Biblioteca esencial49 CARABELA Nº 47 El desarrollo de la expresión oral en el aula de E/LE Marta Baralo 1. Introducción La expresión oral constituye una destreza o habilidad de comunicación que no tiene sentido sin la comprensión, sin el procesamiento y la interpretación de lo escuchado. La expresión oral implica la interacción y la bidireccionalidad, en un contexto compartido, y en una situación en la que se deben negociar los significados. La comunicación es un proceso, una acción, basada en unas destrezas expresivas e interpretativas, por lo que la expresión oral debe entenderse como tal, junto a la comprensión oral, la lectura y la escritura. El desarrollo de la teoría lingüística en las últimas décadas, con los estudios sobre la capacidad generativa y creativa del lenguaje, sobre los aspectos contextuales y situacionales de los interlocutores, sobre las características específicas del código oral frente al escrito, nos brinda una estructura conceptual rica y sutil para analizar en qué consiste esta destreza comunicativa. Si entendemos la complejidad de esta habilidad, podremos entender mejor las dificultades de nuestros alumnos y podremos diseñar actuaciones didácticas más eficaces y fundamentadas. En las actividades de la vida cotidiana el uso de la lengua oral va sufriendo cambios debidos a los nuevos medios y a los nuevos hábitos de la sociedad. En vez del relato familiar y la charla a la hora de la comida, las voces y las imágenes de la televisión reemplazan el diálogo; la música ensordecedora de los bares y discotecas hace imposible la conversación; los programas de radio y televisión donde todos los invitados hablan al mismo tiempo y gritan para imponer su turno de habla están a la orden del día. La expresión oral se hace paulatinamente más pobre, más contaminada por ruidos de diversa índole, sustituida por medios audiovisuales en los que el texto oral no es lo más importante. Y todo esto no es ajeno a lo que ocurre en lengua extranjera. Es impensable que un joven que no domine los recursos del discurso oral en su LM lo vaya a hacer en una LE que esté aprendiendo. Sin embargo, la expresión oral es algo tan intrínseco al hombre que no podemos imaginarnos sin esta destreza; a tal punto es así, que si no tenemos con quién hablar, hablamos con los animales, con las plantas, con nosotros mismos y hasta con el televisor. Para un estudiante de español/LE la adquisición de la habilidad para comunicarse oralmente es el objetivo más importante de su esfuerzo. En este trabajo tratamos de analizar de forma clara y sencilla todos los componentes o niveles de dominio que exige esta destreza. Empezaremos por comparar el proceso de adquisición de cada uno de ellos en LM y en LE, para poder analizar mejor las necesidades y las propuestas de material didáctico. 2. Desarrollo de la expresión oral Cuando los niños comienzan a hablar, pareciera que se limitan a aprender vocabulario, aunque sólo este aprendizaje es ya de una enorme complejidad. Aprenden palabras a una velocidad vertiginosa, unas diez palabras nuevas por día, sin que se les explique qué palabras deben aprender. En realidad, todos los seres humanos, en condiciones normales, sin hacer esfuerzos conscientes, casi sin darse cuenta, realizan la mayor hazaña intelectual del ser humano. Investigadores como Pinker (1994) hablan del instinto del lenguaje, en el sentido de que la lengua oral crece en el niño del mismo modo que la araña sabe tejer su tela, sin que nadie le enseñe a hacerlo bien. El aprendizaje de una palabra implica asociar su sonido con su significado; son dos procesos diferentes: por un lado, aprender la estructura sonora, reconocer la palabra y poder pronunciarla; por otro, apoderarse del 49 Como en otros casos, la paginación reproduce la de la edición original. Este artículo debe citarse como: Baralo, . (2000). “El desarrollo de la expresión oral en el aula de E LE”, en Carabela, 47 (El desarrollo de la expresión oral en el aula de E/LE), Madrid, SGEL: 5-36. 