Conferencia General Octubre 1978 EJEMPLOS DE FE Elder Thomas S. Monson del Consejo de los Doce ¿Quién podría resistirse a ser elevado e inspirado sólo por adorar en este histórico Tabernáculo y escuchar a este glorioso coro? Se ha dicho que cuando Evan Stephens era director del Coro del Tabernáculo, se sintió conmovido en una ocasión por un sermón pronunciado por el presidente Joseph F. Smith, sobre el tema ''La fe de los jóvenes Santos de los Ultimos Días''. Al terminar el servicio, el maestro Stephens se fue solo a dar una caminata por uno de los cañones cercanos, meditando sobre las inspiradas palabras del Presidente. De pronto. La inspiración del cielo se derramó sobre el y, sentado en una roca que permanecía firme a pesar de la presión de las aguas turbulentas del río, escribió en un pedazo de papel estas palabras: ¿Fallará en la defensa De Sión la juventud? Al llegar el enemigo, ¿Huiremos sin luchar? ¡No! Firmes creced en la fe que guardamos, Por la verdad y justicia luchamos; A Dios honrad, por el luchad, Y por su causa siempre velad. En aquellos primeros días, creo que los jóvenes tenían que enfrentar difíciles desafíos y problemas que debían resolver: la juventud no es una época fácil, y durante esos años nos vemos acosados por desconcertantes dudas. Así seria entonces y así es actualmente. En realidad, a medida que pasa el tiempo, parece que las dificultades de los jóvenes aumentan en cantidad e importancia; la tentación continua destacándose en el horizonte de la vida; actos de violencia, robo, adición a las drogas y pornografía, fulguran en la pantalla de televisión y nos acechan constantemente desde la mayoría de los diarios. Dichos ejemplos hacen borrosa nuestra visión y manchan nuestros pensamientos. Las suposiciones se convierten en opiniones aceptadas, y en general se califica a toda la juventud como "no tan buena como la de antaño'', o ''la peor de todas las generaciones''. ¡Cuán erradas son esas opiniones! ¡Cuán incorrectos esos dictámenes! Es verdad que la nuestra es una época de nuevas pruebas, nuevos problemas y nuevas tentaciones; pero hay cientos de miles de jóvenes que luchan constantemente y sirven diligentemente, firmes en la fe, al igual que tan noblemente Conferencia General Octubre 1978 lo hicieron sus predecesores de años pasados. Por ser tan absoluto el contraste entre el bien y el mal. Las personas decentes de todo el mundo observan, magnifican y aprecian las excepciones a las tendencias predominantes. Permitidme compartir con vosotros una carta que recibimos de un residente del Estado de Minnesota, y que estaba dirigida a la Universidad de Brigham Young: Caballeros: El 22 de diciembre comencé un viaje en ómnibus desde Minnesota a Florida pasando por Des Moines y Chicago en dirección al sur Había también un grupo grande de jóvenes y señoritas que seguían mas o menos la misma ruta desde la ciudad de Des Moines. Estos selectos jóvenes eran estudiantes de la Universidad de Brigham Young que iban a su casa para Navidad Todos eran muy corteses, y se expresaban y se conducían muy bien. Fue un placer viajar con ellos, conocerlos, y esto me dio una nueva esperanza para el futuro. Comprendo que la universidad no puede haber formado jóvenes así, sino que una juventud de tal calibre es producto de un hogar excelente; a sus padres debe acreditárseles el mérito, pero como no me es posible comunicarme con los padres, he tenido que escribir a la universidad. Atentamente, Otto Nielsen Estos no son comentarios aislados, sino mas bien comunes, por los que nos. sentimos complacidos. Nuestros estudiantes Santos de los Ultimos Días son excelentes ejemplos de fe. Otro grupo que asombra al mundo y nos inspira fe, es el del ejercito de misioneros Santos de los Ultimos Días, ahora mas de 2ó.000, que sirven en todo el mundo. A través de toda su vida, estos jóvenes de ambos sexos se han preparado y han esperado ese día especial en que recibieron el llamamiento misional; entonces, el padre se siente justificadamente orgulloso y la madre un poco ansiosa. Recuerdo muy bien la recomendación que trajo un misionero, en la cual el obispo