Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. PARAGANGLIOMAS CERVICOCEFÁLICOS Clasificación de los paragangliomas cervicocefálicos Daniel Pérez Plasenciaa, R. Gutiérrez Fonsecab y Ángel Ramos Macíasc a Servicio de Otorrinolaringología y Patología Cérvico-Facial. Complejo Hospitalario Universitario Insular de Las Palmas de Gran Canaria. Departamento de Cirugía. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria. España. b Servicio de Otorrinolaringología y Patología Cérvico-Facial. Fundación Jiménez Díaz. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid. España. c Servicio de Otorrinolaringología y Patología Cérvico-Facial. Complejo Hospitalario Universitario Insular de Las Palmas de Gran Canaria. Universidad de las Palmas de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria. España. Los términos glomus o quemodectoma surgen con el conocimiento de la estructura histológica de estos tumores; sus células paraganglionares, junto con las células autonómicas ganglionares, forman los paraganglios, por lo que el término paraganglioma resulta el más adecuado para referirse a ellos. La clasificación de estos tumores varía en función del parámetro elegido para su realización: edad del paciente, capacidad secretora o funcionalidad desde el punto de vista bioquímico, si son tumores aislados o sindrómicos, si son benignos o malignos, etc. Además, existen otras clasificaciones basadas en otros aspectos, como localización, extensión, abordajes quirúrgicos recomendados, características inmunohistoquímicas del tumor, carácter hereditario, etc. Ninguna de ellas ha sido aceptada de forma universal, así que procederemos a describir las más importantes en el siguiente capítulo. Atendiendo a la localización, extensión y abordajes quirúrgicos recomendados, la forma de clasificar estos tumores ha ido evolucionando, a la vez que han mejorado las técnicas diagnósticas de imagen y las técnicas quirúrgicas. Este tipo de clasificaciones es de gran interés desde el punto de vista clinicoquirúrgico, y éste es el motivo por el que serán más detalladas durante la exposición, sobre todo en los paragangliomas temporales y carotídeos. Classification of head and neck paragangliomas The terms glomus or chemodectoma arose with knowledge of the histological structure of these tumors; their paraganglionic cells, together with autonomic ganglion cells, form the paraganglia, and consequently the most appropriate term to describe these tumors is paraganglioma. Classification of these tumors varies according to the parameter chosen: patient age, secretory capacity or biochemical behavior, whether the tumor is isolated or syndromic, or benign or malignant, etc. Moreover, there are other classifications based on other features such as localization, extension, the recommended surgical approach, immunohistochemical characteristics of the tumor, whether the tumor is hereditary, etc. None of these criteria have been universally accepted. Thus, in the present article, the most important criteria will be described. By paying attention to their localization, extension and the recommended surgical approaches, the classification of these tumors has progressed and, at the same time, diagnostic imaging tests and surgical techniques have improved. This type of classification is of great interest from the clinical-surgical point of view and consequently the present article describes them in detail, especially in temporal and carotid body paragangliomas. Key words: Glomus. Chemodectoma. Paraganglioma. Classification. Palabras clave: Glomus. Quemodectoma. Paraganglioma. Clasificación. INTRODUCCIÓN Como hemos visto en capítulos anteriores, los términos glomus o quemodectoma surgen con el conocimiento de la Correspondencia: Dr. D. Pérez Plasencia. Servicio de Otorrinolaringología. Complejo Hospitalario Universitario Insular-Materno Infantil. Avda. Marítima del Sur, s/n. 35016 Las Palmas de Gran Canaria. España. Correo electrónico: daniplasencia@yahoo.es estructura histológica, de tipo glomerular y de la función quimiorreceptora en la que intervienen sus células. Hacen referencia a unos tumores desarrollados en células especiales, desde el punto de vista embriológico, procedentes de la cresta neural y denomainadas células paraganglionares. Estas células paraganglionares, junto con las células autonómicas ganglionares, forman los paraganglios1, por lo que el término paraganglioma (Pg) parece el más adecuado. Forman parte del sistema neuroendocrino, que normalmente se asocia a los ganglios simpáticos, compuestos por la médula adrenal y los paraganglios extraadrenales. Es por ello