146 Héctor Julio Prieto Cely constituidas al amparo del artículo 22 de la ley 1014 de 2006 tendían un término máximo improrrogable de seis (6) meses, para transformarse en sociedades por acciones simplificadas. 3.1.2.6 La sociedad como contrato de buena fe En general podemos afirmar que todos los actos y negocios jurídicos deben ser proyectados, propuestos y ejecutados de buena fe36, pero en materia mercantil se espera que las partes que intervienen en la ejecución de actos, actividades o empresas mercantiles la observen como un principio fundamental, por cuanto son dos cosas diferentes la idea simple de buena fe y la buena fe como un principio general de derecho. Si tomamos la buena fe como principio, diremos entonces que todas las personas y en nuestro casos los socios, deben comportarse de buena fe en la totalidad de las relaciones que emergen del contrato, lo cual nos conduce a que los socios deben adoptar un comportamiento claro y leal tanto en la fase previa de la constitución del contrato de sociedad que sería la diligencia in contrahendo, así como en el desarrollo y ejecución de las relaciones jurídicas que se desprendan del contrato y principalmente del cumplimiento del objeto social. El deber de comportamiento de buena fe se bifurca en dos sentidos, de un lado en cuanto a los derechos que puede tener el socio y, del otro lado, respecto de los deberes que le corresponden en donde los derechos deben ejercitarse de buena fe y las obligaciones cumplirse de igual forma37. La buena fe se ha introducido como un concepto técnico jurídico en varias normas como puede apreciarse en el artículo 834 del Código de comercio, en el ámbito de la representación, al consagrar que cuando la ley prevea un estado de buena fe, deberá tenerse en cuenta la persona del representante; de igual forma en el artículo 863 del mismo estatuto al hacer referencia al comportamiento que deben asumir las partes en el periodo precontractual ha dicho el legislador que, las partes deben proceder de buena fe exenta de culpa so pena de indemnizar los perjuicios que se causen; en el artículo 871 La aplicación del principio de la buena fe hace penetrar en el orden jurídico un elemento natural, propiamente extrajurídico, que viene, de este modo, a formar parte de la propia regla jurídica, en lo que los autores de las más diversas épocas o tendencias, se hallan de acuerdo. De Los Mozos, José Luis. Ob. cit., p. 15. 37 Wieacker, Franz. El principio general de la buena fe. Ed. Civitas S.A., p. 12. 36