QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Marzo de 2005 El sentido de la reverencia - 2 ¿Qué enseña Elena de White acerca de la reverencia? Responde DANIEL OSCAR PLENC director del Centro de Investigaciones White en la Argentina. 5. Reverencia hacia el culto y los ritos de la iglesia. Los consejos inspirados señalan que aun las reuniones dedicadas al canto “pueden ser dirigidas con reverencia acompañada de alegría, para que ejerzan buena influencia. Las bromas, la conversación ociosa y los chismes roban el beneficio a esos momentos” (Joyas de los testimonios, t. 1, p. 461). Los ángeles de Dios observan y toman nota cuando los jóvenes “tienen tan poca reverencia por la casa y el culto de Dios, que sostienen continua comunicación unos con otros durante el sermón” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 196). El bautismo y los demás ritos de la iglesia deben ejercer una influencia solemne, sagrada y elevadora. “Es necesario enseñar a nuestras iglesias a tener mayor respeto y reverencia por el sagrado servicio de Dios” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 395). Los pastores deben hablar con reverencia, no con gritos, sino con dulzura, fuerza y solemnidad (La voz: su educación y uso correcto, p. 202). “Todo el servicio debe ser dirigido con solemnidad y reverencia, como si fuese en la visible presencia del Maestro de las asambleas” (Ibíd., pp. 462, 463). 6. Reverencia para con los representantes de Dios. “Se debería mostrar reverencia hacia los representantes de Dios: pastores, maestros y padres llamados a hablar y actuar en su lugar. Dios es honrado por el respeto mostrado hacia ellos” (La educación, p. 239). Motivos para la reverencia Elena de White ofrece algunas razones por las que Dios es digno de adoración y reverencia. Afirma que la observancia del cuarto mandamiento “es la señal de su poder creador, y el testimonio de su derecho a recibir la reverencia y el homenaje de los hombres” (Cada día con Dios, p. 69). El sábado recuerda al Creador y conmemora su obra. “Estaba destinado a recordar siempre a los hombres que el Dios viviente es fuente de toda existencia, y objeto de reverencia y adoración” (El conflicto de los siglos, p. 58. Véase también p. 489). Otros atributos divinos son motivo para nuestra reverencia. “La verdadera reverencia hacia Dios es inspirada por un sentimiento de su grandeza infinita y de su presencia” (Obreros evangélicos, pp. 187, 188. Véase también La educación, p. 237). Educar para la reverencia La Señora White habla con insistencia y fuerza sobre la necesidad de enseñar la reverencia en el hogar. En esa primera escuela del niño, deben enseñarse “lecciones de respeto, obediencia, reverencia y dominio propio” (Conducción del niño, p. 17). Los padres han de asumir en esto un rol docente. “A todo niño se le debe enseñar a manifestar verdadera reverencia hacia Dios” (Profetas y reyes, p. 178). Los padres han de mostrar a los niños que “la verdadera reverencia se revela por la obediencia” (Consejos para los maestros, p. 86). Los niños educados para la reverencia y la gratitud traerán alegría a la familia, respeto y reverencia a la escuela y a la iglesia (Conducción del niño, pp. 136,137). La señora White se sentía alarmada por la conducta descuidada que muchos niños y jóvenes mostraban en la casa de Dios al leer, murmurar o reír durante el sermón, distrayendo a otros y ejerciendo una influencia negativa. Invita a tales jóvenes a no sentirse orgullosos por su indiferencia y descuido, sino a corregirse y mostrar dominio propio. “Practicad la reverencia hasta que se convierta en una parte de vosotros mismos” (Conducción del niño, pp. 518, 519). Cuando los padres conducen correctamente a su familia, “llevarán a la iglesia una influencia de orden y reverencia. Representarán los atributos de la misericordia y la justicia como si estuvieran mano a mano. Revelarán a sus hijos el carácter de Cristo. La ley de la bondad y del amor en sus labios no debilitará sus órdenes ni les quitará autoridad, y sus requerimientos no serán desobedecidos (Conducción del niño, p. 520). Se invita a elevar la norma delante de los hijos y a enseñarles “a tener la más alta reverencia por la casa de Dios” (Dios nos cuida, p. 60). La necesidad es generalizada, y el tema es imperativo. “Casi todos necesitan que se les enseñe a conducirse en la casa de Dios. Los padres no deben sólo enseñar, sino también ordenar a sus hijos que entren en el santuario con seriedad y reverencia” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 199). También a los nuevos creyentes se debe instruir en cuanto a la adoración y la reverencia verdaderas (Joyas de los testimonios, t. 2, pp. 202, 203). Por la eternidad Al llegar finalmente al Reino eterno de Dios, los creyentes seguirán creciendo en su adoración gozosa y reverente. “Y, a medida que los años de la eternidad transcurran, traerán consigo revelaciones más ricas y aún más gloriosas respecto de Dios y de Cristo. Así como el conocimiento es progresivo, también el amor, la reverencia y la dicha irán en aumento. Cuanto más sepan los hombres acerca de Dios, tanto más admirarán su carácter (El conflicto de los siglos, pp. 736, 737).