Fontaine ante deterioro chino: “Más vale tomarlo en serio

Anuncio
6
EN PORTADA
@pulso_tw
facebook.com/pulsochile
Lunes 31 de agosto de 2015 • www.pulso.cl
www.pulso.cl • Lunes 31 de agosto de 2015
@pulso_tw
facebook.com/pulsochile
EN PORTADA 7
Escenario económico y evaluación del Gobierno
FOTO: AGENCIAUNO/MAURICIO MENDEZ
“Hay síntomas de
desequilibrio y de
creciente pérdida de
confianza en la
calidad de las
políticas económicas
chinas”.
ENTREVISTA CON
EL EX MINISTRO DE ECONOMÍA
Una entrevista de
OLGA BUSTAMANTE FUENTES
P
ARA el ex ministro de Economía de la administración
anterior, Juan Andrés Fontaine, el campanazo de alerta que le
dio la semana pasada China a la
economía mundial es de cuidado,
sobre todo para Chile. Teme que la
desaceleración del gigante asiático
sea mayor a lo previsto -que se vaya
a 5% su crecimiento-, lo que tendría
un fuerte impacto adicional en el cobre. Enfatiza que eso le impone al
país la necesidad urgente de elevar
su competitividad y al Gobierno,
de enmendar su rumbo.
¿Cuán grave es la situación que
está viviendo China que provocó el remezón de comienzos de
la semana pasada?
—El deterioro de China más vale tomarlo en serio. Hay síntomas de desequilibrio y de creciente pérdida
de confianza de los inversionistas internacionales en la calidad de las
políticas económicas chinas, y eso es
algo que no está resuelto con las medidas que se han tomado. Me temo
que pueda llevar su buen tiempo
más y que se manifieste en una continua desaceleración de la economía china, y una probable depreciación adicional de su moneda.
Sin embargo, en los días posteriores los mercados rebotaron.
—El deterioro de China no tendría por
qué dañar demasiado a EEUU y Europa; al revés, la caída del petróleo y
otras materias primas favorece a sus
consumidores y por eso no me extraña el repunte de las bolsas a fines de
la semana. Además, el crecimiento de
EEUU resultó en el segundo trimestre muy superior a lo previsto. Pero
nosotros tenemos que tomar en serio
el riesgo de un tropiezo en China.
Además de la volatilidad de los mercados, durante un plazo razonablemente largo abre un escenario mucho
más desfavorable para el mundo
emergente y para Chile en particular.
¿No lo considera un episodio
Fontaine ante deterioro
chino: “Más vale tomarlo
en serio. (…) Me parece
una irresponsabilidad si
acá el Gobierno no
enmienda el rumbo”
—Si la situación de China se agrava, no descarta que Chile
se acerque a una recesión en 2016. Ante esta nueva
realidad, advierte que “el programa del Gobierno queda
totalmente obsoleto”.
—Cree que el ministro Valdés debe pedirle a los comités
de PIB y cobre tendencial rehacer sus cálculos para el
Presupuesto, dado el peor escenario externo.
más en el ajuste gradual de China hacia un crecimiento menor?
—Yo no lo tomo a la ligera. Creo que
es un episodio de la misma naturaleza que lo que fue la crisis asiática
o las crisis latinoamericanas de comienzos de los 80, aunque en una
proporción mucho más manejable
que ellas, por cuanto no se está en los
extremos de desequilibrio, de endeudamiento y de déficit que hubo
en esas crisis. Pero ello no impide
que vayan a entrar en un período de
crecimiento bastante más modesto
de lo que todos esperábamos y eso
nos está golpeando ya en el precio de
nuestras exportaciones. Uno siempre puede pensar que ésta es una pesadilla y que China va a volver a crecer al 7%, pero me temo que no.
¿Cuál es su temor al respecto?
El consenso hablaba de transitar al 6%.
—Es difícil saberlo, pero China puede pasar a crecer al 5% en los próximos años. Lo que más me preocupa
es que esto le quita una gran presión
de demanda a los precios de nuestras exportaciones, específicamente el cobre, que está en valores apenas superiores a los históricos. Y no
está claro que su caída haya parado
en torno a US$2,30.
