Ruta Crítica El turismo rural E l turismo rural es una actividad en la que confluyen diversos sectores productivos y participan organizaciones públicas y privadas. Representa una estrategia de desarrollo local, da nueva utilidad a los recursos geográficos del territorio y suelo y a la fuerza de trabajo de la zona; estimula a productores y turistas a respetar y valorar la conservación del medio ambiente y, en términos culturales, a los “otros”; tiene sus propios requerimientos legales, de comercialización y marketing. Turismo rural es “aquella actividad que se basa en el desarrollo, aprovechamiento y disfrute de nuevos productos presentes en el mercado e íntimamente relacionados con el medio rural” (cfr. García Cuesta”). En ella tienen un valor importante los paisajes naturales, la fauna y la flora, las costumbres y tradiciones, la arquitectura, los alimentos, las bebidas regionales, etcétera. El turismo rural permite dinamizar las actividades económicas tradicionales y valorizar las particularidades culturales locales, ofreciendo al mismo tiempo posibilidades de empleo a la población, con lo que se ayuda a frenar el éxodo rural. Antes de pensar en los beneficios y ventajas económicas del turismo rural hay que considerar el concepto de sostenibilidad, proceso que permite el desarrollo sin degradar o agotar los recursos que hacen posible ese desarrollo. La incursión de una actividad turística Olivia Bringas* no debe destruir la relación original que existe entre la población residente y el territorio y el patrimonio natural y cultural. El turismo rural ha cobrado mucho auge en los países europeos; las grandes tendencias buscan nuevos espacios que no sean solamente destinos de sol y playa. Otro factor detonante es la rehabilitación de regiones del campo que han enfrentado crisis económicas recurrentes. El turismo rural presenta múltiples modalidades, dependiendo del territorio y de la temática concreta de la actividad desarrollada. El agroturismo ofrece al turista la participación en actividades propias de una explotación agropecuaria, como ordeñar, elaborar queso, errar ganado, etcétera. El ecoturismo busca hacer compatible el disfrute de la naturaleza con el respeto al equilibrio del medio ambiente. El término fue acuñado por el arquitecto y conservacionista mexicano Héctor Cevallos Lascurain. Ejemplos de turismo de aventura son el alpinismo, buceo marino, rappel, deslizamientos en rápidos, ciclismo de montaña, etcétera. El turismo de salud se realiza generalmente en aguas termales y/o curativas. El turismo religioso se lleva a cabo en los santuarios localizados en zonas rurales donde se celebran fiestas alusivas, así como retiros religiosos. El turismo deportivo contempla, sobre todo, la caza y la pesca, y exige el acatamiento de las normativas legales que protegen la fauna. Turismo cultural. El turismo cultural motiva la revalorización identitaria de los pueblos a través de festividades y tradiciones; música, teatro y espectáculos; vestigios arqueológicos; monumentos históricos y religiosos; arquitectura; gastronomía; memoria, leyendas y la vida rural misma. Aunque el turismo gastronómico se considera parte del turismo cultural, amerita un trato aparte. La visión turística de la gastronomía es por lo general muy estrecha, pues se le relaciona sólo con la cocina y los restaurantes. Los agricultores y productores casi no tienen participación en el universo gastronómico, sin embargo no debemos soslayar que el alimento nace de la tierra, del fruto del trabajo de los hombres del campo. El alimento forma parte del patrimonio cultural de los pueblos y cuando se liga a una oferta turística, enaltece el destino y a se acrecienta el valor identitario del alimento mismo. En la actualidad se han desarrollado las llamadas rutas alimentarias o gastronómicas, sobre todo en países como Francia, España, Italia, Argentina y Chile. La única manera de confirmar que un territorio posee verdaderamente un potencial de desarrollo turístico que justifique una determinada inversión, es una evaluación rigurosa que considere la viabilidad de poner en valor sus recursos, el análisis de la oferta, la demanda, la competencia y las tendencias del mercado. Bibliografía ANDER-EGG, Ezequiel, Metodología y práctica del desarrollo de la comunidad, 33ª ed., Lumen, Buenos Aires, 2000. FONT SENTÍAS, Josep, Casos de Turismo Cultural, Barcelona, Ariel, 2004. GARCÍA CUESTA, J. L, “El Turismo Rural como factor diversificador de rentas en la tradicional economía agraria”, Estudios Turísticos, Madrid, núm. 122, 1996, pp. 45-59. PEÑA, Ma. J. y JIMÉNEZ, P., Manual del gestor de alojamientos rurales, 2ª. ed., Madrid, Almuzara, 2005. VALLS, Josep-Francesc, Gestión de destinos turísticos sostenibles, Madrid, Gestión 2000, 2004. 42 * Contadora pública y maestra en Promoción y Desarrollo Cultural. Coordinadora del Programa Institucional de Educación Continua de la Universidad de Sonora. olibringas@hotmail.com