que el término Pg parece el más adecuado. Acta Otorrinolaringol Esp. 2009;60 Supl. 1:29-33 29 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Pérez Plasencia D et al. Clasificación de los paragangliomas cervicocefálicos Los paraganglios cervicocefálicos (PgCC) que se distribuyen a lo largo de las arterias y nervios craneales de cada arco branquial, en el proceso de branquiomerización en su desarrollo ontogénico, son de tipo parasimpático. A diferencia del resto de paraganglios distribuidos en los espacios prevertebrales y paravertebrales del tronco y en el conjuntivo de órganos pélvicos2 en el proceso de metamerización, que son simpáticos, y diferenciándose los adrenales (feocromocitomas) o extraadrenales o paraganglios simpáticos (Pg simpáticos). Entre los PgCC encontramos: paraganglios yugulares, timpánicos, carotídeos, laríngeos, orbitales, coronarios, aórtico-pulmonares y pulmonares. Los Pg vagales se consideran de forma independiente3. CLASIFICACIÓN La clasificación de estos tumores varía en función del parámetro elegido: edad del paciente, capacidad secretora o funcionalidad desde el punto de vista bioquímico, si son aislados o sindrómicos, benignos o malignos, etc. Además, existen otras clasificaciones basadas en otros aspectos, como localización, extensión, abordajes quirúrgicos recomendados, características inmunohistoquímicas del tumor, carácter hereditario, etc. Ninguna de ellas se ha aceptado de forma universal, así que procederemos a describirlas. Desde el punto de vista clínico, los PgCC son tumores del sistema endocrino paraganglionar extraadrenal de origen parasimpático. Teniendo en cuenta la edad del paciente, los Pg pueden clasificarse en pediátricos o en adultos. Los Pg pediátricos son infrecuentes en la zona extraadrenal; todos suponen menos del 0,1% de cánceres infantiles4, y no han sido bien estudiados ni sistematizados, posiblemente por esta razón. Sus localizaciones más comunes son el retroperitoneo y el área de cabeza y cuello, pero por su rareza no suele sospecharse su diagnóstico en el momento de presentación. La cirugía, al igual que en los adultos, es la pieza clave en el tratamiento5. Si atendemos a su capacidad secretora o funcionalidad bioquímica, hay que indicar que menos del 4% de los PgCC son lo suficientemente activos como para considerarlos funcionales6. Su presentación clínica y comportamiento bioquímico como tumor secretante son variables y dependerán de la sustancia elaborada: catecolaminas, polipéptido intestinal vasoactivo, calcitonina, dopamina, etc., causando síndromes carcinoides, crisis hipertensivas, taquicardias, cefaleas, diaforesis, náuseas, palidez o anemias paraneoplásicas, etc.3. Si el criterio clasificador es su forma de presentación, esporádica o familiar, nos encontramos que existen PgCC sindrómicos, bien documentados y con valores que oscilan en las distintas series entre el 10 y el 50% en las formas familiares. Los Pg se asocian a feocromocitomas, neoplasias tiroideas, adenomas paratiroideos, neoplasias viscerales y múltiples, y síndromes neoplásicos endocrinos6. Además, los Pg pueden ser “aislados” o “multifocales” y en estos casos, ipso o contralaterales, en cualquiera de las estaciones 30 Acta Otorrinolaringol Esp. 2009;60 Supl. 1:29-33 paraganglionares branquiales. La asociación más común es Pg yugular con Pg del cuerpo carotídeo3. Los estudios y el consejo genético son cada vez más útiles, aunque su utilidad no se ha generalizado, por el momento6. Atendiendo al comportamiento benigno o maligno, los Pg malignos son infrecuentes y su prevalencia oscila según las series. La malignización puede presentarse tanto en adultos como en la población infantil, en cualquier momento del desarrollo del proceso neoplásico, y existen casos registrados incluso 60 años después de la aparición de la lesión6 y con una mayor frecuencia y significación estadística en los casos de Pg vagales y en algunas formas familiares o sindrómicas6,7. La malignidad no puede establecerse con criterios histológicos, clínicos o bioquímicos. Se define por la detección de tejido paraganglionar en localizaciones no relacionadas con el sistema paraganglionar, como adenopatías (metástasis en los ganglios linfáticos) o alejadas, como en huesos, pulmones e hígado6. Aunque la malignidad se asocia a un peor curso clínico de la enfermedad, mayores déficits de los nervios craneales y una mayor morbilidad y mortalidad, también se han descrito supervivencias prolongadas en pacientes con enfermedad maligna activa3. Respecto a las características inmunohistoquímicas del tumor y desde el punto de vista cronológico, entre las