235 Cuando los copistas oran: plegarias de los criptomusulmanes en la literatura aljamiada-morisca María Luisa Lugo Acevedo Universidad de Puerto Rico L os manuscritos aljamiado-moriscos, muchos de ellos escritos en español pero con caracteres árabes, y algunos otros escritos con caracteres latinos, constituyen parte esencial de la literatura híbrida española del Siglo de Oro. Se trata, como ha destacado Bernabé Pons, de una literatura islámica, algunas veces traducida; otras veces creada; y, en otros momentos, copiada “por musulmanes y para musulmanes, primero en Aragón y después en Marruecos, en Argelia, en Túnez y, en mucha menor medida, en los territorios otomanos del Mediterráneo oriental” (2010, 27). Los estudios pioneros sobre los copistas y escribanos moriscos han sido los de la investigadora Consuelo López-Morillas.1 Esta estudiosa se interesó por conocer quiénes eran esos copistas moriscos, dónde escribían, cuánto dominio tenían del árabe, a qué ritmo trabajaban, si eran copistas especializados de códices aljamiados y si trabajaban de forma individual o en un gremio profesional. La investigadora concluye que los manuscritos aljamiado-moriscos ofrecen “la primera clara indicación de un ‘linaje de escribanos’”, a juzgar por toda una familia de apellido Escribano, que ella logra documentar, que se dedicó a copiar estos códices (1986, 106). Nuria Martínez (2010) también se hace cargo de estudiar a los copistas moriscos. La investigadora estudia el proceso mediante el cual el copista producía un texto aljamiado, basándose principalmente en el estudio del manuscrito T-19 de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid (signatura actual 11/9415), y concluye que estos códices fueron escritos de forma organizada, por unos copistas cultos en estos talleres clandestinos. Ambas estudiosas se oponen a la tesis tradicional de Hegyi (1981, 22), quien señalaba que los manuscritos aljamiados fueron el producto de individuos aislados, quienes escribían con una lengua arcaica, ajena por completo al ideal lingüístico del Renacimiento. 1 Ver los estudios de López-Morillas, 1984 y López-Morillas, 1986. 236 HISPANISMOS DEL MUNDO: DIÁLOGOS Y DEBATES EN (Y DESDE) EL SUR En fin, López-Morillas y Martínez, junto a Vilar (1996, 180), rechazan la “tesis tradicional, según la cual los moriscos formaban una minoría iletrada, con [una] cultura residual más oral que escrita”. Por mi parte, también me he dedicado al estudio de los copistas, en el artículo titulado “El Kitāb-al-anwār: el copista ante su texto”. Allí trabajé cómo el copista del manuscrito T-17 (signatura actual 11/9413) de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, llamado Alí Roŷel, llevó a cabo su traducción del Kitāb-al-anwār al español, pero escrita en caracteres árabes, en comparación con las variantes que se presentan de esta leyenda sobre la genealogía luminosa de Mahoma en el resto de los códices aljamiados que la contienen. En esta ocasión, me acercaré al estudio del copista desde otra perspectiva. En primer lugar, propondré que el copista de estos manuscritos es el autor o el co-autor de los mismos, siguiéndole los pasos al teórico italiano Luciano Canfora. Mi fundamento es que el copista es quien escribe materialmente el texto, haciendo que las palabras, no solo pasen por su mano, sino también por su mente.2 De esta manera, podríamos concluir que: El copista no se limita a copiar un texto que para él no tenga sentido, sino que puede llegar a corregirlo o adaptarlo con intención de “mejorarlo”. Si bien encontramos errores mecánicos o “conceptuales”, en muchos casos se ve la “manipulación” que hace el escriba (González Suárez, 2009, 279) En segundo lugar, propondré que estas intervenciones personales del copista son plegarias u oraciones de los más diversos géneros pertenecientes al devocionario musulmán. Intentaré describir y clasificar estas oraciones en sus respectivos géneros, ya sean de alabanza (takbir, tahlīl), de perdón (ṣalāt istigfar), de temor o de peligro (ṣalāt al-khauf), de protección (du’ā’ al-isti’āda), del viajero (ṣalāt-ul-musafir) o del caminante (ṣalāt-as-safar), pero más aún, calibraré el sentido profundo de las mismas como registro de los sentimientos del morisco y de las tensiones más intensas que vivía aquella comunidad herida de muerte en aquellos tiempos difíciles de represión inquisitorial.3 Transportémonos por un momento a uno de esos talleres secretos del Reino de Aragón en donde los copistas moriscos se reunían clandestinamente para escribir sus leyendas y relatos religiosos. Allí tendrían sus materiales de escritura, sus cálamos de distintos tamaños, pergaminos, materiales para la encuadernación, tintas de diversos colores, para pergeñar, con trazos descuidados en unos casos, con una escritura elegante en muchos otros, la caligrafía de la lengua del Profeta (Fournel-Guérin, 1979). Allí se encon2 Ver el principal estudio de Canfora, 2002. 3 Sobre las oraciones moriscas son importantes los siguientes estudios: Casassas Canals, 2007; Cervera Fras, 1987; Chejne, 1987; Harvey, 1964. y el libro indispensable de Longás, 1990. ANEXO DIGITAL 237 traría, por ejemplo, Alí Roŷel, escribano del ms. aljamiado T-17, copiando con esmero y temor una traducción del Kitāb-al-anwār, original árabe del siglo XIII, que los moriscos tradujeron en suelo español. En esta leyenda, el copista interrumpe su función de traductor, para adentrarse en los folios del texto y convertirse en autor, y, de esta manera, escribir una serie de oraciones que testimonien sus más grandes angustias como morisco y como escritor. La primera intervención directa de Alí Roŷel aparece al inicio de la cuarta parte de la leyenda del Libro de las luces. Este copista, valiéndose de una escritura apretada y de un espacio reducido, pero destacado del resto del folio por medio de puntos que enmarcan cada una de las letras, escribe una oración de alabanza y de protección, que dice de la siguiente manera: 4 (Versión aljamiada en caracteres latinos) (Versión moderna en español) Allāh Allāh Allāh Allāh Allāh Šeñor, defiyéndenoš de nuweštoroš enemigoš. Lā ilaha Allāh lāila Allāh, Muḥammad il rasulū Allāh. (Lugo Acevedo, 2008, p. 279, fol. 77v )4 Allah, Allah, Allah, Allah, Allah Señor, defiéndenos de nuestros enemigos. No hay Dios, sino Dios, y Mahoma es el enviado de Dios. Lámina 1: El Libro de las luces, leyenda aljamiada presente en el ms. T-17 de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid, folios 77v-78r. Observe en el folio de la derecha el procedi4 Todas las citas del Libro de las luces porceden de esta edición. Las láminas 1 y 2 presentan con la caligrafía árabe la oración que adjunto transcribiéndola en caracteres latinos, en su versión científica y moderna. 238 HISPANISMOS DEL MUNDO: DIÁLOGOS Y DEBATES EN (Y DESDE) EL SUR miento que utiliza el copista para destacar la oración que añade de su propia creación, en medio de la traducción que está llevando a cabo: las letras que destaca bordeándolas con puntos, y la oración que añade con una letra más pequeña. Lámina 2: Detalle del folio 77v del Libro de las luces, ms. T-17 de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia. Observe las letras rodeadas de puntos, y en medio de las dos líneas destacadas con ese procedimiento, la escritura de la oración personal del copista. En este ejemplo observamos que el copista escribe dos tipos de plegarias. De una parte, tenemos la alabanza a Allāh por medio de la repetición de su nombre, junto al tahlīl, es decir, la pronunciación de la fórmula religiosa que constituye la primera parte de la šahāda (profesión de fe islámica), Lā ilaha Allāh lāila Allāh, Muḥammad il rasulū Allāh, que significa No hay Dios sino Dios, y Mahoma es el enviado de Dios. De otra parte, Alí Roŷel pronuncia una plegaria que podríamos clasificar como du’ā’ al-isti’āda, en la que el copista pide protección contra algún