la vivienda tradicional, su contribución responsable en lo social y

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LA VIVIENDA TRADICIONAL, SU CONTRIBUCIÓN RESPONSABLE EN LO SOCIAL
Y AMBIENTAL
Arq. M.A. P. SANCHEZ CRUZ
horizontes18@gmail.com
Las tradiciones consideradas como valores, creencias y costumbres típicas de
las comunidades, transmitidas por generaciones, han contribuido con la construcción de
la vivienda del medio rural. Por lo anterior, es necesario realizar un balance sobre los
principales desafíos que enfrentan los diferentes sectores de la edificación, incluido la
vivienda tradicional, ante el entorno complejo que experimenta la sociedad
contemporánea en un escenario dominado por la industrialización, tecnología y
globalización. En este sentido, la vivienda tradicional del medio rural no solo ha perdido
valores históricos y culturales, sino también sociales y ambientales, por ello la
importancia de conocer las principales causas de este fenómeno. Si bien la vivienda
tradicional construida con materiales nobles como: piedra, tierra, madera, bambú, etc.,
se comporta mucho mejor en distintos climas, sismos y fenómenos meteorológicos, la
realidad es que estos materiales cada día son menos usados. Construir con materiales
locales y sistemas tradicionales, por miles de años generó fuentes de empleos, propició
de igual forma el desarrollo, contribuyendo no solo con cubrir necesidades de hábitat,
sino también al rescate de conocimientos, de prácticas ancestrales y populares del
dominio público, esto que aparentemente pudo haber sido una ventaja, tampoco ha sido
valorado. La vivienda tradicional, por usar materiales locales y sistemas tradicionales,
por ser de fácil realización, por su sencillez y confortabilidad, ha contribuido también de
manera responsablemente con el medio ambiente, al no utilizar materiales
industrializados con procesos que tienen alto consumo de energético para su
elaboración.
Palabras claves: Tradición, Responsabilidad, Ambiente. El origen de la vivienda
tradicional.
La tradición entendida como fenómeno social, es el acervo cultural que no ha
sido enajenado, es decir el conjunto de patrones culturales que se heredan de una
generación a otra. La visión conservadora de la tradición ve en ello, algo que mantener
1 y acatar acríticamente. Sin embargo, la vitalidad de una tradición depende de su
capacidad para renovarse, pudiendo cambiar de forma para adaptarse a nuevas
circunstancias, sin perder por ello su sentido.
El término “tradicional” en la construcción se refiere a la realización empírica de
edificar, es decir “arquitectura sin arquitectos”, la manera más común de construcción
en las comunidades. En la actualidad este tipo de viviendas tienen un latente riesgo de
ser alteradas o de perder su autenticidad. Lo anterior, resulta relevante por la tradición
constructiva, ya que por miles de años los constructores se las han ingeniado para
construir usando tan sólo un pequeño porcentaje de los recursos disponibles en las
localidades. (Fotografía 1). La vivienda tradicional, mantiene una relación estrecha con
la forma de vivir, de producción, usos y costumbres de las comunidades rurales, este
tipo de hábitat que forma parte de los pueblos autóctonos de cada país, ha dado
respuesta no solo a las necesidades de habitar sino también de otras situaciones de
orden social y ambiental.
De las cosas que hace diferente a la vivienda tradicional del medio rural respecto
a las edificadas en las áreas conurbadas o urbanas, es el uso de materiales no
industrializados como tierra, piedra, carrizo, madera, etc., lo cual representa un mínimo
impacto al ambiente por no utilizar materiales industrializados que tiene un alto costo
energético en su elaboración, en cambio en las edificaciones del medio urbano se
utiliza materiales industrializados que como se menciono tiene altos costos energéticos
para su elaboración como el cemento, acero, vidrio, por mencionar algunos. En el
medio rural, la edificación está basada en métodos1 ancestrales y todavía en algunas
comunidades con ayuda mutua, lo cual propicia una relación estrecha y la construcción
de tejidos sociales entre sus habitantes, en cambio en las ciudades este tipo de ayuda
no es común, ya que se contrata personal para realizar la edificación.