últimas clasificaciones debemos destacar la de Wick8, que defiende que los Pg pertenecen a una familia que denomina tumores neuroendocrinos y neuroectodérmicos, que incluiría también a los carcinoides, el carcinoma indiferenciado de célula pequeña, los neuroepiteliomas y los neuroblastomas. Se basa en las características inmunohistoquímicas y biológicas de cada una de estas lesiones y distingue dos grandes grupos: los de línea epitelial (carcinoides neuroendocrinos) se distinguen por tener inmunorreactividad uniforme a la queratina, en especial para las queratinas 18 y 8. Los de línea neural (neuroblastoma clásico, neuroblastoma olfatorio, feocromocitoma, Pg, tumores neuroendocrinos primitivos o PNET, meduloblastoma, retinoblastoma, pineoblastoma, neuroepitelioma periférico) no presentan inmunorreactividad a la queratina, salvo los casos aberrantes donde puede encontrarse de forma focal. Sin embargo, el diagnóstico definitivo es complicado y suele requerir de múltiples estudios histológicos e inmunohistoquímicos donde la localización anatómica de la lesión desempeña un importante papel. En la reciente clasificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS)2, los PgCC se encuadran en la clasificación de los “tumores de órganos endocrinos” [577], en el sistema paraganglionar extraadrenal, con los siguientes códigos internacionales de clasificación: Pg carotídeo 8692/1; Pg yúgulo-timpánico 8690/1, y el código 8693/1 para los Pg vagales, laríngeos y otros. Atendiendo a la localización, la extensión y los abordajes quirúrgicos recomendados, la forma de clasificar estos tumores ha ido evolucionando, a la vez que han mejorado las técnicas diagnósticas de imagen y las técnicas quirúrgicas. Este tipo de clasificaciones es de gran interés desde el punto de vista clinicoquirúrgico, motivo por el que serán más detalladas, sobre todo en los Pg temporales y carotídeos. Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Pérez Plasencia D et al. Clasificación de los paragangliomas cervicocefálicos Tabla I. Clasificación de Alford y Gilford Paragangliomas yugulares Paragangliomas timpánicos Paragangliomas temporales Una de las primeras clasificaciones de los Pg temporales es la de Alford y Gilford (tabla I), que dividen los Pg temporales en timpánicos, con mejor pronóstico, y yugulares, cuya exéresis era más complicada9. Posteriormente, McCabe y Fletcher (tabla II) distinguen 3 categorías, basándose en el grado de destrucción ósea causada por el tumor. El grupo I no causa destrucción ósea, el nervio facial está intacto y no se afecta el foramen yugular. El grupo II se extiende más allá de la caja timpánica, afectando al aditus, el antro, la mastoides o el bulbo de la yugular. La destrucción ósea se limita a la mastoides y el nervio facial suele estar parético. El grupo III presenta una extensión difusa del tumor de forma intracraneal o en la base del cráneo, la destrucción ósea afecta al hueso petroso, la fosa yugular, el hueso occipital y el paciente puede presentar un síndrome del agujero rasgado posterior9. Una década después aparece la clasificación de Jenkins y Fisch10 (1981) (tabla III), que proponen 4 grupos, en función de su extensión y de la planificación quirúrgica. El grupo A incluye tumores de oído medio; el grupo B tumores extendidos al área mastoidea sin afectación infralaberíntica; el grupo C incluye los tumores que se extienden al área infralaberíntica y al ápex petroso; el tipo D incluye la extensión intracraneal y contiene 3 subgrupos: D1, tumores con extensión intracraneal de menos de 2 cm de diámetro, y D2, tumores con extensión mayor de 2 cm. Posteriores revisiones11-13 (tabla IV) especifican de forma más precisa las zonas de extensión del tumor, por lo que se mejora esta clasificación, motivo por el que es una de las más utilizadas debido a la excelente descripción de la extensión tumoral que proporciona. Poco después, Jackson y Glassock (tabla V) propusieron otra clasificación alternativa, distinguiendo dos grandes grupos: glomus timpánico y glomus yugular. Dividen al glomus timpánico en: grupo I, pequeña masa limitada a promontorio; grupo II, tumor que llena por completo el espacio del oído medio; grupo III, tumor que ocupa la caja y se extiende a la apófisis mastoides, y grupo IV, tumor que ocupa la caja y la mastoides, atraviesa la membrana timpánica, ocupa el conducto auditivo externo y puede alcanzar la arteria carótida interna. Dividen al glomus yugular en: grupo I, pequeño tumor que invade el golfo de la yugular, oído medio y mastoides; grupo II, se extiende por debajo Tabla II. Clasificación de McCabe y Fletcher de los