UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA DIRECCIÓN DE INVESTIGACIONES Y POSTGRADO MAESTRÍA EN EDUCACIÓN ABIERTA Y A DISTANCIA ÁREA DE INCUMBENCIA: EL ADULTO EN SITUACIÓN DE APRENDIZAJE UNIDAD CURRICULAR ANDRAGOGÍA CAPÍTULO 3 LA CAPACIDAD INTELECTUAL DEL SER HUMANO Rodríguez, A., Uzcategui, N., y Marrero, T. (1987) La adultez, una exploración inconclusa . Caracas (Compilación con fines instruccionales) 3.1 LA CAPACIDAD APROXIMACIÓN 3.1 INTELECTUAL DEL SER HUMANO . BREVE Celebración y Subjetivación. La historia del ser humano es la historia de su proeza en el largo y complicado, pero fascinante, camino de su vida. Vida biológica y cultural que lo ha empinado a llegar a ser lo que es hoy, proyectándolo a un mañana de la evolución permanente. Al hombre se le han consagrado esfuerzos para aprehenderlo en su razón de ser, explorándolo desde diversos ángulos que permitan develar su propio enigma. La indagación se remonta con el amanecer humano y, desde entonces, ha continuado sin cesar produciendo ideas fecundas y avance provechosos desde ópticas que, cada vez más, posibilitan la conquista del conocimiento sobre un ser que marcha por el camino indisoluble de la hominización y humanización creciente que compromete su totalidad biológica-cultural y que abarca todas sus edades desde el nacimiento hasta la muerte, que no sólo significa satisfacer demandas de subsistencia y preservación a través del dominio de la esfera física, sino que busca la conquista de las necesidades que demandan su comportamiento cultural dialéctico, el cual consiste en el modo de existir, pertenecer y transformar su mundo histórico. Aún no ha cesado el estudio del gigantesco proceso evolutivo del hombre. Su dimensión es tal que lo descubierto constituye una insignificante porción de lo que falta por descubrir. Cualquier determinismo o reduccionismo ya es, hoy una simpleza o una verdad a medias en el rompecabezas de esa originalidad fascinante, en ascenso, que es la vida humana. Ya Aristóteles, en sus escritos sobre Ciencias Naturales, especialmente en su tratado sobre Historia de los animales, aún cuando no era un pensador evolucionista percibe elementos del cambio biológico. En tal sentido asevera que: Se observa en las plantas una escala continua de ascenso hacia el animal... Y a través de toda la escala animal hay, también una diferenciación gradual en cantidad de vitalidad y capacidad de movimiento. (2) Tal ascenso, en el caso del hombre, significa profundizar en sus estratos cognoscitivos, afectivos y culturales, por cuanto la historia biológica del ser humano, también es la historia de su cerebración, creciente y progresiva, donde los niveles superiores de subjetivación conllevan un aumento en la calidad del comportamiento que deberá traducirse en vida proyectada hacia un proceso cultural humanizado. Los especialistas en anatomía del cerebro descubren indicios de que éste aún no ha detenido su evolución. Los polos frontales o zona del córtex continúa presionando para lograr un mayor espacio sobre el cráneo. Tal zona es la que más directamente parece intervenir en el ejercicio de las funciones intelectuales superiores. El homo sapiens prosigue una laboriosa carrera de hominización pues: El córtex cerebral del hombre (...) constituye para la mayor parte de los seres humanos una especie de cera virgen dispuesta a ser modelada por registros, a sufrir estructuraciones funcionales propias para dirigir actividades eficaces, a asegurar sutiles y maravillosas adaptaciones. (3) La zona cortical adquiere particularisima importancia debido a su alto gra do de complejidad, especialmente por sus funciones de equilibrio entre el organismo y su medio, es decir, el mundo de relación. Por ello: Son innumerables los factores que intervienen a nivel del aprendizaje cortical. Toda la personalidad del sujeto queda implicada. (4) Es obvio, entonces, que el sistema nervioso humano no se limita a coordinar lo relativo a una mecánica estimulación sensorial que procede tanto de fuera y dentro del organismo, sino que funciona como una pluralidad integrada, cuyo signo consciente más pleno consisto en la cabal vivencia de un yo que se conoce y posee a sí mismo de forma inmediata. (5) No es posible, por lo tanto, aproximarnos al hombre para sólo verlo como ente biológico apto para la sobrevivencia en su medio natural. Es necesario reconocer su función creadora que se manifiesta a través de una inteligencia, cualidad que le permite afrontar y resolver problemas sin cesar renovados, logrando así estructuración y reestructuración permanente, es decir, aprendizaje permanente, es decir, aprendizaje permanente que lo dispone a adoptar nuevas respuestas antes nuevas situaciones, en el curso de toas sus edades vitales. Tal capacidad no está referida al conjunto de procesos que procede o se deduce de la razón sola reduciendo todos los fenómenos vitales a procesos intelectuales de raciocinio, sino que, conjuntamente, se integra y afirma el valor del sentimiento, la voluntad, la intuición y la actuación eficaz solidaria y empática en las relaciones mutuas. 