CONCLUSIONES A través del estudio de la actuación militar de Manuel González entre 1846 y 1876, es posible apreciar que, desde su inicio en la carrera de las armas, se perfiló como una persona con los atributos que presentaban los caudillos militares de la época, es decir, tenía carisma, emanado de su carácter fuerte, de la franqueza con la que siempre trataba todos los asuntos, porque su mentalidad era la de poner todo el cuidado y esfuerzo en la realización de las obras que se emprendían, y era un hombre de ideas fijas, que tenía muy claras las metas, en este caso, el ascender, por sus propios méritos, hasta la cúspide de la estructura castrense, para llegar a ser general de división. El entorno en el que vivía Manuel González lo impulsó a tomar la carrera de las armas desde aquel episodio de 1846, con motivo de la Invasión Norteamericana, porque su padre, y, probablemente, algún hermano o familiar de su abuela materna, habían estado en la milicia y tenían contactos con otros militares en el estado de Tamaulipas. Manuel González hizo su carrera militar en la época más convulsionada de la historia mexicana, pues era el periodo inmediato a la independencia, en el que los grupos políticos luchaban por imponer su proyecto de nación. Desde el comienzo de su carrera hubo dos características básicas de su desempeño en las labores militares: la valentía y la lealtad a la causa, las cuales eran, en general, dos de las prendas personales que caracterizaban a los caudillos importantes del siglo XIX. 153 Estableció relaciones de clientelaje político con los miembros más destacados del Ejército Permanente, comenzando con el general Antonio López de Santa Anna, para después formar parte de las tropas de Luis G. Osollo, José María Cobos, Miguel Miramón y Leonardo Márquez. Nunca estuvo al mando de personajes de segundo orden, sabedor de que sus servicios personales a la causa que todos ellos servían serían recompensados en la forma acostumbrada en la milicia, es decir, con nombramientos para cargos superiores —que, finalmente, representaban, también, un ascenso en la escala social, así como una mejoría en su salario, todo lo cual lo colocaba en una situación de poder—, y con los apreciados diplomas y condecoraciones. Manuel González se valió de las redes de clientelaje político que estableció con los personajes arriba mencionados, que sí tenían una base socioeconómica de apoyo, al provenir, todos ellos, de renombradas familias de origen español, que formaban, propiamente, parte de la aristocracia mexicana. Él no contaba ni con una familia rica, ni extensa, ni poderosa, por lo cual su medio de ascenso social fue su propio trabajo. Los vínculos matrimoniales que estableció en 1860 indican una mentalidad de caudillo, justo como en esa época actuaban personajes de la talla del general Santa Anna. En el caso de Mariana Vázquez, es probable que Manuel González haya querido pagarle a su madre el favor recibido al extirparle la bala de la cara, teniendo en cuenta que la mujer iba a morir. No se descarta la posibilidad de que haya contemplado la conveniencia de contar con la red ampliada de relaciones personales que le proporcionaría la familia política. 154 Respecto al lazo matrimonial que contrajo Manuel González con Laura Mantecón es posible apreciar que fue de gran importancia para su carrera militar, pues se realizó en el momento en que las fuerzas conservadoras estaban siendo derrotadas prácticamente en todo el territorio nacional y ella podía representar una oportunidad de poder establecer lazos de relación con el grupo liberal, con el cual González no tenía ninguno, dada la lealtad que siempre demostró a la causa conservadora. Manuel González no asistió al Colegio Militar, por lo que se fue formando en el campo de batalla, aprendiendo siempre de sus jefes tanto las formas tradicionales de pelear, como las modalidades típicas de cada uno de ellos. Con Miramón se ejercitó en el arte de la guerra, a la manera tradicional, y, con Cobos, en el de la guerra de guerrillas. Fue un buen aprendiz y un mejor maestro. González se convirtió, en poco tiempo, en un guerrillero profesional, pues la mayor parte de su desempeño en el ejército la pasó en las zonas serranas de Puebla, Veracruz y Oaxaca. La actuación de Manuel González fue clave en muchos enfrentamientos entre conservadores y liberales. Se definió por sus actos de arrojo, planeados con inteligencia. Sus superiores querían contar con él en sus filas, porque sabían que podían confiar plenamente en él para la realización de tareas difíciles y riesgosas. 155 Al paso del tiempo, Manuel González se convirtió en el patrón de una red de clientela política, que logró hacer con base en el desempeño de su trabajo y en el trato con sus subalternos. Fue un militar confiable, razón por la cual pudo formar batallones de un momento a otro, aunque siempre respaldado por sus jefes militares. Cuando decidió cambiar de bando, a finales de 1861, no lo hizo llevándose a su 2º Batallón de Rifleros, que había formado cuando operaba en la guerrilla conservadora de Márquez, sino que lo puso a disposición de ese jefe y se pasó él solo, en vista de que él deseaba continuar su carrera militar y la única forma de hacerlo era prestando sus servicios al ejército constitucionalista. Manuel González realizó el cambio de bando, en primer lugar, porque era un nacionalista que deseaba prestar sus servicios a la patria amenazada, de nuevo, por potencias extranjeras y, en segundo, porque, de esa manera, podría proseguir su carrera militar y obtener, en el ejército liberal, los dos ascensos que le faltaban: el de general de brigada y el de general de división, así como incrementar su poder político y mejorar su posición socioeconómica. Esta etapa de la carrera militar de Manuel González es la más desconocida en la historiografía mexicana, causada, en parte, por la falta de fuentes confiables que describieran su trayectoria; porque fue considerado por algunos como un traidor a la causa conservadora y porque, ya en el ejército constitucionalista, militó directamente bajo las órdenes de Porfirio Díaz y las acciones que realizaron en forma conjunta durante la Intervención y el Imperio, entre 1863 y 1867, fueron muy difundidas. 156 El presente trabajo constituye un primer acercamiento al desempeño de Manuel González en la carrera de las armas, por lo que aún hay que realizar muchos estudios para lograr establecer, con precisión, itinerarios y fechas, puesto que cada una de las fuentes consultadas consigna diferentes datos, causando confusiones; por lo tanto, es indispensable allegarse nuevos materiales que den luz sobre lo que ahora no es claro. Aun cuando las obras publicadas por los descendientes del general Manuel González no hayan sido realizadas con la rigidez metodológica del historiador, deben ser consultadas para tener una idea más completa acerca del personaje estudiado. Finalmente, se debe llevar a cabo una serie de estudios interdisciplinarios que analicen la actuación de Manuel González como un caudillo militar, lo cual podrá colaborar a la revaloración del personaje en la historia mexicana decimonónica, para colocarlo como uno de los grandes caudillos militares que decidieron el destino de la nación en aquel turbulento siglo. 157