había escrito: "Este es el joven mas extraordinario que yo haya recomendado alguna vez. Ha sobresalido en todos los aspectos de su vida. Fue presidente de sus quórumes del Sacerdocio Aarónico y muy activo en asuntos de sus estudios: ha sido también un excelente estudiante. Nunca he recomendado para la misión un candidato mejor. Estoy orgulloso de ser su padre." Generalmente, el obispo y el presidente de estaca escriben lo siguiente en una recomendación: ''Juan es un buen muchacho. Se ha preparado para su misión física, mental, económica y espiritualmente y servirá con buena voluntad y con honor dondequiera que lo manden''. Un día. me encontraba con el presidente Kimball en momentos en que el firmaba los llamamientos para misioneros regulares. De pronto, notó que allí estaba el Conferencia General Octubre 1978 llamamiento de su nieto. Puso en él su firma como Presidente de la Iglesia, y luego escribió al pie una nota personal que decía: ''Estoy muy orgulloso de ti. Te quiere, tu abuelo. Cuando se recibe el llamamiento, se cierran los libros de estudio y se abren las Escrituras. La familia y los amigos, y a veces alguien muy especial, se dejan atrás. Se interrumpen las salidas con otros jóvenes, los bailes y las diversiones, los que se cambian por e I trabajo u la enseñanza y la declaración del testimonio. Quisiera que examináramos específicamente algunos ejemplos de fe, a fin de que podamos considerar mejor la pregunta: ''¿Fallara en la defensa de Sión la juventud?'' El primer ejemplo que quiero mencionar es el de José García, de México. Nacido en la pobreza, pero nutrido en la fe, José se había preparado para su misión. Yo estuve presente el día en que se recibió su recomendación. En ella aparecía una explicación: ''El hermano García servirá a costa de un gran sacrificio para su familia, puesto que el contribuye mucho al sostenimiento de la misma. Solo cuenta con una posesión: una preciada colección de sellos de correos, que el esta dispuesto a vender, si es necesario, para ayudar a pagarse la misión''. El presidente Kimball escuchó atentamente mientras le leían estas palabras, y luego respondió: ''Déjenlo que venda su colección de sellos. Ese sacrificio se convertirá en una bendición para el''. Después, con un guiño picaresco y una amplia sonrisa, nuestro amoroso Profeta agregó: ' Todos los meses recibimos en las oficinas de la Iglesia miles de cartas de todas partes del mundo. Asegúrense de guardar los sellos de esas cartas y entregárselos a José cuando finalice su misión. Entonces tendrá, sin costo alguno, la mejor colección de sellos que pueda tener un joven en todo México". Pareció volver desde muy lejos, de otro lugar y otra época, la experiencia del Maestro: ''Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó mas que todos." (Lu. 21:13.) . . . porque todos han echado de lo que les sobra; pero esta, de su pobreza echó todo lo que tenia, todo su sustento. " (Mar. 12:44. ) En el segundo ejemplo, pasare del misionero de México a uno que estaba en el Centro de Capacitación Misional en Provo, Utah, luchando desesperadamente por poder dominar el idioma alemán, a fin de llegar a ser un misionero eficaz para la gente del sur de Alemania. Cada día. al abrir su libro de gramática, observaba con interés y curiosidad la fotografía que aparecía en la cubierta y que mostraba una hermosa y vetusta casa en la ciudad de Rothenburg, Alemania. Debajo de la foto, se daba la dirección de la casa. Este joven había decidido en lo intimo de su ser: ' Visitare esa casa y le enseñaré la verdad a quienquiera que allí viva''. Y así lo hizo. El resultado fue la conversión y el bautismo de la hermana Helma Hahn. Actualmente Conferencia General Octubre 1978 ella dedica mucho de su tiempo a hablar a los turistas que van desde todas partes del mundo para visitar su casa, y se deleita explicándoles las bendiciones que el Evangelio de Jesucristo ha llevado a su vida. Su casa quizás sea una de las mas frecuentemente fotografiadas en todo el mundo. Nadie que la visite se aleja de allí sin oír su testimonio de alabanza y gratitud, dicho con simples pero sinceras