Si la situación de China se agrava,
¿existe el riesgo para Chile de estar cerca de una recesión en 2016?
—No es descartable. Esto para mala
suerte ocurre cuando ya nuestra economía estaba muy debilitada por la
crisis de confianza generada por las
políticas del Gobierno. Crisis de desconfianza que nos estaba haciendo
crecer al 2,5%, con una caída de la inversión, y en los últimos meses con
una caída muy pronunciada y peligrosa en los indicadores de confianza de los consumidores. Además
América Latina también está al borde de una recesión y Brasil ya de frentón en recesión. Entonces este es un
cóctel que lo encuentro peligroso.
Tenemos fortalezas, un nivel de deuda muy manejable, un nivel de reservas internacionales confortable, pero
esto exige pilotos con destreza.
El principal de esos pilotos, el ministro de Hacienda, ha dicho que
el país está preparado. ¿Es así?
—Tenemos financiamiento para solventar los déficits que nos puede generar la caída del cobre y de otros ingresos, y en ese sentido comparto lo
dicho por el ministro Valdés. Pero
eso no debe ser entendido como una
razón para no tomar en serio la necesidad de ajustarse a lo que es una
nueva realidad que no parece coyuntural, sino que una tendencia a quedarse por los próximos años. Ese ajuste requiere ser capaz de introducir
mucha más austeridad en el gasto y
ganar productividad y competitividad en sectores que puedan suplir a
la minería. Tal desafío requiere un
manejo muy estricto de la política
fiscal, de la política monetaria, y un
manejo de las políticas microeconómicas para ganar competitividad y
operar este cambio en precios relativos que es lo que realmente puede hacer que crezcamos en base a otros
sectores. Todo eso demanda mucha
flexibilidad en las empresas y frente
a ese escenario el programa del Gobierno queda totalmente obsoleto,
tanto en su enfoque como en los instrumentos que utiliza. Aumentar
fuerte los impuestos, elevar las regulaciones, subir los costos laborales a
través de reforzar las huelgas, son todos instrumentos que tienden a incrementar el peso en la mochila de las
empresas que van a tener que encontrar ahora cómo adaptarse a esta nueva realidad mucho más adversa.
Plantea austeridad del gasto público, pero si el privado va a seguir
contenido, ¿se puede quitar de
forma drástica el estímulo fiscal?
—No hay que exagerar la dosis, pero
el ejemplo que podría confundir es
el de la reacción del Gobierno para
la crisis 2008-2009, donde se usó
política contracíclica porque fue un
shock muy fuerte, pero temporal.
Ahora estamos ante un fenómeno de
carácter más estructural. Ante eso tenemos que redirigir el crecimiento
y para operar el cambio en precios relativos que eso demanda la economía debe estar fría, de lo contrario no
resulta. El dólar ha subido fuerte y
eso es una buena noticia para el sector exportador que puede ganar rentabilidad. Pero para que esa rentabilidad sea real, es imprescindible evitar que se arranquen los costos. El
modo de lograr eso es que el gasto de
“Chile tiene que hacer
un gran esfuerzo de
competitividad. (...) La
pura subida del dólar
produce inflación si no
va acompañada de un
control de costos”.
“El BC no se puede
demorar mucho
(en subir la tasa).
Lo que más podría
dañar la
reactivación sería
perder la
confianza en la
meta de inflación”.
la economía se mantenga contenido.
Qué margen de crecimiento le
deja eso al gasto público en 2016?
—No más allá de 3% ó 4%. Eso es lo razonable en estas circunstancias. Desgraciadamente los paneles de expertos que asesoran a Hacienda dieron
proyecciones para 2016 excesivamente altas. Yo, en los zapatos del ministro de Hacienda, los convocaría para
rehacer el ejercicio a la luz de lo ocurrido en las últimas semanas. De otro
modo, la comunicación de lo que es la
posición fiscal y el déficit estructural
no va a ser bien tomada por los mercados, porque va a estar basada en un
conjunto de supuestos inverosímiles.