3.3 La inteligencia. Sus bases bio-químicas. Hasta mediados del presente siglo el concepto de inteligencia estaba influido, case exclusivamente, por los estudios de Binet, el cual la concebía como una capacidad general, de carácter complejo, sin diferencia cualitativa entre los individ uos. Binet suponía que un niño torpe poseía una capacidad mental parecida a la de un niño promedio de menor edad, y afirmaba que dicha capacidad aumentaba hasta la edad de 13 años, a partir de allí permanecía constante a lo largo de la vida del individuo. En los años comprendidos entre 1905 y 1908, Binet desarrolló una prueba destinada a medir cuantitativamente la inteligencia del individuo, la cual tenía como base la edad mental que, lógicamente, no siempre es coincidente con la edad cronológica. En 1916, Terman, quien trabajaba en la Universidad de Stanford, estandarizó tal prueba aplicándola a 2.300 personas. Desde tal época se le conoce bajo la denominación Prueba Stanford-Binet. Posteriormente, Stern introdujo el concepto de P.I. definido como QI= edad metal/ edad cronológica x 100. El QI era considerado una media pura de capacidad intelectual para medir habilidades innatas. En 1958, Wechsler define la inteligencia como la suma o capacidad global del individuo para actuar de un modo provisto de fina lidad, para pensar racionalmente y para enfrentarse de manera eficaz al medio circundante. Otros biólogos consideran que la inteligencia no es sólo una capacidad global sino que participan, por lo menos, dos factores: un factor general (g) y factores específicos (s). En la actualidad se plantea que la inteligencia, además de las aptitudes, refleja la experiencia y la educación. Thorndike, sostiene que la inteligencia es realmente un conjunto de cierto número de diferentes capacidades y, Cattel, en 1963, hace una distinción entre inteligencia fluida y cristalizada. Dicho investigador afirma que ambas inteligencias responden a patrones distintos, según la edad de los individuos. La fluida sufre una disminución con la edad mientras que la cristalizada aumenta con la misma. La inteligencia fluida esta relacionada con el QI, mientras que la cristalizada tiene la influencia de la educación y la experiencia. El individuo, en su juventud, ejecuta tareas que requieren ideas rápidas memorizaciones de corta duración, en cambio las personas maduras compensan una cierta pérdida de rapidez con el uso de su experiencia, sabiduría y exactitud. La memoria es considerada como medida de la inteligencia fluida, y puede sufrir cierto deterioro con la edad, sin embargo el deterioro será menor en la vejez si el material, inicialmente, fue bien aprendido. En cuanto al concepto de personalidad, las recientes investigaciones muestran que no sufre deterioro o pérdida a lo largo de la vida. La inteligencia, la conducta y el aprendizaje están siendo revisados a la luz de la moderna bio-química. El cerebro humano contiene más de cincuenta mil millones de neuronas que forman una red extremadamente compleja. Cada neurona contiene entre 1.000 y 10.000 conexiones, y quizás muchas más con sus vecinas. Las neuronas, a pesar de no reproducirse, aumentan su volumen y pueden adquirir nuevas prolongaciones que enriquecen la red de conexiones nerviosas. Así cada célula cerebral aumenta la probabilidad de influir sobre otras a través del fenómeno conocido con el nombre de conectividad Si se toma en cuenta que el aprendizaje se produce, en buena parte, a partir del instante en que se realizan las conexiones, causa asombro, entonces, descubrir que sólo en el neo-cerebro (zona donde reside la inteligencia humana) existen unos quince mil millones de neuronas, disponiendo nuestro encéfalo de unas 500 billones de sinapsis. La información circula en el laberinto de la red neurónica atravesando el espacio que separa a las neuronas. La trasmisión del flujo nervioso, en este espacio, está a cargo de un mecanismo químico. Los impulsos bio-eléctricos que llegan al nivel de la terminal pre -sináptica provocan la liberación de moléculas de