Yollotl Olguín Navarro La filosofía y su relación con la tanatología La muerte ha sido un tema central a través de los tiempos, donde cada cultura, cada corriente filosófica ha interpretado de diferentes maneras un suceso natural, que todos en algún punto enfrentaremos, pero cómo ha sido algo desconocido a lo largo del tiempo, todo han sido especulaciones y visiones diversas de la muerte porque paradójicamente la vida puede convivir con la muerte, pero la muerte no puedo convivir con la vida, por lo que él morir nos limita saber el verdadero significado de la muerte, el tener una certeza de que sucede después de morir, ¿Tenemos alma? ¿Duele el morir? ¿A dónde vamos? ¿Existe vida después de la muerte?, pienso que la filosofía ayuda a la tanatología a cuestionar la muerte a través de la vida, teniendo así una búsqueda incansable de los conceptos de alma, cuerpo, existencia, cielo, dios, muerte corporal y aunque no se tenga una verdad absoluta de qué es la muerte y todo lo que la rodea puede ayudar a crear un puente en el proceso de duelo de las personas. El comprender que existen muchas visiones de la muerte y que el ser humano puede crear diferentes idiosincrasias, teniendo este tópico un espectro enorme es una ventaja para el tanatólogo porque puede entender al paciente y a los cercanos a éste de una manera más emocional e intelectual. Creo que la diversidad ideológica hace más rico el proceso del duelo, teniendo la muerte muchos matices y que a través de las distintas interpretaciones puedes construir una verdad subjetiva porque la muerte se manifiesta de modo biológico, psicológico, social y filosófico, siendo así que el tanatólogo puede desarrollar diferentes técnicas de ayuda para poder mostrarle al paciente el proceso del duelo, dando el camino de la aceptación de la pérdida desde un lugar respetuoso y empático. Los grandes pensadores como Platón, Heidegger, Kierkegaard tuvieron el objetivo de ayudar al ser humano a poder procesar el temor y la incertidumbre que tenemos frente a la muerte, a través de sus cuestionamientos y dudas existenciales que tuvieron. A lo largo de las sesiones del diplomado se presentó un común denominador y fue que la muerte es un motor para la vida, para tomar consciencia de la muerte como una condición existencial y así generar una realidad que tenga posibilidades de crear nuevos horizontes y tener un despertar de autoconciencia. Creo que es esencial que si voy a ejercer el papel de consejera tanatológica entender que cada ser humano experimenta el proceso del duelo de diferente forma y hasta intensidad, porque cada quien ha creado una realidad y que el proceso de significación es individual por lo que debo de saber cómo crear vínculos con el paciente para que pueda llegar a un equilibrio emocional después de la pérdida que tenga, tener una visión abierta y así poder ayudar de manera holística a las personas.