Distinguir entre lógica clásica y no clásica. Por: Dr. Alejandro Roberto Alba Meraz E n las clases de lógica se enseñan distintas nociones: juicio, concepto o razonamiento, las lecciones incluyen ejemplos de cómo se aplican esos conceptos a distintos problemas, pero algo que suele dejarse de lado es que muchas veces resulta necesario conocer las implicaciones de esos conceptos más allá de su forma esquemática. Por qué son relevantes las diferencias entre formas enunciativas diversas y juicios, cuál es el impacto que tiene acercarse a distintas lógicas. La distinción es importante no solamente para resolver tareas escolares, aún más, dichas diferencias llegan a trasladarse a nuestra vida diaria y es importante reconocer qué hay dentro de esos conceptos. En este artículo ofrezco algunas ideas para entender la relevancia que tiene saber distinguir entre dos expresiones diferentes de la lógica: la lógica clásica y la lógica no clásica. Primera distinción importante Es un lugar común en filosofía hablar de lógica clásica, para distinguirla de otras lógicas, por ejemplo, moderna o no aristotélica; si bien pocos autores se toman el tiempo para hacer las aclaraciones correspondientes, se acepta como criterio de distinción que todo sistema lógico equivalente al formulado por Whitehead y Russell (1927) es un sistema no clásico. Se dice que la lógica no es clásica cuando su origen deriva de lo que en teoría de la historia, o historia del arte, conocemos como periodo clásico, es una manera de hacer lógica, de la cual podemos encontrar ejemplos en autores de la antigüedad pero también en el siglo XX. El lógico español Alfredo Deaño (1980) indicaba que la lógica clásica no debe remitir a los griegos, debe considerar más bien algunas características fundamentales: ser apofántica, bivalente, asertórica y extensional. Apofántica quiere decir que tiene sentido preguntar por el valor de verdad de sus proposiciones. Esto es, para excluir proposiciones carentes de valor de verdad, como las imperativas, exclamativas, interrogativas, etc. Aristóteles denominó al discurso apofántico discurso declarativo. “Todo enunciado es significativo”, dice el filósofo, pero “no todo enunciado es asertivo”, sino sólo aquel “…en que se da la verdad o la falsedad: y no en todos se da.” (PR, An. 2008: 17a 1-5) Las formas enunciativas o declarativas son las que caen en el radio de la lógica bivalente. Una lógica bivalente es aquella que toma en cuenta sólo dos valores de verdad: verdadero y falso. No es bivalente aquel sistema en el cual se aceptan más de dos valores de verdad. Sin embargo, en una lógica bivalente, una proposición no puede tomar ambos valores de verdad. Si una proposición no es verdadera, es falsa, y si no es falsa, es verdadera. Formulado el enunciado en los términos de Aristóteles puede decirse que “Es verdadero que P es equivalente a P” y “es falso que P es equivalente a no-P.” En este caso, hay algunas dificultades con relación a la idea del enunciado como lugar de lo verdadero o falso, básicamente resulta insuficiente, por ejemplo, cuando pensamos en dos 1 Justo en 1 Click Diciembre de 2015 Número 1 Otra manera de ver las cosas Conforme a la caracterización anterior, es interesante, entonces, determinar cuáles son las diferencias con la lógica no clásica. Puede afirmarse, todo sistema que difiera en al menos una característica de la lógica clásica, es decir, aquella que no sea o apofántica, o bivalente o asertórica o extensional, será considerada como no-clásica. personas profiriendo una misma oración, pero una afirmando de ella la verdad y la otra, la falsedad. Lo anterior ya le había planteado problemas a Aristóteles. Al respecto señalan Kneale y Kneale “No es la oración o la formulación verbal lo que resulta verdaderamente verdadero o falso, sino lo expresado por aquella” (2008: 58). En cuanto al carácter asertórico, podemos decir, consiste en que no se admiten grados en los valores de verdad, sean cuales sean sus valores, sólo se afirma su verdad o falsedad y no contiene términos vinculados a alguna partícula de posibilidad o necesidad. Finalmente, la lógica clásica es extensional cuando toma como base el principio de sinonimia, dicho de una manera simple, en cualquier contexto, cada vez que se sustituye un nombre por su sinónimo, en una proposición, no se altera el valor de verdad de la oración. Opera exclusivamente en términos de la extensión, los predicados se entienden como clases y éstas se definen como una función y argumento; los predicados se entienden según su extensión. Al conjunto de objetos que tienen una propiedad común se le denomina extensión. Rasgos de las lógicas no apofánticas las encontramos en la lógica de las preguntas y la lógica de los mandatos. Lo opuesto a la lógica bivalente es la lógica polivalente, sea finita o infinita, y la lógica modal tetravalente, entre otras. La lógica modal es, como su