neurotrasmisiones; estos se dispersan por el espacio sináptico y alcanzan la membrana de la neurona pos sináptica donde se encontrará con una molécula especializada o receptor. Las moléculas de neurotransmisores pueden ligarse, de modo específico, con los receptores y esta unión inicia los procesos bio-eléctricos que dan origen al flujo nervioso en la membrana post-sináptica. (6) Los neurólogos, desde hace algunos años, han venido identificando neurotransmisores. Comenzaron por describir la acción de pequeñas moléculas, de peso molecular del orden de 200, como la acetil colina, la nor-adrelina, la dopamina, la serotonina; todas ellas aminan o, bien, aminoácidos como el ácido glutámico, el ácido aspártico, la glicina, e, incluso, un derivado de aminoácido como el ácido gammaaminobutílico. Siete a ocho neurotransmisores parecían, al principio, suficientes para explicar el funcionamiento del cerebro; sin embargo en la década de 1970 fueron identificado un número cada vez mayor, sobre todo de péptidos que, a diferencia de los neurotransmisores clásicos pueden ser grandes moléculas formados por una cadena de aminoácidos (de 3 a 30), siendo su peso molecular del orden de 3.000 o más. Los mecanismos que regulan su liberación, por las terminaciones presinápticas y sus efectos a nivel de las neuronas post-sinápticas, son distintos en lo que concierne a los neurotransmisores clásicos. Por otro lado, muchos de estos péptido encontrados en el cerebro y en el sistema nerviosos ya eran conocidos como hormonas en órganos tales como el estómago, la vesícula biliar, etc . Recientemente el Equipo Sueco del Departamento de Histología del Instituto Karolinska, junto con un grupo de investigadores americanos, han hallado numerosas evidencias de neuronas que contenían, simultáneamente, en su terminación sináptica un neurotransmisor "clásico" y un péptido, lo cual ha sido un descubrimiento revolucionario por cuanto, hasta ahora, se admitía como un principio, que una terminación nerviosa sólo contenía y liberaba un neurotransmisor. Este nuevo dato tiene, sin duda alguna, implicaciones en el conocimiento del sistema nerviosos (Hokelt, 1980), para explicar enfermedades tales como la esquizofrenia. Con respecto al presente trabajo, sobre las características intelectuales del hombre, podemos inferir partiendo de las investigaciones que aún hoy en día son tan incompletas, que arrojan alguna luz sobre las capacidades intelectuales del hombre adulto; por ejemplo, el polipéptido vasopresina. Además de encontrarse como hormona en el riñón controlando la reabsorción del agua, es sintetizado por las neuronas del hipotálamo encontrándose también en el bulbo raquídeo; de él se dice que parece ser un estimulante de la memoria, según estudios de David de Wieb y colaboradores de la Universidad Estatal de Utrecht, así como los de Abba J. Kkastin y colaboradores del Veterans Administrations Hospital de New Orleáns. Sin embargo, para otros como Floyd E. Bloom hay dudas sobre el papel de la vasopresina en relación a que actúe directamente sobre los procesos celulares implicados en el aprendizaje y la memoria, sin embargo reconoce que aquellas personas que reciben tratamiento prolongado con análogos de la vasopresina experimentan un aumento de la atención y una mejora manifiesta en los tests de memoria (Bloom, 1981). En la actualidad no se han completado las investigaciones sobre los neuropéptidos, sólo se conoce el papel desempeñado por las encefalinas, la neurotensina y la sustancia P., no obstante lo que si parece estar seguro es que algunos de ellos están incriminados en los procesos de aprendizaje y memoria, por lo cua l es fácil deducir la importancia de la ingestión de proteínas para contribuir a la calidad de los procesos cognoscitivos del ser humano sin negar, por supuesto, el efecto preponderante tanto del factor genético como del cultural, ene le cual la educación desempeña un importante lugar. 