Por otra parte, también son inconstitucionales las comisiones

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ISSSTE: ilegal y discriminatoria
Araceli Damián*
La nueva Ley del ISSSTE, además de no contar todavía con reglamento, contiene
una serie de vacíos legales y conceptuales que imposibilitan evaluar plenamente
el alcance de la afectación de los derechos sociales de los trabajadores adscritos
al Instituto.
Esta
ley
crea
más
desigualdad
y
discriminación
al
estratificar
a
los
derechohabientes en cinco estratos con distintos derechos sociales. El de quinta
categoría corresponde a las personas que reciben actualmente una pensión cuyo
monto es menor al mínimo garantizado por la nueva ley (tres mil treinta y cuatro
pesos con veinte centavos), pero que no se verán beneficiados con un aumento
de sus ingresos para alcanzar dicho mínimo.
Los trabajadores de “cuarta” serán los de reciente incorporación, ya que están
obligados a inscribirse al nuevo sistema y no pueden optar por el antiguo régimen
(recortado) de pensiones. Éstos compartirán la incertidumbre de no saber a cuánto
ascenderá el monto de sus pensiones con los trabajadores de “tercera”, cuyo
grupo estará constituido por los que (ya inscritos en el Instituto antes de la entrada
en vigor de la nueva ley: 1º de mayo) opten por cuentas individuales bajo el
supuesto de que tendrán un mayor beneficio que si se quedan en el régimen
(recortado) de pensiones.
Los trabajadores de “segunda” serán aquellos que elijan el régimen recortado, ya
que garantiza el monto de las pensiones futuras (que dependerán del salario
percibido en el último trabajo y de los años cotizados). No obstante, quienes elijan
esta opción y no cumplan los requisitos de jubilación vigentes en la ley abrogada
antes del 31 de Diciembre de 2009, deberán aceptar nuevas condiciones de edad
y años de cotización para jubilarse.
El grupo de trabajadores y pensionados de “primera” no ha sido creado por la
nueva ley, y a ellos no se les aplica. Por el contrario, gozan de privilegios
exclusivos otorgados a la alta burocracia (ex presidentes, magistrados,
funcionarios de la banca pública, Pemex, etc.)
Tanto los que están a favor como en contra de la nueva ley reconocen la
necesidad de modificar las reglas de operación del sistema. Sin embargo,
discrepan en el camino elegido por el gobierno federal para supuestamente
subsanar las deficiencias. Sabemos que la creación de cuentas individuales no
garantiza la sustentabilidad financiera del Instituto, ni posibilita la obtención de
pensiones dignas a futuro. El sistema de cuentas individuales está inscrito en la
política privatizadora que ha caracterizado a los gobiernos tecnócratas y tiene
como principales beneficiarios a las Administradoras de fondos (Afores) y las
aseguradoras.
El sistema de cuentas individuales hace incierto el monto de las pensiones a futuro
ya que éste dependerá del número de años cotizados (que a su vez depende de la
permanencia en el empleo); la carrera salarial (aumentos o decrementos del
ingreso a lo largo de la vida laboral); de la tasa de interés real (que es ahora de
alrededor del 3%); de la esperanza de vida (años por vivir una vez pensionado);
de las comisiones cobradas por las Afores y por las aseguradoras que los
trabajadores tienen que contratar para recibir (con base en lo ahorrado) su
pensión y la posibilidad de que ésta pase a los deudos (seguro de sobrevivencia).
El cobro de comisiones es anticonstitucional, ya que el Art. 123 de la Constitución
(fracción XXVIII) establece que el patrimonio de la familia no podrá sujetarse a
gravamen alguno y, por tanto, ninguna institución pública o privada puede gravar
los fondos de ahorro destinados a las pensiones que evidentemente forman parte
de dicho patrimonio. Cálculos actuariales muestran además que, dado el monto de
las comisiones cobradas sobre los saldos de las cuentas individuales llegará un
momento en que las Afores obtengan un beneficio absoluto mayor que los
trabajadores.
Ante la avalancha de amparos, el Poder Judicial y el gobierno federal han hecho lo
imposible por desmoralizar y desanimar a quienes tengan la intención de o hayan
recurrido a tal recurso. La semana pasada Antonio Yunes, Director General del
ISSSTE, sostuvo de mala fe y sin ningún fundamento legal, que los amparados
dejarán de recibir los servicios que presta el Instituto … “si así lo determina un
juez”. Pero de acuerdo con los abogados constitucionalistas ningún juez puede
determinar tal cosa, dado que los amparos no anulan derechos adquiridos.
Por otra parte, el establecimiento por acuerdo del Consejo de la Judicatura
Federal del Juzgado Auxiliar de Distrito como único receptor de solicitudes de
amparos contra la nueva ley, viola el artículo 1º (al no hacer posible el
cumplimiento de Art. 13 y 14) de nuestra Constitución. El Art. 13 establece que
nadie puede ser juzgado por tribunales especiales y el Art. 14 señala que todo
juicio debe ser “seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se
cumplan las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las leyes
expedidas con anterioridad al hecho”. La Ley entró en vigor el 1º de mayo y el
juzgado se creó el día siete del mismo mes. Al haber establecido como domicilio
del Juzgado el DF, se dificulta la presentación de amparo de quienes viven fuera
de esta demarcación, además de facilitar en bloque (un solo juez decide) el
rechazo de los amparos. Seguramente el conflicto llegará a la Suprema Corte.
El Colegio de México, adamian@colmex.mx
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