¿Tienes miedo al clima?

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¿Tienes miedo al clima?
Enviado por Jano Navarroel Mar, 14/07/2009 - 00:32
Si realmente estás prestando atención, es difícil escapar de un sentimiento de indignación,
miedo, desesperación. La escritora Joanna Macy, profunda ecologista e intelectual budista, nos dice: Ni
siquiera lo intentes. ¡Pero no te quedes atascado... ¿Cómo vivimos con el hecho de que estamos
destruyendo nuestro mundo? ¿Qué hacemos con la pérdida de los glaciares, el derretimiento del Ártico,
las naciones insulares inundadas por el mar, los desiertos en expansión y la creciente aridez de las tierras
de cultivo?...
Debido a tabúes sociales, la desesperación por el estado de nuestro mundo y el temor por nuestro futuro
se reconocen pocas veces. La represión de la desesperación, al igual que cualquier profunda respuesta
recurrente, contribuye al embotamiento de la psiquis. Las expresiones de angustia o desesperación son
acalladas, atenuadas como si un nervio hubiese sido cortado. Este rechazo a sentir empobrece nuestra
vida emocional y sensorial. Las flores son más sombrías y menos perfumadas, nuestros amores son
menos eufóricos. Creamos pasatiempos para nosotros mismos como individuos y como naciones, en las
luchas que escogemos, los objetivos que perseguimos y las cosas que compramos.
De todos los peligros que enfrentamos, desde el caos climático hasta la guerra permanente, ninguno es
tan grande como el entumecimiento de nuestra respuesta. Porque el embotamiento anímico bloquea
nuestra capacidad para procesar y responder a la información. La energía gastada en doblegar nuestra
desesperación es desviada de usos más cruciales, agotando la resistencia y la imaginación necesarias para
lograr visiones y estrategias frescas.
Le preguntaron al poeta Zen Thich Nhat Hanh, ?¿Qué es lo que más necesitamos hacer para salvar
nuestro mundo?? Su respuesta fue ésta: ?Lo que más necesitamos hacer es oír dentro de nosotros los
sonidos de la Tierra llorando.?
Rompiendo el cascarón
¿Cómo podemos enfrentar lo que apenas nos atrevemos a pensar? ¿Como enfrentamos nuestro dolor,
miedo e ira sin desmoronarnos?
Es bueno darse cuenta de que desmoronarse no es algo tan malo. De hecho, es tan esencial para la
transformación como el resquebrajamiento de los cascarones ya crecidos. Las ansiedades y las dudas
pueden ser saludables y creativas, no sólo para una persona, sino para la sociedad, porque permiten
nuevos y originales enfoques a la realidad.
Lo que se desintegra en los períodos de rápida transformación no es el ser, sino sus defensas y
suposiciones. La auto-protección limita la visión y el movimiento como un traje blindado, haciendo más difícil
adaptarse. El desmoronarnos, aunque incómodo, puede abrirnos a nuevas percepciones, nuevos datos y
nuevas respuestas.
?Al decir la verdad de nuestra angustia por el mundo, se caen los muros entre nosotros,
atrayéndonos hacia una solidaridad profunda. Esa solidaridad es incluso más real por la
incertidumbre que enfrentamos.?
En nuestra cultura, la desesperación es temida y resistida porque representa una pérdida de control.
Estamos avergonzados de ella y la esquivamos, exigiendo soluciones instantáneas a los problemas.
Nosotros buscamos la solución rápida. Este hábito cultural opaca nuestras percepciones y fomenta una
peligrosa inocencia del mundo real.
Reconocer la desesperación, por otro lado, no involucra nada más misterioso que el decir la verdad acerca
de lo que vemos, sabemos y sentimos que le está sucediendo a nuestro mundo. Cuando los medios de
comunicación corporativos mantienen al público en la oscuridad, y los detentores del poder manipulan los
acontecimientos para crear un clima de miedo y obediencia, el decir la verdad es como el oxigeno. Nos
vigoriza y nos devuelve la salud y el aliento.
Perteneciendo a toda la vida
Compartir lo que está en nuestra mente trae un cambio favorable en la identidad, ya que reconocemos
que la ira, el dolor y el temor que sentimos por nuestro mundo no se reducen a las preocupaciones de
nuestro bienestar individual o incluso de nuestra supervivencia. Nuestras preocupaciones son mucho
más grandes que nuestras propias necesidades y deseos privados. El dolor por el mundo?el ultraje y la
angustia?nos abre a un sentido más amplio de lo que somos. Es una puerta a la realización de nuestra
mutua pertenencia en la red de la vida.
Muchos de nosotros tememos que la confrontación con la desesperación nos traerá soledad y aislamiento.
