Autor: Prof. Víctor Genaro Jansen Ramírez Tema: Magistraturas Patricias y Plebeyas Título: La República Romana y sus instituciones Universidad de Carabobo-Valencia - Venezuela Resumen Entre el ayer y el hoy pareciera que la distancia es inmensa cuando se trata de estudiar a las civilizaciones antiguas, sin embargo, al fijar la mirada en Roma, el tiempo se acorta y sufrimos una especie de encantamiento y casi nos hacemos prisioneros de los doce siglos que encierran a la cultura y al desarrollo político y social de la ciudad eterna. De la civilización romana tomaremos la República para estudiar y conocer sus instituciones y la manera en que funcionaban. Así mismo, haremos un recorrido por las dos primeras etapas de las tres que conforman a la República: La República Plutocrática, Nobiliaria o Timocrática; La República Democrática (Equiparación de la Plebe y el Patriciado) y la Etapa de decadencia del período republicano, esta última mencionada a fines únicamente informativos. El resto del contenido aquí desarrollado permitirá visualizar la creación y ejercicio de los cargos públicos durante la época republicana en Roma, conocidos como magistraturas, estudiando también al Senado y las Asambleas Populares como instituciones que representaron la esencia del pueblo romano. 2 I.- La República. La palabra república (res pública), cosa pública, en oposición a res privata, cosa particular, en derecho político significa una forma de gobierno por el cual el ejercicio de la soberanía corresponde al pueblo, ya sea directamente, o valiéndose de instituciones representativas y en la que igualmente la soberanía es personificada en un titular individual o colectivo, cuya magistratura ha de concebirse necesariamente como electiva, temporal y responsable.1 La República, la res pública, el asunto público, puede ser parafraseado, con Cicerón, como la res Populi, el asunto del pueblo. Para el romano, la res pública era, en la práctica el asunto del pueblo, su derecho y su interés. La activa promoción de este derecho y este interés, a la que los romanos debían entregarse, exigía más que devoción; exigía capacidad, competencia, experiencia y conocimientos. Estas cualidades eran más frecuentes entre las filas de los nobles y, por tanto era de interés nacional que éstos, los nobles, gobernasen.2 Según la tradición, la República se establece en Roma como consecuencia de un movimiento revolucionario y en razón de las arbitrariedades y abusos del último de los reyes, Tarquino el Soberbio, quien pretendió gobernar sin consultar al Senado y de espaldas a los patricios. Tales abusos de acuerdo a la leyenda, culminaron con el atropello cometido por Sexto Tarquino, hijo de Tarquino el Soberbio, contra Lucrecia esposa de Tarquino Colatino, pariente del rey, lo que habría causado la indignación popular que determina la expulsión del monarca y el juramento hecho por los romanos de dejar gobernarse más por una sola persona, es decir, no consentir volver a la monarquía. Muchos autores desmienten esta afirmación de la leyenda y niegan que los hechos narrados hayan dado nacimiento a la República, agregando que el advenimiento de tal forma de gobierno no se hizo en forma violenta sino que fue el resultado de una evolución más o menos parecida a la sufrida en Atenas.3 Coincide con este planteamiento Burdese, quien afirma:”...importa precisar, que la caída del último monarca etrusco no implicó la desaparición del rex, ya que la teoría tradicional del violento destronamiento del último rey, parece estar contradicha por la supervivencia en época histórica del rex sacrorum, que aparece designado como rex en la vieja estela del Foro romano, si la referencia –como parece – debe considerarse hecha a él, y en la que se distingue la conservación del antiguo rex, despojado del poder militar y reducido meramente ad sacra, es decir, a realizar funciones sacerdotales. Conservándose este elemento, el tránsito de monarquía a República sería fruto de un gradual proceso evolutivo más que de un improvisado acto revolucionario…” 4 En ese sentido, León Homo afirma: “El relato tradicional de la expulsión de los reyes etruscos, en la forma que lo presentan los 1 Artiles, Sebastián. Introducción al Derecho Romano, pág. 91. 2 Adcock. “Las ideas y la práctica política en Roma. Introducción. Págs. 17,20. Instituto de Estudios Políticos. Universidad Central de Venezuela. Facultad de Derecho. 3 4 Ibidem 1. Burdese. “Manual de Derecho Público Romano.” Págs.31-32. Bosch, Casa Editorial-Barcelona 1.972. 3 historiadores de la época clásica es un puro tejido de leyendas. El episodio de la muerte de Lucrecia no tiene nada que ver con la historia; del mismo modo que había corrido un púdico velo sobre la conquista etrusca, la historiografía romana, consecuente consigo misma, ha deformado cuidadosamente el carácter nacional de la reacción latina que le puso término”.5 Por su parte, Paul Grimal expresa al respecto: En el curso de los últimos años del siglo VI a.C. Roma, cuenta la tradición, se libró del yugo de Tarquino el Soberbio y abolió la realeza. Los reyes fueron reemplazados por dos magistrados, pretores, después cónsules, elegidos anualmente. Con la realeza acabó el predominio de los etruscos en la ciudad. Por la misma época. Atenas, como se sabe, expulsó a los pisistrátidas y recobró la libertad. Esta coincidencia ha aparecido como sospechosa a muchos historiadores modernos, que se han negado a admitir la fecha del 509, tradicionalmente asignada al establecimiento de la República. 6 Pese a las posiciones referidas previamente, se sitúa el establecimiento de la República en el año 509 a.C. y su duración abarca un período de cinco siglos, en los cuales se realizan profundas transformaciones en el seno de la misma, lo que ha llevado a algunos historiadores a distinguir tres períodos en la República romana: el de la república aristocrática, el de la república democrática y el de la decadencia republicana. 1.1.- Primera etapa de la República (República Plutocrática, Nobiliaria o timocrática). El primer período estaría representado por las consecuencias que se derivan de las reformas del Rey Servio Tulio, que tiene carácter plutocrático y timocrático. La reforma atribuida a Servio Tulio –siguiendo a León Homo – hace necesaria la presentación previa de los orígenes de la plebe. 1.1.1.- La plebe y sus orígenes. A medida que bajo el poderoso impulso de los soberanos etruscos, crecía la ciudad romana, se había desarrollado un elemento nuevo, llamado a hacer una brillante fortuna, la plebe. La aparición de la plebe en los inicios de la República es considerada por Rostovtzeff como: “la principal novedad en la vida social. Este vocablo es puramente político; pero la importancia política de la plebe fue, sin duda alguna, una consecuencia de los cambios graduales de las condiciones sociales y económicas. Plebs quiere decir “multitud” y este término denota la masa de ciudadanos que no pertenecía al grupo de familias patricias; eran, sí, ciudadanos de Roma, pero ciudadanos de una clase inferior.”7 La plebe puede definirse de dos modos, uno negativo y otro positivo. a) La plebe se opone francamente al patriciado. El patriciado suponía un doble elemento, uno natural – los patricios por nacimiento - , y otro artificial, los clientes. Ahora bien, los plebeyos no pertenecían ni a uno ni a otro. Como la ciudad es un agregado de gentes y como, por otra parte, esas gentes no comprenden más que patricios y clientes, resulta de ello que los 6 Homo, León. “Las Instituciones Políticas Romanas. De la Ciudad al Estado”.Pág.19, México, 1.958 Grimal; Pierre. “La civilización romana. Vida, Costumbres, leyes, artes. Capítulo 2, pág. 33. Paidos, 1.999. 7 Rostovtzeff, M. “Roma de los orígenes a La Última Crisis.” Pág.25, Eudeba Editorial, Universitaria de Buenos Aires, 5 Tercera Edición, 1.973. 4 plebeyos no forman parte de la ciudad. Pueden habitar en su territorio; política y jurídicamente son extranjeros a ella. b) Desde el punto de vista positivo, la primera cuestión que se plantea es la de su origen. Los orígenes de la plebe son muy complejos. Comprende tres elementos principales: las poblaciones conquistadas, anexionadas en el acto (Quirinal, Viminal, Capitolio) o trasplantadas a la fuerza en el territorio romano (Aventino), los clientes emancipados del patriciado, ya por la extinción natural de su gens, ya por el relajamiento de la clientela, correlativo a la disolución gradual del sistema gentilicio, y por último, y sobre todo, los extranjeros domiciliados, comerciantes, industriales, obreros, llegados a instalarse en Roma, especialmente en el Aventino o en los barrios bajos, como el Velabro, para ejercer allí su profesión o por cualquier otro motivo personal. De acuerdo con sus orígenes, la plebe presenta, pues, el carácter de una población esencialmente urbana y, dentro de la ciudad misma, un reparto netamente topográfico. La plebe en su conjunto vive en los barrios de la Roma nueva – Quirinal, Viminal, Aventino, Capitolino, Velabro – por oposición al viejo Septimontium patricio y, fuera de la ciudad propiamente dicha, al patriciado rural. Esa discriminación topográfica desempeñará, no menos que la diferenciación jurídica, un papel capital en la historia ulterior de la lucha entre los dos órdenes. Por otra parte, la situación legal de la plebe resulta directamente del principio mismo de su composición. Excluida de la ciudad, la plebe no tiene nada en común con ella, ni desde el punto de vista político ni desde el civil, ni desde el religioso, hecho que en la práctica se traduce por la falta de derechos políticos y de derechos civiles, lo mismo si se trata de las personas (Connubium, derecho de matrimonio) que de las cosas (commercium, derecho de propiedad). Esa falta total de derechos ciudadanos tiene como corolario riguroso una falta paralela de deberes; los plebeyos no están sometidos a ninguna de las dos grandes cargas que pesan sobre los ciudadanos: el servicio militar y el impuesto.8 1.1.2.