nombre lo dice, una lógica no asertórica. Las lógicas intensionales, entonces, se contraponen a la lógica extensional. La Metalógica, las lógicas polivalentes y la lógica intuicionista son llamados lógicas no clásicas puesto que no siguen la definición de Alfredo Deaño. Ahora bien, como la distinción entre lógica clásica y lógica no clásica no tiene como criterio de referencia un dato cronológico, sino que es la manera de hacer lógica lo determinante, resulta interesante descubrir que es Aristóteles, el llamado padre de la lógica, uno de los mejores ejemplos de lógica no clásica. A continuación dedicaremos un espacio a revisar la propuesta del estagirita. Aristóteles se ocupó de una teoría de los enunciados modales con el fin de establecer las diferencias entre hacer afirmaciones asertóricas, apodícticas y problemáticas. En principio, para el estagirita los juicios asertóricos constituyen un sistema en el cual no se admiten grados en los valores de 2 Justo en 1 Click Diciembre de 2015 Número 1 verdad, sean cuales sean sus valores (PR. An. 24a 15-20) Afirmar verdades de hecho o de razón, excluye cualquier tipo de modalidad. Un aspecto adicional consiste en identificar qué opciones aparecen cuando buscamos entender nuestro modo de hablar ordinario. Se supone que verdadero y falso se aplica solamente a aquello relacionado con hechos u objetos, constatables mediante la experiencia, decimos, debe haber correspondencia entre “hablar y pensar”; entonces los problemas aparecen cuando decimos que algo “se pueda convertir en verdad con el paso del tiempo”. Desde el punto de vista clásico la teoría de la lógica modal plantea dificultades, cómo enfrentar aquello que queda fuera del campo de los juicios asertóricos, porque si digo, “hoy es viernes, su contrario será, hoy no es viernes”, para lo cual si uno es verdadero, el otro será falso, pero un caso distinto es preguntarnos qué pasa si decimos, “es posible que este vaso este medio lleno”, podríamos preguntar ¿será su contradictorio, “es posible que este vaso este medio vacío”? La cuestión es ¿cuál es el correcto contradictorio de un enunciado modal? Para Aristóteles el tema se puede resolver mostrando que el contradictorio de “es posible que este vaso esté medio lleno” es “no es posible que este vaso este medio lleno”, o dicho esquemáticamente, “Es posible que P” tiene su contradictoria con “No es posible que P”. Con relación al punto de si se modifica una parte o se modifica el todo de la oración, lo que Aristóteles piensa es que la partícula modal siempre cambia el enunciado en su totalidad; la base de esa apreciación es que Aristóteles parece suponer que se debe considerar a la cláusula subordinada como el sujeto de la oración modal, que en conjunto lo que hace es afirmar o negar la posibilidad. La expresión “es posible” juega entonces un rol similar como el que tienen los verbos “ser” y “haber”, en su uso existencial, como cuando decimos: “en la escuela hubo problemas" o “en la banca está parado un niño”. Se dice que se utiliza para formular una aserción acerca de lo expresado por la cláusula subordinada; y para denegar esta aserción se tiene que aplicar la partícula negativa a la expresión modal y no a la cláusula, tal y como la negación de “hay un hombre” es “No hay un hombre” en lugar de “Hay un no-hombre”. Así pues, los juicios problemáticos nos ponen ante un nuevo escenario, pues no afirman una conexión necesaria de hecho sino probabilística, es decir, que "las cosas podrían ser así", como cuando un médico dice: "este paciente puede ser diabético". El aspecto anterior posee gran relevancia para la lógica, pero también para entender las múltiples maneras de comunicación que tenemos, pues, nos permiten entender que las oraciones asertóricas que llevan el verbo “ser” tienden a generalizar que los contradictorios se formen siempre a base de la aplicación de la partícula “no” a dicho verbo, en todos los casos en donde este último entre en juego. Los enunciados y clausulas modales constituyen una excepción a la regla porque la contradictoria de la cláusula “La posibilidad de que X sea” no es “la posibilidad de que X no sea”, sino “la imposibilidad de que X sea”. Con lo anterior, se puede concluir que para los enunciados problemáticos la expresión modal constituye el predicado principal de la oración y resulta, digamos, extrínseca al enunciado, pero lo más importante, se muestra que la partícula modal modifica siempre toda la oración y no sólo una palabra. 3 Justo en 1 Click Diciembre de 2015 Número 1 Bibliografía Aristóteles. (2008). Tratados de Lógica (Órganon), Madrid: Gredos. Deaño, A. (1980). Las concepciones de la lógica, Madrid: Taurus. Kneale, W. & Kneale, M. (2008). The Development of Logic, Oxford: Clarendon Press. Whitehead, A. N. y Russell, B. (1927). Pricipia Mathematica, Cambridge: Cambridge University Press. 4 Justo en 1 Click Diciembre de 2015 Número 1