3.3 Algunos datos que nos aproximan a los años de la edad Adulta. En la actualidad la escasez de datos sobre el adulto aún nos lo presenta como un ser misterioso. Persisten dudas y diferencias de opinión acerca del mantenimiento o disminución de su capacidad intelectual; sin embargo esta tendencia ha ido disminuyendo, por cuanto en la última década se ha estado prestando una mayor atención científica, que promete un mejor conocimiento de estos años de la vida del hombre. Ya existen algunos proyectos investigativos que tratan sobre los cambios o modificaciones que tienen lugar, con el avance de la edad, en la inteligencia, aptitudes, actitudes y sistema afectivo. En páginas anteriores se pudo confirmar que la corteza cerebral, capa superior del encéfalo, es la más desarrollada del sistema nervioso humano, dándose allí las funciones volitivas superiores. Se distinguió, igualmente, la existencia de dos tipos de memoria, una denominada de corto plazo, y la otra denominada de largo plazo . La primera se encarga de registrar los hechos tal como se perciben, sin ninguna elaboración, y la segunda selecciona entre hechos con el fin de elegir aquellos que tienen algún significado para ser integrados a estructuras encefálicas pre-existentes. Se sabe también que cada elección se clasifica y modela siguiendo elaboraciones específicas que son diferentes de un individuo a otro. Por lo tanto, la forma como el cerebro adecua las informaciones que recibe es, todavía, un campo porco explorado. La complejidad del acto de aprender no se reduce a la sola memorización una de las confusiones que aún existen proviene de la idea de que aprender es memorizar. Desde tal enfoque se plantea, entonces, que la memoria a corto plazo está menos disponible en el adulto que en el niño, pues el adulto no amontona los datos en bruto, sino que los mismo son sometidos a un complejo tratamiento de comparación con los diversos conocimientos acumulados, reteniendo aquellos que forman un lazo significativo con las adquisiciones anteriores. Este poder de asimilación y acomodación es tanto equilibrado como ilimitado, por lo que la capacidad de aprender se centuplica. El adulto, al hacer esfuerzos para lograr nuevos conocimientos dinamiza, cada vez más, un conjunto de funcione s que aumentarán la movilidad de la mente y su sentido de equilibrio. Estudiosos como Woodworth y Schlosberg señalan que existe una distinción entre aprender una lección o resolver un problema (Woodwort y Schlosberg, citados por Gaugelin) . El primer término está referido a la memorización, mientras que el segundo implica todas las manifestaciones de la actividad intelectual, que conforman un conjunto de comportamiento vistos desde una estructuración tridimensional de la inteligencia, donde se ponen en juego unos 120 factores, lo que indica que hay numerosas maneras de aprender y una de ellas parece ser la forma en que lo hacen los adultos la cual consiste en sintetizar las informaciones, es decir, organizarlas, asimilarlas, deducirlas y generalizarlas de un modo más eficaz que un niño, por cuanto: El pensamiento se hace capaz de reestructurar abstractamente la situación global, para pasar conceptualmente de un solo salto de esta situación, a la solución correcta. (7) La reestructuración lograda por medio de la reflexión puede acelerar determinados aprendizaje. Los aprendizajes por insight, o comprensión repentina, no representan ningún nivel de genialidad y de ordinario es la manera como aprenden los adultos. Sólo es redescubrimiento de datos y nueva estructuración de los mismos, tal reestructuración puede permitir la comprensión de un problema sobre la base de un cierto conocimiento acumulado, derivado de la experiencia. El aprendizaje por comprensión que, como ya se dijo, es propio del hombre adulto, abre un vasto campo y es, quizás, más productivo que el aprendizaje por acumulación memorística. El adulto tiende a entender y después memorizar, proceso este inverso al del niño . La utilización de las nuevas adquisiciones en el campo de lo real constituye un buen estímulo para desarrollar la movilidad operatoria y, así, se forman, según Inhelder y Piaget. Las nuevas integraciones y superaciones continuas propias del pensamiento adulto. (8) W.R. Miles opina que aquellos adultos que continúan aprendiendo de manera eficaz lo hacen porque concentran su aprendizaje en las áreas de experiencia que concitan su interés; y, el neurólogo O. Vogt ha logrado demostrar, en el plano fisiológico, que un individuo que lleva una intensa vida intelectual mantiene sus facultades en tal terreno, y sus neuronas no sufren mayor deterioro aún con el avance de la edad. Estudios recientes testimonian que aquellas personas que continúan su educación durante un mayor período de tiempo tienden a mejorar la curva de la inteligencia, manifestada en el test en dicha área, aún en edades más avanzadas y en considerable cuantía, tal como lo demuestran estudios de Wechsler-Bellevue . Se advierte, igualmente, que sujetos de setenta años que continuaban su educación a nivel universitario tenía n un promedio superior que aquellas personas de veinte años que solamente habían alcanzado una educación básica o de escuela secundaria, todo