1
Entender el método como el modo de obrar o proceder, hábito o costumbre que cada uno tiene y observa. Real Academia Española. 2 Históricamente la vivienda tradicional ha tenido una evolución, lo que hoy
conocemos como vivienda tuvo su origen resumiéndose en refugios, los cuales sin
duda dieron respuesta en su etapa histórica “los refugios más antiguos, fueron sitios
temporales a estacionales, hechos de matorrales y ramas pequeñas, usualmente
cubiertos con lodo para aislarlos del agua”. Graham (2008) Por lo tanto, la posibilidad
de obtener y utilizar elementos estructurales mayores, seguramente dependía de la
invención de herramientas para lograrlo, ya que no se disponía de muchas de ellas, se
sabe que las primera fueron: piedras filosas, varas con punta y las manos del
constructor, conforme la vivienda se fue haciendo más grande y compleja, se requirió
de ayuda, lo cual propició con ello apoyo colectivo o comunitario, es decir se pedía
apoyo y de igual forma se ofrecía lo mismo, aun en algunas comunidades del México
esta práctica sigue existiendo y se le conoce como tequio2.
Conforme aumentaron los conocimientos agrícolas, aumento por consiguiente el
nivel de cultura de la fase cazador-recolector hasta llegar al cultivo más intenso en
localidades fijas, por lo tanto, también se tuvo la necesidad de un refugio fijo, lo cual
posiblemente hizo al ser humano pensar en algo más permanente y con mayor
durabilidad, ya que la existencia pasajera ofrecía pocas o ninguna oportunidad de tener
una vivienda fija, por lo tanto los humanos aprendieron a crear excedentes de comida y
métodos para almacenarla, bajo este esquema se considera que es así como los
excedentes crearon tiempo y posibilitaron el deseo de desarrollar formas de refugio más
sofisticadas y seguras, utilizando como materia prima todo lo que pudieran tomar de la
naturaleza, tierra, piedras, ramas. “la naturaleza ofrece todos los materiales de
construcción del hábitat, caso especifico, para la gente que habita en el campo
conocido como medio rural, asegura que el ambiente ofrece una gran variedad de
materiales”, Moya (1998).
Simultáneamente las técnicas aplicadas al uso de los materiales, se fue
mejorando en base a la experiencia, ya que si bien la naturaleza ofrecía materia prima
que pudiera ser utilizada para la construcción de viviendas, en algunos casos, estos
2
Tequio (Del nahua tequitl, tributo, trabajo). Méx. Tarea o faena que se realiza para pagar un tributo,
Diccionario de la Real Academia Española. 3 materiales se tenían que mejorar para soportar las inclemencias del tiempo. La
obtención de materiales para la construcción también cambio con la revolución
industrial3, el uso del acero, el vidrio, el concreto sin duda propiciaron que los habitantes
renunciaran a estos principios de buscar y trabajar sus materiales para su vivienda.
“otras de las ventajas que tienen los materiales que ofrece la naturaleza, es que son
fáciles de obtener, preparar y utilizar”, Moya (1998). Lo cual no solo resolvía en el
medio rural el problema económico de su adquisición, sino también propiciaba la
transmitir de conocimientos de generación en generación, la obtención de materiales
como el perfeccionamiento de sistemas constructivos, como cortar la madera con la
luna apropiada4 para evitar que esta se torciera, ardiera, pudriera, mermara o creciera.
Respecto a cómo se construyeron las viviendas tradicionales, es evidente que la
gente del campo aprovechó en forma bastante inteligente los materiales que
encontraron en la región en la que habitaban, escogiendo con acierto atino aquellos que
rendían los mejores resultados en cuanto agentes protectores en contra del clima y los
cambios atmosféricos, ya que estos materiales, no solo garantizaban resistencia a las
condiciones climáticas, sino también confort. Un ejemplo de ello es la vivienda
tradicional edificada en el Istmo de Tehuantepec, región que se encuentra ubicada en el
estado Oaxaca, a pesar que está ubicada en una zona de clima tropical cálido, donde
los vientos provenientes del Pacífico y proporcionan un clima comparativamente más
cálido, la vivienda tradicional por su disposición espacial, altura, materiales de
construcción y métodos constructivos empleadas, es lo suficientemente confortable,
aún con las variantes por el cambio climático. (Fotografía 2).
