EL ANHELO DE UNA COMUNIDAD INTERESADA EN LA CIENCIA junto a un lince y un armadillo que están colocados en una mesa frente a él, donde su cabeza forma la punta de una pirámide. Por encima de su cabeza, un ave disecada, y por encima de todos, un ave de alas abiertas, un gran pez y un cuadrúpedo reposan sobre la vitrina del fondo. Por si fuera poco, esta imagen adorna las paredes de un muro de carga del edificio de la Universidad. Esto es sabido de la gente del museo porque en algún momento se pensó quitarlo para hacer una sola sala que incluyera el espacio que ahora ocupa la sala de exposiciones temporales. Finalmente la imposibilidad de quitar el muro dio oportunidad a pensar en otro tipo de exposiciones para complementar la experiencia de visitar el museo. Pero volviendo al tema de lo que puede simbolizar la imagen, resulta interesante como Alfredo Dugès, quien fue un investigador importante en la vida de la Universidad de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, ahora se ubica simbólicamente en uno de los soportes que sostienen la Universidad de Guanajuato. Tampoco para propósitos del museo es casual que esté ahí esa imagen. Toda esta sala está diseñada con la intención de recrear la atmósfera en la que trabajó el Doctor Dugès que fue muy similar a aquella en que lo hicieron muchos naturalistas del siglo XIX (Flores-Villela et al., 2004). Entre otras cosas se busca crear la atmósfera que provocaban los gabinetes científicos y las mesas de trabajos de taxidermia. Por eso esta sala es conocida como el Gabinete Científico. También es en parte para que se sepa cómo se estudiaba antes la Biología. Que no es lo mismo que es ahora. Antes eran coleccionistas, y es lo que hacía Dugès; solamente recopilaba cosas. Cosas, cosas, cosas, cosas; era como una colección de estampitas para él. Y a lo que veía que no tenía, o que no tenían otras personas, les ponía nombres. Entonces, más bien de eso se trataba, y él trataba de enseñarles a las demás personas. Cómo catalogar, o cómo encontrar organismos. Ahí en la foto que está a la entrada se ve que están sus estudiantes y está él en medio, en su casa… ¿sí es ahí?... Bueno, su laboratorio… (Testimonio de los colaboradores del museo). Pero esa sala no sólo es una reproducción del tipo de escenario en que trabajaban los expertos en historia natural de hace un siglo. También recrea el espíritu de curiosidad de otras épocas entre la gente común. Los mejores observadores advierten que muy próximo a la salida de esta sala se encuentra un enorme frasco a gran altura. Su contenido, a pesar de no ser fácil de percibir a simple vista, con un poco de atención se va develando: un bebé enorme que parece tener algo así como una sola pierna deforme. Es el famoso “niño-sirena”. Es un espécimen raro que los antiguos residentes de Guanajuato recuerdan muy bien, pues desde que eran niños solían ir al cuarto piso de la Universidad para verlo e imaginar historias de terror, pues su presencia se presta muy bien para evocarlas. 29 Procesos de divulgación y apropiación.indd 29 08/08/2015 12:27:35 p.m.