España y Rusia. Aportaciones al estudio de vínculos poco conocidos En torno a dos obras sobre España halladas en la Biblioteca Nacional Rusa de Moscú Dimitri Lopatnikov El presente artículo consta de dos partes, dedicadas a sendos estudios sobre España publicados en Rusia; el primero versa sobre la diáspora eslava en la Península Ibérica en los siglos X y XI, el segundo revela ciertas correspondencias entre las respectivas flora y fauna de Rusia y España. Aunque se trata de dos obras muy diferentes, tanto por la época en que vivieron sus autores como por el tema, hemos considerado posible, no obstante, unirlas en una misma rúbrica, ya que revelan aspectos comunes poco conocidos entre las dos "periferias de Europa". Los temas ofrecen interés no sólo para los geógrafos, historiadores y biólogos profesionales, sino también para un amplio círculo de lectores, sobre todo para aquellos que desean conocer los vínculos de España y Rusia. Habida cuenta de que dichos estudios no han sido traducidos al español, el autor tratará de citarlos al máximo, en la medida de lo posible. 1. Karol Szajnocha. Los eslavos en Andalucía 1 Karol Szajnocha es un conocido historiador polaco2.Casi toda la obra de Szajnocha trata de la historia de la Polonia antigua, principalmente de su período de mayor esplendor, es decir, los siglos XVI y XVII. Era un ilustre científico, de amplios criterios y gran erudición. Los eslavos en Andalucía es una buena muestra de su extraordinaria capacidad de orientarse en documentos históricos relativos a épocas y pueblos diferentes. Ya las primeras páginas leídas revelan el rigor científico y la minuciosidad con que el estudioso recogió y generalizó los datos recabados en multitud de obras árabes y europeas. Su libro, que consta de ocho capítulos, describe en detalle la historia de los eslavos en Andalucía durante la época del dominio árabe. No escasean datos detallados sobre el destino de los eslavos, que fueron llevados al cautiverio árabe en España en el transcurso de varios siglos. Este destino, nada envidiable primero, fue mejorando con el tiempo, para llegar al esplendor y la grandeza ( pág.1). Karol Szajnocha aborda el origen de la diáspora eslava en España y, posteriormente, la gran importancia que posteriormente adquiriría, así como la influencia que ejerció en el Califato árabe, para asimilarse después a la población del sur de España y disolverse en aquélla (pág.1). 1 Szajnocha K., Slaviane v Andaluzii (Los eslavos en Andalucía), Moscú, Moskovski Universitet, 1874. El hecho de que el autor haya incluido el trabajo del estudioso polaco no debe interpretarse en ningún caso como prueba de "mentalidad imperial", sino que es un reflejo de la realidad histórica del siglo XIX, en el que la mayor parte del territorio de Polonia era parte del Imperio ruso. Todo parece indicar que éste es el único trabajo sobre España de carácter netamente científico, que se realizó en el siglo XIX dentro de los límites del antiguo Imperio Ruso. El libro incluye un ciclo de conferencias que el autor ofreció en 1873 a la Sociedad Imperial de Historia y Antigüedades Rusas, adjunta a la Universidad de Moscú. 2 Toda la historia de estos eslavos, arrojados a una costa en declive se parece más a un cuento fabuloso oriental que a un hecho real. El eslavo, llevado de las áreas del Vístula y del Danubio, donde tenía su hogar, llega a ser guardaespaldas del rey moro, recibe de éste los favores y honores, comparte el poder del gobierno y, finalmente, se convierte en rey: ¿Acaso no es éste el sueño histórico? (pág.2). El estudioso polaco afirma que fue en el siglo X cuando los eslavos fueron mencionados por primera vez. Entre los años 943 y 948, el árabe Al Masudí escribió un tratado titulado Prados de oro y minas de piedras preciosas, en el que habla de un pueblo eslavo, el serbio, que comerciaba en los puertos del Mediterráneo. Menciona en otra ocasión los castores que habitaban cerca de Kiev, de donde los eslavos exportaban pieles a Andalucía. Pero es