- ¿En qué consistió la reforma de Servio Tulio? Ahora bien, esta situación perfectamente clara de la plebe termina por sufrir una completa transformación. Esa plebe, totalmente extraña a la ciudad, penetra en ella. Este acontecimiento capital en la historia de la Constitución romana, es atribuido por la tradición a Servio Tulio, el penúltimo de los reyes de Roma; arrancaría, por consiguiente de la dinastía etrusca. 9 Ibidem 5…Págs. 10-11. Veamos lo que sobre esto dice Tito Livio: “…En efecto, estableció el Censo, las más saludable de las instituciones para un Imperio destinado a extenderse tanto, que regulaba las cargas de la guerra y de la paz, no por cabezas e indistintamente, como antes, sino por cada uno en proporción a su riqueza. Servio constituyó después las clases y las centurias, así como ese orden, fundado sobre el mismo censo, tan admirable durante la paz como durante la guerra. De los que poseían un censo de cien mil ases en adelante hizo ochenta centurias, cuarenta de hombres jóvenes (júniores) y cuarenta de hombres más viejos (seniores). El conjunto constituyó la primera clase del censo. Los hombres más viejos estaban encargados de guardar eventualmente la ciudad, los hombres jóvenes de hacer campaña en el exterior… A esa primera clase Servio añadió dos centurias de obreros que servían sin llevar armas, y estaban destinados a las maquinas de guerra. La segunda clase comprendía aquellos cuyo censo era inferior a cien mil ases hasta setenta y cinco mil, y se componía de veinte centurias de ciudadanos, jóvenes y viejos… El censo, para la tercera clase se fijó en cincuenta mil ases; el número de las centurias era el mismo que para la segunda clase y en las mismas condiciones… El censo de la cuarta clase era de veinticinco mil ases, y el número de las centurias igual al de la precedente… La quinta clase, más numerosa se componía de treinta centurias… y comprendía los accensi, los cuernos y las trompetas, divididos en tres centurias. El censo de esta última clase era de once mil ases –doce mil quinientos según Dionisio de Halicarnaso -, y el resto de la multitud, cuyo censo no llegaba a esa cantidad, fue reunido en una sola centuria exceptuada del servicio militar. Después de haber 8 9 5 La tradición relaciona el nombre de Servio Tulio con la creación del ejército ciudadano y con la erección de las primeras murallas de piedra. De acuerdo con este nuevo sistema los plebeyos se incluyeron en el cuerpo de ciudadanos romanos con plenos derechos y dejaron de ser ciudadanos de segundo orden. A su vez todos los ciudadanos, si poseían propiedades rurales dentro de los límites del Estado romano, estaban obligados, entre los diecisiete y los sesenta y cinco años de edad, a responder al llamamiento del Cónsul e incorporarse a las filas del ejército ciudadano, el cual se dividía generalmente en cuatro regimientos llamados legiones. La convocatoria misma se denominaba clasis, pero el significado de esta palabra fue cambiado gradualmente; primero quiso decir “división” y más tarde “clase” en el sentido que damos a ese vocablo ahora. Las primeras “levas” o clases contenían a los ciudadanos que eran suficientemente ricos para comprarse una armadura completa. Los más ricos de ellos se presentaban al llamamiento con dos caballos y formaban la división de la caballería pesada. Los ciudadanos más pobres de las cuatro clases restantes se presentaban un modo armados de menos completo y más económico. Los artesanos formaban divisiones separadas adscritas a la segunda clase. Otros que no poseían tierra estaban excluidos de las clases; estos proletarii se distinguían de los assidui o “destinados” pero también estaban obligados a servir en los cuerpos auxiliares de la campaña.10 1.1.3.- Luchas Patricio-Plebeyas Fácil resulta advertir, dentro de la organización republicana que la situación de la plebe en los primeros años de esta etapa en relación con los patricios, era de manifiesta inferioridad e injusticia. Los plebeyos en el orden político carecían de todos los derechos, no podían ser elegidos magistrados ni senadores (carecían del ius honorum); sus derechos electorales por otra parte eran ilusorios, pues si bien algunos plebeyos intervenían en la elección de los magistrados y sanción de las leyes como miembros de los comicios por centurias, el mecanismo de esta asamblea hacía prácticamente ineficaces tales derechos. En cambio, soportaban todo el peso de las cargas públicas: el servicio militar y los impuestos. En el orden social la situación era más injusta. Las obligaciones de costearse el equipo de guerra les obligaba a contraer deudas a un interés muy alto. De regreso de las campañas militares era muy corriente verlos vender sus propiedades para pagarlas, la situación del deudor insolvente, por otra parte, en esta época, era sumamente grave; respondía a los acreedores con su persona, trabajando para ellos, y en ciertos casos eran vendidos como esclavos y condenados a muerte. compuesto y distribuido de esa forma su infantería, levó, entre los primeros de la ciudad, doce centurias de caballeros y, de las tres que Rómulo había organizado, formó otras seis, dejándoles los nombres que tenían en el momento de su institución. El Tesoro público suministró diez mil ases para la compra de caballos, cuyo mantenimiento fue asegurado por una tasa impuesta a las viudas, que tuvieron que pagar dos mil ases al año. Todas las cargas de las cuales el pobre estaba exento, recayeron sobre los ricos. …Se estableció un sistema gradual en la manera de votar, de modo que nadie se viera excluido del derecho de sufragio y que, en realidad, todo el poder electoral se encontraba concentrado en manos de los primeros de la ciudad. Se llamaba en primer lugar a los caballeros, después, a las ochenta centurias de infantes de la primera clase. Si no estaban de acuerdo, lo que sucedía raras veces, se recogían los votos de la segunda clase, pero casi nunca era necesario descender al escalón inferior…Terminado el censo se amenazaba con prisión y con muerte a los que descuidaran inscribirse. Servio mediante un edicto, ordenó a todos los ciudadanos, caballeros e infantes, que acudieran al Campo de Marte desde el comienzo del día, cada uno en su centuria. Allí formó a sus tropas en orden de combate y las purificó inmolando un suovetaurile. Ese sacrificio, que señalaba el final del censo, se llamaba la clausura del lustro.” Homo, León. “Las Instituciones Políticas Romanas. De la Ciudad al Estado”.Pág.12-13, México, 1.958 10 Ibidem 7…Pág. 29 6 Además, los plebeyos eran sistemáticamente excluidos del reparto del ager publicus, del que gozaban exclusivamente los patricios. En el orden jurídico el derecho era incierto y obscuro para los plebeyos. Las leyes fueron mucho tiempo una cosa sagrada cuya interpretación solo hacían los sacerdotes que fatalmente pertenecían a la clase patricia; las leyes no estaban escritas y se trasmitían oralmente. Cuando se comenzó a ponerlas por escrito se escondían a los extranjeros y plebeyos. Solo los patricios conocían los días fastos y nefastos, es decir, los días hábiles para litigar y ejercer la jurisdicción y poner en práctica las sanciones de la ley del procedimiento antiguo y sacramental. El derecho era, pues, desigual y, por tanto, injusto. Los plebeyos no podían casarse con los patricios (no tenían el ius Connubium) no podían testar (carecían de la testamentificatio) tampoco podían adoptar. Y en el orden religioso eran excluidos del culto, del sacerdocio y de los privilegios consecuentes. 11 Las causas de los movimientos fueron distintas en cada período, pero en general se pueden sintetizar en tres cuestiones esenciales: igualdad de derechos políticos, legislación de deudas y acceso a la tierra demanial (ager publicus). En lo que respecta a la primera cuestión - igualdad de derechos políticos - se puede considerar de actualidad desde los primeros años de la República. Las otras dos cuestiones - legislación sobre deudas y derecho de acceso al ager publicus - son consideradas no tan antiguas por la mayoría de los historiadores contemporáneos, aunque no haya para ello suficientes fundamentos.12 Así mismo, León Homo13, entre las razones que originan la lucha entre patricios y plebeyos, menciona: El monopolio ejercido por el patriciado revestía al mismo tiempo forma política, jurídica, social y religiosa. Los plebeyos iban, naturalmente, a contestar con un programa igualmente complejo de reivindicaciones positivas: En el terreno social, reclamaron la suavización del régimen de deudas y la solución de la cuestión agraria; En el terreno jurídico, la redacción de un código escrito, común a todos, y la autorización de los matrimonios mixtos; En el terreno político, la accesión al consulado y las demás magistraturas, a medida que fueran vacando, la entrada en el Senado y la validez legal de los plebiscitos; En el terreno religioso, la participación en los sacerdocios con el mismo título que los patricios. Según el relato tradicional, la primera gran chispa de la lucha de clases se encendió en el 494 a.C. La situación de los plebeyos se había vuelto absolutamente insoportable a causa de las deudas excesivas y se sublevaron justamente en momentos en que la situación era muy tensa, pues se estaba en guerra con los volscos, los ecuos y los sabinos. Los patricios para calmar a los plebeyos y mantener la capacidad combativa del ejército, prometieron mejorar la situación de los deudores, pero cuando el enemigo fue nuevamente expulsado todas las promesas fueron olvidadas. Entonces los soldados plebeyos se retiraron al monte sacro. 11 12 Ibidem 1…Págs.105-106. Kovaliov, S.I. “Historia de Roma”. Pág. 84. Akal Editor, Madrid, 1.979. 13 Ibidem 5…Pág. 36. 