1213-c.qxd 12 22/01/06 09:57 p.m. Page 1 Interés General La Plata, lunes 23 de enero de 2006 VILLA GESELL COMBATE LA EROSION Un cambio en la fisonomía gesellina La lucha contra la erosión tuvo dos medidas duras: la eliminación de avenida Costanera y la prohibición de vehículos en la playa Un intento por volver La iniciativa apunta a devolver la imagen que tenían los balnearios en la década del ‘70. 76 edificaciones de cemento. Dicen que para la temporada 2007/08 no quedará ninguna. Por Fabricio Dietrich Enviado especial a Villa Gesell Fotos: Cristian Jofre Parador La Punta. Este será el modelo de balneario de Gesell Al principio, la decisión de eliminar la Avenida Costanera generó fuertes resistencias. “Fue una medida polémica, ya que implica que la gente deje el auto a una cuadra de la playa y nos ocasiona problemas de circulación y estacionamiento”, reconoce el intendente Luis Baldo. “Pero había que hacerlo. Y, en una encuesta a más de 3.000 veraneantes que hicimos la temporada pasada, el 76% estuvo a favor y sólo el 13% en contra”, afirma. Hoy, la rambla le ha cambiado la fisonomía a la costa gesellina. No solo contribuyó a combatir la erosión, sino que -al impedir la circulación de autos- volvió a las playas más seguras y eliminó la contaminación sonora que producían motores y bocinazos. Y muchos turistas la utilizan para pasear o salir a trotar a la mañana y al atardecer. “Por eso estamos trabajando en proyectos para aprovecharla turísticamente. Ya se hizo un puente, y se está tratando de dejarla lo más linda posible desde lo visual”, afirma Baldo. El origen “El desastre arrancó cuando se murió el viejo Gesell”, dice Carlos, un gesellino tocayo del fundador de la localidad. “Mientras el vivió, no dejó que tocaran una duna ni que pusieran un gramo de cemento las playas”. Carlos Gesell falleció en 1979, y en 1982 la intervención militar autorizó la construcción de la avenida junto al mar, a costa de sacrificar la línea de dunas entre las calles 303 y 125. “Hoy se evalúa que fue un error terrible haber hecho la Costanera. Y por suerte la oposición de la comunidad evito que la asfaltaran”, sostiene Ziampris. Los balnearios de cemento son herencia de un modelo propuesto en 1977 por la Subsecretaría de Turismo de la Provincia. No sólo en Gesell sino en toda la costa, los paradores de madera fueron siendo reemplazados por las construcciones que agravaron el problema de la erosión. Cuentan los viejos habitantes de Villa Gesell que hace 30 años las playas eran más anchas, que los balnearios estaban construidos en madera, que para bajar al mar había que atravesar una cadena de dunas. También cuentan que el afán mercantilista y las malas administraciones acabaron con todo eso: las playas se llenaron de cemento, las dunas desaparecieron y, consecuentemente, el mar se comió buena parte de la arena. Hoy, Gesell quiere volver a ser la misma de los ‘60 y ‘70 y, con un plan pionero e innovador, ha comenzado a revertir la erosión de sus playas, un Gesell quiere volver a los años ‘70, con un plan pionero que comenzó a revertir la erosión en las playas problema que afecta a toda la costa atlántica pero que aquí adquirió matices dramáticos entre diciembre de 2003 y junio de 2004, cuando dos tormentas llevaron el mar casi hasta la línea de la costanera. Los pasos del Plan Integral de Manejo Costero que ya se han concretado muestran saludables signos de que la naturaleza se está recuperando. La zigzagueante rambla de madera que reemplazó a la avenida Costanera en las 22 cuadras más céntricas le ganó varios metros de playa al mar, tanto es así que la arena ya casi llega a cubrirla. En los enquinchados que se hicieron para retener arena, lentamente se esta rearmando la anteduna. Y donde más se nota la recuperación es en las zonas donde se demolieron las construcciones de cemento, que a partir de este año serán reemplazadas por paradores de madera. “No sabemos qué volumen de arena recobramos, pero en las pleamares más pronunciadas se ve que la distancia de playa es similar a la de hace 20 años”, asegura Jorge Ziampris, secretario de Turismo de la ciudad. El efecto es notable, teniendo en cuenta que la erosión en los últimos tiempos había avanzado a razón de casi un metro por año, y que en las partes más afectadas por la sudestada de fines de 2003 la playa había retrocedido 2,35 metros. “Resumiendo, queremos volver a la playa de los ‘70. Los primeros balnearios de Gesell eran de madera y sobre pilotes, y había una conciencia ecológica natural