La forma de la vivienda surgida de la evolución ha llegado a tener valores del
orden práctico, económico, sicológico, social y ambiental. “la imagen de la choza,
significa el retorno a los orígenes, el hacer por tradición, el intento de volver a dar valor
3
La Revolución industrial fue un periodo histórico comprendido entre la segunda mitad del siglo XVIII y
principios del XIX, en el que Gran Bretaña en primer lugar, y el resto de Europa continental después,
sufren el mayor conjunto de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales de la historia
de la humanidad, desde el neolítico. Wikipedia enciclopedia libre.
4
La luna menguante es propicia para la selección de madera, de igual forma para hacer barro para
adobes, momento apropiado para el secado rápido y los revocos, cubiertas y revestimientos). 4 a las acciones cotidianas, ya que en todos los tiempos, se ha asumido valores
simbólicos diferentes en la forma y el contenido en los distintos contextos culturales”.
Coppola (2004). Lo anterior, representa algo fundamental, considerando que por
tradición se puede también heredar conocimientos para la construcción de vivienda, es
aquí donde la vivienda tradicional muestra en parte su responsabilidad social.
La vivienda tradicional como fenómeno social, no solo involucra elementos
geográficos o de clima, sino también otros componentes, “la vivienda tradicional como
un fenómeno socio-espacial involucra a elementos y factores de orden biológico,
histórico, cultural, económico, ideológico y político”. Gonzales (1999). Bajo este
esquema se considera que este tipo de vivienda está directamente relacionada con los
requerimientos para la vida, de manera que su acepción contemporánea incluye el
conjunto de espacios destinados al alojamiento cotidiano de la población y es la
referencia más directa de la residencia, donde la convivencia es más estrecha en sus
habitantes. Bajo este esquema se debe reconocer a los individuos, como habitantes y
miembros de un pueblo, donde la unidad es la referencia fundamental de la comunidad,
que como tal, tiene un factor primordial de identidad, lo anterior define también a la
vivienda rural como el espacio donde reside la población que habita en el medio de
pocos recursos económicos, concebido como el sitio de hábitat que está constituido por
un conjunto de elementos naturales y artificiales que integran en forma permanente o
temporal la unidad, cuyas características y disposición corresponden una expresión
cultural especifica, donde cada comunidad asume formas particulares de ocupación,
apropiación y representación del espacio y el territorio.
Otro aspecto importante de la vivienda tradicional es su idea clara y ligada con
tradiciones sobre todo las locales, que vienen de tiempos prehispánicos y que se siguen
conservando, y que no solo tiene que ver con aspectos perceptibles sino también con lo
intangible “la vivienda tradicional está estrechamente ligada con las tradiciones locales,
que desde el tiempo prehispánico en el caso de México, y hasta ahora, se conservan,
estos elementos culturales son las celebraciones religiosas, comida, danzas, leyendas y
la lengua, entre otras, lo cual, poseen ahora el valor patrimonial”. Torres (2009).
