2009-02-16 Los jóvenes sacan un sobresaliente en lectura Las encuestas se empeñan en romper el tópico de que los jóvenes apenas leen, y señalan con insistencia que la franja de población entre 14 y 24 años es la que más libros coge entre sus manos; para leerlos, se entiende, no para calzar mesas cojas. Ésta una de las conclusiones de 'La lectura en España. Informe 2008', un exhaustivo estudio recién publicado por la Federación de Gremios de Editores de España. Cerca de un 75% de los jóvenes lee habitualmente, mientras que el porcentaje de lectura en los mayores de 65 años desciende unos 40 puntos. Los lectores frecuentes -más de cinco libros al año- representan al 41% de los españoles, cinco puntos más que en 2000, mientras que los ocasionales -más de un libro al año- suponen un 16%, cinco puntos menos que en 2000. Con estos datos en la mano cabría suponer que los ocasionales se han convertido en frecuentes, lo cual es sólo una hipótesis, la que más agradaría al ministerio de Cultura y los editores, para quienes lo más importante es crear afición. No obstante, con un 56,9% de lectores en términos absolutos en España, la situación no da para grandes celebraciones, pues España está en el puesto 21 entre 27 de la Unión Europea, que cuenta con un 71% de media. El perfil del lector es el siguiente: mujer joven, con estudios universitarios y que vive en una ciudad de más de un millón de habitantes. Si los escritores se acoplaran al marketing, averiguarían los gustos de este grupo y se adaptarían a ellos. Algunos editores lo hacen, pero la literatura es caprichosa y la fórmula no siempre funciona. Hablando de literatura, los lectores tienden a identificar libros con novelas, sin duda el género más vendido, con alrededor del 50% del mercado. Entre las personas con estudios universitarios, el porcentaje de lectores alcanza el 85%, cifra que contrasta con el 35% de los que poseen estudios primarios. El nivel educativo es para Luis González, autor de esta parte del estudio, el factor fundamental, y el progreso de la sociedad española en este sentido explica la subida en el índice lector, más que las campañas de fomento de la lectura. Paradójicamente, la población que trabaja y los estudiantes son los que más leen, y los que menos, los parados y pensionistas, a los que se supone con más tiempo libre. En Italia se ha hecho un estudio sobre la relación entre la lectura y el crecimiento económico, porque la primera crea un conocimiento informal que mejora la formación y las habilidades de aprendizaje de los trabajadores, un aspecto clave en las economías desarrolladas. Más inteligentes La escuela y las bibliotecas forman el caldo de cultivo de la lectura. En Primaria, el tiempo diario dedicado a leer tiene que alcanzar, de acuerdo con la ley, la media hora, para construir las habilidades de la comunicación tanto oral como escrita, en el ámbito privado y en el académico, profesional, etc. La comprensión lectora de los estudiantes españoles ha descendido entre 2003 y 2006, mientras que el servicio y la dotación de las bibliotecas escolares se ha estancado, según critica el informe. En estos establecimientos se sigue identificando la lectura con las obras literarias, y se dejan de lado las humanísticas, científicas, técnicas y artísticas, los alumnos apenas las usan para preparar sus trabajos y un 40% de los profesores no la pisa nunca. La implantación de las nuevas tecnologías llega a estas bibliotecas con cuentagotas, pues sólo un 10% ofrece un servicio de asesoramiento en la búsqueda de información y propone actividades formativas. Como se insiste en el informe, leer no depende del soporte, electrónico o en papel, porque en esencia la actividad es la misma. Sin embargo, los jóvenes tienden a identificar la lectura con los libros, de los que tienen una buena opinión. En una discusión con adolescentes, recogida en el informe, leer mucho se identifica con enriquecimiento cultural y con aprendizaje. Leer nos hace más inteligentes, sostiene uno de ellos. Los chavales obtienen la mayor parte de la información que necesitan de Internet. Pero si el documento que les interesa es extenso lo imprimen y conservan. Para los adolescentes entrevistados, leer mucho consiste en terminar al menos un libro en dos semanas. En cualquier caso, si hubiese una competición entre la lectura y el 'messenger' -que también implica la lectura- ganaría este último por goleada.