164 concepto que expresa y asignarlo a una categoría semántica más o menos amplia: formas, colores, cantidad, comida, acción, etc. Estos dos procesos son de una enorme complejidad y no parece posible que los niños desarrollen tanta habilidad lingüística a partir de principios psicológicos sencillos tan simples como la imitación, el condicionamiento y la generalización. A diferencia de lo que ocurre con el aprendizaje de la lectura y de la escritura, de las matemáticas o de la música, el niño domina la comprensión y la expresión oral sin recibir ninguna enseñanza explícita. Las investigaciones de las últimas décadas han demostrado que hay ciertos conocimientos y disposiciones innatas que subyacen al uso del lenguaje. El bebé posee una dotación específica de mecanismos perceptivos innatos, adaptados a las características del lenguaje humano, que lo prepara para el mundo lingüístico que le tocará en suerte. Existe una relación entre la señal hablada y los fonemas, unidades segmentales mínimas del habla, con valor distintivo y funcional, que corresponden a las consonantes y vocales de las lenguas. Se trata de distinguir, en español por ejemplo, que lata, rata, pata, bata, mata, nata son segmentos de habla diferentes que corresponden a significados también diferentes. La señal hablada está constituida por un complejo de unidades acústicas, es decir, por segmentos breves, separados por pausas momentáneas o por picos de intensidad. Las bandas acústicas, o formantes de esos segmentos, varían según una serie de parámetros como la duración, la frecuencia, las relaciones temporales y la intensidad de energía acústica concentrada en ellas. También varían las condiciones acústicas de la articulación según la aspiración y la fricación. Los resultados experimentales realizados por Eximas (1997) han confirmado la idea de que en la percepción del habla solemos captar categorías fonémicas discretas y no la variación continua de cada parámetro acústico: percibimos el habla categóricamente, a pesar de todas las variaciones individuales. Todos podemos percibir la i de niño, como una categoría distintiva, sea que la canten, la digan en voz baja, en susurro, a gritos, un hombre viejo, o una madre angustiada. La adquisición del léxico, en sentido amplio, se realiza por un proceso semántico y un proceso formal, tanto en LM como en LE. Ambos procesos son indispensables para el funcionamiento en la comunicación. El léxico y la gramática, entendida ésta como el sistema formal y computacional de la lengua, se interrelacionan y corresponden de tal manera que resulta un verdadero problema intentar separarlos. En cuanto a la organización del lexicón mental, en la producción oral y en la escritura el tratamiento psicológico de las palabras procede del sentido a la forma, y a la inversa en las actividades interpretativas, del mismo modo que sucede en todos los niveles lingüísticos. A medida que se produce la adquisición de las palabras se va construyendo la gramática de la lengua, de manera que cuando el niño aprende un verbo como "decir", lo guarda en su "almacén de palabras", o lexicón, como categoría "verbo" y lo usa como tal categoría, haciendo depender de él el sujeto animado humano que le corresponde, el objeto directo correspondiente a lo dicho, el objeto indirecto a quien se le ha dicho y alguna otra expresión de la/s circunstancia/s. Un niño produce enunciados como Papá me dice todas las noches que me lave los dientes…; ningún niño dice cosas como *Dice papá me noches todas que los dientes lave me… Todo este proceso entraña una extraordinaria y asombrosa complejidad de la que no siempre somos conscientes como profesores. Vale la pena dedicar unas palabras a reflexionar sobre lo que ocurre en la mente de un hablante cuando participa en un acto de habla, por sencillo que éste sea. En términos generales, no hay diferencias cualitativas en la expresión oral en LM o en otra lengua; sí hay, por supuesto, una gran diferencia en el dominio del código, con todas las dificultades que eso implica. Una vez que el niño, o nuestro alumno, ha aprendido algunas palabras, puede comprender algunas oraciones o producirlas. Puede llevar a cabo un proceso de codificación o de descodificación sintáctica, que tiene lugar de forma inconsciente y que en E/LE damos por sabido, sin incluirlo en la selección de contenidos de cualquier programa de principiantes. Para poder expresar o interpretar una oración el hablante establece categorías sintácticas que le permiten identificar el verbo, el sujeto, el objeto, esto es, organiza las palabras en sintagmas a los que les asigna las funciones correspondientes. No