1 2 3 4 5 6 7 Lo diverso complejo en la pintura abstracto-figurativa de Vivian Asapche "Me es difícil hablar de mi pintura, pues ella ha nacido siempre en un estado de alucinación…” Joan Miró (1893-1983) 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 El crítico venezolano de arte Roberto Echeto ha dicho que “el límite entre la abstracción y la figuración nunca ha sido muy sólido (…). Los artistas actuales están más abiertos a borrar los límites, experimentando con un poco de cada cosa” (Caracas, 1999). Y rememoro esas palabras tras observar las recientes obras de la reconocida creadora Vivian Asapche, también nacida en la tierra de Bolívar y radicada en Francia desde 1981, cuya obra deviene rítmico discurso, que armoniza emociones y pretensiones intimistas en una oleada de color, abstracciones y figuraciones. 18 19 20 21 Asapche, con total autonomía, hace de su pintura un juego de alucinaciones. Tal vez para ella, el ejercicio pictórico también lo sea. Lo cierto es que su discurso, fluido y diáfano, exterioriza ideas que parten desde lo más profundo de su psiquis. 22 23 24 25 26 27 28 Esta artista recurre, una y otra vez, a la mácula trascendental y referencial, concebida a través de aproximaciones y superposiciones que, en última instancia, constituyen paisajes interiores que, como un rompecabezas, están armados con la suma de todas esas huellas. Y digo “huellas” porque esas manchas, evidentemente abstraccionistas, reflejan diferentes sentimientos y emociones extraídos del convulso mundo que le rodea. 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 De tal modo la prolífica artífice convoca al observador a introducirse en enjundiosos laberintos que siempre conducen al “vía crucis” de la existencia humana de principios de milenio. Y lo hace consciente de que sus pictografías nos doblegan a establecer una forma — “diferente”— de mirar al arte, perversa condición lúdica que muchas veces se vale de la introducción de reconocidas figuras y objetos que atraen nuestra mirada —como en su pieza titulada Vestige que simula un gran escarabajo con un árbol seco sobre su caparazón, totalmente deshojado— para someternos a juicios y valoraciones que poco tienen que ver con tales apariencias; sino con asuntos relacionados con el individuo y la sociedad, con la destrucción del 40 41 medio ambiente y la interrelación de éstos con disímiles sensaciones, tales como la desolación, el miedo, la incertidumbre… 42 43 44 Son narraciones pictóricas que, por otra parte, se conectan con los diferentes estados de ánimo con que el espectador se enfrenta a ellas. De ahí, su diversidad de lecturas. 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 Esas circunstancias revelan en sus obras un frágil expresionismo figurativo-abstracto en el que mucho tiene que ver el uso del color, generalmente mesurado y sobrio, oscuro y primario, así como las técnicas de pintura — trazos fuertes, gruesos, remarcados por las fibras del pincel— utilizadas por la creadora, quien en otros de sus trabajos identifica al espectador con referentes aportados directamente desde el mismo título y complementados con el uso de los tonos, tal es el caso de Fruto de cal I, en el que la abundancia del pigmento blanco, de claridad, “justifica” o nos introduce inmediatamente al propio tema de la obra. Pieza esencialmente minimal donde el verdadero mensaje únicamente puede encontrarse en lo más recóndito de la conciencia del receptor, a quien exige pensar y reelaborar su propia tesis filosófica. 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 La pintura de Asapche también está conectada con el surrealismo abstracto-figurativo, con evidentes influencias de Miró y de Kandinski —en su primera etapa creativa—. Sin embargo, sus cuadros poseen naturaleza única, fuerza creadora resultante de las recurrentes investigaciones realizadas por ella sobre los lenguajes de las formas, los colores y las manchas. De tal forma, puede asegurarse que el espíritu plástico de esta creadora es abstracto, pero su proyección artística es eminentemente figurativa, representación que aparece en sus obras como signos reconocibles, entre los que se esconden o discurren las verdaderas claves de la razón de sus discursos pictóricos. 69 70 71 72 73 Y a través de ese lenguaje mayoritariamente abstracto se divisan infinidad de conceptos que —a veces de forma sosegada o apresurada— pugnan por salir al exterior y ganar protagonismo ante el espectador, quien en la lectura de los cuadros igualmente debe aportar una considerable carga de contenido intelectual. 74 75 76 77 78 Las iconografías de Vivian Asapche son, definitivamente, pinturas de significación, de simbologías…, estudios filosóficos del hombre contemporáneo mediante su aproximación o re-contextualización plástica al universo de la abstracción, desde lo figurativo, y también viceversa. Por ello, en estas pinturas nunca percibiremos pureza 79 80 81 82 83 84 figurativa, como tampoco pureza abstracta, lo que significa que nos encontramos ante una creación que podemos calificar como figurativo-abstracta o abstracto- figurativa; salvo algunas excepciones, como en la obra titulada Palo pa’barco, de fuerte carga dramática, en la que los elementos figurativos ganan protagonismo en la exposición del discurso. 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 Cuando escudriñamos el conjunto creativo de esta fértil pintora rememoramos el carácter lúdico que Magritte imprimió a su lienzo sarcásticamente titulado con la espléndida frase negativa Esto no es una pipa, obra indudablemente figurativa, pero con una trascendental hondura abstracta. Tal pieza reafirma la importancia del título en la “ubicación” (o confusión) intelectual del espectador, hecho al que esta artífice presta especial cuidado, al punto de que en sus obras existe cierta loable manipulación del público a través del nombre o identificación que adjudica a sus trabajos , para así dirigirnos directamente hacia el asunto sobre el que quiere hacernos reflexionar. 96 97 98 99 100 101 102 Si se examina minuciosamente su conjunto plástico encontraremos que estamos en presencia de un arte conceptual que intenta penetrar la esencia de las cosas de este mundo, acudiendo para ello a un ejercicio pictográfico en el que lo abstracto y lo figurativo poseen plena identidad cualitativa. Con certeza se ha dicho que “toda obra figurativa no deja de ser una representación abstracta de la realidad”. 103 104 105 106 107 108 109 110 111 112 113 114 115 116 117 Paul Cezanne afirmó que “no se trata de pintar la vida, se trata de hacer viva la pintura”; sentencia que Vivian Asapche ha hecho suya en el intento por llevar al arte, como cronista de su tiempo, los acontecimientos más relevantes de la sociedad en la que vive. Eso solo basta para reconocer que su obra trascenderá los límites entre la abstracción y la figuración para erigirse en valioso e imprescindible testimonio. Extender nuestra mirada sobre su obra constituye una fascinante aventura, algo así como enfrentarnos ante un enorme espejo, y en él reconocernos a nosotros mismos, con nuestros aciertos y desaciertos… Al valorarnos así, quizás entonces muchos comenzarán a comprender (y emprender) mejor su existencia… 118 Lic. Jorge Rivas Rodríguez Otoño de 2011. 119 120