El 1 de abril de 1939, Franco escribió de su puño y letra el último parte de guerra de la contienda civil: ‘En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado.’ No era cierto. La guerra no había terminado. Franco tenía razón solamente en cuanto a las operaciones militares y, aun así, acciones del ejército contra la guerrilla republicana tendrían lugar hasta finales de los años cuarenta. Y por otros medios, también, la guerra seguiría su camino. A pesar de toda la propaganda que el régimen fabricó acerca de ‘los largos años de paz’, la Guerra Civil continuaría traumatizando la vida española durante muchos años después de terminadas las hostilidades formales. (...) La recuperación de la memoria es un acto de responsabilidad no solamente para quienes directamente sufrieron la cárcel y la persecución, y para aquellos que en modos e intensidades distintas se opusieron a la dictadura, sino también, y sobre todo, para una generación joven que desea y necesita saber lo que le ha sido ocultado. Prueba de ello son las avalanchas de libros que sobre el tema salen cada mes, la disponibilidad de los canales de televisión para encontrar espacio a muy serios documentales sobre la materia, y el hecho de que tantos actos, conferencias y charlas en centros de enseñanza se llenen tan frecuentemente de público. Estas fotografías contribuyen, tanto o más que las palabras, a satisfacer el ansia de saber de muchos, y presentan imágenes tan vivas que nos ayudan a recordar y a entender las inquietudes, las ilusiones, las ambiciones, las tragedias y los sufrimientos de ambos bandos.