el Libro de viajes, escrito por el imán Ibn-Gaukal en 976, que ofrece los datos más importantes relativos a los orígenes de la diáspora eslava en Andalucía. Dice el imán: Las tierras de los eslavos son tan extensas que suministran esclavos a Karasán en Oriente y a Andalucía en Occidente. Los andaluces los compran en Galicia, Francia, Lombardía y Calabria, los hacen eunucos y los revenden en Egipto y África. Todos los eunucos eslavos, dondequiera que estén, proceden de Andalucía (pág.2). Resulta pues que los primeros eslavos en la Península Ibérica eran esclavos. No había costas más abundantes en botín y mercancía humanos que el litoral eslavo del Mar Adriático, en el que hasta el siglo XV prosperaron mercados de esclavos tan importantes como el de Dubrovnik. (pág.2) Dos eran las vías de transporte de los siervos eslavos. Los árabes recibían a nuestros cautivos de Galicia, es decir, del litoral que ocupa el rincón noroeste de España. Navegaban allí los barcos mercantes de cierto pueblo muy famoso, que no sólo era vecino de los eslavos, sino también subyugó por mucho tiempo a los países situados a lo largo de las costas del Mar Báltico, o sea, los normandos. (págs.3 - 4) De conformidad con una de las hipótesis relativas a la formación del Estado Ruso, que desde hace siglos es objeto de agudas polémicas científicas y políticas y que recibió el nombre de la "normanda", fue en el siglo XI cuando las tribus eslavas invitaron a los varegos (normandos) a gobernar en Kiev. Se han hecho proverbiales las famosas palabras del cronista Nestor que explican por qué los eslavos optaron por un gobierno extranjero: "Nuestra tierra es rica, pero no hay orden en ella". Los primeros príncipes eslavos fueron tres hermanos varegos: Rürik, Sineus y Truvor. Se considera que Rürik fue el fundador del Estado Ruso. Si tomamos como punto de referencia los datos que adujo Karol Szajnocha, podemos suponer que los primeros príncipes promovieron la trata de esclavos. Viendo a los cautivos eslavos, que llegaban desde el Oriente, de Lombardía y Calabria, por una parte, y desde el occidente y el Norte, de Galicia, por otra, Gaukal tenía razón para asombrarse ante las dimensiones del país que suministraba esclavos a las "partes del mundo" diferentes. Refiriéndose a lo divulgada que era la esclavitud eslava de aquella época, el Benjamín de Tudela ya en el siglo XII puso a todas las tierras eslavas el nombre de la Tierra de Canaán, porque "sus habitantes venden a sus hijos e hijas a todos los pueblos (pág.4). Nos enteramos después de que los hombres eslavos, traídos al Emirato de Córdoba, empezaron a servir como guerreros de la guardia personal del emir. Según afirma el historiador Conde, al que se remite Szajnocha, El emir Hixem I (gobernó desde 796 hasta 822) organizó en la corte una guardia, que constaba de 5.000 hombres armados, entre los cuales había tres mil mozárabes y dos mil eslavos (pág.7). Abderramán III, el más famoso soberano árabe de España, tenía a su servicio unos 6.000 eslavos. Los eslavos gozaban de confianza especial de los califas. Inicialmente estaban libres de las luchas políticas y religiosas que se daban dentro del califato árabe, por lo que pronto los antiguos esclavos se vieron en una situación privilegiada. Tanto los criados como los guardias eslavos, que llenaban el interior del Acázar, rodeaban siempre al rey y por lo tanto gozaban de confianza y benevolencia.