Por el contrario, al dejar ir las viejas defensas, encontramos una comunidad más verdadera. Y en
comunidad, aprendemos a confiar en nuestras respuestas internas hacia nuestro mundo?y a encontrar
nuestro poder.
¡No estás solo! Somos parte de un vasto movimiento global: la transición de la época desde el imperio a
la comunidad de la Tierra. Éste es el Gran Cambio. Y el entusiasmo, la alarma, incluso el agobio que
sentimos, son todos parte de nuestro despertar a esta aventura colectiva.
Como en toda verdadera aventura, hay riesgo e incertidumbre. Nuestra economía corporativa está
destruyéndose tanto a sí misma como al mundo natural. Su efecto sobre los sistemas vivientes es lo que
David Korten llama el Gran Desenredo. Está pasando al mismo tiempo que el Gran Cambio y no
podemos saber en cuál rumbo terminará la historia.
Abandonemos la idea de que podemos manejar nuestro planeta para nuestra comodidad y fines de
lucro?o incluso que de ahora podamos ser sus últimos redentores. Es un engaño. Aceptemos, en su
lugar, la incertidumbre radical de nuestro tiempo, incluso la incertidumbre de la supervivencia.
En sociedades antiguas, los adolescentes atraviesan ritos de pasaje, donde enfrentarse a su propia
mortalidad es una puerta a la madurez. En forma parecida, el cambio climático nos llama a reconocer
nuestra propia mortalidad como especie. Con el don de la incertidumbre, podemos crecer y aceptar los
derechos y la responsabilidad de la adultez planetaria. Entonces sabemos completamente que
pertenecemos, inexorablemente, a la red de la vida, y podemos servirla y dejar que su fortaleza corra a
través nuestro.
La incertidumbre, una vez aceptada, arroja una luz brillante sobre el poder de la intención. La intención es en
lo que puedes contar: no el resultado, sino la motivación que traes, la visión que sostienes, la dirección de la
brújula que decides seguir. Nuestra intención y resolución pueden salvarnos de perdernos en el dolor.
Durante una reciente visita a Kentucky, me enteré de lo que está ocurriendo en el paisaje y la cultura de
los Apalaches: de cómo las empresas de carbón utilizan dinamita para pulverizar todo lo que esté arriba de
las vetas de carbón; de cómo las excavadoras de 20 pisos de alto empujan las ?sobrecargas? de los
bosques y el humus, llenando los valles. Vi cómo los activistas allí se mantienen constantes por la intención
pura. Aunque la nación parece inconsciente de esta tragedia, estos hombres y mujeres persisten en la visión
de que los Apalaches pueden, en parte, ser salvadas y que las futuras generaciones puedan conocer las
laderas de dulce goma, sasafrás, magnolias, los atisbos del gato montés y del mapache, y en las
depresiones, la música de los arroyos frescos. Parecen saber?y cuando nos permitimos bajar la guardia,
también nosotros sabemos?que somos partes vivientes del cuerpo viviente de la Tierra.
Este es el don del Gran Cambio. Cuando abrimos nuestros ojos a lo que está pasando, incluso cuando
nos rompe el corazón, podemos descubrir nuestro verdadero tamaño; porque nuestro corazón, cuando se
abre ampliamente, puede contener todo el universo. Descubrimos que al decir la verdad de nuestra
angustia por el mundo se caen los muros entre nosotros, atrayéndonos hacia una solidaridad profunda.
Esa solidaridad, con nuestros vecinos y con todo lo que vive, es incluso más real por la incertidumbre
que enfrentamos.
Cuando dejamos de distraernos a nosotros mismos intentando adivinar las posibilidades de éxito o
fracaso, nuestras mentes y corazones se liberan en el momento presente. Entonces este momento se
torna vivo, cargado de posibilidades, y nos damos cuenta la suerte que tenemos por estar vivos ahora,
para participar en esta aventura planetaria.
Fuente: Joanna Macy escribió este artículo como parte de
¡Paremos el calentamiento global, ya!, el número
de primavera de 2008 de YES! Magazine. Joanna Macy es experta en Budismo, teoría general de
sistemas y ecología profunda, y su último libro es World as Lover, World as Self (El Mundo como Amante,
el Mundo como Ser). Vive en Berkeley, CA. www.joannamacy.net. Traducción por Guillermo Wendorff.
Publicado en YES! Magazine bajo Licencias Creative Commons (cc by-nc-nd)
Fotos: 1. galería dePetezin en Flickr (cc) / 2. galería demazintosh en Flickr (cc). Ambas fotografías no
acompañaban el artículo original.
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URL de Origen (modified on 08/07/2015 - 12:41): http://www.cambioclimatico.org/contenido/tienes-miedo-al-clima
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