INTRODUCCIÓN El presente trabajo se fundamenta en el estudio de tres principios constitucio­ nales de máxima relevancia para el adecuado funcionamiento del Estado Autonó­ mico, bajo la guía de tres preceptos constitucionales que consideramos esenciales en el examen de esta cuestión: En primer lugar, el artículo 156, en el que se consagra la autonomía financiera de las Comunidades Autónomas para el desarrollo y ejecución de sus competencias con arreglo a los principios de coordinación con la Hacienda estatal y de solidaridad entre todos los españoles. En segundo lugar, el artículo 157, en el que es concretada esa autonomía en la disposición de un listado de recursos determinados y donde se esbozan las líneas del deber de coordinación apuntado, al prever la existencia de una Ley Orgánica que regule el ejercicio de las competencias financieras, las normas para resolver los con­ flictos que pudieran surgir y las posibles formas de colaboración financiera entre las Comunidades Autónomas y el Estado. Por último, el artículo 158, donde se prevé la concesión de las llamadas asigna­ ciones de nivelación a determinadas Comunidades Autónomas con la finalidad de garantizar un nivel mínimo en la prestación de los servicios públicos fundamentales en todo el territorio español; junto a la creación de un Fondo de Compensación con el que corregir los desequilibrios económicos interterritoriales y hacer efectivo el principio de solidaridad. Durante los últimos años, hemos sido testigos de importantes reformas que han pasado por la modificación de varios Estatutos de Autonomía, –entre los que ha ocu­ pado una posición destacada el Estatuto de Cataluña–, de la Ley Orgánica reguladora de la Financiación de las Comunidades Autónomas, promulgada al amparo del artí­ culo 157.3 de la Constitución, la LOFCA, y del propio modelo de financiación, con la aprobación de una Ley, la 22/2009 de 18 de diciembre, dirigida a incrementar la autonomía financiera autonómica mediante el aumento de los porcentajes de recau­ dación en figuras tributarias tan relevantes como el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, el Impuesto sobre el Valor Añadido y los Impuestos Especiales. Han sido años en los que se ha potenciado la autonomía financiera autonómica sin promover en igual proporción el efectivo cumplimiento de importantes princi­ pios que condicionan y restringen su ejercicio, como son los principios de coordi­ nación y solidaridad. En relación con el principio de coordinación, las dudas surgidas en torno a la necesidad de la LOFCA y la inexistencia de verdaderos órganos de coordinación en los que promover la negociación multilateral con carácter preceptivo, mermaron la aplicación de esta potestad. La insuficiente regulación del Consejo de Política Fiscal y Financiera sumada a la inoperancia del Senado como auténtica Cámara de repre­ 33 sentación territorial se vio superada por la proliferación de Comisiones Mixtas de composición bilateral competentes para acordar aspectos sustanciales de la finan­ ciación de cada región. Nos referimos a esta situación en pasado, porque las dificultades económicas por las que a día de hoy atraviesa nuestro país parece haber invertido o al menos paralizado parcialmente, esta corriente autonomista en materia de financiación autonómica. Durante los últimos meses se ha visto reforzada la potestad de coordinación estatal, fundamentalmente, en materia presupuestaria. La reforma del artículo 135 de nuestra Constitución ha supuesto la consagración, al máximo nivel, del principio de estabilidad presupuestaria y al mismo tiempo, la atribución estatal de su desarro­ llo mediante la aprobación de una Ley Orgánica encargada de fijar su contenido. El mandato constitucional se ha hecho efectivo con la aprobación de la Ley Orgánica 2/2012, de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, en la que se incluyen importantes medidas que inciden directamente en la autonomía de gasto de las Comunidades Autónomas y refuerzan el poder de coordinación estatal. En cuanto al principio de solidaridad, los cambios acontecidos en el año 2009 complicaron su aplicación mediante la creación de diversos Fondos en sustitución del Fondo de Suficiencia, que tienen finalidades muy distintas y que en cierta medi­ da pueden dificultar la corrección de los desequilibrios interterritoriales. Mi dedicación al estudio de la financiación autonómica se remonta varios años atrás en los que he podido comprobar la importante incidencia de los vaivenes polí­ ticos en su determinación. Por este motivo, lejos de limitarnos al análisis del siste­ ma o modelo vigente en cada momento, hemos abordado el estudio de los princi­ pios constitucionales referidos desde una perspectiva general, con la intención de conferir cierta continuidad a los postulados que consideramos esenciales para el correcto desarrollo del Estado Autonómico. En este camino, el inestimable apoyo de mis compañeros del Área de Derecho Financiero y Tributario y muy especialmente del profesor Checa González, Cate­ drático de la Universidad de Extremadura, ha inspirado mi labor docente e investi­ gadora, constituyendo un gran impulso al desempeño de esta tarea. Asimismo, quiero agradecer a los miembros del Grupo de investigación de la Universidad de Extremadura, Fiscalitas & Iuris, al que tengo el honor de pertenecer, y personalizar este agradecimiento en su Director, el profesor Álvarez Arroyo, el respaldo de este trabajo junto a la confianza depositada en el interés de sus consi­ deraciones. El profesor Merino Jara, Catedrático de la Universidad del País Vasco, ha guia­ do mis pasos académicos desde que me incorporé al Área de Derecho Financiero de la Universidad de Extremadura y a él también dirijo mi gratitud por su constan­ te preocupación por mi formación. Finalmente, quiero dar las gracias a mi familia por el cariño y ánimo que en momentos difíciles me han dispensado y por la comprensión que siempre han teni­ do cuando no he podido estar el tiempo que habría deseado a su lado, sin duda, todo mi esfuerzo y afán de superación está motivado por y para ellos. 34