es lo mismo El jefe despide al empleado que El empleado despide al jefe y eso se debe a la asignación de las funciones sintácticas, funciones que no sólo dependen de la posición que ocupan en la oración los sintagmas nominales, sino de las relaciones asimétricas de dependencia que se crean entre ellos y el verbo que los rige. Como dice Pinker (1994: 216) "la gramática es un sistema formal, un protocolo, una base de datos estática que establece qué sonidos corresponden con qué significados en 165 una lengua particular. No es una receta para comprender o hablar. El entender y el hablar comparten la misma base de datos gramatical (la lengua que hablamos es la misma que entendemos), pero también requieren procedimientos que establezcan lo que mente debe hacer, paso a paso, cuando uno empieza a escuchar una cadena de palabras o está a punto de empezar a hablar". El programa mental que analiza la estructura de la oración es el "analizador", que trabaja apoyado en la memoria a corto plazo ya que debe mantener activados al mismo tiempo todos los sintagmas incompletos. En una oración como El niño que cogió al perro que corría al gato que perseguía al ratón que estaba en el trastero no estaba asustado, el analizador tiene una carga especial de trabajo porque tiene que mantener abiertos todos los sintagmas nominales que contienen una oración de relativo hasta encontrar el verbo último que le asigna la función de sujeto. Aunque tenga gran importancia para la organización de la oración, el análisis sintáctico es sólo un paso en la comprensión o en la producción de una oración. Ésta no puede ser sacada de su contexto de realización: si transcribimos una oración pronunciada, nos puede parecer muy rara porque pierde la entonación y el ritmo que le dan perfil sonoro a los sintagmas, los silencios, las frases entrecortadas, los falsos arranque para reformular una idea o para cambiar de tema. La transcripción, por muy minuciosa que sea, no puede entenderse completamente porque los deícticos (lo, les, esto, ahí) se quedan sin la referencia situacional, o las palabras genéricas y comodines no significan nada (eso, la cosa, el ése, hacer, el asunto). Además de todos estos elementos sonoros, situacionales y contextuales que contribuyen a la significación de la expresión oral, hay que tener en cuenta que las intenciones del hablante se pueden expresar de manera indirecta, a través de innumerables recursos gestuales. Hay otros factores de singular importancia, tanto en LM como en LE que pueden facilitar o dificultar el proceso de comunicación oral. Si los interlocutores comparten información y hablan de alguna experiencia compartida, o comparten conocimientos del mismo trabajo o de hechos que hayan ocurrido, la eficacia comunicativa será mucho mayor con menor esfuerzo lingüístico. Por el contrario, si los hablantes se desconocen o pertenecen a culturas muy diferentes es difícil que lleguen a una comunicación plena porque les faltará conocimiento para suplir todas aquellas cosas que no se explicitan, tales como los conectores discursivos que expresan relaciones lógicas entre lo que se dice, o ciertos supuesto de partida que acompañan a cualquier acto de habla propio de la conducta humana. Si un hablante no nativo de español no sabe cómo nos despedimos habitualmente, cuando no queremos seguir hablando más, se sentirá bastante frustrado al ver que no cumplimos con lo prometido, cuando le decimos cosas como -Bueno, ya te llamaré, a ver si quedamos para tomar algo… La comunicación oral implica que las oraciones que se expresan están enlazadas con una enorme base de datos mental, entretejidas de una manera muy completa, de manera que el interlocutor pueda establecer relaciones entre lo que ya conoce y la información nueva: al hablar, normalmente ponemos por delante el tema tópico - del que hablamos, en función de sujeto, y a continuación el foco - comentario - con la información nueva. Después de los estudios de Austin, Grice, Sperber y Wilson, entre muchos otros, sabemos que todo acto de comunicación está basado en la expectativa mutua de cooperación entre el hablante y el oyente. El hablante se compromete de forma implícita a que la información que va a proporcionar es relevante, esto es, que todavía no es conocida y que está relacionada con algo que el oyente