5 Los valores que se le puede atribuir a la vivienda tradicional pueden tener
múltiples aspectos por las actividades desarrolladas o las múltiples vivencias que se
pueden dar en los seres humanos. “La vivienda además de ser un lugar que cobija, ha
servido para llevar a cabo actividades de diversos géneros, no sólo domesticas: el
trabajo ha tenido un lugar importante, de igual forma considera que la vivienda ha sido
siempre el lugar de los sueños y de las más importantes evocaciones: los recuerdos de
la infancia, y algunas de las experiencias gratas y dolorosas en ocasiones, están
ligadas a la casa”. Ayala (2009). Al habitarla, el hombre desborda en ella sus
sentimientos, sus angustias, sus ilusiones y sus temores; por ello se ha dicho con razón
que la casa solo existe cuando el hombre la habita, pues no solo lo hace ocupándola
sino haciéndola parte fundamental de su vida, cabe mencionar que bajo estas
circunstancias, la casa tienden a tener un valor en ocasiones incalculable, desde el
punto de vista inmobiliario, en ocasiones los propietarios prevén hasta después de su
fallecimiento, clausulas testamentarias para que las viviendas no pueden ser vendidas,
aunque lo anterior ello implique su desuso, o la degradación del inmueble.
Interculturalidad.
La vivienda tradicional es por excelencia, el lugar de la reproducción de la
cultura, en ella se transmite de los padres a los hijos los principales valores que la
sociedad tiene como propios y que pueden ser de orden moral, religioso, económico,
higiénico o de cualquier tipo. Poseer una casa es una de las máximas aspiraciones,
significa cristalizar el sueño de tener un lugar seguro en el mundo. Implica también el
poder dejar a los hijos un patrimonio y asegurarles ese ansiado lugar; también llega a
representar un bien convertible en dinero, una inversión, una seguridad económica.
Respecto a la plusvalía, la vivienda se podrá cotizar más dependiendo no sólo del valor
de la misma, sino en la zona que esté ubicada, condición que cambia con el paso de los
años con la llegada de los servicios necesarios como agua, luz, drenaje, etc.
Muchos
de
los
valores,
utilidades
y
significados
pueden
presentarse
simultáneamente en las viviendas tradicionales resultan objetos en extremo complejos,
6 tanto para desentrañar su historia como para ser construidas. La vivienda tradicional
está muy distante de pertenecer a una arquitectura menor, no obstante, sus
dimensiones en relación con otros objetos arquitectónicos, o por emplearse en estas
materiales sencillos o hasta ordinarios o tecnologías constructivas poco elaboradas;
creer esto es producto de lecturas exclusivamente técnicas, en las cuales se ha hecho
caso omiso de la principal de sus cualidades: ser habitada no sólo en la cotidianidad,
sino en ocasiones muy importantes para la vida del hombre.
La vivienda como expresión cultural, sin duda sigue siendo lo más representa de
los valores de la sociedad “la vivienda ha constituido una de las expresiones más fieles
y representativas de los valores de la sociedad; en ella se ponen de manifiesto las
concepciones que sus habitantes han tenido del mundo, los recursos materiales y las
tecnologías disponibles en determinadas épocas, sus limitaciones sus gustos y
expectativas y, sobre todo, las formas socialmente compartidas de habitar”. Ayala
(2010). No obstante, estos valores y condiciones suelen ser muy cambiantes a lo largo
del tiempo. Por otro lado una misma vivienda, al ser habitada por distintas
generaciones, puede experimentar cambios de diversa magnitud; en algunas ocasiones
podrán ser sutiles y casi imperceptibles y, en otras, lo suficientemente drásticas al
grado de desfigurar el inmueble, hasta hacerlo algo muy distinto a lo que fue en su
origen.
La vivienda como producto cultural fue y seguirá siendo un objeto significante, “lo
que conocemos como casa o vivienda, es un objeto significante, un producto cultural
frente al que se aprende a reaccionar de una determinada manera, regida por códigos”
Ayala (2009). Estos códigos los podemos dividir en dos tipos: códigos sintácticos y
códigos semánticos, los primeros tienen su representación más típica en la articulación
arquitectónica que corresponde a la “gramática de construir” o ciencia de la
construcción, en relación a los segundos, los podemos dividir a su vez en dos
subgrupos: 1] los que se refieren a la articulación de elementos arquitectónicos,
elementos que denotan “carácter distributivo” y connotan “ideologías del modo de vivir”;
y 2] los que se refieren a los géneros tipológicos, tipo sociales o tipos espaciales.
