SSTC 104/2000, de 13 de abril y 131/2001, de 7 de junio: variación, con efecto retroactivo, de uno de los criterios empleados para liquidar la participación de las corporaciones locales en los ingresos del Estado correspondiente al ejercicio 1990. Juan Ignacio Gomar Sánchez Técnico de Administración General Consejero Técnico de la Secretaría General del Ayuntamiento de Madrid gomarji@munimadrid.es I. DOCTRINA DEL TRIBUNAL El soporte material de la autonomía financiera local, al igual que cualquier otra, son los ingresos y, a tal efecto, la Constitución establece que las Haciendas Locales deberán tener la adecuada suficiencia financiera. Sin embargo, esta suficiencia ha de entenderse limitada por las disponibilidades presupuestarias del Estado. II. RELEVANCIA JURÍDICA Esta sentencia tuvo en su momento su lógica incidencia en los presupuestos de las corporaciones locales, pero los diversos cambios realizados en el sistema de participación en los ingresos del estado para el periodo 1994/1998 y posteriores (ver el estudio sobre la materia del CARLOS PRIETO MARTÍN, en la obra colectiva patrocinada por la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas “Hacienda y Finanzas Municipales”, Marcial Pons, 2001, página 183 y siguientes), hace muy difícil, cuando no imposible, averiguar la trascendencia de esta sentencia en el calculo de las cantidades a abonar a las entidades locales en los siguientes ejercicios. Por otra parte, la Ley 42/1994, de Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden Social, suprimió posteriormente toda referencia al “índice de evolución del gasto equivalente al del Estado”, al variar la redacción del artículo 114 b de la Ley 39/1988 (que se refiere ahora al IPC), y derogar la disposición adicional duodécima, donde se determinaba como calcularlo. Sin embargo, la trascendencia teórica de los principios que se deducen de esta sentencia no pueden negarse. Y la lógica preocupación que suscita en los responsables de la financiación de cada municipio es obvia, no tanto para cuando corren tiempos de equilibrio y bonanza presupuestaria para el Estado, sino ante lo que podría ocurrir en otro caso. Si se pretende otorgar a la Administración local un papel mas relevante en la satisfacción de las necesidades de los ciudadanos será imprescindible, ya que el Tribunal no se lo impone, que el legislador estatal sea mas respetuoso con su financiación. Sin fundamentalismos locales, pero con equilibrio. 1