considera que merece la pena hacer un esfuerzo mental de inferencia para obtener conclusiones. El oyente espera que el hablante se exprese de forma clara, relevante, veraz, no ambigua, breve y ordenada al transmitir información. De hecho, un aprendiente de E/LE se ajustará mucho más a estas pautas, relacionadas con la relevancia de la información, si intenta construir una expresión que refleje su ánimo de cooperación en un acto de habla (Paul), que si se limita a construir oraciones gramaticalmente correctas (Jenny): (María se encuentra en la cafetería con Jenny y Paul, estudiantes de Internacionales) María: - Hola, chicos, mañana hacemos una fiesta, ¿queréis venir? Jenny: - Sí, quiero ir a la fiesta. Paul: - ¡Qué bueno! ¿A qué hora es? La expresión oral permite también no decir las cosas directamente, deslizar mensajes a través de enunciados con otros significados, de forma indirecta. No se trata de una simple transmisión de información transparente, el hablante puede violar deliberadamente las normas implícitas que regulan la comunicación y el oyente entiende que no puede hacer una interpretación literal del sentido. La poesía, la metáfora, la ironía, el sarcasmo, el humor, la burla, la retórica, la persuasión, la insinuación son sutilezas de la expresión del ser humano que se pueden inferir mediante las reglas del discurso y de la pragmática. 166 3. La expresión oral y las otras destrezas Muchas de las características que hemos visto en la descripción de la expresión oral se dan también en la expresión escrita. Como es lógico, toda la gramática de la lengua, incluidas las formas y los significados codificados en los diferentes niveles fónico/ortográfico, gramatical, léxico/semántico y sociopragmático, es semejante en ambos códigos. Pero también es evidente que existen claras diferencias en la manifestación oral, peculiares por el propio canal de comunicación que utiliza. Hasta ahora hemos visto que la comunicación oral es una especie de instinto que va desarrollándose en el niño y creciendo en él de forma inconsciente, sin esfuerzo, sin que nadie se lo imponga y de manera irreversible (salvo algún tipo de accidente). La eficacia de ese aprendizaje no depende de que le enseñen mejor o peor, o de que le corrijan de forma sistemática, o de que tenga mejores modelos de los que aprender. La escritura, por el contrario, es un producto cultural, impuesto por la sociedad, que se aprende con esfuerzo, que necesita un proceso de enseñanza - aprendizaje, a partir de una determinada edad, no antes de los cinco años, época en la que ya se ha adquirido toda la gramática de la LM. De hecho, hay millones de hablantes que no usan jamás la escritura, y otros muchos millones que viven sin ningún problema de comunicación como analfabetos funcionales. Dejando de lado el prestigio histórico de la escritura, por diversos motivos relacionados con el proverbio latino verba volant, scriptae manent, el hecho es que hay dos factores que imponen esas diferencias a la expresión oral, a saber, el tiempo y la memoria. El profesor de E/LE debe ser consciente de las limitaciones y consecuencias que impone a la expresión oral el hecho de que las secuencias sonoras sean instantáneas, en una sucesión temporal que no tiene vuelta atrás ("lo dicho, dicho está") y que no permite silencios si no se ha terminado el enunciado. Debido a estos factores, la expresión oral se diferencia de la escrita en los recursos formales que utiliza: oraciones incompletas, poca subordinación, párrafos cortos, predominio de la yuxtaposición y de la coordinación, pocos conectores lógicos, estructura de tópico / comentario, más que de sujeto / verbo / objeto; vocabulario generalizado, repeticiones, falsos arranques, reformulaciones, usos de muletillas, entre otros. La comunicación oral se caracteriza también por la necesidad de dar y de tomar el turno de palabra, con las estrategias adecuadas para cada caso. Esta habilidad se presenta especialmente complicada en E/LE debido a los hábitos lingüísticos en otras lenguas, muchos más respetuosos del turno de palabra que los hispanohablantes. Desde el punto de vista didáctico y asumiendo los principios del enfoque comunicativo, lo más natural será diseñar tareas de aprendizaje y actividades comunicativas que integren las destrezas productivas y