lo cual indica que los grupos de mayor educación retienen su superioridad en todas las edades. De todo lo anterior puede inferirse que cualquier descenso que pudiera observarse en la media de un test de inteligencia puede ser resultado no de una edad mayor o avanzada sino de una educación menor. En cuanto a las habilidades motoras, el declive producto de la edad es menos pronunciado de lo que suele creerse . Welford y sus colaboradores, en Cambrigde, encontraron poca pérdida hasta la edad de setenta años y, en caso de tales pérdidas los individuos de mayor edad tendían a cambiar los métodos de ejecución de las tareas, para efectos compensatorios. En relación al rendimiento en la capacidad creadora se hace fácil demostrar que contribuciones muy importantes han sido dadas por personas de las mas variadas edades. Lehman confirma que el campo de actividad específico pareciera tener poca influencia en relación a la edad de máxima productividad; y observa que en el área de la literatura, por ejemplo, si bien es cierto que los poetas llegan a su cumbre en la década de los veinte, los novelistas lo hacen alrededor de los cuare nta. Igualmente los líderes políticos, estadistas y oficiales de las fuerzas armadas presentan una edad dorada entre los cincuenta y setenta años. Los anteriores datos, brevemente acopiados, van cada vez más arrojando luz sobre el transcurrir de la vida adulta, que permite vislumbrar un conocimiento más cabal del ser humano y su permanente proceso de maduración. Los estudios podrán ir eliminando mitos y especulaciones y van constituyendo un marco de conocimiento para aquellos profesionales que están explorando y orientando su acción hacia la población adulta y, especialmente, para los profesionales de la educación que han elegido el rol de andragogos, cuya misión es acompañar a los adultos en procesos de aprendizajes significativos, que posibiliten el ejercicio del derecho que cada uno tiene de ser una presencia actuante y dinamizadora, cuya vida transite a través de experiencias decisivas que faciliten su construcción coherente y creativa, concatenada con un contenido socio- cultural humanizante. 3.4 Notas sobre la socialización del adulto. La historia del hombre es, simultáneamente, la de su hominización como entidad biológica y su humanización como ser culturizante . Desde su origen fue logrando una manera de existir que lo diferenció de las demás especies del planeta, ya que comienza a construir cultura desde una dimensión socializada. Hoy la preocupación y la esperanza de muchos, en especial de los educadores del campo andragófico, consiste en contribuir para que los hombres de nuestro tiempo profundicen en su propia búsqueda, que no es otra que la de lograr un equilibrio entre la totalidad personal y especifica de cada hombre su inserción protagónica, construyendo realidades sociales que impriman una mayor calidad a los modos de vida. La socialización implica educación y ésta es la expresión de la totalidad de las influencias e intercambios recíprocos, derivados de una convivencia signada pro relaciones de colaboración y comprensión creando estructuras dialógicas que abran camino a la creatividad, en función del aprendizaje permanente, tanto para la autorrealización como para posibilitar la capacidad de compromiso profundo con los semejantes. Es una forma suprema de justicia el que cada adulto tenga la oportunidad de decidir su ser y quehacer socializante y ocupar su lugar como coautor histórico insertándose en su realidad específica. Tal inserción, en un escenario sociocultural dado deberá constituirse en proceso de develación, comprensión y transformación de realidades tanto personales como colectivas. Hacer y hacerse es la tarea del adulto; crear y recrear estructuras sociales donde las relaciones favorezcan el entendimiento de unos con otros es ir en busca de una vida significativa, en pos de la perfectibilidad de una acción educativa, socializante y democratizadora. La sociedad contemporánea no reclama dogmas, pero sí todo cuanto signifique renovación y progreso desde una doble perspectiva; por una parte, el aporte y profundización en el conocimiento científico-tecnológico; y, por la otra, la activación plena en sentido socializador, en sentido comunitario, cuyo significado sea vida de encuentro, de relaciones, de exploración, de identificación, de compresión y de acciones transformadoras. La humanización socializante es posible en el ser humano adulto, pues crear y vivir significativamente es una condición que la llevamos como parte de nuestra naturaleza.