Un mensaje desde el Daziarn Era un invierno de los que hacen época en Sommerlund. Unas semanas antes había comenzado las nevadas, con bastante antelación por cierto, las temperaturas descendían día a día y parecía que nunca iban a dejar de bajar. Las guardias eran insoportables y, aunque tenía la fortuna de haberle sido asignado un puesto en las mazmorras, la proximidad de la entrada a la nada del Daziarn lo inquietaba. A veces deseaba con mucho que le hubiera sido asignada una guardia en el exterior, en cualquier garita o torreón, a la intemperie. El hecho de soportar las inclemencias del tiempo le parecían menos temibles que la boca oscura que se abría cerca de él. La antorcha que alumbraba la estancia estaba a punto de extinguirse, así que su compañero había salido en busca de otra. Bostezó un instante…de pronto su expresión de cansancio se convirtió en una mueca de terror. Algo había salido disparado del vacío golpeándole en una bota. Dudó si bajar o no la mirada para ver de qué se trataba, como si ignorar aquello, fuera lo que fuese, sería igual que si nada hubiera pasado. Haciendo acopio de todo su valor bajó la mirada. El soldado apostado junto a la entrada del Daziarn no daba crédito a sus ojos. Del insondable vacío había caído un sobre lacrado a sus pies. ***************** El Señor del Kai Lobo Solitario ultimaba los preparativos para marchar a la Corte. Le desagradaba desatender sus obligaciones en el Monasterio, pero había sido invitado como todos los años por el Rey para celebrar la llegada del nuevo año en la capital. Detestaba el protocolo y las maneras de los cortesanos, pero también le esperaban buenos amigos y era más que nada por ellos por los que hacía el sacrificio de pasar unos días en Holmgard. Una guardia de honor, enviada por el propio monarca le esperaba para escoltarle en el patio del Monasterio. A pesar del intenso frío el cielo estaba despejado de nubes. Su caballo preferido ya estaba pertrechado para ser cabalgado. Echando volutas de vaho por la boca, Lobo Solitario se dirigió a grandes zancadas hacia su montura antes de pasar revista a la guardia. De improviso un cuerno sonó rompiendo la paz de la escena. Un mensajero a caballo se acercaba al Monasterio a todo galope. ******************* Desde hacia tiempo los magos de Toran no vivían una crisis de tal envergadura. La voz de alarma había saltado esa misma mañana. Uno de los guardias apostados en las mazmorras había irrumpido precipitadamente en una reunión del Consejo del Gremio 1 balbuceando. No fue capaz de pronunciar más que una sola palabra que lo decía todo: “Daziarn”. Los magos, recogiéndose las túnicas bajaron precipitadamente hasta el lugar de los hechos. El soldadazo no había siquiera tocado el misterios objeto que aún yacía en el mismo sitio donde cayó. Un mago de elevado rango se adelantó a los demás y empleando sus artes determinó que aquel objeto no estaba encantado y no representaba ningún peligro aparente. No obstante todos se mostraban cautelosos y recelaban de recogerlo, algunos hablaban incluso de arrojarlo de nuevo al Daziarn. Loi-Kymar se acercó a examinarlo más cerca, llegando a al altura del objeto levantando murmullos entre los demás magos de la Hermandad que se encontraban algo más rezagados. Con un ademán de su mano impuso silencio. Recogió el sobre y lo sostuvo entre sus manos examinándolo detenidamente. El sobre estaba escrito en un lenguaje desconocido, era imposible determinar al remitente. Sin embargo al darle la vuelta al sobre sí pudo conocer inmediatamente el nombre del destinatario. Escrito con grandes caracteres podía leerse claramente escrito en sommerlundés: “Lobo Solitario”. ******************* Lobo Solitario cabalgaba hacia Toran. La llegada del mensajero había trastocado sus planes. Le requerían en Toran con la máxima urgencia. Había ordenado al capitán de su escolta que volvieran lo más rápido posible de vuelta a Holmgard para poner en conocimiento del Rey las nuevas. Él, mientras tanto, marcharía hacia Toran para conocer de primera mano el asunto. El precipitado mensaje que le había sido entregado de parte de Loi-Kymar no entraba en detalles. Pero una palabra bastaba para comprender la importancia de los acontecimientos….Daziarn. Se dirigió hacia el norte a toda velocidad, la temperatura había descendido aún más, alcanzando cotas históricas, mas nada debía detener su presurosa marcha por los nevados campos de Sommerlund, pues le situación parecía seria. ******************** Las últimas horas habían sido angustiosas para los hermanos magos de Torán. Nada se había filtrado fuera de los muros del Gremio. La ciudad de Toran se despertaba tranquila una mañana más. La última del año, puesto que la próxima media noche traería consigo el nuevo año. Antes de que los primeros rayos de sol asomaran por el horizonte un jinete, una figura encapuchada atravesó las puertas de la ciudad. Para no despertar la alarma de los ciudadanos por primera vez las trompetas no saludaron la llegada del Lobo Solitario. 2 La puerta de la cámara se abrió dejando paso al Señor del Kai. Sin importarle la nieve que cubría su verde capa, Loi-Kymar lo saludó con un cálido abrazo. Apenas había testigos de la escena. Sólo los magos más elevados se encontraban presentes cuando Lobo Solitario se dirigió hacia la mesa donde descansaba el objeto que había llegado desde el Daziarn. Todos se apartaron temerosos mas Lobo Solitario nada temía. Su sexto sentido nada malo auguraba de aquel sobre lacrado a pesar de su siniestro lugar de origen. Con calma extrajo su daga y la empleó a modo de abrecartas. Volviendo el sobre cayó de su interior algo parecido a un pergamino pero mucho más sólido. En una de sus caras aparecía dibujado con vivos colores una extraña escena que ningún sentido tenía para él. El pergamino podía abrirse como un libro. Al hacerlo se le iluminaron los ojos y una sonrisa se dibujó en sus labios tras leer el contenido del escrito, decía así en sommerlundés natal: DE PARTE DE LA COMUNIDAD DE LOBO SOLITARIO: ¡DESEAMOS AL SEÑOR DEL KAI UN AÑO NUEVO LLENO DE PAZ Y FELICIDAD! 3