mal. La preocupación mayor de Alí Roŷel, así como la de los muslimes en tierras hispánicas en los siglos XVI y XVII, es la persecución, vigilancia y represión que sobre ellos ejercían sus principales enemigos: los cristianos de la España de los Felipes. Asimismo, al comienzo de la historia quinta del Libro de las luces, Alí Roŷel repite su alabanza a Allāh a través de una de las oraciones más importantes del Islam, el takbīr, que consiste en la pronunciación repetida en forma de jaculatoria de Allāhu akbār o Dios es más grande, junto a la petición de protección hacia todos ellos de parte de sus enemigos. He aquí la siguiente plegaria: (Versión aljamiada en caracteres latinos) (Versión moderna en español) Allāhu Akbār, Allāhu Akbār, Allāhu Akbār Allāh, Šeñor, defiyéndenoš de nuweštoroš enemigoš. Allāh, Allāh, Muḥamad [sic.] rasūlu Allāh wa Allāhu Akbar wa alhḥamdu illāhi [y la alabanza a Dios].(Lugo Acevedo, 2008, 279, fol. 87v) Dios es más grande, Dios es más grande, Dios es más grande. Allah, Señor, defiéndenos de nuestros enemigos. Allah, Allah, Mahoma, el profeta de Dios. Dios es más grande, y la alabanza a Dios. ANEXO DIGITAL 239 Lámina 3: Folios 87v-88r del Libro de las luces del ms. T-17 de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid. Observe en el folio de la derecha la oración que inserta el copista entre las líneas que están rodeadas por puntos. Lámina 4: Detalle del folio 87v del Libro de las luces, del ms. T-17 de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid, en donde aparece la oración que inserta el copista en el medio de las dos líneas que están rodeadas por puntos. 240 HISPANISMOS DEL MUNDO: DIÁLOGOS Y DEBATES EN (Y DESDE) EL SUR Las dos oraciones que he mencionado constituyen evidentes intervenciones del copista Alí Roŷel, quien, a pesar de sentir miedo por la tarea tan arriesgada que implicaba escribir con los caracteres árabes (a imagen y semejanza de la traducción que llevó a cabo el morisco aljamiado, traductor del códice árabe del Quijote, escrito por Cide Hamete de Benengeli), decide adentrarse en el texto que estaba traduciendo para alabar a Dios y pedirle que los defienda de sus principales enemigos. Salta a la vista que este copista es heredero de la tradición de las ṣalāt al-tasbīh u oraciones de glorificación a Dios; y de las ṣalāt al-khauf u oraciones en momentos de miedo o peligro, que tanto consuelo les ofrecerían a los muslimes, temerosos de su situación en la España inquisitorial del Siglo de Oro. Al final de esta leyenda, a pesar del riesgo que implicaría revelar su identidad, el copista escribe su nombre y afirma la gesta que ha hecho: copiar para su comunidad de muslimes uno de los libros más importantes de la genealogía del Profeta: el Libro de las luces. Citemos esta plegaria, que empieza con la Basmala, oración ritual islámica con la que comienzan muchas de las azoras del Corán: (Versión aljamiada en caracteres latinos) (Versión moderna en español) Bis-mi illāhi il-rraḥmāni il-rraḥīmi wa ṣala ala sabdi na wa mūla Muhamad, al karīmi. ‘Alī Rroŷel, fiŷo de Muḥammad Rroŷel. Rogué a nuweštoro šeñor ke me dešaše akabar ešte Libro de laš luzeš, i-y-él, por šu šanto [sic.] piyadad, me a dado lugar de akabarlo oy. I-y-aší mesmo le rogué, por kiyen él eš, me deše akabar mi sageríya an [sic.] šu šanto šerbisiyo. I, Šeñor, tú defiende a todo muslim de todo enemigo. (Lugo Acevedo, 2008, 389, fol. 132r ) En el nombre de Dios, el clemente, el misericordioso, y la paz sea sobre Mahoma, el noble y su familia. Alí Roŷel, hijo de Muḥammad Roŷel. Rogué a nuestro señor que me dejase acabar este Libro de las luces, y él, por su santa piedad, me ha dado lugar de acabarla hoy. Y así mismo, le rogué, por quien él es, me deje acabar mi saguería en su santo servicio. Y, Señor, tú, defiende a todo muslim de todo enemigo. ANEXO DIGITAL 241 Lámina 5: Folios 131v-132r del Libro de las luces del ms. T-17 de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid. Obsérvese