La luz del conocimiento Hola hermanos: Que bueno es conocer la espiritualidad, porque el ser que ignora esta verdad vive sin vivir, vive con sufrimiento, al ignorar que el mundo espiritual nos da todo aquello que deseamos y que es necesario para nosotros. Os voy a contar una parte de mi última existencia, estuve un tiempo en el cual no creía en nada, pero tenía, como se dice aquí, una vida con suerte; mis padres eran maravillosos, mis hermanos me adoraban, me casé con el hombre de mis sueños y al cabo de unos años, vino el mayor tesoro que me podían conceder; mi hija, un tesoro que mimé hasta los quince años. A esta edad, una leucemia fulminante se la llevó, para mí fue horroroso, era como una pesadilla, no creía ni aceptaba que tanta desdicha me pudiera suceder, a mi bella hija ya no la podía ver, llegué a un punto en que dejé de comer; para mi el alimento era veneno, un veneno que perjudicaba mi cuerpo. Así estuve un cierto tiempo hasta que un alma caritativa, una bella persona, me habló de la espiritualidad, diciéndome que mi hija estaba sufriendo por mí, porque yo le impedía su marcha; que ella era un alma que vino a la tierra a dar a su padre y a mí y a todos los que la conocieron, felicidad; era una alma de corta existencia terrenal, me habló mucho y me describió a mi hija tal como yo la conocía y le dije: usted ha visto a mi hija y me contestó, la he visto y la veo. Está a tu lado y dice que te ama tanto que no quiere verte sufrir; desea que comprendas que ella está viva, vive como todos los seres que dejan el cuerpo, y también me dice que tienes que hacer un cambio, el cambio de vivir entre tinieblas a vivir en la luz del conocimiento. Aquella persona me habló y me explicó lo que es el mundo espiritual, el por qué venimos a este planeta y a otros, y dijo: tú eres un espíritu muy antiguo que tienes muchas deudas y esta última existencia ha sido como una pesadilla, pero que si sabes aprovechar la lección, de aquí en adelante, tu vida será llevadera y maravillosa. Empecé a leer cada libro que me mostraba y mi mente comenzó a abrirse. Vi las cosas con más claridad y más belleza; donde había un ser que sufría veía un alma afín a mí, un alma que no sufría por los mismos motivos que yo pero que necesitaba saber todas estas verdades. Aquella persona buena me decía que todo lo que yo hiciera a los demás, me estaba haciendo bien a mí misma y ayudando a los demás fue como transcurrió el resto de mi existencia. Aquella bella persona, que me había abierto los ojos a la espiritualidad, era médico, un doctor de gran ciencia. Un día me dijo: tu cuerpo lo vas a dejar, me sentí liberada de todo lo que me ataba a este cuerpo, y sabiendo lo que sabía padecí y sufrí, pero con resignación, cada dolor que pasaba era un momento que me liberaba de antiguos errores. Así fue como me liberé de este cuerpo. Y cuando cerraron mis ojos materiales vi a mi querida hija que me decía: madre descansa que ahora te viene un tiempo en el cual solamente verás cosas lejanas pero que no te afectarán, y así fue. Y cuando llegó mi momento desperté, fue para mi maravilloso. Durante el tiempo que pasé durmiendo en el mundo espiritual, el compañero que había elegido, en esa existencia, también desencarnó. Mi hija lo fue a buscar para que nos encontráramos en el plano espiritual y ahora juntos estamos trabajando firmemente para que la verdad espiritual la conozcan los seres encarnados, aquellos que niegan esa verdad; donde hay un ser negativo allí estamos nosotros transmitiendo energías positivas para que cambien lo negativo por lo positivo, los pensamientos negativos solamente traen oscuridad, sufrimiento y dolor; la luz, la claridad de pensamiento, trae bienestar para el espíritu y para todos los que conviven con él. Muchísimas gracias por permitirme daros este pequeño consejo, también os digo que lo sigáis transmitiendo a todos los ciegos que viven en este planeta, que vuestros pensamientos sean siempre de ayuda para todo aquel que se acerque a vosotros y encuentre la luz. Hasta siempre hermanos. Adiós. 16-06-12 médium: M. R.