Hace tiempo que nos enteramos que Sintergética hacía un servicio en las cárceles, y se nos ocurrió ofrecer Danzas Circulares. Son danzas de todas partes del mundo con la característica de que se bailan en rondas, todos con el mismo paso y al mismo ritmo, lo que produce una sensación de armonía y de pertenencia. Así que presentamos un proyecto, el que fue aceptado, y quedamos formando parte del grupo de Sintergética que sirve en la Cárcel de San Joaquín. Como ha sido esta experiencia? La primera dificultad/desafío fue encontrar un lugar donde danzar; es muy triste constatar que son muy escasos los espacios para realizar actividades con las mujeres, al interior de la cárcel. Pero donde encontramos al final un lugar apropiado era en SEAS, un área donde están la chicas castigadas por mal comportamiento y/o aisladas o en espera de condena. Es un lugar muy abandonado, con un ambiente donde no falta el conflicto. Danzas Circulares en la Cárcel de Mujeres Ahí partimos, a mediados de marzo, sin saber que pasaría. Al inicio nos preguntaron si íbamos a hacer baile entretenido, como reggaetón, o danza árabe; explicamos que no, pero que igual era entretenida, y empezamos a danzar con un grupo pequeño de 3 o 4 mujeres y de manera muy mágica ellas empezaron a disfrutar especialmente de una danza gitana, ¿Que remueve en ellas esta danza?? La música es alegre y sensual a la vez, los pasos son fáciles, pero lo más importante era que pasó a ser la danza de llamada, la danza símbolo, que todas podían disfrutar. Cuando llegaron mujeres nuevas cada semana, las más antiguas se encargaron de enseñarles esta danza, y claramente el bailarla entre varias, en ronda, tomado de las manos, e integrando nuevas mujeres, producía una sensación de grupo, de comunidad, casi de familia en las participantes. También han recepcionado muy bien algunas danzas meditativas. Ellas expresan algunas emociones que surgen de estas danzas, una sensación de libertad, de paz, lo que es muy importante, ya que ellas tienen mucha dificultad para expresar sus emociones; el estado en que están en la cárcel las obliga a no perder fuerza. Hemos seguido bailando todos los días lunes de 14.30 a 15.30, incorporando lentamente más danzas, y cada vez más danzantes. Hasta mediados de septiembre el grupo se componía de unos 12 a 15 mujeres que bailaban con alguna regularidad. Un día en mayo, en una conversación con una chica que ha tenido muchos problemas, al parecer por su violencia, nos manifestó que a ella le gustaba pintar. Ahí surgió la idea de ofrecerles mandalas para pintar, y les trajimos hojas con mandalas dibujados y lápices de colores. Les dimos instrucciones muy básicas y ellas empezaron a pintar durante la semana, y cuando llegamos a danzar el lunes siguiente nos tienen unos hermosos mandalas pintados. A pesar del ambiente de abandono y violencia, que ellas viven durante la semana, el colorido que usan es muy armónico, sale lo más bello de cada una. Desde entonces la actividad de pintar mandalas se ha integrado con la clase de danzas circulares. Es nuestra esperanza que, junto con la danza, que al ser en círculo nos habla de comunidad, de hermandad, del próximo, ellas puedan vislumbrar que a pesar de lo que han hecho, son seres que dentro de su alma tienen sentimientos buenos y bellos, y que aparezca en ellas el deseo de cambiar, de rehabilitarse, pero desde adentro. Nosotros, muy agradecidas de la vida, de poder servir en este lugar, y también muy agradecidas del grupo de Sintergética que nos abrió las puertas. Imogen y Josefina