la grafía apretada que utiliza el copista para destacar su intervención en el códice que traduce, como autor de una oración. Lámina 6: Detalle del folio 132r del Libro de las luces, del ms. T-17 de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid Otro de los copistas que también ora es el escribano anónimo del manuscrito T-235 de la Biblioteca Castilla-La Mancha, titulado El Corán de Toledo, de 1606. De este Corán toledano, lo que me interesa son las intervenciones que hace este copista a la hora de hacer su versión castellana del Corán. En 242 HISPANISMOS DEL MUNDO: DIÁLOGOS Y DEBATES EN (Y DESDE) EL SUR primer lugar, el copista, aparte de llevar a cabo la función material de copiar la traducción coránica, se ocupa de adentrarse en el texto y escribir, de su autoría, unas extensas notas, a manera de colofones, que están redactadas “en una combinación de lenguas y alfabetos, en español, aljamiado y árabe, y los ha mezclado hasta el punto de empezar una palabra en un alfabeto al final del renglón, para continuarla renglón seguido en el otro alfabeto” (López Morillas, 2011, 21). Lámina 7: El Corán de Toledo, tomado de la edición que hizo Consuelo López-Morillas. Observe las diferentes estrategias del copista para destacar su escritura: el uso de diversos colores, lenguajes y grafías. ANEXO DIGITAL 243 En segundo lugar, este copista morisco le suplica a Dios para que los lectores u oyentes de este Corán escrito en letras castellanas no consideren su texto de menor importancia por haber sido escrito en caracteres latinos, en lugar de la lengua sagrada del Islam. Este copista indica que escribió en letra de cristianos, “porque es cierto que dixo el annabī Muhammad s‘m que la mejor lengua era la que se entendía” (López Morillas, 2011, 22). De esta manera, vemos que la plegaria que pronuncia el copista en este colofón evidencia su deseo genuino de que su texto sea valorado y entendido por los muslimes, hasta el punto de valerse de un hadīt en el que el profeta Mahoma justifica el abandono de las letras árabes por el uso de otra lengua, con tal de privilegiar la comprensión del texto en lugar de la lengua (López Morillas, 2011, 25). En tercer lugar, el escribano de este códice suplica por el que escribió este Corán, por sus lectores o sus oyentes, así como por toda su comunidad islámica. Citemos el texto: “Perdone Allah a quien lo escribió y a quien lo leerá y a quien lo escuchará y a quien lo conprehenderá para bien. Y a todos los del aluma del annabi muhammed” (López Morillas, 2011, 332, 167r). En ese sentido, ese copista es coheredero de la famosa ṣalāt istigfar, es decir, de la oración para pedir perdón, tan importante en el devocionario musulmán. Otra de las plegarias más importantes que se presentan en los códices aljamiados es la que lleva a cabo el muslim-caminante para pedir protección por motivos de viaje. Esta plegaria se presenta de manera clara en el códice S-2, titulado precisamente Tratado de los dos caminos. El refugiado de Túnez, autor de este manuscrito, se ocupa de pedir protección para que Dios los libre de los peligros que podrían encontrar a lo largo de los caminos por los que habrían de andar, tanto en los viajes reales que llevarían a cabo muy secretamente, así como en la alegoría de los dos caminos que presenta este manuscrito. En ese sentido, este morisco se une a la tradición de las salat-ul-musafir, u oraciones por motivos de viaje, o a las salat-as-safar, o las oraciones del caminante. Además, en este caso, también le sigue los pasos a las salat-ul-khaif, que son las oraciones que se realizan motivadas por el temor. Citemos la siguiente plegaria del refugiado de Túnez: Y ruego a nuestro señor nos aparte del peligroso y de tanto daño, y nos encamine por el que siguiéndolo merezcamos estar en su graçia, y con ella ponernos en su santa gloria, qu’es la bida eterna en descanso infinito (Galmés de Fuentes, 2005, 193-194, fol. 