TEMA 6.- UN DIOS CREADOR DEL MUNDO DOCUMENTO DE APOYO “Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la Tierra” Es importante afirmar que en el principio Dios creó el cielo y la tierra porque la creación es el fundamento de todos los designios salvíficos de Dios; manifiesta su amor omnipotente y lleno de sabiduría; es el primer paso hacia la Alianza del Dios único con su pueblo; es el comienzo de la historia de la salvación, que culmina en Cristo; es la primera respuesta a los interrogantes fundamentales sobre nuestro origen y nuestro fin. (Compendio nº 51) La creación es el fundamento de todos los designios salvíficos de Dios; manifiesta su amor omnipotente y lleno de sabiduría; es el primer paso hacia la Alianza del Dios único con su pueblo; es el comienzo de la historia de la salvación, que culmina en Cristo; es la primera respuesta a los interrogantes fundamentales sobre nuestro origen y nuestro fin. . Principales ideas: * La creación nos enfrenta a los fundamentos mismos de la vida humana... ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? * Israel acogió la revelación de la Creación como fundamento y explicación de las milagrosas liberaciones de que fue testigo en la historia. Y como fuente de esperanza contra toda esperanza. * El Misterio pascual de Cristo culmina la salvación de Dios iniciada en la creación. Por eso en la noche pascual, fiesta de la nueva creación, las lecturas comienzan con el relato de la creación. 1 ¿Quién ha creado el mundo? El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son el principio único e indivisible del mundo, aunque la obra de la Creación se atribuye especialmente a Dios Padre. (Compendio nº 52) A. Explicación de términos o frases: “Principio único e indivisible”. Las personas divinas son inseparables en su ser y en su obrar. “Obra de la creación”. La creación es todo lo visible e invisible que no es Dios, sino obra de su sabiduría y voluntad. Principales ideas: • El Dios eterno ha dado comienzo a todo lo que existe fuera de Él. • La creación es obra común de la Santísima Trinidad. • “Sólo existe un Dios...: es el Padre, es Dios, es el Creador, es el Autor, es el Ordenador. Ha hecho todas las cosas por sí mismo , es decir,... por el Hijo y el Espíritu, que son “como sus manos” (S. Ireneo). Decimos que Dios es el Creador del cielo y de la tierra porque hizo todas las cosas de la nada, libremente y por amor (Gn 1, 1-31; CC 50-56) Dios ha creado el universo libremente con sabiduría y amor. El mundo no es el fruto de una necesidad, de un destino ciego o del azar. Dios crea «de la nada» un mundo ordenado y bueno, que Él transciende de modo infinito. Dios conserva en el ser el mundo que ha creado y lo sostiene. La obra creadora de Dios lo abarca todo: “cielo y tierra, visible e invisible”.No hay nada que se escape a esa obra creadora. No hay nada que no dependa, en última instancia, del Dios que ha creado todo lo que existe. Incluso las muchas maravillas que son fruto del ingenio humano, son también creación de Dios, puesto que han sido hechas con materiales creados por Dios y han salido de las manos de una criatura de Dios como es el hombre. Dios ha creado todo y lo ha hecho de la nada. El Señor, precisamente porque es Todopoderoso, no ha necesitado basarse en algo preexistente para, transformándolo, crear lo que ahora existe. Si así hubiera sido, en realidad él no habría sido el Creador, lo mismo que el carpintero no es el creador de la silla o el pintor del cuadro en un sentido estricto. 2 ¿Para qué ha sido creado el mundo? El mundo ha sido creado para gloria de Dios, el cual ha querido manifestar y comunicar su bondad, verdad y belleza. El fin último de la Creación es que Dios, en Cristo, pueda ser “todos en todos” (I Co 15, 28) para gloria suya y para nuestra felicidad. (Compendio nº 53) El mundo ha sido creado para la gloria de Dios (Concilio Vaticano I). No hay ninguna razón para la Creación más que el amor. En ella se manifiesta la gloria y el honor de Dios. Alabar a Dios no quiere decir por eso aplaudir al creador. El hombre no es un espectador de la obra de la Creación. Para él, <alabar> a Dios significa, juntamente con toda la Creación, aceptar la propia existencia con agradecimiento. Al contemplar la grandeza del mundo: los astros, el mar, las plantas; al mirar la perfección de las cosas más pequeñas: un pajarillo, un insecto, nos maravillamos y alabamos a Dios que es su autor. El mundo es