(págs, 9-10) Continuamos la lectura: Siendo favorecidos por los califas y dadas las circunstancias favorables, algunos de ellos consiguieron, a principios del siglo XI, durante el reinado de los sucesores de Hizem II, el título más honorífico que había en la corte, el de Gadzib, que en Córdoba equivalía al de primer ministro en los asuntos de la paz y la guerra. Algunos fueron más allá y, aprovechando las terribles guerras intestinas que fraccionaron en aquel entonces el reino de los Omeyas en dominios minúsculos, llegaron a ser soberanos de algunas de las tierras independizadas (pág.10). Cinco eslavos, con califas diferentes, fueron nombrados gadzibes: Vagda, Gairan, Naya, Razikalia y Sekan. Siendo extranjeros "mudos", sin origen ni lazos de parentesco, infundían en los califas una confianza mayor y, utilizados en casos relevantes y retribuidos con generosidad, tenían toda la razón para pagarles con fidelidad y abnegación. Todos los gadzibe eslavos se destacaban por una lealtad especial a la casa de los Omeyas y sólo caída ésta, se atrevieron a arrogarse partes de sus antiguos dominios. (pág.11) Almanzor fue quien tuvo la guardia eslava más importante. Todo parece indicar que con el tiempo los eslavos empezaron a participar en la lucha política de la corte de Córdoba y se hicieron aliados de los almorávides. La influencia eslava iba en aumento. El gadzib Vagda fue servidor fiel y fervoroso de Hixem II, salvándole en 1010 la vida y el trono al califa, según reportan los datos hallados por Karol Szajnocha. Posteriormente, el emir Hixem III confirió los títulos de alcaides a los eslavos y los almorávides que quedaban bajo su poder, y les donó en propiedad perpetua los dominios situados al sur de España, a saber: en Cartagena, Alicante, Almería, Denia, Játiva y otros. (pág.8) Un escritor árabe comenta de forma sucinta y expresiva: Desde ese minuto el gadzib Vagda, ayudado por sus eslavos, se hizo el gobernador absoluto de Córdoba. Sus aliados ocuparon todos los cargos superiores y fueron los eslavos quienes asumieron el gobierno de las ciudades más grandes". (Karol Szajnocha cita el libro de Aschbah "Geschichte der Ommajaden"). Sin embargo, las intrigas de Suleimán hicieron que en 1011 el propio Hixem II decretara decapitar a Varga... Fue relevado por otro eslavo, Gairan. Posteriormente éste llegó a ser un "rey de Almería y Denia, consta en la historia de Conde. Otro eslavo, llamado Zogair, se hizo el rey de Murcia (pág.23). Concluyendo la obra, Karol Szajnocha resume lo expuesto: De tal modo, el período principal en que los eslavos permanecieron en España, se prolonga aproximadamente desde la época de Hixem I hasta el fin de las guerras intestinas, que estallaron tras la caída de los Omeyas, o hasta que España cayó bajo el poder de los Almorávides, que volvieron a llegar de África, es decir, desde 796 hasta 1086. Era la época más brillante del dominio árabe en Andalucía, famosa en la historia por la riqueza, el desarrollo de las ciencias y las costumbres blandas... Todo ello influyó de modo especial en los eslavos que vivían en España, los cuales, jugando un papel importante en la sociedad árabe, tenían que equipararse a ésta en la educación. (pág. 32). A partir del siglo XII y de forma relativamente rápida, los eslavos se asimilaron casi por completo, extinguiéndose para siempre en Andalucía esa etnia interesante y singular. 2. V. Fridolin. Horizontes de la zoogeografía de la Península Ibérica 3 El breve artículo de V.Fridolin fue publicado en 1937, una fecha trágica para nuestro país. Es fruto de los muchos años que el autor dedicó al estudio de la zoogeografía europea. En 1912 viajó por España, donde recogió un riquísimo material relativo a la fauna y la flora de la península. En la década de los 30, V.Fridolin era uno de los principales especialistas soviéticos en zoogeografía, trabajó en la Universidad de Leningrado y recorrió todo el país. Fue uno de los primeros en impulsar la corriente ecólogo-biocenótica en zoogeografía, siendo ampliamente conocidos sus trabajos relativos a los vínculos tróficos dentro de las biocenosis. En su artículo dedicado a la Península Ibérica analiza detalladamente las peculiaridades de su fauna y las relaciones existentes entre ésta y su flora, promovió una hipótesis sobre la 3 Fridolin V.Yu. Gorizonti zoogueografii iberiiskogo poluostrova (Horizontes de la zoogeografía de la Península Ibérica) /Izvestia gosudarstvennogo gueograficheskogo obschestva, vol. 69, 4ª edición, Leningrado, 1937. evolución del conjunto de la naturaleza europea en las eras terciaria y cuaternaria y llamó