Hoy en día, las viviendas pueden incluso tener una buena distribución, facilitar el mantenimiento, tener precios asequibles, estar abiertas al aire, a la luz y al sol. Ahora bien, ¿ofrecen las viviendas en sí mismas alguna garantía de que en ellas tenga lugar un habitar? (pág. 13) Construir es propiamente habitar. (pág. 19) El habitar es el modo en que los mortales son sobre la tierra. (pág. 19) El construir como habitar se despliega en el construir que cultiva las cosas que crecen y en el construir que levanta edificios. (pág. 19) No habitamos porque hemos construido, sino que construimos y hemos construido en la medida en que habitamos. (pág. 19) Cuidar a cuaternidad, salvar la tierra, recibir el cielo, esperar a los divinos, guiar a los mortales, este cuádruple cuidar es la esencia simple del habitar. (pág. 43) La esencia del construir es el dejar de habitar. (pág. 47) Sólo si tenemos la capacidad de habitar, podemos construir. (pág. 47) La auténtica penuria del habitar no consiste simplemente en la ausencia de viviendas. La auténtica penuria de viviendas es más antigua que las guerras mundiales y sus destrucciones, más antigua aún que el aumento de la población terrestre y la situación de los obreros industriales. La verdadera penuria del habitar consiste en el hecho de que los mortales siempre tienen que volver a buscar la esencia del habitar, de que tienen que aprender primero a habitar. (pág. 49) ¿Cómo se instala el hombre en el mundo? ¿cómo pensar en el lugar en el que vivimos? ¿Qué tipo de relación establecemos con las cosas? ¿cómo organizamos nuestro entorno? (pág. 56)