receptivas, orales y escrita, con sentido común, tal como ocurre en la vida diaria entre personas habituadas a la lectura y la escritura. Nos referimos a la naturalidad de transmitir información por teléfono a partir de un texto escrito (notas, información de periódico) o de discutir las ofertas de un supermercado para abaratar el coste de una fiesta, o de preparar una argumentación consistente con datos extraídos de publicaciones especializadas. Las actividades de los manuales de E/LE se pueden reconvertir fácilmente en tareas sencillas de expresión oral integrada con las otras destrezas. Martín Peris (1999: 47)50 ofrece un ejemplo de cómo proceder en las siguientes propuestas: Cuadro nº 8 4. Tratamiento didáctico de la expresión oral en el aula de E/LE Por todo lo que hemos visto, el perfeccionamiento de la conversación, como ejercicio esencial para el desarrollo de la expresión oral, constituye un objetivo amplio y complejo, que recoge dentro de sí otros objetivos más específicos relacionados con las actitudes positivas hacia la comunicación, la riqueza y la precisión del vocabulario, la corrección gramatical, la eficacia, las estrategias de comunicación en la LO. Mediante la conversación los alumnos desarrollan habilidades de carácter cognitivo, que hacen posible la recuperación de datos y su organización, de forma coherente, para poder perfilar sus propias opiniones frente a las de los demás, para poder argumentar, describir, narrar o contribuir a que su interlocutor lo haga. También se desarrollan habilidades de carácter lingüístico, ya que la conversación exige un esfuerzo de descodificación de lo que escucha, de pronunciación clara, de buscar las palabras precisas, de conseguir una buena interacción con personas que dominan más la lengua. Esto significa ser capaz de interpretar los sentidos de los enunciados, en 50 En Zanón (coord.), 1999. 167 una determinada situación, atendiendo a la cantidad de información que le dan y que debe dar, a la negociación de los significados y a las implicaturas de tipo convencional y conversacional que puedan darse. Nuestros alumnos pueden contar con toda nuestra ayuda, en la clase, con materiales didácticos preparados por expertos, que les presentarán los nuevos sonidos, el nuevo léxico, el nuevo estilo de habla de forma gradual El papel del profesor de E/LE, como el de cualquier experto responsable de conducir un proceso de enseñanza - aprendizaje, es el de intermediario entre la investigación de la lingüística teórica y aplicada y la realización didáctica de la lengua. El profesor decide en cada caso qué es lo pertinente y relevante de la investigación para sus alumnos. En este sentido, Widdowson (1998: 8) habla de una pragmática de la pedagogía de lenguas. Según él "la autenticidad de la lengua en clase será siempre, hasta cierto punto e inevitablemente, una mera ilusión. Y será así porque no depende de la fuente de la que parte la lengua como objeto, sino de la actitud que adopta el alumno. En el uso real y espontáneo de la lengua, adquirimos los significados, lo que ha quedado patente por los avances de la pragmática y el análisis del discurso, a partir del contacto humano. Y dichos significados son negociables: ningún texto los contiene. En la medida en que los alumnos de lenguas, por definición, tienen una competencia deficitaria, no pueden hacer espontánea la lengua que intentan aprender de la misma manera que lo hace un locutor nativo". En las clases de expresión oral, la lengua que les presentamos puede ser una reproducción auténtica del comportamiento de un hablante nativo, pero la respuesta no será la de un nativo, por lo que no se puede considerar, según Widdowson, como un discurso auténtico. Si entendemos que la autenticidad se refiere a un comportamiento lingüístico natural, encontramos otro problema, porque la expresión oral natural para los alumnos será lo que hagan de manera espontánea en su propia LM. Es decir, la situación en la clase de E/LE es una situación artificial y como tal debe ser entendida por los alumnos, que tendrán que cooperar y mantener la ilusión de realidad. Las actividades de expresión oral se tomarán como una simulación y se aceptarán como fenómenos de clase y no como fenómenos naturales y espontáneos. En la expresión oral, el uso natural de la lengua es el objetivo