El dermatágeno o epiblema consta de una sola capa de células

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DE
HISTORIA
NATURAL
40I
El dermatágeno o epiblema consta de una sola capa de células cortas,
que forra de una manera continua todo el embrión: en la raicilla separa
la cofia del parénquima general que forma el periblema. L a separación
entre el dermatógeno y periblema queda muy marcada por la presencia
de numerosos espacios intercelulares llenos de aire, que se intercalan
entre ambos tejidos y que abundan en el periblema, como hemos dicho
anteriormente.
El periblema, a expensas del cual se constituirán más adelante las
cortezas de la raíz y del tallo,, ocupa la mayor parte del cuerpo del embrión. Las células están dispuestas en líneas parabólicas de crecimiento,
con un foco común situado cerca del ápice. Una vez se ha formado en
el ápice vegetativo la célula apical originaria, esta célula experimenta
divisiones anticlinales y periclinales sucesivas que originan las filas correspondientes de células del periblema. Estas células son de forma cúbica, salvo las que acaban de formal un tabique anticlinal de división,
que son más pequeñas y aplanadas. Existen numerosísimos espacios
intercelulares, llenos de aire, que no sólo se presentan a lo largo de las
hiladas de células, sino también en dirección transversal, sin que sea posible señalar regla alguna en su distribución. Si el corte es suficientemente delgado, hecho en material fresco y examinado en una gota de agua,
se ve un verdadero sistema de conductos capilares, que atraviesan el
parénquima en las dos direcciones perpendiculares. E n el ápice más inferior incluso atraviesan, algunos de ellos, la membrana del dermatógeno
y penetran en la primera o primeras capas de la caliptra. No debe extrañarnos esta particularidad si tenemos en cuenta que, como dice Strasburger, en muchas leguminosas la pilorriza se forma a expensas del dermatógeno, del periblema y del pleroma a la vez, es decir, que en estas plantas, en su ápice vegetativo, no existe diferenciación entre caliptrógeno,
dermatógeno y periblema, sino que los tres forman un solo ápice inicial.
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Hacia la mitad de la altura del embrión aparecen dos pequeños mamelones, que son los meristemos que darán origen a las dos hojas inferiores del tallo. Estos meristemos, que están a distinto nivel, son de desarrollo más lento que los superiores; las hojas que de ellos derivan,
cuando germina la plantita, quedan pequeñas, al nivel del suelo. Más
tarde, cuando la planta y a está desarrollada con sus hojas y ramas,
salen las ramitas pequeñas en la axila de estas hojas inferiores. Su posición en el tallito es alterna, en correspondencia con las que se encuentran más desarrolladas en la plúmula.
A este nivel el embrión está un poco engrosado, pues es el lugar en
que, como veremos después, se insertan los cotiledones.
TOMO X X X I I . — O C T U B R E 1 9 3 2 .
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