7 En Roma faltaba una parte considerable de las fuerzas armadas, y el pánico cundió ante el temor de que los plebeyos quisieran constituir un Estado independiente. Se iniciaron conversaciones y los patricios debieron avenirse a ciertas condiciones. Se permitió a los plebeyos elegir a sus propios funcionarios en la persona de los “Tribunos de la Plebe”, surgido de entre ellos mismos y con carácter de inmunes. La tarea de estos nuevos funcionarios fue la de defender a los plebeyos del arbitrio de los magistrados patricios.14 En lo respecta a este mismo punto, Arangio Ruiz, señala 15: Ante la tenaz resistencia patricia, la actuación de los plebeyos para lograr la eliminación de los privilegios económicos y políticos, asume una forma típicamente revolucionaria. La coacción preferida es la secesión, abandono de la ciudad por todos los plebeyos útiles, con la consiguiente negativa de prestar servicio militar; órganos revolucionarios permanentes lo fueron las magistraturas plebeyas, elegidas en asambleas desprovistas de reconocimiento oficial y, por ende, desconocidas para la verdadera y propia constitución ciudadana; pero con fuerza evidente por la venganza con que la plebe amenazaba a quien se atreviese a discutir o negar lo que éstas hubiesen ordenado. 16 1.2.- Segunda Etapa: República Democrática (Equiparación de la plebe y el patriciado en derechos). El segundo período o período popular o democrático estaría representado por la equiparación de la plebe y del patriciado en cuanto a la conquista de sus derechos.17 1.2.1.- Equiparación de la plebe y del patriciado El Estado hizo accesibles a los plebeyos cierto número de actos – matrimonio, testamento, adopción – relativos al derecho civil. El matrimonio, el testamento y la adopción constituían, al principio del Estado romano, actos de naturaleza esencialmente religiosa. El matrimonio primitivo, el matrimonio por confarreatio, requería la presencia del gran pontífice y del flamen dialis; el testamento y la adopción implicaban la intervención de los comicios por curias en forma religiosa (comitia calata) y la presidencia del gran pontífice. Siendo extraños a la religión de la ciudad los plebeyos no podían practicar esos actos en su forma tradicional. Se crearon nuevos modos de matrimonio, de testamento y de adopción, formas laicizadas, fundadas en un aplicación indirecta del derecho de propiedad, en una venta ficticia o mancipatio, y por consiguiente accesibles, como el mismo derecho de propiedad, a los plebeyos. No obstante, haber sido alcanzada de una manera indirecta, la conquista por la plebe de esos primeros derechos civiles no dejaba de ser definitiva. Los plebeyos obtuvieron mediante la legislación decemviral la redacción y la publicación de un código de leyes escritas (451-449). Roma no poseía aún legislación escrita. No existía más que la costumbre, de la cual únicamente los patricios, en virtud de su monopolio gubernamental, detentaban al mismo tiempo la tradición y la interpretación. De ese modo los Ibidem 12…Pág. 85. Arangio Ruiz, Vicente. “Historia del Derecho Romano”. Págs.56-57.Instituto Editorial Reus, Madrid, 1.963 16 Igual que, posiblemente después del primer acto revolucionario identificable con el levantamiento del año 494 a.C. la plebe se dio sus propios jefes políticos, así como también se reúne en asambleas (concilia tributa), que son juntas de plebeyos, organizadas de manera definitiva a partir del año 471 a.C. por su inscripción en las tribus territoriales. Las decisiones de los concilia tributa plebis o plebiscita, vinculan ab origine a los pertenecientes a la plebe, a modo de leyes internas de una comunidad per se, organizada dentro del Estado ciudadano. La más típica de estas magistraturas es el Tribunado. La tradición más extendida sostiene que hubo de crearse en el año 494, después de la primera y la celebérrima secesión al monte Sacro, siendo elegidos dos tribunos. En el 471, tras la segunda secesión al Aventino, fue elevado a cuatro el número de estos magistrados no faltando quien considere a esos cuatros tribunos del 471 como los primeros elegidos para tal magistratura plebeya. Burdese. “Manual de Derecho Público Romano.” Pág.44. Bosch, Casa Editorial-Barcelona 1.972. 14 15 17 Ibidem 1…Pág. 92. 8 plebeyos se encontraban, desde el punto de vista jurídico atados de pies y manos al arbitrio de los patricios. Para poner fin a una situación tan desfavorable en la práctica, se necesitaban dos reformas: la redacción de un código escrito y la publicación de ese código. El Tribuno Terentilio Arsa, en el 451 según la tradición, propuso que se nombrara una comisión de diez miembros, a quienes se les otorgó poderes ilimitados para redactar un nuevo código. Esta fue la célebre Ley de las XII Tablas, las diez primeras publicadas según se dice por lo primeros decemviros y las otras dos el año siguiente por el colegio renovado de las cuales, cierto número de fragmentos auténticos rejuvenecidos y modernizados por los juristas de la época clásica, han llegado hasta nosotros. Un último paso quedaba por dar. El código, común a todos, patricios y plebeyos, estaba ya publicado. Por consiguiente, todos los interesados lo conocían. Pero las fórmulas del procedimiento, las legis actiones, la lista de los días fastos, los únicos en que podía administrarse justicia, continuaban siendo secretos. Esa doble laguna, que ofrecía al arbitrio de los patricios lamentables facilidades, sólo se colmó a fines del siglo IV, durante la célebre Censura de Apio Claudio (312 -308). Un antiguo escriba de los ediles curules, el plebeyo Flavio, las divulgó. La ley prohibía los matrimonios mixtos entre patricios y plebeyos, condenando así a las dos clases rivales a un aislamiento irreductible. Y los patricios, por interés político no menos que por orgullo de casta, estimaban en mucho el mantenimiento de esa prohibición expresa. Poco tiempo después de la redacción del código de las XII Tablas, en 445 a.C. según la tradición, un Tribuno, Canuleyo presentó un proyecto de Ley que tendía a levantar la prohibición. Violentamente combatido por el patriciado, el proyecto no dejó de ser aprobado gracias a la tenacidad de su autor enérgicamente apoyado por la plebe, y desde entonces el número de matrimonios mixtos no tardó en multiplicarse.18 La equiparación social de los notables patricios y plebeyos se transformó así en una repartición del poder político, aunque para algunas finalidades de los patricios retuviesen sus propias prerrogativas en el Senado.19 Las reivindicaciones políticas de la plebe se dirigieron al mismo tiempo a los tres órganos del Estado: los comicios, la magistratura, el Senado. Particularmente en lo inherente a las magistraturas resaltamos lo siguiente: la entrada de los plebeyos en el consulado irá acompañada de su reconocimiento a ocupar las otras magistraturas. La Dictadura en el año 356; la censura en el 351, la pretura en el 337 a.C., mientras ya en el 342 un plebiscito Genucio había establecido que también el otro de los cónsules pudiera ser plebeyo y una rogación Pubilia del año 339 que uno de los censores debiese ser plebeyo y el otro pudiese ser patricio o plebeyo, aunque solo en el 172 a.C. los cónsules fueron plebeyos y en el año 131 los dos censores fueron también plebeyos. La completa parificación se obtendrá incluso para el sacerdocio. En el año 300 un plebiscito Olgunio, según Tito Livio, elevará de 4 a 9 el número de pontífices, reservando los nuevos puestos a los plebeyos, y en 254 se tendrá el primer pontífice máximo plebeyo en la persona de Tiberio Coruncanio. Con la entrada de los plebeyos en las magistraturas se consigue el ingreso de los mismos en el Senado. Esto ya se había realizado 18 19 Ibidem 5…Págs.41-43. Ibidem 2…Pág. 41. 9 antes del 367 a favor de los plebeyos que hubieren ostentado el tribunado militar, pero devendrá fenómeno mucho más frecuente después de los acuerdos del 367 y las consiguientes designaciones de plebeyos para las diferentes magistraturas, así como veremos después del plebiscito Ovinio, fechado no después del 312 a.C. se admitieron en el Senado aquellos que ocuparon magistraturas plebeyas. El Senado llegó a ser el órgano de la nueva nobilitas patricio-plebeya, en el que la plebe acaba por ser mayoría. 20 Además de las citadas leyes que otorgaron beneficios a los plebeyos es relevante también mencionar otras de similar importancia: La Ley Canuleia (445 a.C.) que derogó las disposiciones de la Ley de XII que prohibía los matrimonios mixtos; La Ley de las XII Tablas (450-451 a.C.) con la que alcanzan la igualdad política y la Ley Ovinia (312 a.C.) que permite el acceso al Senado. Los comicios por curias compuestos únicamente por los patricios y sus clientes, estaban por su misma definición cerrados a los plebeyos. Los comicios por centurias, en su forma primitiva no les concedían más que una participación restringida. Por último, la asamblea de las tribus, de naturaleza exclusivamente plebeya, no poseía ni el carácter oficial ni los privilegios de una asamblea del Estado. Las reivindicaciones plebeyas relativas a esas tres formas de asambleas fueron, por tanto, diferentes: ingreso en los comicios por curias, lugar más amplio en los comicios por centurias, reconocimiento de la asamblea de las tribus como asamblea de Estado, tal fue, en lo que concierne a los comicios, el programa político de la plebe. 21 1.3.- Etapa de decadencia del período republicano: mencionamos esta etapa de la República a los fines informativos, ya que, en esta investigación nuestro interés apunta a revisar lo acontecido en sus dos primeras etapas y en particular lo relativo a las instituciones que en ella se gestaron e instauraron. El tercer período coincide con la expansión territorial de Roma y va marcando una distorsión en los poderes de los magistrados que prepara insensiblemente el principado, es decir, el gobierno de carácter personal que suplanta a la República.22 II.- Magistraturas. 2.1.