del aprendizaje, pero ese uso natural se alcanza a partir del significado más que de la forma; se trata siempre de un proceso conocido como top-down, del todo a las partes, más que como bottom-up, de las partes al todo. Sin embargo, en las clases de E/LE es necesario que nos centremos también en la forma, como parte importante del proceso de aprendizaje; los alumnos deben trabajar las propiedades formales de la lengua que quieren aprender, de la misma manera que usarán la traducción como parte de ese proceso de aprendizaje de E/LE, independientemente del papel que el profesor quiera asignarle a la traducción desde un punto de vista didáctico. 5. Actividades comunicativas y tareas en la enseñanza de E/LE Con los aportes de las diferentes disciplinas implicadas en la didáctica de la expresión oral, en las últimas décadas, sabemos que la comunicación es un proceso, una "acción", que se concreta a través de una serie de habilidades que permiten su realización en una serie de "actos de habla" o intercambio comunicativo. Dentro de los enfoques comunicativos en la enseñanza de E/LE, la expresión oral es quizás la destreza que más discusiones ha generado, ya que por un lado es la base de la comunicación y de la interacción; pero por otro, no está muy claro qué posición debe ocupar en la programación de un curso, junto con las otras destrezas y al aprendizaje del código. La utilización didáctica de la conversación se puede hacer de varios modos diferentes, desde la conversación espontánea del profesor y el alumno, cada uno en sus verdaderos y habituales roles, hasta las actividades programadas con simulaciones de papeles y objetivos especificados y que deben prepararse con antelación. Hay otros recursos didácticos, muy motivadores, para la ejercitación y el desarrollo de la expresión oral y que los profesores de E/LE suelen utilizar con mucho éxito: canciones de todo tipo, exposiciones preparadas, debates, tertulias, grabaciones en vídeo de guiones previamente escritos, entre muchas otras que ejemplificaremos a continuación. El trabajo en grupo permite reproducir dentro de la clase situaciones de comunicación oral muy cercanas a las auténticas, en las que se debe negociar el significado. Algunos críticos de estas dinámicas de trabajo han visto cierto peligro en la influencia de los errores de los compañeros, pero las investigaciones de la interacción en el aula han quitado importancia a este riesgo. 168 Otra ventaja del trabajo en grupo, además de aumentar las oportunidades para la comunicación oral y el uso activo de la lengua, es el desarrollo de la autonomía del aprendiente, ya que es el responsable de su propio aprendizaje. Claro que el trabajo en grupo presenta también ciertos inconvenientes. Según algunos profesores, lleva demasiado tiempo de la clase, permite que los estudiantes más vagos se apoyen en el trabajo del grupo, y lo peor, favorece el uso de la lengua materna, de forma casi inevitable cuando se trata de grupos monolingües. Todos estos problemas pueden resolverse o evitarse, al menos en parte, con un buen entrenamiento de los aprendientes en las dinámicas de grupo, y con una buena planificación y control del profesor. La experiencia como profesores de E/LE nos ha convencido de que el trabajo en grupo es provechoso tanto para los alumnos más aventajados como para los menos capaces ya que los primeros pueden practicar produciendo enunciados comprensibles, mientras que los otros pueden conseguir más experiencia en la negociación del significado. Las investigaciones más modernas en metodología destacan los aspectos positivos del aprendizaje cooperativo y la interacción oral es el medio más natural para ponerlo en práctica. En la última década se han propuesto diseños de cursos y de actividades que ayudan a desarrollar con más eficacia la comunicación oral: las tareas y las actividades basadas en temas de interés, conocidos por el alumno. Se trata de hablar sobre cuestiones de negocios, de salud, de juegos, de informática, de deportes, de ecología o de cualquier otro tema propuesto por los alumnos, según sus necesidades comunicativas, o por una selección transcurricular de los contenidos. Las tareas son actividades diseñadas para que el aprendiente use la lengua comunicativamente con algún propósito concreto, o de forma reflexiva, para