la atención a interesantes similitudes existentes entre la Península Ibérica y el Cáucaso, entre la estepa rusa y la española. Aunque sin duda el artículo está destinado a los especialistas en zoogeografía, el autor del presente trabajo ha estimado conveniente citar importantes fragmentos del mismo, confiando en que también los profanos podrán comprender las ideas principales de Fridolin. No obstante la distancia, existen grandes coincidencias entre España y el Cáucaso, principalmente el occidental. Los tipos pontios, inherentes al oeste del Cáucaso y al litoral norte del Asia Menor, se encuentran también en la flora de España, como por ejemplo en el rododendro pontio... La abundancia de árboles foliáceos (ciertas especies de robles entre otros), los bejucos y la labrusca - todo ello confiere a los bosques del Cáucaso occidental un aspecto marcadamente terciario. En la fauna, el Cáucaso occidental y la Península Ibérica presentan muchas correspondencias e incluso coincidencias, como el francolín entre las aves, una gallinácea en peligro de extinción (por causa de la caza desmesurada) y que en España se registró aún en 1850 en las costas de Murcia. Los uros caucasianos, bellos y grandes animales, que ocupan un lugar intermedio entre las cabras monteses y las verdaderas cabras siberianas, son parientes de los uros españoles (pertenecen al mismo género de los Turus), cuyas cuatro formas se consideran subespecies de una misma especie, la del uro pirenaico. Estos magníficos animales, pintados, lo mismo que los muflones, en colores que hacen contraste - gris, negro y blanco, como si fuera de gala, de cuernos grandes y un tanto corvos, habitan (o habitaron antes de ser exterminados, como la subespecie pirenaica) territorios de España aislados el uno del otro (en los Pirineos y en las Sierras de Gredos, Ronda, Alpujarras, Bermeja, Morena, Nevada y de Jerez). En el Cáucaso occidental habitan dos anfibios muy curiosos, cuyos parientes más próximos se encuentran solamente en España ( y en toda la Península Ibérica: la salamandra caucásica, muy afín a la salamandra ibérica (Chioglossa lusitanica), siendo las dos muy vivas y ágiles, y una pequeña rana, la Pelodytes caucasica, perteneciente a un grupo especial, que nada tiene que ver con otras especies europeas, exceptuando la Pelodytes Punctata que habita en la Península Ibérica. Estas dos ranas son vestigios de una fauna arcaica, que probablemente estuvo difundida en Europa en la era terciaria antigua. Otro vestigio semejante del Cáucaso parecido es el caracol Euxinolauria (otras especies se encuentran en las islas Canarias y Azores solamente), al tiempo que en el suroeste caucasiano hay un curioso ejemplar endémico del grupo de los alacranes primitivos Chactidae, el pequeño Calchas, cuyos únicos parientes europeos son las especies del género Euscorpius, que habitan en el Mediterráneo, incluida una variedad en España, así como el Belisarius, escorpión ciego troglodita , difundido en los Pirineos Orientales (pág. 572). Durante su viaje por España, V.Fridolin estudio la estepa local y descubrió ciertas peculiaridades importantes que le son propias. Además, en España existen diversas variedades de la estepa semidesértica, con abundante flora de las bulbosas de toda clase y finalmente, en los espacios altos y secos del sudeste, hay muchas formaciones de la estepa salífera, con múltiple y característica flora salina, muy rica en especies endémicas. La estepa española se asemeja a la del sudeste de nuestro país, sobre todo la de ajenjo, que se alterna con arenales y saladares, es decir, estas estepas tienen el mismo aspecto que las que se encuentran cerca de la ciudad de Uralsk y más allá al sudeste. La abundancia de las bulbosas y el específico arbusto de las gimnospermas, de tipo arcaico Ephedra, propio a los relieves esteparios y desérticos antiguos, aumentan la afinidad. Una variedad de dicho género crece en las estepas del sudeste nuestro, incluida la región de Uralsk4, donde observé la vida de