¿Esto le impone al Gobierno un
desafío mucho mayor de enmendar el rumbo?
—Me parece que es una irresponsabilidad si no lo enmienda. Cualquier
navegante sabe que la ruta debe ser
alterada si hay una tormenta en el horizonte y eso es lo aconsejable de hacer en esta circunstancia.
¿Pero hay viabilidad política
para concretar ese giro?
—Desgraciadamente no. Como todos
sabemos el Gobierno está tremendamente desorientado y el concepto
del realismo sin renuncia ha provocado más confusión. Cuando el dólar sube a $700, que si uno mira la serie histórica es un precio de crisis, lo
que el mercado está señalizando es
que Chile tiene que hacer un gran esfuerzo de competitividad. Pero eso
no basta porque la pura subida del
dólar produce inflación si es que no
va acompañada de un control de cos-
tos y hacia eso es lo que la politica
económica tiene que dirigirse. Ayudar a las empresas a efectuar ese control de costos.
¿Ve al ministro Valdés en esa línea de acción y cree que lo pueda conseguir?
—Junto con el ministro Burgos han
logrado un cambio de discurso a favor de mayor diálogo y una dosis importante de realismo. Pero ya sin
agregar este nuevo sistema frontal
que se nos viene que es el del cobre,
no bastaba con ese mero discurso,
sino que requería acciones concretas.
Con el sistema frontal encima con
mayor razón y esas acciones concretas las veo muy claramente en el tema
de la reforma laboral, que es la primera prueba más clara de si hay o no una
estrategia diferente, y segundo, en el
diseño del Presupuesto. Repito, el insistir en las políticas previas, en el escenario que se nos viene, me parece
una irresponsabilidad.
Se creció 2,1% en el primer semestre. ¿Cómo cerraremos el año?
—El escenario de que el segundo semestre será algo mejor que el primero por un tema de base de comparación y que el año termina entre 2,3%
y 2,4% es sensato, pero miro con inquietud la caída tan fuerte de la confianza de los consumidores y del
precio del cobre en los últimos días.
¿Y en 2016?
—Por ahora me mantengo en torno al
2,5%. Eso asumiendo que la autoridad
algo hace, pero si eso no ocurre el
crecimiento puede seguir como el
del primer semestre o peor. Lo clave
“Si volvemos a ser Gobierno el desafío es
aliviar los impuestos de las empresas a
partir de 2018 sin generar un hoyo fiscal”
¿Cuánto puede mejorar la reforma tributaria con el cambio legal anunciado por el Gobierno?
—Es muy positivo que el ministro
Valdés haya anunciado este proyecto para simplificar un aspecto que era
particularmente complejo de la reforma, que era la opción de dos sistemas. Ahora, esto no significa que
los costos económicos de la reforma
tributaria del año pasado se evitan.
Esto es un tema operativo, relativamente marginal dentro del total. El
verdadero problema tiene que ver
con la subida tan fuerte de la carga
tributaria sobre las empresas y eso va
a seguir penando sobre las expectativas y sobre las decisiones de inversión y empleo este año, el próximo
y los que vienen.
Y en la cocina donde usted participó, ¿no hubo espacio para
negociar eso?
—En absoluto. Estábamos tratando
con un Gobierno que había ganado
con amplia mayoría haciendo esta
propuesta. Lo único que se podía discutir en el Senado era si se podían limar los aspectos más dañinos, bajo la
idea de recaudar el 3% y que en ningún caso podía excluirse la renta atribuida como concepto, porque eso había sido parte de las propuestas de la
Presidenta. Dentro de esa cancha diseñamos esta fórmula que obviamente tiene defectos, pero que son menores que lo que había sido el original.
¿Ahora tampoco ve posibilidad
de modificar las tasas?
—No me parece que las haya en
este momento. En ese sentido, creo
que el verdadero desafío para el sector al que yo pertenezco si volvemos
a ser Gobierno, es diseñar una propuesta que alivie los impuestos de
las empresas a partir de 2018 sin generar un hoyo fiscal. Como el próximo Gobierno asume en marzo de
2018 y la tasa de Primera Categoría
sube a 27% durante ese año, todavía
es posible hacer las modificaciones
correspondientes para que no se
concrete si es que están los votos,
cosa que está por verse.
