1 RECHAZO DEL INNATISMO 1. Presentación del problema J

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RECHAZO DEL INNATISMO
1. Presentación del problema
J. Locke (1632-1704) y G.W. Leibniz (1646-1716) mantuvieron una
controversia filosófica acerca de las ideas innatas que quedó plasmada, por un lado, en
el Ensayo sobre el entendimiento humano (Locke, 1690) y, por otro, en los Nuevos
ensayos sobre el entendimiento humano (Leibniz, 1704 (1765)).
La controversia acerca de las ideas innatas resulta crucial si tenemos en cuenta
que Locke considera que el rechazo de las ideas innatas va de la mano de la
reivindicación del empirismo, esto es, de la tesis que afirma que ‘todos los materiales
del conocimiento y del entendimiento provienen de la experiencia’. La tabula rasa es la
imagen elegida por Locke para representar el empirismo. El ser humano en el momento
de su nacimiento carece de ideas y principios, es una tabula rasa. Sólo la experiencia
puede equipar al ser humano de ideas y principios.
Contrariamente, Leibniz presenta una imagen distinta de la naturaleza humana
en el momento de su nacimiento. Al igual que las vetas y líneas presentes en una tabla
prefiguran y orientan la imagen, por ejemplo, de Hércules que podamos construir con
dicha tabla, el alma con sus ideas innatas prefigura y orienta los contenidos futuros del
alma. En definitiva, no todo viene dado por la experiencia, como el empirista pretende.
Locke considera que uno de los principales argumentos a favor del innatismo
gira en torno al asentimiento universal o general existente acerca de determinados
principios como, por ejemplo, el principio de no-contradicción (no es posible, a la vez,
A y no-A) y el principio de identidad (A es idéntico a A). El innatista, según interpreta
Locke, infiere a partir del asentimiento universal de determinados principios (o
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verdades) el hecho de que haya tanto ideas como principios innatos, y también infiere a
partir del hecho de que hay ideas innatas, el hecho de que hay verdades o principios con
aceptación universal.
El argumento lockeano en contra del innatismo se apoya, como veremos, en
estas asunciones.
2. El argumento
El argumento de Locke tiene una estructura sencilla, y es lógicamente correcto.
(P1) Si el innatismo es verdadero, entonces hay principios aceptados o
asentidos universalmente (o, equivalentemente, si no hay principios asentidos
universalmente, entonces el innatismo es falso)
(P2) No hay principios asentidos universalmente
Por lo tanto,
(C) El innatismo no es verdadero
Estamos ante el tipo de argumento denominado Modus Tollens (de las premisas
si p, entonces q y no-q, se sigue no-p). Se trata, pues, de un argumento correcto. Por lo
tanto, si no queremos aceptar la conclusión deberemos rechazar alguna de las premisas.
3. Comentarios sobre el argumento
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Locke considera que la primera premisa es simplemente una asunción de los
innatistas. Por ello, su objetivo central es mostrar que (P2) es verdadera. Si así fuera,
estaríamos abocados a aceptar la conclusión y, por lo tanto, a rechazar el innatismo.
¿Cuáles son las razones de Locke a favor de (P2)? La idea básica es que cabe
constatar que los niños no aceptan, por ejemplo, el principio de no contradicción. No lo
aceptan ni tan siquiera cuando han alcanzado el uso de razón y tienen una competencia
lingüística suficiente: el principio de no contradicción es un principio que exige una
capacidad de abstracción elevada. Desde el punto de vista de Locke, ese hecho refuta
suficientemente el supuesto asentimiento universal de determinados principios.
Locke, además, denuncia la confusión entre analiticidad e innatismo. Es verdad
que hay numerosas verdades y principios que son asentidos universalmente una vez que
las ideas que componen dichos principios son aprehendidas: pro ejemplo, el principio de
no contradicción o el principio que reza que dos cuerpos no pueden ocupar el mismo
lugar. Llamemos a esas verdades, ‘verdades analíticas’. Locke asume que los innatistas
consideran que toda verdad analítica es innata. El número de verdades analíticas es
inmenso, lo cual implicaría un número igual de verdades innatas. Además según Locke
esas verdades analíticas están compuestas por ideas que también serían innatas por ser
dichas verdades innatas. Esto no le parece aceptable a Locke: va contra la razón y la
experiencia.
Una vez descartado que todas las verdades analíticas sean innatas (en realidad
Locke quiere explicar la analiticidad sin recurrir al innatismo), Locke considera que en
realidad no hay ninguna verdad asentida universalmente (ni tan siquiera las analíticas).
Recurre habitualmente al caso de los niños. Ni tan siguiera las verdades supuestamente
innatas esgrimidas por los innatistas resultan asentidas por los niños.
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Este argumento de Locke contra el innatismo no está exento de problemas. No
está claro que el innatista esté comprometido con (P1). Si efectivamente el innatista no
está comprometido con (P1), entonces no tenemos por qué comprometernos con la
conclusión del argumento lockeano.
En cualquier caso, supongamos que el innatista está comprometido con (P1).
¿Qué ocurre con (P2)? ¿En qué consiste eso que hemos denominado ‘asentimiento
universal’? Es indudable que un niño no asiente explícitamente al principio de nocontradicción. Pero quizá quepa hablar de asentimiento tácito o implícito. Locke parece
atacar esta posibilidad en un par de ocasiones (ver $5 y $22). Por un lado, considera que
si hablamos de conocimiento implícito -en el sentido de que hay verdades que son
innatas aunque no somos conscientes de ellas hasta determinado momento de nuestras
vidas- entonces parece que toda verdad reconocida en algún momento de nuestra vida
podría ser innata y la distinción innato/no-innato carecería de interés.
Hay que tener en cuenta que con su ataque al innatismo, Locke no pretende
negar que los seres humanos tengan una capacidad innata para adquirir conocimiento.
Más bien lo que él pretende negar es la existencia en acto de dicho conocimiento en la
mente del ser humano desde que nace.
La clave de la discusión puede estar en términos como ‘capacidad’,
‘disposición’, etc. Por ejemplo, ¿qué quiere decir Leibniz cuando afirma que las vetas
en la tabla dan a la misma la disposición para adquirir la forma de Hércules? Leibniz
parece querer decir que la tabla tiene la disposición fuerte para adquirir con preferencia
con respecto a otras formas posibles la forma de Hércules. Un disposicionalismo débil
afirmaría que la tabla tiene la disposición para adquirir la forma de Hércules así como la
disposición para adquirir cualquier otra forma. Locke probablemente contestaría que sea
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como sea la disposición, si fuerte o si débil, se trata de una disposición para adquirir
conocimiento. En ningún caso se trata de conocimiento en acto.
Esta es la línea argumental seguida por Locke en su ataque contra el innatismo.
En nuestra opinión está lejos de ser concluyente. Sin embargo, abre las puertas a un tipo
de discusión acerca de la mencionada cuestión que quizá en los tiempos recientes ha
sido olvidado.
4. Bibliografía básica
Textos fundamentales:
Leibniz, G.W. (1704, 1765), Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano.
Madrid: Editora Nacional, 1977.
Locke, J. (1690), Ensayos sobre el entendimiento humano. México: FCE, 1956.
Otros textos:
Lowe, E.J. (2005), Locke. Londres: Routledge.
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