- Definición. Se entiende por magistratura a aquel cargo público ejercido gratuitamente en nombre y representación del pueblo romano y por delegación de éste, por varios titulares, que lo desempeñan simultáneamente y por un período de tiempo determinado, respondiendo ante el mismo pueblo de los actos cumplidos durante su gestión. 2.2.- Características. De la definición de las magistraturas republicanas se deriva que ellas se caracterizaban por ser electivas, anuales, responsables23, gratuitas24 y colegiadas25 Los magistrados eran electos en los comicios o asambleas Ibidem 4…Págs. 59-60. Ibidem 5…Págs.43-44. 22 Ibidem 1…Pág. 92. 23 En la Constitución Republicana, los deberes del magistrado hacia la civitas se fundan en el principio ético de la fides, al que se une la costumbre de prestar juramento de fidelidad a la Constitución por parte del magistrado elegido. De no realizarse a partir del siglo II produce la decadencia del cargo. 20 21 24 Burdese en su “Manual de Derecho Público Romano.” Págs.74-75. Bosch, Casa Editorial-Barcelona 1.972, afirma:” Las magistraturas como se ha venido repitiendo, eran gratuitas e incluso ocasionaban dispendios. Esa gratuidad de los 10 populares centuriados o por tribus. Ejercían su cargo por un año o un tiempo menor, como los Dictadores; sólo los Censores eran electos por dieciocho meses. Los magistrados eran irresponsables en el ejercicio de su cargo, pero al concluir éste daban cuenta de su gestión y juraban haberlo desempeñado fielmente. Sino era así quedaban responsables ante los comicios, salvo los casos del Dictador, el Censor y los Tribunos de la Plebe. El desempeño de una magistratura no traía consigo remuneración alguna, se consideraba un honor y se desempeñaba sin fijación de sueldos. En la práctica muchas magistraturas ocasionaban crecidos gastos que le magistrado tenía que sufragar de su peculio. 26 Así mismo, Burdese, comenta que27: Los magistrados republicanos son todos de carácter temporal. Por lo común anuales, con la salvedad de los censores, que se nombran cada cinco años y duran en su cargo no más de 18 meses, y del Dictador y del Magíster Equitum, que nombrados por circunstancias excepcionales permanecen en su cargo un máximo de seis meses. Por eso ya desde antiguo, la necesidad de asegurar la continuidad en el mando de la operaciones militares imponía que el poder de los cónsules, pretores y también de los cuestores, se continuase automáticamente, aún después de vencido el año, hasta que llegase su sucesor, para hacerse cargo. De aquí que a partir de los últimos decenios del siglo IV, venga afirmándose la prorrogatio imperio, en lo que se refiere al Imperium militae del magistrado. 2.3.- La Intercessio. Es el derecho entre colegas que compete a cada uno de ellos de vetar la actividad del otro, con lo que el sistema consular se desarrolla entre un sistema de cooperación y un sistema de control recíproco, por haber sido originado por las luchas de la plebe contra el patriciado y cuya consolidación definitiva coincide de hecho con la instauración patricio – plebeya del año 367 a. C. al reservarse los plebeyos uno de los puestos consulares. magistrados es también acertadamente explicada por Adcock en su obra “Las ideas y la práctica política en Roma. Págs. 2425. Instituto de Estudios Políticos. Universidad Central de Venezuela. Facultad de Derecho cuando afirma:”La dirección política o militar del interés nacional no recibía una recompensa material, pero si el reconocimiento público de los grandes servicios al Estado que confería al recipiendario lo que los romanos llamaban dignitas, la cualidad que distingue al gran hombre del pequeño. El hombre insignificante no reclama la dignitas, pero si aquello que la ciudadanía le da, es decir, la libertas. Esto no era libertad de hacer todo lo que quisiese, sino de hacer lo que la ley y la costumbre le permitían hacer y, al mismo tiempo, no soportar más de lo que la ley y la costumbre le obligaban a soportar. La dignitas del grande no negaba, o no debía negar, las libertas del pequeño. El historiador Livio describe, concisamente, al gentilhombre romano de la vieja escuela como alguien que era “tan consciente de la libertas de los otros como lo era de su propia dignitas”. El pequeño estaba apegado a su libertas, el grande era más que terco en lo que tocaba a su dignitas, que estaba ligada con su orgullo de familia y realizada por el oficio y el servicio al Estado. La aspiración al dignitas es, en verdad, el más constante ingrediente en la activa vida política de la República.” “Tal principio afecta ante todo a que cada uno de los colegas en la misma magistratura realice íntegramente el ejercicio de las funciones a ella inherente, sin distinción de competencia, salvo poder proceder entre ellos, en la práctica una división de las funciones encomendadas.” (Burdese en su “Manual de Derecho Público Romano.” Págs.72-73. Bosch, Casa Editorial-Barcelona 1.972). 25 26 27 Ibidem anterior. Ibidem 4…Pág.71. 11 2.4.-Iustitium. Eran aquellas medidas extraordinarias de carácter general que consiste en la suspensión de las actividades, en especial jurisdiccionales mediante edicto, ejercida por el magistrado más alto y dotado de Imperium que esté en Roma. Las razones de la suspensión podían ser: circunstancias excepcionales de peligro, luto o fiesta.28 2.5.- Clases de magistraturas. Hay magistraturas patricias, por estar reservadas en principio a los patricios, aunque posteriormente se posibiliten también a los plebeyos y magistraturas plebeyas, para ser únicamente ocupadas por estos últimos. A estas segundas corresponden los tribunos y los ediles de la plebe. 2.5.1.-Magistraturas cum Imperium: el consulado, el decenvirato legislativo, el tribuno militar con potestad consular, la dictadura con el magíster equitum, la pretura; en todas ellas es indispensable obtener la investidura formal del Imperium por obra de los comicios curiados (lex curiata de imperio). Se distinguen también las magistraturas mayores (magistratus mayores) de las menores (magistratus minores) según los auspicia (máxima o maiora y respectivamente minora) que les correspondían. 2.5.2.-Magistraturas con auspicia eran todas las que estaban investidas cum Imperium y además la Censura; entre las segundas se encuentran los cuestores, los ediles y otros magistrados inferiores. La distinción muestra la esfera de competencia electoral de los comicios, pues que los magistrados mayores se eligen por los comicios centuriados y, los menores, por los comicios por tribus. Hay también magistraturas curules y otras no curules, según tengan o no posibilidades de sentarse en la sella curulis: entre las primeras están todas las magistraturas mayores y también la edilidad para distinguirla de la correspondiente institución plebeya. 2.5.3.-Magistraturas ordinarias: cónsules, pretores, ediles curules, cuestores y censores. 2.5.4.-Magistraturas extraordinarias: magíster equitum, tribuno militar con potestad consular. 29 2.6.-Gradación de las magistraturas. El dictador tiene mayor potestad respecto al cónsul el cónsul en lo que se refiere al pretor y estos tres magistrados respecto a los ediles curules y a los cuestores. La graduación se concreta en la posibilidad del magistrado con mayor potestad de oponer la Intercessio de la autoridad que ya se ha iniciado del magistrado con menor potestad, o bien ejecutarse como ius prohibendi o bien por fin actuar en la suspensión del ejercicio de la magistratura. 2.7.- El cursus honorum. Certus ordum magistratus (Cicerón). La carrera de los honores comprendía tres magistraturas ordinarias: cuestura, pretura y consulado, en orden ascendente. La edilidad curul, que de otra parte, no representaba una obligación estricta para el hombre político, se situaba cuando era necesario el caso entre la cuestura y la pretura. Esta jerarquía se completaba con las magistraturas extraordinarias: dictadura y censura, reservadas a ex cónsules, solo se obtenían después del consulado. El intervalo legal mínimo entre el desempeño de dos magistraturas regulares: dos años (Bienium) y un año en caso de magistraturas plebeyas. Edad legal para la toma de posesión: Cuestura: 28 años; Pretura: 40 años; Consulado: 43 años. 28 29 Ibidem 4…Págs. 76-77. Ibidem 4…Pág. 76. 12 El Cursus Honorum en relación a las magistraturas plebeyas se expresaba así: Las magistraturas plebeyas como magistraturas públicas son una consecuencia de la igualdad política. El tribunado era superior a la edilidad se colocó entre la cuestura y la edilidad y la edilidad plebeya colocada en igualdad con la edilidad curul entre el tribunado y la pretura. El tribunado asimilado a magistratura de Estado en cuanto a las relaciones con el Senado, podía convocar al Senado, presidirlo y solicitar su voto. 30 El plebiscito del 342 a.C. prohibió la acumulación de magistraturas ordinarias en el mismo año por la misma persona. Si se permitía ostentar una magistratura ordinaria y una extraordinaria. También ese plebiscito prohibió el paso de la misma magistratura en la misma persona sin haber transcurrido 10 años. La ley de 265 a.C. prohibió sucesivamente de forma absoluta la repetición de la Censura y análogas disposiciones fueron tomadas para el consulado en el 151 a.C. 31 3.- Instauración y evolución de las instituciones republicanas. Según relata la tradición, una vez que se puso fin a la autoridad de Tarquino el Soberbio con la conjura familiar que conocemos, el pueblo, reunido en comicio por M. Junio Bruto, tras de aprobar la destitución del Rey y su expulsión derogada juntamente con sus familiares, sustituyó el monarca por dos jefes electivos y temporales, con lo que se dio entrada, en el Derecho Público romano, al nuevo concepto de magistratura (magistratus). 32 3.1.1.