(H) O s S O r í O . — F E R N A N D O PÓO Y EL GOLFO DE GUINEA. 305 personas de la familia muestran su duelo dando desaforados gritos durante media ó una hora, terminada la cual sigue haciendo el duelo un solo individuo, que generalmente es una mujer, entonando cantos elegiacos sumamente lúgubres, en los que recuerda los hechos notables de la vida del difunto, haciendo resaltar principalmente sus beneficios y bondades, y cuando ésta se cansa de tan triste ejercicio es relevada s u cesivamente por otras personas. Si el muerto es el dueño de la casa, todas sus esposas le hacen el duelo por turno durante dos ó tres meses en la indicada forma. Casi todas estas tribus además indican su luto en la cabeza; así se ve al venga, babuko y otros de la costa, afeitársela no completamente como los sikiani, buhebas y pámues, sino dejando cubierto de pelo un pequeño espacio triangular encima de la frente. Los cadáveres que pertenecen á familias pudientes son e n terrados en cajas que han servido para la conducción de escopetas ingiesas, pero esto sólo puede verificarse en los pueblos próximos á la costa; los del interior ó los entierran desnudos ó encerrados en cestos tejidos exprofeso y en los que conserva el cadáver una posición horizontal, hallándose completamente extendido. Las sepulturas las abren en tierra y son muy superficiales, sirviendo por toda indicación de su p r e sencia unos palos ó cualquier otro objeto que con el tiempo desaparece, y á diferencia de otros pueblos, no colocan con el cadáver, ni comida, ni armas, ni otros utensilios que hagan suponer posean creencias determinadas acerca de una vida futura, y aun su religión, si este nombre puede darse á la s u persticiosa creencia en los fetiches y en la invocación de los manes de los jefes muertos, es más primitiva que entre los mismos bnbis, de los que ya he hablado, pues ni hay personas que tengan por ocupación servir de intermediarios para verificar aquélla, ni ésta tiene lugar en lo interior de grutas ó lugares especiales; cualquier persona puede declarar fetiche un objeto y los hay de éstos tan diversos como lo son los cráneos de animales, cubiertos á veces de avalónos, los dientes de pantera, engarzados en alambres de latón y otros varios. En casos de peligro, como en comienzo de guerra por ejemplo, los buhebas y pámues sacan de ciertos depósitos, semejantes por su figura á una colmena de corteza natural que ANALES DE HIST. NAT. — XV. 20