una manifestación, una expresión de la perfección divina, un reflejo de lo que es Dios, y el mundo canta la gloria de Dios. A esa glorificación debe unirse el hombre, no solamente por ser la criatura más perfecta de la creación visible, sino, además, porque Dios ha puesto todas las cosas a su servicio. Pensando en el hombre Dios creó todas las cosas y las puso en sus manos. Principales ideas: • Dios no tiene otro motivo para crear que su amor y bondad. Por eso se manifiesta y se comunica. Por puro amor. • Dios no necesita aumentar su gloria. La gloria de Dios es que el hombre viva y sea feliz reflejando en su vida al mismo Dios Amor. ¿Cómo ha creado Dios el universo? Dios ha creado el universo libremente con sabiduría y amor. El mundo no es el fruto de una necesidad, de un destino ciego o del azar. Dios crea «de la nada» (–ex nihilo–: 2 M 7, 28) un mundo ordenado y bueno, que Él transciende de modo infinito. Dios conserva en el ser el mundo que ha creado y lo sostiene, Explicación términosde o frases: dándole lade capacidad actuar y llevándolo a su realización, por medio de su Hijo y del Espíritu Santo. (Compendio nº 54) 3 “Destino ciego o del azar”. Por pura casualidad, sin intervención voluntaria e inteligente, sin finalidad. “De la nada”. Sin ayuda y sin materia o algo existente de antemano. La 'nada' es nada. Principales ideas: Lo que existe es obra de la bondad, sabiduría y libertad de Dios. Solo Dios es totalmente real; su presencia hace reales a los seres creados, los mantiene en la realidad. Sin Él, se desvanecerían como un sueño. Esa presencia realizadora se llama Providencia. La Providencia (de Dios) es el cuidado que Dios tiene de los hombres y de todo lo creado para llevarlos al fin para el que han sido creados. LA PROVIDENCIA DIVINA La divina Providencia consiste en las disposiciones con las que Dios conduce a sus criaturas a la perfección última, a la que Él mismo las ha llamado. Dios es el autor soberano de su designio. Pero para realizarlo se sirve también de la cooperación de sus criaturas, otorgando al mismo tiempo a éstas la dignidad de obrar por sí mismas, de ser causa unas de otras. (Compendio nº 55) El Concilio Vaticano II, dice al respecto: "El hombre… no existe efectivamente sino por el amor de Dios, que lo conserva. Y sólo se puede decir que vive en la plenitud de la verdad cuando reconoce libremente ese amor y se confía por entero a su Creador" (Gaudium et spes, 19). Dios es amor y nos ama infinitamente. Por eso, nada de lo que nos pasa puede ser indiferente para Él. Él nos cuida como a la niña de sus ojos y tiene contados hasta los cabellos de nuestra cabeza. Dios dirige toda nuestra existencia hasta en los más mínimos detalles. Nada escapa a su cuidado y las mismas fuerzas del universo están a su servicio para bien de los hombres. 4 Jesús pide un abandono filial en la providencia del Padre celestial que cuida de las más pequeñas necesidades de sus hijos: “No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿qué vamos a comer? ¿Qué vamos a beber?... Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura” (Mt 6, 31-33; cf 10, 29-31). Podemos preguntarnos: ¿Anula la Providencia de Dios la libertad del hombre? Respuesta: No. La Providencia de Dios significa la presencia del Creador, sosteniendo y traspasando todo lo que existe, pero respetando siempre lo creado por Él y la libertad que ha dado al hombre. Por eso, normalmente, actúa por las “causas segundas”. ¿Qué significa eso de las ‘causas segundas'? Respuesta: Dios es la Causa primera de todo lo que existe. Pero su providencia ha querido que la creación funcione por sus propias leyes y por la acción en ella del hombre en su libertad. Son las segundas causas de la evolución o desarrollo de lo creado. Benedicto XVI: "debemos aprender a confiar más en la Divina Providencia. ¿CÓMO COLABORA EL HOMBRE EN LA PROVIDENCIA DIVINA? Dios otorga y pide al hombre, respetando su libertad, que colabore con la Providencia mediante sus acciones, sus oraciones, pero también con sus sufrimientos, suscitando en el hombre «el querer y el obrar según sus misericordiosos designios» (Flp 2, 13). (Compendio nº 56) La consumación de la Creación a través de la providencia divina no sucede sin nuestra intervención. Dios nos invita a colaborar en la perfección de la Creación. Dios es el Señor soberano de su designio. Pero para su realización se sirve también del concurso de las criaturas. Esto no es un signo de debilidad, sino de la grandeza y bondad de Dios Todopoderoso. Porque Dios no da solamente a sus criaturas la existencia, les da también la dignidad de actuar por sí mismas, de ser causas y principios unas de otras y de cooperar así a la realización de su designio. 