- La Diarquía. Desde el primer momento la magistratura se organizó de modo a representar la más profunda oposición a la realeza: en adelante no lo desempeñaría una sola persona, sino dos, no sería perpetua, sino anual y consecuentemente su irresponsabilidad únicamente duraría el año de su ejercicio. La autoridad suprema se confirió inmediatamente a esos dos magistrados, militares y civiles a la par, quienes por el hecho de marchar al frente del ejército se le dio en comienzo el nombre de praetores y después, por la relación de Colegialidad que les unía, se les llamó cónsules. Los primeros en ser elegidos fueron: el propio Junio Bruto y L. Tarquino Colatino; al poco tiempo, y para ocupar el puesto de este último (que se retiró voluntariamente a la vida privada a causa del recelo que viera despertaba en todos el ser miembro de la gens Tarquina), fue designado P. Valerio, quien se le dio más tarde el sobrenombre del Publícola por sus atenciones con el pueblo. 33 Los cónsules eran elegidos por los comicios Centuriados. Si falta un cónsul el otro podía elegir su suplente, si faltan ambos se produce el interregnum. Ellos tomaban posesión de sus cargos los 15 de marzo de cada año y cesaban automáticamente en sus cargos, a excepción de la prorrogatio. Poseían par potestas: consistía en la igualdad de poderes para ambos cónsules. Su Imperium comprendía los siguientes asuntos: mando militar, operaciones de guerra, reclutamiento, nombramiento de jefes militares menores, represión penal (militares y Ibidem 5…Págs.64-65. Ibidem 4…Pág.77. 32 Ibidem 4…Pág.31. 33 Ibidem 1…Págs. 31-32. 30 31 13 enemigos), imposición de tributos, convocar y presidir los Comicios (ius agendi cum populo), convocar al Senado (ius agendi cum Patribus), poderes de administración financiera (administrar tierras públicas).34 3.1.2.- El Decenvirato. Instaurado en el año 510 a.C. el sistema de las dos magistraturas, se le respetó fielmente hasta el 451, en cuya fecha, en vista de la obra legislativa que había de llevarse a cabo, fue concedido el poder supremo a un colegio más numeroso: el decenvirato. Un nuevo colegio de decenviros, algo modificado, fue elegido para el año siguiente; pero la tiranía de su presidente Appio Claudio, que encontró en el episodio de Virginia una repercusión análoga a aquella que produjo la expulsión de los reyes, determinó la caída del decenvirato y el retorno (en el año 449) al régimen consular, personificado de nuevo, en un Valerio y en un Horacio. Los decemviros poseían Imperium sin límite de la provocatio, a partir del 367 a.C. dejaron de tener investiduras de poder supremo pasando a ser oficiales subordinados nombrados por cónsules. 35 3.1.3.- Los Tribunos Militares con potestad consular. Los acontecimientos posteriores y en especial, la áspera lucha entre el patriciado y la plebe, no permitieron sin embargo, que el sistema funcionase con normalidad, por lo cual, desde el año 448 al 368, el pueblo se vio precisado a renunciar casi todos los años a elegir cónsules, confiriendo en cambio, los poderes consulares a los Tribuni militum, quienes debían ser elegido anualmente con la exclusiva función del mando de las distintas secciones de la legión. La doctrina posterior designó a estos magistrados, durante dicho período transitorio, con el nombre de Tribuni militum consulari potestate – los tribunos militares con potestad consular, fueron creados entre los años 444 y 368 a.C. estos funcionarios se encontraban en situación idéntica a los cónsules, sin embargo, no podían obtener el triunfo, nombrar un colega, convocar al Senado y no tenían los privilegios de los ex cónsules.36 El consulado quedó establecido definitivamente y continuó como magistratura suprema durante el resto del período republicano, pasando al Principado de Augusto conservó como la más elevada entre las magistraturas y de sus sucesores, donde se ordinarias.37 3.1.4.- La magistratura excepcional del Dictador. Problema incierto sigue siendo el de la individualización de la suprema magistratura ordinaria que sustituía a la institución monárquica. La tradición coloca desde la fecha de iniciación de la República, como suprema magistratura ordinaria, la anual de los dos cónsules, colegas con igualdad de poderes; mientras que magistratura suprema extraordinaria ya ab initio era, la que más tarde en caso de necesidad alcanzaría un período no superior a seis meses, la del Dictador, con su lugarteniente el magíster equitum. En lo que afecta a la dictadura romana – recordando que la denominación antigua del dictador ha sido ciertamente la de magíster populi --, se puede sostener que su origen se encuentra también en aquellos tiempos (durante la monarquía etrusca), bien se le identifique con el mismo monarca etrusco o bien con un comandante militar auxiliar.38 Ibidem 4…Págs. 78-79. Ibidem 4…Pág.81. 36 Ibidem anterior. 37 Ibidem 1…Págs.31-33. 38 Ibidem 4…Pág. 37. 34 35 14 El Dictador era elegido por los cónsules y duraba 6 meses en el cargo. La tradición señala que partir del 356 a.C. se nombran plebeyos para el ejercicio de esta magistratura. No obstante, a fines del siglo III a.C. es un cargo electivo. Este magistrado tenía un imperio mayor respecto de los cónsules, los cuales junto con otros magistrados continúan en sus funciones judiciales y administrativas, salvo el ejercicio de la Intercessio. 39 3.1.5.- El magíster equitum. El magíster equitum, lugarteniente del Dictador podía obligarlo a dimitir y su Imperium comprendía: convocar al Senado y a los comicios para elección de magistrados de rango igual o superior a los pretores, ejercer la función de comandante en jefe del ejército y jefe de la caballería. 40 3.1.6.- Tribuni Plebis. De su denominación de Tribuno, como derivada etimológicamente de tribus, no parece existir conexión alguna, pudiéndose pensar simplemente que la plebe alborotada, bajo las órdenes de un jefe, le diese el nombre de tribuno, usado por los oficiales del ejército. Como dato seguro, tal como se desprende de sus poderes de la Intercessio o de derecho de veto contra todo acto de los poderes públicos, se puede sostener su origen revolucionario, tal vez unido, siguiendo la tradición, a la primera sublevación plebeya. Además de la Intercessio, es necesario destacar la sacralidad de la que estaban investidos los Tribunos de la Plebe, como forma de protección hacia su persona como consecuencia del ejercicio de sus funciones.41 El carácter de sacralidad permitió a los tribunos ejercer sus cargos con mayor libertad. 42 El Tribuno de la Plebe tenía además la posibilidad de hacer uso de la Intercessio, la cual podía ejercer en el ámbito territorial de la esfera ciudadana contra todo acto de gobierno y contra todos los magistrados, a excepción de aquel que ejerce el Imperium militar.43 Así mismo, ostentaba la coercitio que consistía en: la detención y prisión del ciudadano, imponer multas o condenas capitales. Posteriormente se les considera elementos de control senatorial en relación a la conducta de los magistrados.44 La tradición, que nos deja el relato embrollado y a menudo desfigurado del conflicto, nos ha transmitido el nombre de los hombres que, en su calidad de Tribunos de la Plebe han dirigido el movimiento y conducido a la Plebe a la victoria.45 Ibidem 4…Pág.81. Ibidem 4…Pág.82. 41 Ibidem 4…Pág.43. 42 El respeto a su condición de sacralidad la confirma Burdese al comentar: La Lex Valeria Horatia del año 449 a.C., según testimonio de Tito Livio, declaró sacrílega a Júpiter a la persona que atentase a la incolumidad de los Tribunos de la Plebe, además de la adjudicación de su patrimonio a la tríada de divinidades plebeyas formada por Ceres, Liber y Libera, lo que supone la recepción por el ordenamiento ciudadano, mediante el procedimiento de una ley aprobada por los comicios de todo el pueblo, lo que de manera unilateral había ya establecido la asamblea plebeya. 42 Burdese. “Manual de Derecho Público Romano.” Pág.45. Bosch, Casa Editorial-Barcelona 1.972. 39 40 Ibidem 4…Pág. 76. Ibidem 4…Pág. 90. 45 Icilio, el autor del plebiscito del 492, que garantizaba los privilegios de los tribunos. Publio Volero, cuyo plebiscito en el 471, reglamentó la organización de los Concilia Plebis, las primeras asambleas plebeyas. Terentilio Arsa, en el 461, el promotor del Decemvirato. Canuleyo, que a fuerza de energía arranca a los patricios, en el 445, la autorización de los matrimonios mixtos, y por último Licinio Stolo y L. Sextio, quienes en el 367, conseguirán después de dura lucha, el voto de las Leyes Licinias y el reparto del consulado. Homo, León. “Las Instituciones Políticas Romanas. De la Ciudad al Estado”.Pág.36, México, 1.958 43 44 15 3.1.7.- La Censura. Siguiendo a Tito Livio, en el año 443 a.C. se produjo el nombramiento de los dos primeros censores, para acensurar a la población ciudadana, función a la que los cónsules, ya desde muchos años antes no habían atendido debidamente, tanto por la solicitud que exigían las inminentes guerras, como porque quizá requiriese una especial dedicación, que convenía separar de la magistratura suprema. La fecha tradicional de la creación de la censura está sometida a crítica, si bien se tiende a fijarla en 434 en que una Lex Aemilia, propuesta por el Dictador M. Aemilius Mamercus, estableció en dieciocho meses el término de duración del cargo de los censores, o quizás el año 366 a.C. en que se atribuye la referida Lex Aemilia al Cónsul del aquel año L. Aemiluis Mamercinus, que había sido erróneamente confundido por homonimia con el Dictador del año 434. 46 Era una magistratura inicialmente reservada a los patricios y para el año 351 a.C. la ejercieron también plebeyos. Entre sus funciones encontramos: redacción del censo cada 5 años que culmina con la ceremonia religiosa de purificación (lustratio o lustrum). Estos funcionarios estaban privados de Imperium y no poseían mando militar, no pudiendo tampoco convocar comicios ni al Senado. A partir del 340 a.C. los censores integran la nobleza patricio-plebeya y sus actos son sometidos a la Intercessio de cónsules y pretores. Es considerado un órgano de control de la nobleza. La censura estaba reservada a ex cónsules y ex censores que tuvieren precedencia en el Senado. Estos magistrados inscriben en el censo las declaraciones de los ciudadanos. Una función muy importante de los censores era: el vigilar el comportamiento moral de los ciudadanos (Régimen o cura morum) que se efectuaba mediante un juicio discrecional y se estampaba una nota censoria que podía originar la exclusión o inscripción en una clase inferior del ordenamiento centuriado o en una tribu de menor importancia. Además, se le asignaron otras funciones como: la administración y cuidado del patrimonio estatal: edificios, vías públicas y obras. Es importante destacar la vigencia del plebiscito Ovinio en el año 312 a.C. que confiere el nombramiento de los Senadores a los censores (Lectio Senatus) cada cinco años.47 3.1.8.