¿Si tuvieran los votos las idea sería volver a 25% ese impuesto?
—En lo posible a 25% o menos en las
empresas, y en lo posible subir el
crédito tributario que hoy es 65% al
100% para restablecer un sistema
plenamente integrado. Y en el contexto de una economía que es capaz
de crecer de nuevo al 5%, habría probablemente ahí recaudación suficiente para suplir el déficit que producen esos cambios.
Con la renta atribuida en su mínima expresión, ¿qué queda de
la reforma tributaria original
más allá del alza de tasas? ¿La
eliminación del FUT?
—El FUT se cambió por una fórmula
semejante, no me parece que sea un
gran cambio. Siento que en lo tributario nosotros paramos la retroexcavadora. Dejamos un sistema que tiene mucho de los elementos que tenía el anterior, con tasas altas pero que son
rebajables a futuro, y con cambios importantes en la línea en que muchos
siempre planteamos que había que
trabajar: la eliminación de ciertas filtraciones en el FUT que permitían manejos inadecuados y el reforzamiento
de los poderes de la autoridad tributaria para controlar formas de evasión en
las normas llamadas antielusión.P
es lo que nos están pidiendo los mercados, los inversionistas nacionales
y extranjeros, que tomemos medidas, sino el dólar no estaría en $700.
Esa la señal que tienen que procesar
tanto el Gobierno como el sector privado. Aquí el barómetro del tipo de
cambio está marcando tormenta y
eso es lo relevante.
Pese a lo lenta de la economía la
inflación no cede, ¿en qué pie
deja eso al Banco Central?
—Me preocupa la inflación alta, no
sólo aquella que proviene del tipo de
cambio, sino la que proviene de presiones internas de costos. Los cos-
tos laborales, corregidos por productividad, han estado creciendo
a un ritmo de 5% o más en los últimos meses anualizado. Pero el enfriamiento de la economía debería
hacer que la inflación pierda fuerza y los temblores chinos tienden a
producir menos inflación en el
mundo y más volatilidad. Estos dos
últimos factores hacen posible que
la Fed en EEUU se vaya más de a
poco con su subida de la tasa -igual
creo que la primera alza será este
año-, lo que a su vez le permite a
nuestro BC también irse más lento
con su incremento de la TPM.
¿Cuándo cree que la subirá?
—Probablemente empezará el primer semestre de 2016.
¿Aún cuando la economía no repunte?
—Aún cuando la economía no repunte. El BC se puede demorar un
poco, pero no mucho. Al revés, lo que
más podría hacerle daño a la reactivación sería que se demorara y eso hiciera que el mercado le perdiera confianza a la meta de inflación y las tasas largas empezaran a subir. Eso es
más nocivo para el crecimento, que
se produjera un cierto desanclaje de
las expectativas.
El dólar llegó a superar los $700.
¿Está ya en sus máximos o puede seguir más arriba?
—En términos reales y en comparación con la canasta de países socios,
es difícil que suba mucho más, pero
lo que puede ocurrir es que el tipo de
cambio nominal siga subiendo si es
que afuera las otras monedas siguen
depreciándose contra el dólar y/o las
presiones de costo internas no ceden
suficiente para que haya una ganancia real de competitividad en nuestra
economía.
¿Podría haber una intervención
del BC?
—No hace mucho sentido una intervención si es que están todas las
monedas depreciándose contra el
dólar. Más razonable es pensar en
una intervención si es que la presión
es de carácter interno, si el peso chileno está desviándose de los demás
y depreciándose en exceso. Pero si
lo está haciendo por una presión de
costos internos, el camino es una política monetaria más restrictiva y
no intervención cambiaria. Sólo es
recomendable una intervención
cambiaria si hay señales de que se
está generando una burbuja especulativa en el precio del dólar que está
llevando el tipo de cambio real a
niveles muy altos. Y eso no lo veo.P
R. Laboral: “Le pediría al Gobierno que no se precipite
en llegar a un acuerdo si es que éste no existe”
¿Cuáles son los puntos esenciales
a moderar en la reforma laboral?
