poetas y novelistas antropófagos

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CRÓNICA
LITERARIA
JORGE EDWARDS
POETAS Y NOVELISTAS
ANTROPÓFAGOS
El mundo cultural iberoamericano está en crisis permanente.
Crisis de comunicación. Nuestras
literaturas sólo son capaces de
comunicarse con el centro. Léase París. Madrid, Barcelona,
Nueva York. No somos capaces
de alimentarnos, de informarnos,
de enriquecernos mutuamente.
Es asombroso, por eso, que Jorge Luis Borges pueda venir a
Chile y hablarnos de María Luisa
Bombal, de Vicente Huidobro, de
Joaquín Edwards Bello, de Pablo
Neruda, de Alberto Rojas Giménez, de Ángel Cruchaga Santa
María. Borges me asombró en
una oportunidad, en Buenos
Aires, por su conocimiento detallado de la poesía y la personalidad de Rojas Giménez, con
quien había mantenido correspondencia en la década del veinte. Me asombró porque era capaz de recitar poemas casi completos de Cruchaga Santa María.
Sospeché que en esos años
nuestra relación, nuestro conocimiento mutuo, eran mejores.
Otros tiempos Si ahora ni siquiera podernos fundar una revista literaria con un mínimo de seguridad y tranquilidad, ¿cómo podemos aspirar a una correspondencia, en el sentido amplio de esta
palabra? La transmisión no funciona, evidentemente; ni siquiera
entre los escritores chilenos del
interior y los de fuera.
Muchas veces, en estas columnas, he citado la revista Vuelta, que dirige Octavio Paz en México. Vuelta ha llegado a convertirse en un punto de convergencia, un lugar de encuentro de la literatura y de la crítica latinoamericanas, Al comienzo utilicé a pro-
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pósito el término "iberoamericano". Pensaba en un ensayo de
Haroldo de Campos, poeta y critico del Brasil de hoy, titulado
"Poetas antropófagos". Haroldo
de Campos se refiere a toda una
teoría desarrollada por los autores del modernismo brasileño,
sobre todo por Oswald de Andrade, hacia 1922, acerca de la evolución nacional y de las relaciones de los grandes creadores de
Brasil con el mundo exterior. De
Campos asimila ahora en parte
esa teoría y a la vez la revisa, poniendo en duda la posibilidad de
un verdadero desarrollo autónomo de las literaturas nacionales
latinoamericanas. Tenemos una
historia literaria diferente y a la
vez aberrante. No es una historia
que comienza con los balbuceos
de un idioma, como el del Poema
del Cid, el de las primeras cantigas medievales o el de Gonzalo
de Berceo. Es una literatura de
orígenes anómalos, que se inicia
con la superabundancia verbal
del barroco.
La observación de Haroldo de
Campos tendría una aplicación
muy rica al caso chileno. El primer poeta autóctono, nacido en
Angoi de los Confines en pleno
siglo XVI, es Pedro de Oña. Tengo que hacer aquí una confesión
personal que puede resultar instructiva: fue necesario que un
poeta catalán, Pedro Gimferrer,
me hablara con entusiasmo de la
poesía de Oña, para que pusiera
atención en el "Arauco Domado".
Es un poema suntuoso, perfecto,
de un sentido extraordinario de la
naturaleza del sur de Chile (precursor, en este aspecto, de los
poetas modernos de la frontera,
Neruda enire ellos) y de una sabiduría incisiva:
"Qué pocos hay en esta edad
presente..."
(Comienzo del Canto Octavo)
Haroldo de Campos explica el
concepto de antropofagia cultural
elaborado por sus maestros de la
década del veinte. Nuestras literaturas excéntricas, marginales,
escogieron sus modelos dentro
de la literatura universal, asimilando algunos y desechando
otros. Borges, que se alimenta de
las sagas islandesas, de Shakespeare, de las narraciones de las
Mil y Una Noches, de los escritores anglosajones de fines del siglo XIX, es un caso ejemplar. Su
curiosidad omnívora, su cosmopolitismo, hacen que sea, precisamente, un escritor latinoamericano típico. Rubén Darío procedió en la misma forma. Lo mismo
hizo Alfonso Reyes, el mexicano.
Y en Brasil, en la segunda mitad
del siglo XIX, Machado de Assís,
el enigmático Machado de Assis,
gran maestro de la literatura brasileña, el "Borges brasileño", según la definición de Haroldo de
Campos. Machado de Assís, nacido en un cerro de Río de Janeiro, hijo de un pintor de paredes
mulato, fue el seguidor refinado.
astuto, lúcido, de los narradores
humoristas ingleses, desde Jonatham Swift y Sterne, hasta
Thackeray y Dickens. Por algo
Machado, el brasileño, utilizó la
matáfora de la cabeza como "estómago de rumiante"- Por algo un
personaje de Borges, Pierre Menard. se propuso reescribir el
Quijote linea por línea...n
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