- Los pretores. Esta magistratura fue creada en el año 367 a.C., reservada a los patricios, posteriormente en el 337 a.C. fue ocupada también por plebeyos. Los pretores eran considerados colegas menores de los cónsules con menor potestas. Su Imperium comprendía: funciones militares, de gobierno y administración; ius agendi cum populo, preside los comicios por tribus y designación de magistrados menores. Ius agendi cum Patribus: lo ejercía sólo a falta de los cónsules. Progresivamente se le atribuyeron facultades de gobierno y administración en ausencia y con autorización de los cónsules. 48 Su competencia normal y específica consistía en el ejercicio de la jurisdicción civil Ius edicendi: era el derecho de promulgar edictos. El fin de los edictos del pretor era hacer público el programa a que se sometía el ejercicio de su función judicial. En el año 242 a.C. como consecuencia Ibidem 4…Págs.53-54. Ibidem 4…Págs.85-86. 48 Ibidem 4…Págs. 83-83. 46 47 16 del desarrollo del comercio en el mediterráneo se nombró un pretor peregrino. Luego en el año 227 a.c. se nombraron 2 pretores en Sicilia y Cerdeña y en el 179 a.C. su número llegó a 6.49 3.1.9.- Los Cuestores. Otra magistratura, que aparece en el último cuarto del siglo V a.C. son los quaestores aerarii, y que en número de dos fueron creados por primera vez en el año 447 a.C. como magistratura patricia con funciones referidas a la administración de la hacienda. Según Tito Livio, en el año 421 a.C. los cónsules pidieron que a éstos dos cuestores llamados urbanos, se añadiesen otros dos con funciones militares, y que, después de violentas contiendas con la plebe se alcanzase un entendimiento que preveía el recurso al tribunado militar y la elevación a cuatro del número de los cuestores, elegibles también entre los plebeyos, si bien solamente en el 409 a.C. se encuentren por primera vez cuestores plebeyos.50 En el momento de su creación eran elegidos por los cónsules y después por los comicios reunidos en tribus. Era una magistratura menor, sin imperio, cuya finalidad era la realización de trabajos particulares. 3.1.9.1.- Cuestores Urbanos: nuevos auxiliares de los cónsules en funciones de administración de la ciudad y le corresponden las atenciones y vigilancia del aerarium en el que se conserva el tesoro del Estado, los documentos públicos y las insignias militares y en sentido general la administración de la hacienda. Posteriormente se le asignaron funciones de justicia criminal, funciones de custodia y atención de la caja pública, de los almacenes o intendencias del ejército, del botín de guerra.51 3.1.10.- Los ediles. Era una magistratura no plebeya, surgieron como consecuencia del acuerdo patricio-plebeyo en el año 367 a.C. Poseían rango inferior a los pretores pero superiores a los cuestores. Sus funciones consistían en: la vigilancia del comercio público, ostentando el poder de juzgar confrontaciones surgidas en las ventas sobre el mercado de esclavos y animales. Los ediles al igual que los pretores publicaban su edicto anual. Su misión específica era abastecer debidamente y en todo tiempo a la ciudad, la atención de las calles y lugares públicos (Poder de Policía), mantenimiento de los juegos públicos.52 3.2.- Aspectos comunes a las magistraturas en general. 3.2.1.-La forma de elección de los magistrados. El conjunto de actos que producen el nombramiento del magistrado se llama creatio cuya iniciativa se atribuye al magistrado presidente de la asamblea, el cual propone con la fórmula de la rogatio, la lista de los candidatos que ha reeleccionado valiéndose de la colaboración del Senado. Los participantes de la asamblea votando escogen al futuro elegido (designatio), el magistrado que preside procede a la proclamación de los elegidos (renuntiatio). La elección del magistrado se hace antes del comienzo del período de su cargo, por lo general mediado del año anterior. Designati se llama a los magistrados ya elegidos pero que aún no han entrado en Ibidem 4…Pág.84. Ibidem 4…Pág.55. 51 Ibidem 4…Págs.85-86. 52 Ibidem 4. Págs.87-88. 49 50 17 el ejercicio de sus funciones, al par que cuando cesan en el cargo, se designan unos supletorios que son llamados suffecti. 3.2.2.- El Imperium de los magistrados supremos. El poder de los magistrados supremos de la República se llama Imperium y parece recordar, la característica fundamental de mando militar que tenía el imperium de los monarcas etruscos, este es el caso del Dictador, (magíster populi) con competencia esencialmente militar a la que después se unió la religiosa y la política, sin bien no gozó de la administrativa y judicial ordinaria, salvo que se tratare de la represión de delitos que tuvieren conexión con la esferas de sus actividades militares. Diferente es el poder atribuido ab origine a los magistrados supremos ordinarios de la República, cuya denominación prevalerte fue la de cónsules relacionada con su colegialidad, que antiguamente se les llamó praetores quizá por su naturaleza de jefes militares y también iudices por tener atribuida parte de la jurisdicción ordinaria civil, reuniendo funciones político-militares y judiciales. La acentuación militar del imperium consular resulta así atenuado, si se compara con el Imperium del magíster populi, porque en el convergían una multiplicidad y pluralidad de funciones. Por ello es poco menos que imposible poder abarcar una definición teórica de Imperium consular, ya que ni siquiera lo supieron los mismos romanos. Tomando como punto de partida el carácter de mando militar realizado dentro del gobierno ciudadano, hay que destacar la nota de discrecionalidad con que se ejercitan una suma de diferentes poderes. Entre ellos, enlazados con el militar, se aprecia el reclutar tropas e imponer tributos: el de convocar a los comicios y presentar en ellos sus propuestas (ius agendi cum populo); el convocar al Senado y de someterle cuestiones (ius agendi cum Patribus et ius referendi); el poder que también reconocía a los sacerdotes de dictar ordenanzas e imponer sanciones para el caso de no ser guardadas sus prescripciones (coercitio); y finalmente, el poder de iuridisdictio civil, posteriormente extendido a magistrados no dotados de Imperium, que fue en síntesis aplicación imperativa de las norma en supuestos de controversias privadas.53 3.2.3.- Las potestas. Cuando hablamos de las potestas hay que referirse al poder atribuido a los otros magistrados patricios de nueva creación, es decir, cronológicamente, a cuestores, censores, ediles, sin bien más que de Imperium se califica de la facultad de realización de específicas funciones dentro del gobierno de la ciudad (aliqua potestas), sin olvidar tampoco que superado el contraste entre patricios y plebeyos, también a los magistrados plebeyos – tribunos y ediles, debe reconocerse su posición de magistraturas ciudadanas, con funciones propias y por tanto, con propia potestas.54 3.2.4.- La coercitio y la provocatio ad populum. Otra limitación que experimenta el poder de las magistraturas es en relación con la coercitio, que implica la posibilidad de imponer sanciones sin tener que recurrir a un proceso. Una restricción a la discrecionalidad, por consiguiente al libre arbitrio de los magistrados, tanto cónsules como los demás; en la ejecución de esta coercitio, se reconoce primero al ciudadano respecto de la aplicación de la pena capital y después en las pecuniarias y aún en las penas corporales menores, por la costumbre antiguamente y después mediante leyes. 53 54 Ibidem 4…Págs. 67-68. Ibidem 4…Págs.69. 18 Se trata del derecho, durante bastantes años garantizado indirectamente, de la provocatio ad populum, en virtud del cual el caso punible queda sometido al juicio de la asamblea popular. Con la vigencia de Ley de las XII Tablas y Lex Valeria del año 300 a.C. finalizada la contienda entre ambos órdenes (patricios y plebeyos), la provocatio ad populum se generalizó a todos los ciudadanos para apelar al pueblo contra la coercitio de los magistrados.55 3.2.5.- El auspicium. Es entendido como poder de buscar mediante signos de voluntad divina en razón a que las actividades públicas exigen su competencia, con lo que se asegura el poder de los magistrados, en particular a los provistos de Imperium, una matización religiosa.56 3.2.6.