resolver algún problema, conseguir alguna información y transmitirla, tomar decisiones según diferentes argumentos. En síntesis, las actividades de expresión oral en el aula de E/LE podrían ser las siguientes, con todas las variaciones que se quieran aplicar: conversaciones preguntas y respuesta resolución de problemas debates, discusiones, argumentaciones juegos comunicativos simulaciones, dramatizaciones relatos reales y fantásticos, chistes 5.1. El aspecto comunicativo de la pronunciación En los enfoques comunicativos, la pronunciación es uno más de los parámetros que aseguran la eficacia comunicativa. Ya no se trata de una pronunciación correcta de los fonemas aislados o en frases cortas, según las normas de la fonética articulatoria. La didáctica de la pronunciación se ocupa de la forma material del habla en su conjunto, que puede constituirse en un muro que impida la comprensión. En realidad, la primera dificultad consiste en percibir los sonidos propios de la lengua que se aprende que son diferentes a los de la LM. No se puede producir unos sonidos nuevos si no se es capaz de discriminarlos: el aprendiente de español tenderá a la transferencia de los rasgos de la LM y deberá aprender a abandonar los hábitos fonológicos y fonéticos que no correspondan a los propios del español. Para que la pronunciación se adquiera de manera eficiente es necesario poner el foco en los procesos comunicativos significativos, sin preocuparse demasiado por el inevitable "acento extranjero". Por ello, la ejercitación del aspecto fónico de la lengua debe incluir los valores significativos del acento, la entonación, el ritmo y las pausas. Como indica Gil, J. (1988: 139), el aprendiente de lengua extranjera debe, ante todo, aprender a dominar la nueva base articulatoria, es decir, el conjunto de hábitos articulatorios que caracterizan la lengua. No se trata de empezar a pronunciar sonidos nuevos, sino de ser capaces de apreciar las diferencias generales que existen entre su LM y el español en cuanto a la tensión de los articuladores, energía articulatoria, utilización de los labios, etc. No se encuentran muchos ejercicios de este tipo en los manuales de E/LE; aquí presentamos uno que pone el foco en la entonación expresiva: ¡Hagan juego! Pag 20 - 21 169 5.2. La negociación del significado y la transmisión de información En los niveles más bajos de dominio de la interlengua resulta difícil encontrar situaciones de comunicación real en el aula, donde tenga lugar la negociación del significado, a no ser que se trate justamente de los actos de habla propios del discurso de clase, donde se juegan los roles habituales de alumnos y profesor. Una de las formas más prácticas de crear en el aula de E/LE otras situaciones comunicativas, semejantes en cierto modo a las de la vida cotidiana, es la simulación. Ahora bien, en estos casos la improvisación no lleva a ninguna parte, como no sea que los alumnos tiren de sus propios conocimientos ya adquiridos, con lo que ya no se trata de una actividad de aprendizaje. Estas actividades les aportarán más posibilidades se plantean la escenificación de la situación comunicativa como una tarea final, con una serie de actividades de preparación o actividades mediadoras. Por ejemplo, Gente 1 - Pag 106 - 107 Tácticas de conversación (SM) - Pag. 106 y 107 Los actos de habla están constituidos por rituales y por hábitos lingüísticos propios de cada comunidad idiomática y es importante que los aprenda el hablante no nativo para poder participar con soltura en la interacción de la conversación. En la colección Destrezas de ediciones SM se ha intentado proporcionar un material didáctico específico para la expresión oral, diseñado con un valor funcional; se proporcionan actividades comunicativas grupales y de parejas para practicar las diferentes funciones organizadas en función de las distintas tácticas de conversación que se usan en los turnos que toman los interlocutores para entrar en conversación, continuarla y reaccionar ante el interlocutor. Por ejemplo: a) para adquirir tácticas que permitan cambiar de tema en la conversación: Tácticas de conversación Pag 26 y 27 b) para destacar algún aspecto de lo que se ha dicho: Tácticas de conversación - pag. 44 y 45 Muchas veces, las actividades de expresión oral en la clase de E/LE se