palabras. Aquel misionero que llevo el evangelio a la hermana Hahn, recordó el sagrado encargo: ''Por tanto id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre. y del Hijo. y del Espíritu Santo.'' (Mat. 28:19.) El ejemplo numero tres también nos habla de un misionero que tenia una fe inquebrantable. Cuando recibió su llamamiento para Noruega, no sabia una sola palabra de noruego, pero comprendía que. a fin de enseñar y testificar, tendría que estar versado en el idioma del pueblo noruego. Así es que se hizo íntimamente un firme propósito: "No hablare mas ingles hasta que haya llevado a las aguas del bautismo a la primera familia noruega que convierta''. Después se esforzó, oró, suplicó. trabajó. Y una vez pasada la prueba de su fe, recibió la deseada bendición: enseñó y bautizó a una familia selecta. Entonces. volvió a hablar ingles por primera vez en seis meses. Yo hable con el aquella misma semana. Su rostro tenia una expresión de gozo y gratitud. Recordé las palabras de Moroni, aquel valiente capitán de los nefitas: "No busco poder... No busco los honores del mundo, sino la gloria de mi Dios...'' (Alma 60:36.) Como ultimo ejemplo, deseo mencionar el de la madre de un noble misionero. Su familia vivía en el riguroso clima de un valle del Estado de Wyoming. El verano allí es breve y cálido, mientras que el invierno es largo y frío. Cuando este buen muchacho de diecinueve años se despidió de su hogar y su familia, sabia bien sobre quien recaería el peso del trabajo. Su padre enfermo no podía trabajar mucho; su madre tuvo que asumir la tarea de ordenar las pocas vacas que ayudaban al sustento de la familia. Mientras yo era presidente de misión, asistí a un seminario para todos los presidentes, que tuvo lugar en Salt Lake City. Mi esposa y yo tuvimos el privilegio de dedicar una noche a conocer a los padres de aquellos misioneros que estaban trabajando con nosotros. Algunos de ellos eran ricos y estaban elegantemente vestidos; se expresaban en forma culta y su fe era fuerte. Otros de medios mas modestos, evidentemente eran mas bien tímidos. Ellos también estaban orgullosos de sus hijos misioneros, y oraban y se sacrificaban por asegurar su bienestar. De todos los padres a los que conocí aquella noche, a quien mejor recuerdo es a aquella madre del valle de Wyoming. Al tomar mi mano entre las suyas, pude sentir los grandes callos que revelaban la clase de trabajo duro que ella efectuaba diariamente. Casi en tono de disculpa, trató de excusarse por la aspereza de sus manos, por su tez curtida por el viento, Dijo suavemente: Dígale a nuestro hijo que lo Conferencia General Octubre 1978 queremos mucho, que estamos muy orgullosos de él y que constantemente oramos por el." Hasta aquella noche. yo nunca había visto un ángel, ni lo había oído hablar. No iba a poder nunca mas repetir esto, porque aquella madre angelical llevaba consigo el Espíritu de Cristo. Ella, que con aquella misma mano se había tomado de la mano de Dios para entrar con valor en el Valle de la Sombra de la Muerte a fin de traer a su hijo a esta vida mortal, había dejado en mi vida una marca indeleble. Nutridos y guiados por estas nobles madres, los misioneros se ajustan a la descripción del ejercito de Helamán: "Y eran todos jóvenes y sumamente animosos, así en cuanto a valor como también vigor y actividad; y he aquí, no sólo esto, sino eran hombres que a todo tiempo se mantenían fieles en las cosas que les eran confiadas. Si, eran hombres de verdad y cordura, pues se les había enseñado a guardar los mandamientos de Dios y a marchar rectamente ante el." (Al. 53:20-21.) Estos ejemplos promueven la fe, inspiran confianza, enseñan la verdad, testifican de lo bueno y ayudan a proveer una respuesta a aquella pregunta: ¿Fallará en la defensa De Sión la juventud? Al llegar el enemigo, ¿Huiremos sin luchar? ¡no! Firmes creced en la fe que guardamos, Por la verdad y justicia luchamos, A Dios honrad, por El luchad Y por su causa siempre velad. Es mi sincera oración que podamos, con la juventud de Sión, permanecer firmes en la fe, y lo ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.