Productos Elaborados del Plomo En San Andrés el proceso de producción de plomo no se limitó a la mera fundición y copelación de los minerales, sino que abordó la elaboración de plomos en planchas, tubos, albayalde, minio y perdigones. La elaboración de planchas y tubos es la actividad especializada más antigua que se hace en San Andrés, introducida por la casa Rein, con destino a las plantas transformadoras malagueñas. Su desarrollo posterior se inicia ya en la época de Manuel Agustín Heredia, cuando se liberaliza la exportación de estos productos en 1838. La fabriquilla del vinagre restaurada. fabricación de albayalde. Empleada para la Las planchas Se elaboran con una máquina compuesta por dos cilindros de hierro colado torneados y pulimentados que realizan unas 11 rpm. Esta maquinaria cuenta con sus apoyos en cada lado, sus husillos y tuercas de bronce, ruedas y demás maquinaria para subir y bajar el cilindro superior. Por este medio se estiran las planchas del grueso requerido, desde 0,052 cm hasta una pulgada o más, teniendo un ancho de 6,5 a 7 pies y un largo de 4 a 6 varas. El plomo empleado para hacer planchas es de gran calidad. Estas máquinas están controladas por un operario que cuida la máquina de vapor que mueve el mecanismo. Otros dos reciben la plancha conforme pasa por los cilindros. Otros tres trabajadores son los encargados de cortar, pesar, liar y marcar las planchas con el peso, ancho, largo y grueso que tienen. Los tubos o caños Se obtienen fundiendo primero el plomo e introduciéndolo en moldes de distinta medida. Luego se saca el plomo endurecido y se lleva a otra máquina para estirarlo. La máquina dispone de dos ruedas dentadas y un tambor estando colocada al final de una mesa que es su centro. La maquinaria se compone también de un potro de hierro colado donde se sujetan los dados de acero por donde pasa la masa de plomo de 25 a 30 veces. Los caños son de diez varas de largo y de 6,5 líneas de diámetro (1,4 cm) o de 3 pulgadas y tres líneas (8,2 cm). San Andrés es la única fundición de Adra y del Sureste que elabora estos productos. El plomo empleado para elaborar tubos es de gran calidad. Balas y perdigones En 1838 se construye en San Andrés una torre de 60 varas de alto (algo menos de 50 metros) realizada en ladrillo. Desde la plataforma de la torre se ascendía por una escalera de caracol. El plomo podía subirse derretido en calderas y se dejaba caer por rampas hasta su base, disgregándose en gotas que el viento abundante que entraba por las ventanas de la torre se encargaba de enfriar. Otra descripción de esta operación señala que el plomo se sube en barras hasta el último piso por medio de un sistema de poleas. Allí es derretido en un pequeño horno y se echa con unos grandes cucharones de hierro sobre unas cribas cuyo espesor depende del calibre de los perdigones deseados. La corriente de aire que entra por las ventanas de la torre cilíndrica enfría los perdigones en su caída y les da a éstos su forma esférica. Ya en estado sólido se terminan de refrescar en un pozo de agua renovable. La torre de los Perdigones tiene una altura de 49 m desde su base Para cerner y dar pavón a los perdigones se utiliza una de las máquinas de vapor existentes. El plomo empleado era de baja calidad. La torre construida por Manuel Agustín Heredia tiene una altura desde el nivel del terreno de 43,90 metros. La profundidad del pozo situado en su base es de 12,50 metros. El diámetro interior en la base es de 5,40 metros y su diámetro exterior en ese punto es de 7,50 metros. En su parte más alta el diámetro en coronación es de 3,70 metros y su diámetro exterior es de 4,50 metros. En 1853 se instaló una máquina para hacer balas en frío. Albayalde El albayalde es un carbonato de plomo, sólido, de color blanco, que se emplea en pintura por su gran poder cubriente. Se le llama "blanco de plomo". La producción de albayalde se puso en marcha a finales de la década de los "40" por