5 . Principales ideas: • No es una colaboración entre iguales sino concedida y posibilitada por Dios. Dios como Creador, el hombre como criatura sostenida. • Siempre con un exquisito respeto a la libertad del hombre. • La colaboración no es sólo con la acción; también con la oración e, incluso, el sufrimiento. SI DIOS ES TODOPODEROSO Y PROVIDENTE, ¿POR QUÉ ENTONCES EXISTE EL MAL? Al interrogante, tan doloroso como misterioso, sobre la existencia del mal solamente se puede dar respuesta desde el conjunto de la fe cristiana. Dios no es, en modo alguno, ni directa ni indirectamente, la causa del mal. Él ilumina el misterio del mal en su Hijo Jesucristo, que ha muerto y ha resucitado para vencer el gran mal moral, que es el pecado de los hombres y que es la raíz de los restantes males.(Compendio nº 57) . Explicación de términos o frases “Mal moral”: Es el mal introducido directa o indirectamente por la libertad humana mal usada, por el pecado. “Restantes males”: Los desastres naturales de todo tipo y otros similares El mal físico es inherente a la condición del hombre y de la creación. El hombre es un ser finito que está sujeto a la enfermedad y a la muerte; además, ha de vivir en un universo en el que se producen determinados fenómenos naturales productores de daño y de sufrimiento. Las limitaciones y la caducidad propias de todas las criaturas es el origen último de este tipo de males, que son consustanciales a la propia estructura del hombre y del universo. En última instancia, puede decirse que este mal en el orden físico es permitido por Dios, como se señala en la catequesis de Juan Pablo II antes citada, “con miras al bien global del cosmos natural”, Algo bastante distinto sucede respecto al que hemos denominado mal moral. En palabras de Juan Pablo II, “este mal decidida y absolutamente Dios no lo quiere”. El mal moral es radicalmente contrario a la voluntad de Dios y su autor es exclusivamente 6 el hombre, al haber hecho mal uso de su libertad. ¿Por qué tolera Dios este mal? Porque para Dios la existencia de unos seres libres es un valor más importante y fundamental que el hecho de que aquellos seres libres abusen de su propia libertad contra el propio Creador y que, por eso, la libertad pueda llevar al mal moral. ¿POR QUÉ DIOS PERMITE EL MAL? La fe nos da la certeza de que Dios no permitiría el mal si no hiciera salir el bien del mal mismo. Esto Dios lo ha realizado ya admirablemente con ocasión de la muerte y resurrección de Cristo: en efecto, del mayor mal moral, la muerte de su Hijo, Dios ha sacado el mayor de los bienes, la glorificación de Cristo y nuestra redención. (Compendio nº 58) . Principales ideas: • Dios nunca permitiría un mal si no lo viera necesario, en las circunstancias concretas, para dar un paso hacia el bien. • El ejemplo máximo es la cruz del Señor, querida por Dios como camino óptimo para vencer al pecado a base de ir más allá del amor. A veces nos preguntamos... ¿por qué Dios permite el mal? ¿Cómo es posible que exista el mal si el mundo ha sido creado por Dios? Ante una catástrofe natural que origina muchos muertos o ante los terribles efectos de una guerra o ante la maldad de unos seres humanos capaces de hacer mucho daño a sus semejantes, nos indignamos pensando que el mundo no debería ser así y nos atrevemos a pedir cuentas a Dios sobre por qué permite todo esto. No es fácil responder a esta pregunta tan acuciante. El Catecismo nos asegura que «Dios no es, en modo alguno, ni directa ni indirectamente, la causa del mal. Él ilumina el misterio del mal en su Hijo Jesucristo, que ha muerto y ha resucitado para vencer el gran mal moral, que es el pecado de los hombres y que es la raíz de los restantes males. La fe nos da la certeza de que Dios no permitiría el mal si no hiciera salir el bien del mal mismo» La permisión divina del mal físico y del mal moral es misterio que Dios esclarece por su Hijo, Jesucristo, muerto y resucitado para vencer el mal. La fe nos da la certeza de que Dios no permitiría el mal si no hiciera salir el bien del mal mismo, por caminos que nosotros sólo conoceremos plenamente en la vida eterna catecismo de la Iglesia católica nº 324) 7