expansión como consolidación, deben ser seguidas muy de cerca.