Ley del Sistema Penitenciario: su urgente aprobación no debe convertirse en su principal debilidad Ante el proceso de discusión y aprobación de la iniciativa 2686, Ley del Régimen del Sistema Penitenciario, la Fundación Myrna Mack considera oportuno que el Congreso de la República acceda a subsanar algunas debilidades que la iniciativa presenta, con el propósito de crear un marco legal sólido que haga posible la reestructuración de fondo del Sistema Penitenciario. Si bien es importante reconocer que la iniciativa avanza por buen camino, ya que en ella se establece como finalidad la readaptación social de los reclusos para promover su reinserción integral y armónica a la sociedad, e incorpora los principios establecidos en los instrumentos internacionales de derechos humanos relativos a la materia, aún se observan aspectos que deben tomarse en cuenta al momento de su discusión. Entre ellos destacan: 1. La iniciativa no contempla una definición de sistema penitenciario, que determine su naturaleza, estructura y características. Tampoco queda explícito en ella el carácter civil y de función pública propia de un sistema penitenciario, ni la exclusividad del Estado para crear y controlar los centros penales. 2. No establece una clasificación de los funcionarios penitenciarios, no define la carrera penitenciaria en términos de profesionalización, ni estipula un sistema de selección, nombramientos, ascensos, remociones y traslado del personal, con base en concursos, calificaciones de mérito y evaluaciones periódicas de desempeño. Todo ello da margen a discrecionalidad y arbitrariedad en el manejo del personal penitenciario, que desde el inicio debilitaría la gestión penitenciaria. 3. No plantea una adecuada clasificación de los centros de reclusión, puesto que deja fuera la necesidad de crear centros de regímenes especiales, para atender a quienes no representan alta peligrosidad delictiva. Por tanto, se dificulta el tratamiento diferenciado de los internos. 4. No desarrolla lo atinente al control judicial del traslado de los internos de un centro penal a otro. Tan sólo refiere que a los jueces de ejecución les corresponde el control de esta medida. Por lo tanto, en la iniciativa no quedan establecidos mecanismos y procedimientos transparentes que orienten la decisión de efectuar un traslado. 5. Por último, la iniciativa no contempla un régimen disciplinario dirigido al personal del Sistema, sino sólo a los internos; y no regula el uso y portación de armas de fuego por parte de la seguridad penitenciaria. Por tanto, no define sanciones adecuadas contra posibles actos anómalos dentro de los centros penales perpetrados por agentes de seguridad o empleados del sistema penitenciario. Por todos estos motivos, la Fundación Myrna Mack insta al Pleno del Congreso de la República a que continúe el proceso de discusión y aprobación de esta normativa, sobre la base de una reflexión profunda y objetiva. Urge, desde hace mucho, la aprobación de esta ley, pero no por ello debe aprobarse a marchas forzadas. Guatemala, 14 de agosto de 2006