- El pueblo como legitimador de los poderes de los magistrados. El principio electivo para las diferentes magistraturas, se hace radicar en el pueblo, organizado en comicios. A la vez, el fundamento del poder de los senadores patricios y plebeyos (patres conscripti) alejándose de la idea arcaica del autónomo fundamento del poder de los patres y resultando ahora admitidos en el Senado los ex magistrados por medio de la reelección reservada al propósito a los censores por el plebiscito Ovinio, acaba por reconducirse, también, de manera indirecta al pueblo, que es el que en definitiva elige a los magistrados. Y autónomo finalmente, se muestra también el fundamento del poder correspondiente directamente al pueblo mismo, organizado en comicios. El poder en sí mismo, está distribuido entre los magistrados, el Senado y el pueblo; aunque la naturaleza de los poderes correspondientes al pueblo sean tales que deban ser considerados soberanos respecto a los otros dos, (lo cual puede predicarse lo mismo, salvando sus peculiaridades para el poder legislativo, como para la jurisdicción criminal), sin embargo, en concreto la mayor parte de los poderes resulta atribuida al Senado y a los magistrados. El efectivo modo de ejercicio de los poderes, debe ser considerado unido al funcionamiento mismo de los comicios. Estos, concebidos como reuniones de todos los cives, eran órganos que respondían perfectamente a la realidad política de una Ciudad-Estado, pero que al extenderse al territorio y la población romana, y ante la imposibilidad de una participación plena de los ciudadanos residentes lejos del lugar de reunión de la asambleas privados por lo regular de medios económicos para trasladarse a Roma y tomar parte, terminaron por congregar tan solo aquellos ciudadanos radicados en la urbe, integrados en gran parte por un bajo proletariado urbano, masa moldeable fácilmente por la clase dominadora. A ello debe unirse la creación de un orden nuevo y relativamente cerrado, producto de la parificación de patricios y plebeyos, designado como la nobilitas, en la que se integran las viejas familias patricias poderosas constituido por ex magistrados.57 Ibidem 4…Págs.69-70. Ibidem 4…Pág.71. 57 Ibidem 4…Págs.62-64. 56 las más ricas y familias plebeyas. Sólo entre los pertenecientes a este círculo, con contadas excepciones, se atribuyen las magistraturas, encontrando su expresión político-constitucional 55 y en el Senado, precisamente 19 3.2.6.1.- Populus. El concepto de populus no se había individualizado del órgano constitucional que exterioriza su existencia, en la esfera político – jurídica, esto es, los comicios. Y el pueblo 58 organizado en comicios encuentra notables limitaciones no solo en lo que se refiere a su propio poder, al que se sustrae ante todo las cuestiones religiosas, amén de la misma restricción que le impone per se la estructura ciudadana en cuanto al ejercicio efectivo del poder mismo. Es de ello que realmente gobierno del pueblo sea gobierno de la clase dominante, la nobilitas patricio-plebeya, y que encuentre en el Senado su máximo organismo representativo. De aquí el empleo del binomio Senatus Populesque Romanus para indicar la inseparabilidad del gobierno senatorial con la organización constitucional del pueblo romano. La constitución republicana, aún presentando elementos democráticos, resulta, consiguientemente, substancialmente oligárquica.59 IV.- El Senado. El Consejo de Ancianos, anteriormente definido así, subsistió en la nueva Constitución. Los senadores eran nombrados en la época primitiva por el monarca, es de creer que en este período, por lo menos durante algún tiempo éstos fueron nombrados por las magistraturas, que ostentaron el Imperium. El plebiscito Ovinio atribuye la Lectio Senatus a los Censores. Luego de la integración patricio-plebeya, la elección de los senadores era una función delicada políticamente 60. Rostovtzeff, afirma que toda la inmensa importancia que el Senado adquirió en la vida pública de Roma se basa más en la costumbre que en los derechos constitucionales. La Constitución no escrita únicamente garantizaba la existencia del Senado como la fuente y el guardián del poder que ejercían sus magistrados. El Senado no se reunía a menos que fuese convocado por un cónsul. La discusión y voto estaban limitados a las medidas propuestas por el cónsul y sus decisiones llamados Senatus Consulta o “consejos del Senado” no obligan al presidente.61 Su Composición: en sus inicios era una asamblea consultiva de más o menos 100 ciudadanos, después lo integraron 300 patricios. En el siglo IV ingresaron Senadores plebeyos. La Ley Ovinia del 312 a.C. produjo que las vacantes fueran ocupadas por ex magistrados, lo que trajo como consecuencia un influjo democrático al Senado y dio a los Censores una tutela en el prestigio del Senado. 58 Es pertinente traer a colación los cometarios del Profesor Pierangelo Catalano en relación al concepto de pueblo que expresó en el Curso de Actualización para Profesores de Derecho Romano, dictado en la Universidad Central de Venezuela del 25 al 28 de Julio de 2.005. Para este autor, el pueblo es el conjunto de los ciudadanos. El pueblo es una “res” compuesta de partes y las partes son los ciudadanos. La “res” es la misma aunque cambien los ciudadanos. Igualmente comenta que Cicerón da la definición de pueblo en la República, al preguntarse que ¿Qué es república? Y afirmar que es Res Populi: cosa del pueblo. Consecuencialmente nos preguntaríamos ¿Qué es pueblo? Es multitud, masa, muchedumbre que indica pluralidad de ciudadanos. Para Catalano, el pueblo tiene que tener una base de utilidad común, es decir, una utilidad abstracta, ajena a los ciudadanos. Continúa expresando que la visión romana del pueblo, es el conjunto de personas que tienen consenso sobre el derecho y la comunidad de utilidad. El populus romanus quirites, indica la totalidad de los ciudadanos romanos. 59 Ibidem 4…Pág.65. 60 Ibidem 1…Pág.50. 61 Ibidem 7…Págs.42-43. 20 4.1.-La auctoritas del Senado. Es indudable la auctoritas que el Senado patricio estaba llamado a dar a toda ley que fuese votada en los comicios centuriados y a toda elección. Consistía en una ratificación de las votaciones, fiscalizadora de su constitucionalidad. Sin ella la ley no entraba en vigor. 62 4.2.- Celebración de las sesiones. El senado podía ser convocado por un magistrado que tuviere el ius agendi cum Patribus y debía reunirse en lugar cerrado y apto para auspicios, se citaban por pregón o edicto o enviando heraldo a domicilio; pero había días inhábiles por razones religiosas o políticas (días comiciales). Las reuniones habían de comenzar después de salir el sol. La asistencia era obligatoria, salvo imposibilidad bajo sanción de multa. 4.3.- Competencias: Asuntos de carácter religioso (cultos, admisión de divinidades, construcción de templos, fijación de fiestas religiosas);Intervención en la justicia criminal, cuyos tribunales lo formaban los senadores hasta la época de los Gracos, quienes confirieron este poder a la clase de caballeros o equites; Dirección del ejército, confiando y quitando mandos militares, decidiendo campañas, dando instrucciones; Dirección de la política exterior; Distribución de las funciones públicas entre los magistrados elegidos por el pueblo y Auctoritas Patrum.63 V.- Las Asambleas Populares: Comicios por curias, Comicios Centuriados o por centurias, Comicios por tribus y Concilia Plebis. 5.1.- Comicios por curias: Conservaron como recuerdo teocrática: la votación de la lex y supervivencia de la época imperio, especie de investidura de autoridad o gentilicia promesa y de obediencia a los magistrados, previamente elegidos por los comicios por centurias; la intervención 2 veces al año (comicios calados) en arrogaciones y testamentos como actos en que los ciudadanos querían hacer excepciones a reglas de las costumbres de carácter público y la decisión de ciertos asuntos de carácter religioso, como lo testatio sacrorum, para eximir a un ciudadano de la obligación de su culto doméstico. 5.2.- Comicios por Centurias: fueron una consecuencia de las reformas de Servio Tulio. Se reunían fuera de la ciudad, extra pomerio, generalmente en el campo de Marte. Solo podían convocarlos, previa consulta de los auspicios, un magistrado cum imperio, menos los celebrados para realizar el censo, que eran convocados por el censor. Y tenían entre sus atribuciones: la votación de leyes; la elección de magistrados mayores, es decir, los que tenían imperio y los censores; declaraciones de paz y guerra; aprobación de tratados; jurisdicción para delitos castigados con pena capital y otras graves. 5.3.- Comicios por Tribus: Las tribus fueron al principio divisiones territoriales: 4 urbanas, según las reformas de Servio Tulio y 31 rústicas. Los territorios conquistados se incorporaron a algunas de estas tribus en lugar de crear otras nuevas. Desde época incierta, quizás poco antes de la Ley de las XII Tablas aparecen unas asambleas en que participaban los patricios y los plebeyos votando por agrupaciones de tribus, son los comicios por tribus o comitia tributa. Se reunían indistintamente dentro o fuera del pomerio, convocados por un magistrado patricio previa consulta de los auspicios. Los latinos domiciliados en Roma fueron admitidos a esta 62 63 Ibidem 1…Págs.51-52. Ibidem 1…Pág.112. 21 asamblea o comicios sacando a la suerte la tribu en que habían de votar. Entre sus competencias podemos mencionar: la votación de leyes presentadas por el magistrado convocante; la elección de los magistrados menores (cuestores, ediles y una parte de los tribunos militares) y de algunos cargos sacerdotales y la jurisdicción criminal para los casos de provocatio o apelación contra multas. 5.4.