paragangliomas temporales Grupo I No existe destrucción ósea, el nervio facial está intacto y no se afecta el foramen yugular Grupo II Se extiende más allá del oído medio para afectar al aditus, el antro, la mastoides o el bulbo de la yugular Grupo III Extensión difusa del tumor intracranealmente o la base del cráneo, la destrucción ósea afecta al hueso petroso, la fosa yugular y el hueso occipital, y el paciente puede presentar un síndrome del agujero rasgado posterior Tabla III. Clasificación de Jenkins y Fisch de los paragangliomas temporales Tipo A Tumores de oído medio Tipo B Tumores extendidos al área mastoidea sin afectación infralaberíntica Tipo C Tumores que se extienden al área infralaberíntica y al ápex petroso Tipo D1 Tumores con extensión intracraneal de menos de 2 cm de diámetro Tipo D2 Tumores con extensión intracraneal de más de 2 cm de diámetro Tabla IV. Clasificación de Fish y Valavanis de los paragangliomas temporales Tipo A (8%): timpánico Crecimiento de promontorio: confinado en la caja timpánica Tipo B (22%): hipotimpánicos: oído medio y mastoides B1: crecen hacia la caja B2: crecen hacia la mastoides B3: crecen hacia laberinto Tipo C (47%): tumores del golfo yugular: cúpula de la fosa yugular, porción infralaberíntica y canal carotídeo C1: mínima erosión segmento vertical canal carotídeo C2: extensa erosión segmento vertical canal carotídeo C3: erosión del segmento horizontal de canal carotídeo. Extensión al ápex petroso C4: afecta al A. rasgado anterior (foramen lacerum) y puede extenderse a seno cavernoso y en sentido inferior a los espacios parafaríngeos Tipo D (23%): extensión endocraneana De1 a De2: extradural según tamaño Di1 a Di3: intradural según tamaño Acta Otorrinolaringol Esp. 2009;60 Supl. 1:29-33 31 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Pérez Plasencia D et al. Clasificación de los paragangliomas cervicocefálicos Tabla V. Clasificación de Jackson y Glassock de los paragangliomas temporales Glomus timpánicos Grupo I Masa limitada a promontorio Grupo II Masa que ocupa por completo el oído medio Grupo III Masa que ocupa caja y se extiende a apófisis mastoides Grupo IV Masa que ocupa la caja y la mastoides, atraviesa la membrana timpánica y llega al CAE y puede alcanzar la arteria carótida interna Glomus yugulares Grupo I Masa limitada a golfo de la yugular, oído medio y mastoides Grupo II Masa que se extiende por debajo de la arteria carótida interna y puede tener extensión intracraneal Grupo III Masa que se extiende al ápex petroso y que puede tener extensión endocraneal Grupo IV Masa que se extiende al clivus, más allá del ápex petroso o hacia la fosa temporal y puede tener extensión endocraneal Tabla VI. Clasificación de De la Cruz de los paragangliomas temporales Tumor timpánico Tumor en mesotímpano y visible en su totalidad mediante otoscopia Tumor tímpano-mastoideo Tumor extendido más allá del anulus inferiormente o posteriormente y, por tanto, no visible en su totalidad con otoscopia Tumor del bulbo de la yugular Tumor que puede extenderse al propio bulbo, al oído medio o a la mastoides sin afectar la arteria carótida, la base de cráneo o intracranealmente Tumor glómico de la arteria carótida Tumor que, originado en el bulbo de la yugular, se extiende hasta la carótida Tumor transdural Tumor extendido intracranealmente a través del foramen yugular Tumor glómico vagal de la arteria carótida interna y puede tener extensión intracraneal; grupo III, se extiende al ápex petroso y puede tener extensión endocraneal, y grupo IV, se extiende al clivus, más allá del ápex petroso o hacia la fosa temporal y puede tener extensión endocraneal14,15. Antonio de la Cruz (tabla VI) propuso una clasificación clínico-quirúrgica que distingue: tumor timpánico, confinado en el mesotímpano y visible en su totalidad mediante otoscopia; tumor timpanomastoideo, que se extiende más allá del anulus inferiormente o posteriormente y, por tanto, no es visible en su totalidad con otoscopia; tumor del bulbo de la yugular, que puede extenderse al propio bulbo, al oído medio o la mastoides sin afectar la arteria carótida, la base de cráneo o intracranealmente; tumor glómico de la arteria carótida, originado en el bulbo de la yugular, se extiende hasta la carótida; tumor transdural, cuando las lesiones alcanzan no sólo a la arteria carótida interna, sino también intracranealmente a través del foramen yugular, y tumor glómico vagal, al que no se localiza en sus inicios en el hueso temporal, a menudo son grandes y tardan más en producir síntomas otológicos, y es más frecuente en presentar parálisis de cuerda vocal. A cada