Síndromes Matrimoniales Mensaje a la Familia non lorem et massa maximus lobortis in quis nulla. Cras id ipsum aliquet, bibendum dolor ac, suscipit Síndromes matrimoniales. En pleno siglo 21, se nos presentan realidades que en ocasiones confunden. Los divorcios rápidos y baratos son en cierto modo un avance de la jurisprudencia, pero no podemos que atribuirle el aumento en la tasa de divorcios en nuestras sociedades, se ha facilitado, lo que antes era un proceso costoso y complicado. Soy una convencida de la Prevención en todas las áreas, necesaria igualmente en nuestras relaciones de parejas, reconocer actitudes egoístas por parte de los cónyuges, puede ser el primer paso, para evitarse los enfrentamientos y en los últimos de los casos el alejamiento o distanciamiento. Tenemos que reconocer que el egoísmo es fruto de nuestra naturaleza pecaminosa, esa con la cual todos hemos nacido, hombres y mujeres de cualquier contexto geográfico, es inherente a nuestra condición de seres humanos. Génesis 3 3:7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. 3:8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 3:9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 3:10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 3:11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? 3:12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. 3:13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. El pecado entro en escena afectando no solo a Adán y a Eva, sino a toda su descendencia, toda la raza humana, de ahí en adelante la historia se repite una y otra vez. En nuestros matrimonios tendemos a ser egoístas, a buscar nuestros propios intereses llevando al traste la unidad, trayendo como consecuencia separación y destrucción de la comunicación convirtiéndonos en islas llenos de mal entendidos, frustraciones e insatisfacciones. (Síndromes matrimoniales) Ahora bien, la única manera de prevenir o salir de los síndromes matrimoniales, es fortaleciendo la unidad, recordar por qué decidimos establecer esta unión, todo lo que me encanto de él o de ella, los momentos agradables que hemos pasado, el nacimiento de nuestros hijos en caso de que se tuvieran, las anécdotas protagonizadas… Son demasiadas cosas en las cuales nos podemos centrar para fomentar o recupera la unidad. Si has invitado a Jesús en tu corazón, ya no vives, para tus propios deseos egoístas, que afectan tu matrimonio. Sino lo has invitado es un primer paso que puedes dar en aras de tu salvación personal y en harás de tu matrimonio. “Lo que Dios unió no lo separe el hombre” Vsempris.