- Concilia Plebis o reuniones de la plebis: las reuniones de la plebe presididas por un tribuno o un edil plebeyo no tenía en sus comienzos la consideración legal de comicios; eran solamente asambleas para los intereses de aquella clase social. Sus acuerdos no eran por consiguiente, leges sino scita. Los tomaban en votaciones por tribus, pero a media que la plebe fue ganando peso en la vida pública y el número de patricio disminuía, los plebiscitos adquirieron un valor de hecho y llegaron a ser obligatorios para todo el pueblo, lo mismo que las leyes. Se atribuye esta equiparación a tres leyes: Valeria Horaria, Publilia y Hortensia pero no se conoce su contenido y hasta se cree que las dos primeras pueden ser legendarias. Parece que la ley Hortensia lo que hizo fue suprimir la auctoritas patrum, es decir, la autorización posterior del Senado para los plebiscitos.64 Reflexiones Finales En el estudio de la República Romana como forma de gobierno su nervio central lo constituye su propia definición que involucra al pueblo, pues se trata como lo afirmaba Cicerón de la res pública: el asunto del pueblo y para los integrantes de Roma esa res pública era en la práctica el asunto del pueblo, su derecho y su interés. Es por lo tanto, el pueblo actor a través de instituciones políticas representativas sean de naturaleza individual o colectiva. El concepto de pueblo tiene relación directa con la legitimación de las instituciones que han sido aquí objeto de estudio. En este mismo sentido, es pertinente traer a colación los cometarios del Profesor Pierangelo Catalano en relación al concepto de pueblo 65 :”el pueblo es el conjunto de los ciudadanos. El pueblo es una “res” compuesta de partes y las partes son los ciudadanos. La “res” es la misma aunque cambien los ciudadanos. Igualmente comenta que Cicerón da la definición de pueblo en la República, al preguntarse que ¿Qué es república? Y afirmar que es Res Populi: cosa del pueblo. Consecuencialmente nos preguntaríamos ¿Qué es pueblo? Es multitud, masa, muchedumbre que indica pluralidad de ciudadanos.” Para Catalano, el pueblo tiene que tener una base de utilidad común, es decir, una utilidad abstracta, ajena a los ciudadanos. Continúa expresando que “la visión romana del pueblo, es el conjunto de personas que tienen consenso sobre el derecho y la comunidad de utilidad. El populus romanus quirites, indica la totalidad de los ciudadanos romanos.” En la primera etapa de la República (República plutocrática, nobiliaria o timocrática) se hace necesario significar el impacto que tuvo en ella la Reforma de Servio Tulio, en cuya concepción se devela una verdadera estrategia por parte su autor para acercar a la plebe a Roma y así fortalecerla. El aporte central de la reforma estuvo en la instauración del Censo que representó en cierta forma la integración de los plebeyos a la ciudad. En relación a las Reformas León Homo66 cita a Tito Livio, que sobre esto dice: “…En efecto, estableció el Ibidem 1…Págs. 102-103. Concepto emitido por el Profesor Pierangelo Catalano en el Curso de Actualización para Profesores de Derecho Romano, dictado por él en la Universidad Central de Venezuela del 25 al 28 de Julio de 2.005 66 Homo León. “Las Instituciones Políticas Romanas. De la Ciudad al Estado”.Pág.10, México, 1.958 64 65 22 Censo, las más saludable de las instituciones para un Imperio destinado a extenderse tanto, que regulaba las cargas de la guerra y de la paz, no por cabezas e indistintamente, como antes, sino por cada uno en proporción a su riqueza.” Igualmente, Rostovtzeff, opina que de acuerdo con este nuevo sistema los plebeyos se incluyeron en el cuerpo de ciudadanos romanos con plenos derechos y dejaron de ser ciudadanos de segundo orden. 67 La lucha de órdenes entre patricios y plebeyos es otro de los asuntos que marcaron la transformación de las instituciones republicanas, su génesis se refiere a la desigualdad de derechos, nos referimos a lucha de órdenes acogiéndonos al criterio de Kovaliov, porque se trata de órdenes o estamentos, es decir, “grupos sociales con status jurídico peculiar y no de clases”. Las causas de las luchas esencialmente fueron: la demanda de igualdad por parte de los plebeyos de derechos políticos, creación de una legislación de deudas y acceso al ager publicus o tierras públicas. Las respuestas a las demandas de los plebeyos por parte del patriciado se fueron dando de manera paulatina con el acceso a las magistraturas hasta alcanzarse la constitución de la nobilitas patricio- plebeya (Nobleza patricio-plebeya) - concretada en la denominada República Democrática - que fusionó a ambos órdenes en ejercicio del poder político con la consecuente integración socio-económica. El ejercicio de cargos públicos (magistraturas) en la república romana estuvo caracterizado por ser electivas, anuales, responsables, gratuitas y colegiadas. El hecho de ser electo por el pueblo en asambleas populares les otorgaba legitimidad y legalidad. Los servidores públicos al finalizar su gestión estaban obligados a rendir cuentas, a excepción del Dictador, el Censor y los Tribunos de la Plebe. La Gratuidad en cuanto a ocupar una magistratura está representada en el honor de prestar un servicio al pueblo; por otra parte la colegialidad es un principio que explica la obligación de cada uno de los colegas de una misma magistratura de efectuar íntegramente el ejercicio de las funciones sin distingo de competencias. Así mismo, es necesario precisar la relevancia de la Intercessio que es definida por Burdese como “el derecho entre colegas que compete a cada uno de ellos de vetar la actividad del otro, con lo que el sistema consular se desarrolla entre un sistema de cooperación y un sistema de control recíproco.” Como consecuencia de la Intercessio podemos aseverar que en la República Romana se manifestaba la existencia de un sistema de pesos y contrapesos cada vez que un magistrado ejercía el derecho de veto, un ejemplo de ella es el caso de los Tribunos de la Plebe que tenían la facultad de interponerla contra cualquier otro magistrado. El Senado como institución durante la República Romana jugó un rol de ente equilibrante del sistema consular al tener competencias relevantes en los ámbitos religioso, jurídico, militar, de la política exterior, de la distribución de las funciones públicas entre los magistrados y la aprobación de las leyes sometidas a los comicios o asambleas populares. Las asambleas populares clasificadas en: Comicios por Curias, Comicios por Centurias, Comicios por Tribus y Concilia Plebis, en la época republicana romana ostentaron funciones de carácter legislativo, elección de 67 Ibidem 7…Pág. 29. 23 magistrados, aprobación de tratados, administración de justicia y conocimientos de asuntos de carácter religioso. El funcionamiento de estas asambleas es un signo de participación aunque de forma relativa por parte del pueblo en la conformación de la voluntad estatal. Estas reflexiones finales culminan, más con ellas no se cierra nuestro interés por la investigación de la República Romana para a futuro compararla con la República Venezolana del siglo XIX. Roma vive aún en la actualidad y ese ayer de la antigüedad sigue teniendo impacto en nuestras civilizaciones y por ello suscribimos nuevamente lo afirmado por el Profesor García Pelayo:” No pensemos que en el tiempo en que vivimos está agotada la función inspiradora de Roma, ni que sea simplemente un material histórico al lado del de otras culturas que solo constituyen nuestro pasado en la medida que nos apropiamos intelectualmente de ellas. Pensamos que de su vida e ideas políticas – no de sus teorías que apenas las tuvo – podemos extraer todavía fértiles conceptos que, como por ejemplo, el de auctoritas, nos aclararían muchos fenómenos de la vida social y política. Tales conceptos hemos de extraerlos de la historia romana, pues en Roma los conceptos no se hicieron acción, sino que la acción, orientada por las ideas, se hizo concepto.” 68 García Pelayo. M. “Sobre la significación de la historia para la teoría política” en Adcock. “Las ideas y la práctica política en Roma.” Introducción. Págs. XLII-XLIII, Instituto de Estudios Políticos. Universidad Central de Venezuela. Facultad de Derecho. 68 24 Bibliografía Adcock, F.E. “Las ideas y la práctica política en Roma. Instituto de Estudios Políticos. Universidad Central de Venezuela. Facultad de Derecho. Arangio Ruiz, Vicente. “Historia del Derecho Romano”. Instituto Editorial Reus, Madrid, 1.963 Artiles, Sebastián. Introducción al Derecho Romano. Barrow, R.H. “Los Romanos”. Fondo de Cultura Económica, México 2.000. Burdese. “Manual de Derecho Público Romano.” Bosch, Casa Editorial-Barcelona 1.972. García – Pelayo, M. Sobre la significación de la historia para la Teoría Política en Adcock. “Las ideas y la práctica política en Roma. Introducción. Págs. XLII-XLIII, Instituto de Estudios Políticos. Universidad Central de Venezuela. Facultad de Derecho. Grimal, Pierre. “La civilización romana. Vida, costumbres, leyes, artes.”Paidos, 1.999. Homo, León. “Las Instituciones Políticas Romanas. De la Ciudad al Estado”. México, 1.958. Kovaliov, S.I. “Historia de Roma”. Akal Editor, Madrid, 1.979. Rostovtzeff, M. “Roma de los orígenes a La Última Crisis.” Eudeba Editorial, Universitaria de Buenos Aires, Tercera Edición, 1.973. 25 La República Romana y sus instituciones. Índice Resumen I.- La República 1.1.- Primera etapa de la República (República Plutocrática, Nobiliaria o timocrática). 1.1.1.- La plebe y sus orígenes 1.1.2.- ¿En qué consistió la reforma de Servio Tulio? 1.1.3.- Luchas Patricio-Plebeyas 1.2.- Segunda Etapa: República Democrática (Equiparación de la plebe y el patriciado en derechos) 1.2.1.- Equiparación de la plebe y del patriciado 1.3.- Etapa de decadencia del período republicano II- Magistraturas 2.1.- Definición 2.2.- Características 2.3.- La Intercessio 2.4.-Iustitium 2.5.- Clases de magistraturas 2.5.1.-Magistraturas cum Imperium 2.5.2.-Magistraturas con auspicia 2.5.3.-Magistraturas ordinarias 2.5.4.-Magistraturas extraordinarias 2.6.-Gradación de las magistraturas 2.7.- El cursus honorum III.- Instauración y evolución de las instituciones republicanas 3.1.1.- La Diarquía 3.1.2.- El Decenvirato. 3.1.3.- Los Tribunos Militares con potestad consular. 3.1.4.- La magistratura excepcional del Dictador. 3.1.5.- El magíster equitum. 3.1.6.- Tribuni Plebis. 3.1.7.- La Censura. 3.1.8.- Los pretores. 3.1.9.- Los Cuestores. 3.1.9.1.- Cuestores Urbanos 3.1.10.- Los ediles. 3.2.- Aspectos comunes a las magistraturas en general. 3.2.1.-La forma de elección de los magistrados. 3.2.2.- El Imperium de los magistrados supremos. 26 3.2.3.- Las potestas. 3.2.4.- La coercitio y la provocatio ad populum. 3.2.5.- El auspicium. 3.2.6.- El pueblo como legitimador de los poderes de los magistrados. 3.2.6.1.- Populus. IV.- El Senado. 4.1.-La auctoritas del Senado. 4.2.- Celebración de las sesiones. 4.3.- Competencias. V.- Las Asambleas Populares 5.1.- Comicios por curias 5.2.- Comicios por Centurias 5.3.- Comicios por Tribus 5.4.- Concilia Plebis o reuniones de la plebis Reflexiones Finales Bibliografía