extensión tumoral propone un abordaje quirúrgico16. Paragangliomas carotídeos Las clasificaciones más utilizadas son las de Shamblin17 (1971) y la de la Clínica Mayo18. Ambas intentan reflejar las 32 Acta Otorrinolaringol Esp. 2009;60 Supl. 1:29-33 diferentes situaciones que pueden presentarse, predecir el tiempo quirúrgico, la hemorragia previsible, los riesgos vasculares y dificultades de reconstrucción, es decir, la morbimortalidad por causas vasculares en función del tamaño y las características del Pg carotídeo. Clasificación de Shamblin (1971) (tabla VII) Distingue 3 grupos, en función del tamaño y su relación con la bifurcación carotídea y estructuras vecinas. – Tipo I: tumores de pequeño tamaño (< 4 cm). Es el menos frecuente. – Tipo II: tumores de tamaño medio (> 4 cm). Rodean la carótida interna o externa sin englobarlas y están más adheridos a la adventicia. Existe un plano de disección entre el tumor y el vaso. Es el más habitual, interesa a casi la mitad de los casos. – Tipo III: tumores voluminosos, que engloban las carótidas. Su exéresis puede requerir la resección de la carótida externa o incluso también de la interna e interposición de una prótesis o injerto venoso en la carótida interna, lo que implica mayores tasas de complicación. Sobrepasa el 25% de los casos. Un inconveniente de esta clasificación es que no predice el grado de infiltración de la pared vascular y, en ocasiones, se presentan algunos tipos I y II con comportamiento agresivo o casos con tipo III en que se consigue la disección Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Pérez Plasencia D et al. Clasificación de los paragangliomas cervicocefálicos Tabla VII. Clasificación de Shamblin Tipo I Las carótidas son desplazadas y están apoyadas sobre la superficie tumoral Tipo II Las carótidas están parcialmente rodeadas, haciendo un surco en la superficie del tumor. Los nervios están desplazados en la superficie tumoral Tipo III Las carótidas y los nervios quedan englobados en el interior del tumor subadventicial. Tampoco parece establecer una relación con la morbilidad neurológica, que depende más de la habilidad del cirujano19. La valoración preoperatoria se basa en las determinaciones obtenidas con estudios de imagen. Ayra et al20 relacionan estos 3 tipos con el grado de contacto circunferencial del tumor con la arteria carótida interna, con resonancia magnética en cortes axiales. Homologa el tipo I a un contacto máximo circunferencial del tumor con el vaso de 180º; el tipo II, cuando esta relación alcanza entre 180º y 270º, y el tipo III desde los 270º hasta englobarla en su totalidad. La precisión diagnóstica y la eficacia de este procedimiento alcanzan el 100% de los casos analizados. Este procedimiento podría incluso predecir el grado de infiltración de la pared vascular, en estadios avanzados. Clasificación de la Clínica Mayo Esta clasificación intenta exponer las características del tumor, predecir los riesgos que pueden presentarse en la exéresis y las complicaciones que pueden surgir, así como las potenciales dificultades de reconstrucción del eje carotídeo. Diferencia 3 grupos: 1. Grupo 1. Tumores localizados y a veces pediculizados en la bifurcación carotídea. 2. Grupo 2. Tumores que rodean de forma incompleta el eje carotídeo principal, dejando un acceso a través de la pared posterior de la carótida común. 3. Grupo 3. El tumor engloba totalmente el eje vascular principal. Este grupo distingue 2 situaciones: – Existe un segmento libre de la carótida interna bajo la base del cráneo. – El tumor contacta con la base del cráneo. Declaración de conflicto de intereses Los autores han declarado no tener ningún conflicto de intereses. BIBLIOGRAFÍA 1. Gulya A. The glomus tumor and its biology. Laryngoscope. 1993;103 Suppl 60:7-15. 2. Barnes L, Eveson JW, Reichart P, Sidransky D. Tumors of the paraganglion system. 362-3. En: World Health Organization, editor. Classification of tumors. Tumors of the paraganglion system. 362-3. Pathology & Genetics. Head and neck tumors. Lyon: IARC; 2005. 3. Jackson C. Glomus tympanicum and glomus jugulare tumors. Otolaryngol Clin North Am. 2001;34:941-70. 4. Basu S, Nair N. Stable disease and improved health-related quality of life (HRQoL) following fractionated low dose 131I-metaiodobenzylguanidine (MIBG) therapy in metastatic paediatric paraganglioma: observation on false "reverse" discordance during pre-therapy work up and its implication for patient selection for high dose targeted therapy. Br J Radiol. 2006;79:53-8. 5. Tekautz TM, Pratt CB, Jenkins JJ, Spunt SL. 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