El mercurio es un elemento natural que no puede ser creado ni destruido. Se presenta en varias formas: elemental (metálico), inorgánico y orgánico (algunas más peligrosas que otras pero todas tóxicas). La exposición, aún a pequeñas cantidades, puede causar serios problemas de salud. El mercurio se libera de forma natural al ambiente cuando se erosionan las rocas, erupcionan los volcanes y se descompone el suelo. Pero la fuente más importante de liberación al ambiente son las actividades humanas, como por ejemplo la quema de combustibles fósiles (carbón, gas natural y naftas), la minería, las plantas de cloro álcali y a través del mercurio contenido en productos, entre otras. Una vez en el aire, el mercurio cae a tierra con la lluvia y la nieve, contaminando el suelo, el agua, los alimentos y a los seres vivos. Muchos de los productos que usamos todos los días contienen mercurio y pueden contaminar el ambiente cuando son eliminados con el residuo urbano en los rellenos sanitarios, son quemados o vertidos al desagüe (aguas residuales industriales o municipales). El mercurio puede entrar en el aire cuando los productos que lo contienen se rompen y liberan sus vapores. ¿Cómo termina el mercurio en el pescado? El mercurio que contamina el aire tarde o temprano se posa en las aguas superficiales (ríos, lagos, corrientes y océanos) o en la tierra desde donde también se lava hacia los cuerpos de agua superficial y profunda. El impacto de la contaminación puede extenderse a grandes distancias ya que es transnportado por las corrientes de viento. En los cuerpos de agua, el mercurio puede ser transformado por procesos naturales en una forma orgánica más tóxica llamada metilmercurio. El metilmercurio es absorbido por los microorganismos que, a su vez, sirven de alimento a otros organismos en la cadena trófica, y así se va acumulando y concentrando en los peces (y en los animales que comen pescado). El nivel de metilmercurio en el pescado depende de lo que comen, cuánto tiempo viven y cómo se encuentran ubicados en la cadena trófica. Los tiburones y el pez espada (carnívoros), por ejemplo, tienen concentraciones más altas de metilmercurio en su carne (músculos) que otros pescados que se encuentran por debajo en la cadena alimentaria. Esto se cumple tanto en los peces de agua salada como en los de agua dulce (por ejemplo: merluza, atún, salmón y dorado). La ruta más común de exposición a mercurio para los seres humanos es el consumo de pescado contaminado con metilmercurio. El metilmercurio no se elimina mediante la cocción o limpieza del pescado. El mercurio no puede ser detectado en el pescado por su olor o aspecto. Las mujeres jóvenes en edad fértil que consumen pescado contaminado con mercurio pueden acumularlo en sus tejidos. Las embarazadas pueden estar expuestas directamente al mercurio mediante la ingesta de pescado contaminado o removerlo de sus tejidos. El merurio pasa a través de la placenta y el embrión o feto se ven expuestos en el momento más vulnerable del desarrollo. El mercurio es considerado muy tóxico porque interfiere con el normal desarrollo del cerebro, entre otros efectos deletéreos. La exposición a bajas dosis en las “ventanas de vulnerabilidad” del desarollo puede tener consecuencias de por vida que afecten la calidad de vida y la salud de los niños y adultos. Campaña regional para la eliminación de las fuentes domésticas de mercurio, con intevenciones en la comunidad para la protección de la salud del niño y la mujer en la Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay, Bolivia y Perú. Este proyecto se enmarca bajo el “Enfoque Estratégico para la Gestión de los Productos Químicos a Nivel Internacional” (SAICM). Apunta a la identificación, reducción, recolección y disposición final adecuada de los productos de uso doméstico que contienen mercurio. Al involucrar a varios sectores en la gestión de químicos se promoverán acciones fomentando alianzas con los profesionales de la salud mediante el accionar de las Sociedades de Pediatría y de los Puntos Focales de SAICM para Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay, Bolivia y Perú. La organización y coordinación de este proyecto esta a cargo de la Asociación Argentina de Médicos por el Medio Ambiente, AAMMA. Fundada en 1992, AAMMA sigue los pasos de la International Society of Doctors for the Environment (ISDE) creada en 1990. ISDE es una organización no gubernamental mundial, en la que participan más de 10.000 médicos y profesionales de la salud en más de 20 países. AAMMA/ISDE se abocan a la construcción de capacidades y a promover la creacion de herramientas que ayuden a la toma de decisiones para la protección de la salud humana y del ambiente. ISDE tiene estatus consultivo con la OMS y con ECOSOC. Para más infomación visite www.aamma.org