realizan para poner en común una información o llegar a un acuerdo en la solución de un ejercicio lingüístico. El punto de partida puede ser la información leída en documentos incluidos en el Manual de E/LE o la información escuchada en una cinta de audio o de video. No hay preparaciones específicas para funciones comunicativas específicas. Se trata sólo de un pretexto para hablar o querer ponerse de acuerdo. Por ejemplo, A fondo - Pag. 149 Abanico - Pag.53 Hemos visto al comienzo del texto la importancia de la competencia pragmática como parte importante de la competencia comunicativa. La práctica de los rituales de la cortesía y de las fórmulas lingüísticas en determinadas situaciones se puede llevar a cabo medianet actividades lúdicas como la que presentamos, tomada de ¡Hagan juego! Pag.158 Cuando los aprendientes ya poseen cierto dominio de la interlengua y pueden comunicarse con cualquier tipo de discurso, las tareas de expresión oral deben prepararse tal como se preparan en las clases de español nativo. Si queremos que participen en un debate, deberemos asegurarnos de que realmente tienen datos como para poder debatir sobre un tema determinado. En este sentido, pueden preparar un debate y llevarlo a cabo, como en Suma y sigue - pag- 154 y 155 La ejercitación de la compresión la expresión oral se da de forma natural en la realización de tareas de aprendizaje y de comunicación en cualquiera de sus temas y objetivos., entre las que se pueden destacar las tareas que buscan ayudar al desarrollo de estrategias de autoaprendizaje :Enfoque por tareas : ejemplos 3 y 4 . Pag- 60 y 61 170 6. Conclusión La expresión oral puede servir de nexo natural de unión en la integración de las otras destrezas de comunicación. Por ejemplo, el hablar y el escribir pueden regularse recíprocamente, ya que la redacción colectiva es un procedimiento donde el discurso regula la producción mientras se desarrolla. Los estudios sobre la interacción oral en el aula han aportado resultados muy positivos sobre la forma en que incide el diálogo en el aprendizaje de la lectura y de la composición escrita, por ejemplo, a partir de las aportaciones que hacen los compañeros, que pueden actuar como audiencia y, al mismo tiempo, exigen una expresión clara y coherente. La interacción oral es uno de los instrumentos básicos de la evaluación cualitativa o formativa y una de las estrategias más útiles del profesor para retroalimentar el proceso de apropiación de la lengua de sus alumnos. Mediante preguntas, ejemplos, contraejemplos, sugerencias, reformulaciones, paráfrasis, etc. se puede suscitar la reflexión o la corrección en los alumnos y estimular la búsqueda activa de soluciones a las dificultades. Hablar sobre todo lo que sucede en el aula, sobre las necesidades y las dificultades, los gustos y preferencias, las estrategias más apropiadas, las decisiones, en fin, lo que se entiende por negociación, favorece la interiorización del proceso por parte de los estudiantes51. 7. Bibliografía BARALO, M.(1999): La adquisición del español como lengua extranjera. Madrid. ArcoLibro. DE LUCA, M. (1983): Didáctica de la lengua oral. Metodología de enseñanza y evaluación. Buenos Aires. Kapelusz. EIMAS, P. (1997): "Percepción del habla en la primera infancia". En Investigación y ciencia. Tema 5: El lenguaje humano. Prensa Científica, S.A., pp.90 -103. MENDOZA FILLOLA, A. (coord.) (1998): Conceptos clave en didáctica de la lengua y la literatura. ICE.Universidad de Barcelona. Horsori. PINKER, S. (1994): El instinto del lenguaje: cómo crea el lenguaje la mente. Madrid. Alianza Editorial. Materiales didácticos de E/LE consultados IGLESIAS CASAL, I. y M. PRIETO GRANDE (1998): ¡Hagan juego! Actividades y recursos lúdicos para la enseñanza del español. Madrid. EDINUMEN. CORONADO, M.L. y otros (1994): A fondo. Madrid. SGEL. MARTÍN PERIS, E.y N. SANS (1997): Gente I. Barcelona. Difusión. MORENO DE LOS RÍOS, B.y ,. SANZ (1996): Suma y sigue. Madrid. Fundación Antonio de Nebrija. VVAA (1991): Tácticas de conversación. Madrid. Ediciones SM. VVAA (1995): Abanico. Barcelona. Difusión. 51 Sobre los errores y los criterios de corrección de cada uno de los aspectos que constituyen la expresión oral puede encontrar amplia información en el artículo de Sonsoles Fernández de este mismo número de CARABELA. 171