7 Contribución social y ambiental
La vivienda tradicional desde épocas remotas, ha tenido intrínsecamente la
representatividad jerárquica y de agrupación humana, la cual, independientemente de
que sea útil para el fin que fue creada, satisfaciendo espiritualmente a los seres
humanos, integralmente aunado al físico, válido tanto para un individuo como para una
colectividad. En este sentido la vivienda tradicional, posee no solo un valor social,
representado por la clase del medio rural, es decir su característica principal es la
solución a las necesidades más indispensables, liberada de adornos y decoraciones. Lo
anterior, lleva a la reflexión que existe una responsabilidad social y ambiental al
conservar la vivienda tradicional en cada región del mundo, sobre todo en condiciones
tan cambiantes de la vida moderna. Dicho esto en otras palabras, la vivienda tradicional
afronta no solo las inclemencias del cambio climático sino también la responsabilidad
social ante la globalización.
Conclusiones:
La vivienda tradicional no solo representa el espacio físico, donde viven las
familias, también es el sitio donde se manifiesta el esfuerzo, el sacrificio y la
convivencia de los seres más queridos. Por lo tanto es y seguirá siendo el espacio por
excelencia donde se recrean los valores culturales de toda la comunidad. Hacer de la
vivienda tradicional un hogar es sin duda, el gran empeño familiar y una de las razones
de ser de una comunidad que se sabe y se quiere estable. La vivienda tradicional es
también un elemento importante para el crecimiento ordenado y armónico de las
comunidades
rurales,
que
ofrece
resistencia
ante
un
mundo
globalizado.
Desafortunadamente, usuarios, constructores, profesionales de la ingeniería y
arquitectura, universidades y autoridades no hemos sabido dar el suficiente valor a este
tipo de edificación, la cual históricamente desde su concepción, ha contribuido
responsablemente con la construcción de los tejidos sociales y con la protección del
medio ambiente. La vivienda tradicional sigue siendo la arquitectura popular
sobreviviente, que se niega a desaparecer en una época industrial y tecnológica,
8 suspendida en el tiempo; o mejor dicho en lo atemporal, en la medida que su diseño no
pretende significar una moda. Por el contrario, significa una resistencia cultural y desde
ese ángulo, es un fenómeno marginal con respecto a la cultura occidental
contemporánea, producto del capitalismo industrial. Por lo tanto la arquitectura de la
vivienda tradicional se sigue considerando un producto eminentemente artesanal,
resistente a una época avasalladora por la globalización.
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
Ayala, A. E. (2010) Antologías habitar las casa: historia, actualidad y prospectiva,
México, UAM-Xochimilco. pág. 22.
Ayala A. E. (2009) La idea de habitar “Ciudad de México y sus casas 1750-1990.
México. pág.127.
Coppola P. (2004) Análisis y diseño de los espacios que habitamos. México Pax
México. pág. 167.
González Claveran J. et al., Memoria del 1er Seminario Iberoamericano de la Vivienda
Rural y calidad de vida en los asentamientos rurales. CYTED-HABITED, Cuernavaca
Morelos, México 1999. pág.136.
Graham Mchenry, J.R. P. (2008) Adobe como construir fácilmente. México Trillas. pág.
15.
Moya Rubio, V. J. (1988) La vivienda indígena de México y del mundo. México, UNAM.
pág. 29.
Ortiz, V. M. (2009) La casa una aproximación. México, UAM-Xochimilco. pág. 93.
Torres Zarate, G. (2009) La arquitectura de la vivienda vernácula. IPN Plaza y Valdés.
México 2009. pág.144.
9 Anexo fotográfico.
Fotografía 1 Fuente: Vivienda vernácula en Chiapas de Corzo/FOTO: MARCO EBER CRUZ DIAZ
Fotografía 2 Fuente: Viviendas tradicionales santo Domingo Tehuantepec / FOTO: Rodolfo Guillermo
Jiménez Vera
Fotografía 3 Fuente: Viviendas tradicionales en Capulalpam de Méndez, Oaxaca /foto: Pastor Alfonso
Sánchez Cruz
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