—Lo primero que le pediría al Gobierno es que no se precipite en llegar a
un acuerdo -con los suyos- en las fechas previstas si es que ese acuerdo
no existe. Que se tome el tiempo para
encontrar una solución y en los temas
más controvertidos, como reemplazo en huelga, descuelgue, titularidad sindical, adaptabilidad, mi sugerencia es que la solución pasa por lo
que son las prácticas más habituales
en los países de la OCDE. En todos
ellos hay fórmulas para estos temas
que son más flexibles que las que están planteadas en el proyecto y ahí
está el camino.
Pero los defensores del proyecto y la CUT argumentan que varios de esos países tienen otras
condiciones que no existen en
Chile, como negociación ramal,
no aviso de la huelga, etc.
—Podríamos entrar a un análisis en
cada uno de esos temas. Efectivamente algunos de esos países tiene
negociación ramal y otros no, y no
por eso no tienen esas otras condiciones en forma más flexible. Además,
no hay ninguna demostración de
que una cosa compense a la otra,
por lo que me parece un argumento
puramente retórico.
¿Servicios mínimos más robustos o reemplazo interno de manera implícita podrían ser soluciones, o debe ser algo explícito?
—Para mí los reemplazos internos
o las funciones mínimas que se definan pueden ser semejantes. Son
una salida, pero no me gusta que esa
salida descanse en una redacción
vaga o en algún tipo de negociación que finalmente termine en un
conflicto, por ejemplo, lo que está
planteado de la negociación de servicios mínimos pre negociación colectiva, porque ese camino lleva a
una gran judicialización de los procesos y al final una enorme intervención probablemente de la autoridad política. En el caso específico
de cómo negociar los servicios mínimos, una fórmula posible es que
esa definición se genere en el contrato colectivo anterior; que cada
texto contemple en su acuerdo el
cómo se va a dar o no ese contrato
si hay huelga, pero para la próxima
vez. Eso traería una dinámica que
permitiría una fórmula de negociación más fluida, de otro modo me
parece muy impracticable.
Si no se modera la reforma, ¿cuáles serán las consecuencias?
—El enfoque que me preocupa es
desconocer que en la medida que se
empujen artificialmente los salarios
por sobre la productividad, se pierden capacidades competitivas en
las empresas y son ellas las que generan fuentes de trabajo y el crecimiento. Esto contribuye a la paralización de inversiones y menor creación de empleos.
La CUT acusa campaña del terror al respecto.
—Y el mismo argumento nos decían
cuando planteamos que la Reforma
Tributaria, al desalentar la inversión, iba a producir una desaceleración drástica de la economía y hoy
lo estamos viviendo. Eso no es campaña del terror. El rol de un profesional de la economía como es mi caso,
es evaluar las consecuencias esperables, sean positivas o negativas de estas propuestas, y entre las negativas
están las que estoy planteando.P
Marcel al BC: “Es un buen aporte”
¿Qué le parece la llegada de Mario Marcel al Central?
—Que es un buen aporte. Un hombre con gran conocimiento del
sector público, de la política fiscal
y eso es un elemento importante.
Es un economista conocido y serio. Ahora, el BC obviamente se alimenta de eso, pero también mucho de lo que es el conocimiento
del sector privado, financiero y de
política monetaria, y esa parte no
es su fuerte.
¿Esa combinación pesa distinto si se convierte en el presidente del BC a fines de 2016?
—Primero tiene que ser nombrado consejero por votación en el
Senado.
Pero ese respaldo político parece estar asegurado.
—No me parece que sea deferente
con los senadores partir de la base
de que por esa razón van a aprobarlo a ojos cerrados. Y si el día de mañana el Gobierno considera que es
el hombre para ser presidente, ahí
habrá que juzgar sus aportes. Me
parece que es un hombre que está
bien preparado para ser consejero
y, como tal, para ser presidente del
banco si así lo decide la autoridad.
Descargar