la estepa, y otras dos integran la flora de la estepa española, desempeñando un papel notable en la formación de su fisonomía (pág. 578). En España se dan ...las mariposas-satírides, concretamente las especies del género Satirus, que, no registrada en ningún otro lugar de Europa, reaparece al Sur de los Urales y más allá en las vertientes abiertas de Siberia Occidental. En Sierra Nevada esta mariposa se encuentra en los pedregales de las laderas más cálidas. La mariposa Zegrus eupheme, difundida en la zona esteparia de Crimea, en el norte del Cáucaso y en las estepas del sudeste, a partir de las inmediaciones de Uralsk, hace un paréntesis enorme (toda Europa y el Norte de Africa) para volver a aparecer en la estepa española, en Castilla y Andalucía precisamente, donde toma la forma local de Zegrus eupheme meridionalis (pág. 579). De la multitud de ejemplos citados en el artículo, V.Fridolin concluye que ...en todo el vasto espacio comprendido entre la estepa húngara y el litoral atlántico de Europa Occidental, las especies esteparias de fauna y flora son escasas, de modo que las estepas de España son el único fenómeno de este tipo que tiene grandes proporciones; por lo tanto, sólo los extremos sudeste y suroeste de Europa presentan en las estepas una flora y una fauna ricas y variadas, como una formación fuerte y próspera de la naturaleza (pág.579). Gran parte del trabajo estudia las migraciones de las aves y los lazos que existen entre la ornifauna de España y de Rusia. De entre las aves que habitan en el lejano norte europeo, pasa por aquí (en la Península Ibérica - nota de Dm.L.), pero sin anidar, la alondra polar; y de las aves oceánicas del Mar de Barents, el albatros polar Fulmaros glacialis llega en invierno hasta las costas meridionales de la Península Ibérica, al tiempo que ciertas variedades de las Alcidae y la Sterna arctica, que también habitan la Península de Kola, anidan incluso en las costas de España (pág. 580). V.Fridolin, científico que poseía un magnífico espíritu de observación y conocimientos profundos, que iban más allá de su especialidad, sacó unas conclusiones relevantes para estudiar 4 Ciudad situada a orillas del río Ural. la génesis de los procesos naturales que se desenvuelven en la Tierra en general. Así, estudiando las aves, enfatizaba la necesidad de revelar los fenómenos y procesos globales del planeta. "Todos estos hechos - las migraciones periódicas que realizan las aves árticas contemporáneas, sus notificaciones relictas que se han conservado en dos extremos (España y nuestra estepa sudeste) de la región que durante el período glaciar quedaba libre del hielo y distaba mucho de la frontera sur del helero; y finalmente, la vida de los citados grupos de insectos, que continúa en esta zona y en el resto de la superficie liberada del glaciar - todo ello en su conjunto se presenta como una huella dinámica que dejaron los desplazamientos complicados y el proceso de la migración y el asentamiento de los animales de diversas especies; desplazamientos que han determinado el estado y la composición actuales de la fauna propia a la Península ibérica, tal y como la vemos hoy día" (pág. 582). Asombra la amplitud de criterios en el estudioso, habida cuenta de que su país estaba separado herméticamente del mundo exterior. Leyendo las últimas líneas, uno empieza a creer que realmente la libertad interior del hombre puede siempre más que la esclavitud exterior: Para comprender toda la importancia de los hechos zoogeográficos que contienen estos documentos, en los que se guarda la intrincada historia de la vida en la Península Ibérica, es preciso leerlos desde una altura que corresponda a la antigüedad de las causas que les dio origen, altura, desde la cual se abra un panorama completo del Paleoártico, desde el Japón hasta las islas Canarias y desde los montes del Atlas hasta las costas de la Península de Kola y las islas Spitzberg, altura que permita ver los Alpes, el Asia Menor y los montes del Cáucaso (pág. 582).