Roma, 15.11.2014 Prot. N. PG062/2014 SOLEMNIDAD DEL PATROCINIO DE SANTA MARÍA VIRGEN SOBRE LA ORDEN HOSPITALARIA Mis queridos Hermanos, Colaboradores y miembros de la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios El día 15 de noviembre, tercer sábado del mes, celebramos la solemnidad del Patrocinio de Santa María Vírgen sobre la Orden Hospitalaria, Patrona de nuestra Familia Hospitalaria de San Juan de Dios. Os envío mi felicitación y os invito a todos a celebrar con alegría la fiesta de nuestra Madre. Una semana después, el día 22 será abierta la causa diocesana de beatificación del Hno. Fortunatus Thanhäuser en Kattappana (India). Nos unimos a la Congregación de las Hermanas de la Caridad de San Juan de Dios, de la que fue su fundador y nos congratulamos con ellas, agradeciendo al Señor y a Nuestra Señora del Patrocinio la vida y la obra de nuestro Hermano. La devoción a la Vírgen María tiene una larga y profunda tradición en nuestra Orden que arranca de nuestro Fundador, San Juan de Dios, que la llamaba “la siempre entera”. La fiesta del Patrocinio tiene su origen, según la tradición, en la promesa que la misma Madre de Dios hiciera a San Juan de Dios en su lecho de muerte: “A esta hora Juan, hijo mio, no falto yo a mis devotos; y así como cumplo esta promesa, te ofrezco de no faltar en todo tiempo a los pobres que se recogiesen en tu hospital, y amparar a todos tus hijos que siguieren tu forma de vida”. (Rev. La Caridad, 59, 1945, p. 477) La historia de la Orden confirma esta promesa con muchos ejemplos y experiencias que se han vivido en muchos lugares donde ha estado y está presente. Entre los muchos casos vividos quiero indicar dos situaciones que avalan el patrocinio y la protección de María sobre la Orden y su misión. La primera se refiere a la Congregación Española de nuestra Orden, que con extraordinaria devoción honraba a la Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora de Belén, hasta el punto de hacerla su patrona y ser venerada en todas sus Casas. Nació esta devoción por los prodigios que la Madre de Dios comenzó a hacer al ser invocada y honrada en un cuadro que se veneraba en el claustro pequeño del Hospital de Antón Martín de Madrid. En 1726 se constituyó una Hermandad para honrarla que duró hasta el año 1936. De este modo la Vírgen María, acompañó y veló por la Congregación Española, ejerciendo su maternal protección y ayuda. (P. Santos, Cronología, Primera parte, p. 559). La segunda se refiere a la “Bonne Mère” de la Orden de San Juan de Dios. Sucedió en Lyon, concretamente en Champagneux, en el año 1826, en la Casa que los hermanos habían adquirido, de nombre Al final de dicho año la Casa debía satisfacer una importante cantidad de dinero, bajo la amenaza de la expropiación de la misma. No había esa cantidad, faltaba muchísimo y apenas quedaba tiempo. La catástrofe parecía cercana. Un hermano de la Comunidad recibió una pequeña suma de su familia, que poco solucionaba para el caso. Sin embargo el mismo hermano sugirió al Superior: “No le parece que sería mejor dedicar el dinero a Dios, comprando una estatua de la Virgen Santísima, de la que carecemos”. Así se hizo y se organizaron turnos para pedir el auxilio y protección especial a María, que fue nombrándola en la fiesta del Patrocinio “Superiora General de la Provincia Francesa” y a ella se le encomendaron los asuntos de aquella Casa. Pocos días antes de cumplirse el plazo para el pago de la deuda, llegaron las donaciones suficientes. De ahí la gran tradición y veneración que en esa Casa y en toda la Provincia de Francia se tenía a aquella estatua tan providencial de la Virgen María. (Cfr. J. MONVAL, Le Frères Hospitaliers de Saint Jean de Dieu, 1936, p. 101-103) Son solo dos expresiones de la devoción de la Orden a la Santísima Vírgen María. Hay otras muchas, como la de Nuestra Señora del Buen Consejo y estoy seguro que en toda la Orden existen ejemplos que engrandecen la permanente protección de nuestra Madre sobre nuestra Familia y su misión, cuya fiesta litúrgica del Patrocinio de Santa María Vírgen sobre la Orden Hospitalaria fue instituida oficialmente en el Capítulo General de 1736, aunque ya se celebraba con anterioridad. En línea con nuestro Fundador y con la tradición de nuestra Orden os invito a mantener viva la devoción y la veneración a Nuestra Madre y Señora y quiero poner una vez más bajo su Patrocinio a toda la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios, a todos los enfermos y asistidos en nuestras Obras. De modo especial en este momento le suplicamos por todas las víctimas de la epidemia del ébola que con tanta virulencia está afectando a los países de África Occidental. Dieciocho de los nuestros, cuatro Hermanos, una Hermana Misionera de la Inmaculada y trece Colaboradores, han dado la vida en Monrovia (Liberia) y Lunsar (Sierra Leona), siendo auténticos profetas y testimonios para nosotros, para la Iglesia y para el mundo de la hospitalidad vivida y practicada hasta sus últimas consecuencias. Nuestra oración a Nuestra Señora del Patrocinio es una súplica para que cese la epidemia, para que todos los países colaboren y pongan los medios humanos y materiales necesarios. De modo particular nuestra plegaria a Nuestra Madre es por nuestros Hermanos y Colaboradores que siguen combatiendo la epidemia y asistiendo a los enfermos en nuestros Hospitales de Liberia y Sierra Leona. ¡Reina de la Hospitalidad, protéjelos y acompáñalos!. Agradecemos al Señor y a María todo el bien que la Orden realiza a favor de los más frágiles de la tierra y les pedimos su ayuda para superar las dificultades y para seguir afrontando los desafíos que nuestra Institución tiene en cualquiera de los lugares donde está presente. Le pedimos que acompañe nuestros proyectos y nuestro camino en este tiempo de incertidumbres y de esperanzas, para que podamos responder con fidelidad y audacia a la misión a la que el Señor nos sigue llamando de practicar la hospitalidad con el mismo espíritu de San Juan de Dios. Encomendamos a Nuestra Señora del Patrocinio a todos los enfermos y a todas las personas asistidas en los Centros y Servicios de la Orden y a sus familias, para que los proteja, los consuele y los cubra con su manto de Madre. Que paséis una buena solemnidad de Nuestra Señora del Patrocinio y que bendiga a nuestra querida Orden y a todos los que formamos la Familia Hospitalaria de San Juan de Dios. Un abrazo fraterno Hno. Jesús Etayo Superior General