CIUDAD, SOCIEDAD y DERECHO ZOON POLITIKON = ANIMAL

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DR. J. GÓMEZ-PANTOJA
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CIUDAD, SOCIEDAD y DERECHO
(J. ORTEGA y GASSET, La rebelión de las masas, Madrid 1986 26, p. 38)
Ahora bien, convivencia y sociedad son términos equipo lentes. Sociedad es lo que se produce
automáticamente por el simple hecho de la convivencia. De suyo e ineluctablemente segrega
ésta costumbres, usos, lengua, derecho, poder público. Uno de los más graves errores del pensamiento
“moderno”, cuyas salpicaduras aún padecemos, ha sido confundir la sociedad con la asociación, que es
aproximadamente lo contrario de aquella. Una sociedad no se constituye por acuerdo de voluntades. Al
revés, todo acuerdo de voluntades presupone la existencia de una sociedad, de gentes que conviven, y el
acuerdo no puede consistir sino en precisar una u otra forma de esa convivencia, de esa sociedad preexistente. La idea de sociedad como reunión contractual, por lo tanto, jurídica, es el más insensalo ensayo
que se ha hecho de poner la carreta delante de los bueyes. Porque el derecho, la realidad “derecho” –no
las ideas de él del filósofo. jurista o demagogo- es, si se me tolera la expresión barroca, secreción
espontánea de la sociedad, y no puedeser otra cosa. Querer que el derecho rija las relaciones entre entre
seres que previamente no conviven en efectiva sociedad, me parece –y perdóneseme la insolencia- tener
una idea bastante confusa y rídicula de lo que derecho es.
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ZOON POLITIKON = ANIMAL URBANO
(M. L. FINLEY, “Aristotle on exchange”, ms. inédíto de marzo de 1954, publicado por R. di
Donato, "Due carte di Moses Finley”, Opus 6-8 (1987-1989), p. 297 (mi traducción y
adaptación)
Nos empeñamos en traducir la proverbial definición aristotélica del hombre como zoon politikon
en el sentido de “animal político”, cuando Aristóteles tenía en la cabeza algo mucho más específico, en
concreto, un “animal de polis”, un animal urbano. Del mismo modo, el título de su libro no alude a “la
política” en el sentido que damos habitualmente a ese término, sino a la ciencia de la polis, si se me
permite esa expresión. Aristóteles creía que la polis era la forma de organización sociopolítica propia del
hombre y de ahí que sus tratados sobre ética y ciencia política tengan por objetoo al hombre que habita en
una ciudad.
ARISTOTELES, Política 1, 1.1.19 (mi traducción)
……quien no necesita ayuda, quien se basta a sí mismo, no forma parte de la ciudad: es una bestia
o un dios.
…El fin de la guerra es la paz, del mismo modo que la fianlidad del trabjo es el descanso.
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LA CIUDAD SANTUARIO
(J. GOMEZ-PANTOJA, "Notas de lectura sobre el viejo Complutum", Actas del II Encuentro de
historiadores del Valle del Henares, Guadalajara 1990, p. 74.)
Cuando Lewis Mumford escribía que la ciudad surge “como un modo de recrear el Cielo aquí
abajo", la frase puede entenderse desde la doble perspectiva de lo actual o del pasado. Para el hombre
modemo, la ciudad es un remedo del cielo desde el momento en que su potencia económica, los recursos
acumulados en ella y la sinergia de su numerosa población producen una situación crítica en la que sus
habitantes pueden realizar "todos los sueños" o al menos, intentarlo en mejores condiciones que en el
ambiente rural. En la Antigüedad, en cambio, la ciudad es el Cielo de un modo más profundo que la
simple metáfora, desde el momento en que la elección del solar, la fundación y la existencia posterior de
la polis eran tenidas por intervenciones divinas: en las calles de la ciudad antigua cohabitaban
misteriosamente habitantes divinos y humanos porque la polis grecorromana era, al menos en su origen,
una aglomeración en tomo a un santuario.
©J. L. Gómez-Pantoja 1986
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HACIENDO UNA CIUDAD
(SERVIO, Schol. Dani. Aen. V.755 (mi traducción)).
Catón, en los Orígenes, explica cuál era la costumbre: los fundadores de una ciudad uncían un
buey en el lado derecho del yugo y una vaca por la parte de dentro y, vestidos al estilo gabinio, es decir,
con parte de la toga sobre la cabeza y el rostro recogido, mantenían la mancera del arado inclinada de tal
modo que la tierra quedara en el lado de dentro; y así al trazar el surco, iban marcando el sitio de la
muralla y levantaban el arado en los sitios de las puertas.
(LIVIO, Historia de Roma, 1, 7 (traducción de A, Fontán, Tito Livio Historia de Roma desde
lafundación de la ciudad, libros I y 1I, Madrid 1987. p. 13)).
Está más extendida la versión de que, para burlarse de su hermano, Remo saltó por encima de las
nuevasmurallas; entonces Rómulo, airado, increpándolo además de palabra -"Igual en adelante cualquier
otro que salte mis murallas"-, lo mató.
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