Las Hilanderas, Velázquez

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EL ARTE BARROCO
Las Hilanderas, Velázquez
La Este cuadro fue pintado hacia 1657 para don Pedro de Arce, montero
Real. Sus dimensiones fueron ampliadas en el alto y en el ancho tras el
daño sufrido por la obra en el incendio del Alcázar de Madrid en 1734.
Representación compleja y altamente intelectual del mito clásico de Aracne.
Según la fábula narrada por el autor romano Ovidio (Metamorfosis, Libro VI,
I), Aracne era una joven lidia (Asia Menor) maestra en el arte de tejer, que
retó a Atenea, diosa de la Sabiduría, a superarla en habilidad. Ésta,
consciente durante la competición de la supremacía de la mortal y viendo su
burla al representar en su tapiz la infidelidad conyugal de su padre Zeus,
convirtiéndose en toro y raptando a la ninfa Europa, convirtió a Aracne en
araña.
El mito aparece representado en dos planos bajo la apariencia de un día
cotidiano en la Fábrica de Tapices de Santa Isabel. Al fondo de la escena, el
rapto de Europa aparece hilado en el tapiz que cuelga de la pared y, ante él,
Atenea vestida con armadura castiga a Aracne. Las mujeres que observan
el suceso, y que podríamos confundir con clientas de la fábrica, serían en
realidad las jóvenes lidias testigos del momento. En primer término, las
hilanderas representarían el desarrollo del concurso. Atenea, disfrazada de
anciana, hilando en la rueca y Aracne devanando una madeja.
Esta obra ha sido interpretada por los estudiosos como una alegoría a la
nobleza del arte de la pintura y una afirmación de la supremacía del propio
Velázquez.
Las características formales más significativas son la gran soltura y fluidez
de la pincelada, el estudio de la perspectiva aérea y el sabio empleo de la
luz que construye el espacio en el que se desarrollan dos escenas: realidad
y ficción aunadas en una misma composición. La pincelada no puede ser
más suelta, utilizando manchas como en el caso del gato o el rostro
inacabado de la mujer del centro, que está a contraluz. La luz viene de la
derecha en la escena del primer plano, siendo admirable que con tan
limitado colorido se obtenga esa excelente luminosidad. El plano del fondo
representa una estancia brillantemente iluminada por rayos de luz que caen
diagonalmente. El exceso de luz impide ver realmente la escena. También
hay que destacar el efecto atmosférico, es decir, la sensación de que entre
las figuras hay aire que distorsiona los contornos y hace que las figuras
estén borrosas. Por otro lado, Velázquez ha sabido dar sensación de
movimiento, como se aprecia en la rueca de la izquierda, cuyos radios no
vemos, y en la figura de la derecha que devana la lana con tanta rapidez
que parece que tiene seis dedos. El artista consigue anticiparse al
Impresionismo en 250 años.
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