PRESUNCION DE LA EXISTENCIA DEL CONTRATO DE TRABAJO. El art. 23 de la ley de contrato de trabajo establece que “El hecho de la prestación de servicios hace presumir la existencia de un contrato de trabajo, salvo que por las circunstancias, las relaciones o causas que lo motiven se demostrase lo contrario. Esa presunción operará igualmente aun cuando se utilicen figuras no laborales, para caracterizar al contrato, y en tanto que por las circunstancias no sea dado de calificar de empresario a quien presta el servicio”. La interpretación literal de la norma parece ser clara: toda prestación de servicios debe considerarse efectuada en el marco de un contrato de trabajo, a menos que se pruebe lo contrario, o que se pueda calificar de empresario al prestador del servicio. Sin embargo, ni la jurisprudencia ni la doctrina son unánimes al analizar los alcances de la norma. Por un lado, están quienes propician la aplicación literal de la norma, y por lo tanto ante la prueba de la prestación de servicios, presumen la existencia de un contrato de trabajo. El fundamento de esta postura es el propio texto de la ley, y el hecho de que, de limitarse la operatividad de la presunción al supuesto en que se hayan acreditado servicios en relación de dependencia, se estaría dejando sin efecto el propósito de la norma 1 . Por otro lado, están quienes sostienen que para que exista una relación regida por la normativa laboral resulta necesario que se encuentre acreditado no sólo la prestación de servicios sino, además, que los mismos se efectuaron en relación de dependencia, pues sólo ellos están contemplados en la significación legal del contrato de trabajo y de la relación de trabajo 2 . 1 Juan Carlos Fernández Madrid, “Tratado Práctico de Derecho del Trabajo”, T.1, pg. 628, Ed. La Ley; Eduardo Perugini, “La presunción de la existencia del contrato”, DT-1981-765”; voto del doctor Guibourg en autos “Dursi, Ariel c/ Compañía de Seguros La Franco Argentina SA”, CNAT, Sala III, 28/6/96, TySS 1997-249. 2 CNAT, Sala I, “Bourgeois, Oscar Alfredo y otro c/ Gas del Estado Residual”, 24/5/99; Sala VIII, “Kamiñetzky, Manuel c/ Asociación de Abogados de Buenos Aires”, 13/8/99. En sentido análogo, CNAT, Sala IV, “Martínez, Oviedo c/ Radio América”, 11/3/94, DT-1994-A-951; S.C.B.A., “Voloschini, Abraham y otro c/ Trovatelli, Martín O y otro”, 22/8/89, TySS 1990-44. 2 Quienes interpretan restrictivamente el art. 23 LCT lo hacen en el entendimiento de que la interpretación amplia importaría subsumir todo el universo jurídico del derecho privado bajo el derecho laboral 3 . En un punto intermedio respecto de las interpretaciones hasta aquí analizadas, se han perfilado posturas que, sin llegar a requerir la prueba misma de la dependencia para que entre a jugar la presunción, establecen ciertos recaudos para su aplicación. En tal entendimiento se ha sostenido: que la presunción acerca de la prestación de los servicios instituida en el art. 23 de la L.C.T no puede conducir a presumir la subordinación como tal en cualquier situación, ya que en orden a ello juegan factores de aptitud y condiciones personales de los protagonistas que permitan perfilar una efectiva dependencia que, a su vez, supone por parte del dador principal el efectivo ejercicio del poder de dirección y disciplinario 4 ; que para que sea aplicable la presunción contenida en el art. 23 de la ley de contrato de trabajo, es preciso que la prestación del trabajo se de en 5 establecimiento ajeno ; que los servicios deben hacer a la actividad empresaria y tener reiteración y continuidad 6 ;o que la presunción no es operativa cuando quien alega la condición de trabajador es un profesional universitario 7 . El fallo de la Sala III de la C.N.A.T., que aquí se publica, se enrola en la interpretación amplia del art. 23 LCT, en tanto se considera que restringir la operatividad de la presunción al caso en que se hayan acreditado servicios prestados en relación de dependencia, esterilizaría el propósito de la norma 8 . 3 Antonio Vázquez Vialard, “La presunción del art. 23 LCT”, TySS 1980-501; Justo López, “Ley de contrato de trabajo comentada”, T.I, pg. 262/268, Ediciones Contabilidad Moederna; Voto del doctor Eiras en autos “Dursi, Ariel c/ Compañía de Seguros La Franco Argentina SA”, CNAT, Sala III, 28/6/96, TySS 1997-249. 4 CNAT, Sala VII, “Suárez Villalba, Miguel c/ Solnie, Carlos y otros”, 10/9/96. 5 CNAT, Sala VII, “Chichowolski, Victor c/ Martorano, Francisco”, 9/3/93, DT-1993-B-1860. 6 7 CNAT, Sala IV, “Genazzini, Luis c/ Wildcat SA”, 23/6/92. CNAT, Sala VI, “Zerega, Alicia c/ SBA”, 26/7/91; Sala VIII, “Perochena, Edith Matilde c/ Visual Healt Institute”, 6/6/2001. 8 En igual sentido, CNAT, Sala X, “Vidal Peña c/ Emarsi SRL”, 17/3/98, TySS 1999-687). 3 Sin embargo, se deja aclarado que la presunción no es absoluta, ya que reconoce excepción cuando se den las circunstancias, relaciones o causas que impidan calificar de laboral al vínculo, o cuando se pueda calificar de empresario a quien presta el servicio, lo que introduce un factor de vaguedad que faculta al intérprete, en cada caso concreto, a resolver en consecuencia. Y, en tal sentido, se establece que que para poder calificar de empresario a quien presta el servicio -y de ese modo descartar la existencia de un vínculo laboral-, se debe acreditar que el riesgo comercial de la actividad está a su cargo. Mariano H. Mark