en la gente”, dice Ziampris. “La explosión del plan se va a dar entre este año y el que viene, cuando vencen todas las concesiones de los balnearios. Ya demolimos 17 de las 76 construcciones de cemento que teníamos, y la idea es que para la temporada 2007/08 no quede ninguna”, adelanta. El nuevo modelo de parador se inspiró en uno ya existente: el del balneario La Punta, el último del norte de la localidad y el único que se ha concesionado durante los diez años que lleva la gestión comunal. “Nosotros somos gesellinos históricos y teníamos el recuerdo de los viejos balnearios”, cuenta Gabriela Villate, que junto a su esposo Fabián abrieron el parador en enero de 2001. La Punta está construido íntegramente en madera, sobre pilotes de quebracho de dos metros de altura que permiten que la arena corra por debajo y se vaya a depositar en las dunas, en lugar de acumularse contra la construcción. “Además, en las tor- mentas de 2003 y 2004 nos salvamos porque el mar paso por abajo, así que funciona”, asegura. Todo, desde los baños hasta la cocina, es de madera recubierta por pintura ignífuga. Lo único que tiene cemento es el pozo ciego. Además, ante cualquier contingencia el parador entero se puede desmantelar, ya que las maderas están unidas por medio de bulones. “Tratamos de no quedarnos en la madera. Apuntamos a que la gente tome conciencia de que es ella la que debe cuidar la playa, por eso regularmente hacemos jornadas de educación ambiental”, agrega Villate. “Y estamos tratando de que crezca el médano a la manera en que lo hacia Carlos Gesell (el fundador de la villa): fijando la arena con plantas. To- El parador La Punta está construido en madera sobre pilotes de quebracho, que permiten formar dunas dos los días planto y riego, planto y riego con la esperanza de lograrlo”. El éxito del modelo que lleva adelante Gesell está siendo imitado por otras localidades que comienzan a tomar conciencia de que, si no se llevan a cabo medidas urgentes, la erosión puede acabar con sus costas o provocar daños irreversibles. El año pasado, Lobería licitó un balneario con el mismo pliego que elaboró Villa Gesell, y en Monte Hermoso el municipio copió la rambla gesellina para reemplazar el malecón de cemento que tenía junto a sus playas. Al parecer, Gesell picó en punta para combatir la erosión pero ya muchas localidades tomaron conciencia del peligro existente. Un plan para frenar la erosión Un estudio realizado por el Municipio local determinó la reconstrucción de la duna costera, disminuir la cantidad de balnearios y retirar las estructuras rígidas de éstos. También, evitar el efecto de las lluvias Pioneras. Algunas playas ya adoptaron el look natural contra la erosión Cuando el municipio realizó los estudios que concluyeron en el Plan Integral de Manejo Costero, las conclusiones fueron que había que tomar cuatro medidas de forma urgente para poder frenar este fenómeno de la erosión: z Reconstruir la duna costera. Además de la rambla, se diseñó un sistema de enquinchado, consistente en barreras de palos de álamo negro que retienen la arena de un lado y hacen que desgrane hacia el otro. Una vez que el enquinchado es tapado por la arena, se arma otro arriba y así se va formando la duna. z Disminuir la cantidad de balnearios sobre la playa, en especial en la zona céntrica. De los 76 que había se pasara a 44. Asimismo, la superficie de los existentes era de 20.000 metros cuadrados, mientras que la de los nuevos no superará los 7.000. Y van a tener una repetición de un balneario cada 150 o 200 metros, cuando en el centro ahora hay hasta tres por cuadra. z Reemplazar las estructuras rígidas de los paradores por construcciones sobre pilotes. Esto es para permitir el flujo y el reflujo del mar, dejando que actúe sin causar erosiones. “Además de los 17 paradores, tiramos abajo diez canchas de paddle y otras construcciones insólitas para una playa: había piletas, saunas, cabinas telefónicas y hasta una peluquería”, destaca el intendente Luis Baldo. z Disminuir el efecto erosivo de las lluvias. Un problema natural aunque agravado por el asfaltado de las callesque tiene la localidad es que, desde la entrada hasta la línea costera, hay una pendiente de 16 metros, con lo que cuando llueve el agua corre hacia el mar y arrastra grandes cantidades de arena a su paso. Para paliar esto, durante el invierno se instalaron varios resumideros (concentración de agua en bajos) y otros tantos pozos blancos (tomas de agua pluvial que se incorporan a las napas).