los hijos de Heredia. Pero Manuel Agustín es el introductor de la tecnología, con una inversión realizada por valor de 125.430 reales. En 1853 San Andrés cuenta con seis cámaras comunicadas por una ventanilla en su parte superior, para la conversión del plomo en carbonato cálcico empleado para obtener pinturas. Estas cámaras podían cargar entre 700 y 800 quintales de plomo y unos 1.600 tarros de barro que contenían el vinagre necesario para este sistema de elaboración "holandés". Otro producto para obtener albayalde fue el estiércol animal que es sustituido más tarde por cortezas de árbol. Estas cortezas producen más cantidad de ácido carbónico y son más fáciles de adquirir porque son desechos de las fábricas de curtidos. La carga de los distintos materiales (plomo, vinagre y estiércol) es realizada por mujeres. Para cargas cada una de las seis cámaras hacían falta 78 mujeres. Después se tapan las puertas de las cámaras con unos tablones, permaneciendo cerradas entre 12 y 14 días con la única ventilación de una pequeña ventana. Pasado ese tiempo se saca todo lo introducido en las cámaras. Los tarros se hayan vacíos de vinagre y las planchas de plomo se han convertido en albayalde. El estiércol ha entrado en fermentación. La temperatura en el interior de las cámaras se eleva gradualmente con desprendimiento de ácido carbónico. El vinagre se descompone y hay producción de vapor de agua y ácido acético que en contacto con las láminas de plomo forman un subacetato de plomo. Este subacetato es descompuesto por el ácido carbónico que cede químicamente a éste una parte de su base y da como resultado un carbonato. El plomo usado es estas operaciones es de primera calidad, procedente de los hornos reverberos ingleses. Las planchas de plomo al convertirse en albayalde aumentan un 25% de peso. El albayalde pasa a los molinos que son movidos por una máquina de vapor, donde es triturado. Luego pasa por una criba para quitarle el plomo metálico en que no ha penetrado la oxidación y no se ha convertido en albayalde. Posteriormente se echa a un estanque lleno de agua para separar el albayalde grueso (que será triturado en los molinos). El albayalde fino se decanta en estanques. Una vez depositado en su fondo se saca en unos moldes de barro cónico (de una libra de peso) que se deja secar al calor ambiente. La separación del albayalde grueso y fino en los estanques se hace por medio de unos agitadores de paletas que mantienen en suspensión las partículas finas. Estas salen por un desagüe mientras en el fondo queda el albayalde grueso. Las cámaras pueden producir al año 100.000 quintales de albayalde, pero solo se elabora un 10% de ese total. La Revista Minera publicó en 1851 un extenso reportaje sobre la fabricación de albayalde. Minio y pinturas Es un producto que se elabora de manera tardía. En 1853 San Andrés produce minio con albayalde o litargirio. El litargirio es óxido de plomo, empleado en la fabricación de vidrio y barniz. El proceso de elaboración consiste en poner en contacto con el aire el albayalde en un horno reverbero sencillo de plaza plana y casi circular manteniéndolo a temperatura baja, con un consumo de dos quintales y medio de hulla cada 24 horas y sostenido este consumo durante tres dias. En 1853 San Andrés tiene dos hornos de este tipo, necesitándose cada 24 horas el cuidado por parte de dos obreros. La producción de minio podía alcanzar los 7.200 quintales al año. Con el litargirio se obtiene un minio de primera calidad pero no superaba la del albayalde. Con el litargirio se obtiene un producto de color anaranjado y no rojo cuando se utiliza el óxido de plomo. Con el albayalde se fabrica blanco de plata o de "krems" empleado por los pintores artísticos como pintura blanca aplomada (empleando en esta última el carbonato de segunda clase). El ingeniero José de Monasterio publicó un amplio reportaje en La Revista Minera de 1853 sobre los productos elaborados en San Andrés.