2v). Este morisco, que tuvo que refugiarse en Túnez, también ora por todos aquellos muslimes que sufren tribulaciones y ruegan porque Dios los lleve a tierras islámicas. Démosle paso a su dolida petición: “estábamos de día y de noche pidiendo a nuestro señor nos sacase de tanta tribulaçión y riesgo, 244 HISPANISMOS DEL MUNDO: DIÁLOGOS Y DEBATES EN (Y DESDE) EL SUR y deseábamos bernos en tierra del yçlam, aunque fuese en cueros” (Galmés de Fuentes, 2005, 103). El alfaquí de Segovia, en el Breviario Sunní, ofrece, a su vez, varias recomendaciones que debe tener en cuenta todo muslim que se encuentre en una situación de temor mientras viaja. Este alfaquí recomienda que “si el que va [de] camino estuviere en lugar de miedo o fortuna, o abrá temor de fieras, alimañas o ladrones o enemigos, o cosas semejantes, puede acortar y abreviar el açala”.5 Además, indica que el muslim puede dejar de mirar hacia la alquibla, hacer menos arracas (inclinaciones), orar sin la presencia del alfaquí, entre otras medidas cautelares como lo sería el uso de la taqíyya o el disimulo, tan permitido en el Islam para evitar cualquier situación de peligro (Mateos Paramio y Villaverde Amieva, 2010, 254-255). Estas oraciones del viajero y del caminante, junto a las recomendaciones al orar durante momentos de peligro que presenta el alfaquí de Segovia, de seguro las tendrían en cuenta esos muslimes cuando hacían sus viajes secretos para huir clandestinamente de España o regresar a ella. Ese es el caso del itinerario morisco de España a Turquía y los avisos para el camino insertos en el ms. 774 de la Biblioteca Nacional París, que permiten conocer las peripecias de la casta morisca cuando huye clandestinamente de España a Berbería en el siglo XVI.6 Esta guía tiene su contrapartida en otro itinerario de viajes presente en el ms. T 16a de la BRAH (signatura actual 11/9412), que conduce a los moriscos de regreso desde Venecia a España. De los testimonios de estos viajes secretos da cuenta Luce López-Baralt (2009) en su artículo “Dos itinerarios secretos de los moriscos del siglo XVI”.7 En definitiva, los muslimes que orarían al realizar estos viajes tan arriesgados, contrastan con la decisión de otros moriscos, como la del copista Mohamad Dobecar registrada en las guardas del ms. Junta XVI, cuando afirma de manera contundente: “Nosotros no partiremos, antes morremos” (Mateos Paramio y Villaverde Amieva, 2010, 316). Como hemos podido apreciar, los manuscritos aljamiado-moriscos, incluyendo los segmentos en los que los copistas oran, constituyen textos que satisfacen no solo las necesidades sociales de los muslimes, sino las religiosas (Chejne, 1983, 112), haciendo que estos códices sean mucho más que simples manuscritos, sino artefactos humanos, personales y testimoniales (Koningsveld, 1992, 94-95), que les 5 Apud Mateos Paramio y Villaverde Amieva, 2010, 254 n. 3). 6 Este itinerario de viajes fue editado por Sánchez Álvarez, Mercedes, 1982. El manuscrito misceláneo 774 de la Biblioteca Nacional de París: Leyendas, itinerarios de viajes, profecías sobre la destrucción de España y otros relatos moriscos, Madrid: Gredos, p. 153-154, fols. 37v-39r. 7 Aunque Luce López-Baralt publicó originalmente este artículo en el Homenaje a Álvaro Galmés de Fuentes, en colaboración con Awilda Irizarry, ha ampliado dicho estudio en Lopez Baralt, 2009, de donde tomo las citas. ANEXO DIGITAL 245 servirían de consuelo, a pesar de que, como dice el Mancebo de Arévalo, no estaban “de gosso para desir donayres i košaš dešagišadas”.8 Con este muestrario de oraciones, queda evidenciando que los escribanos que copiaron, tradujeron, comentaron o refundieron estos manuscritos, se convirtieron en los autores o co-autores, es decir, en los verdaderos artífices del texto, ya que se metieron en los códices para consignar sus plegarias, sus súplicas o sus preocupaciones, destacándolas, en muchas ocasiones del resto del folio, con puntos alrededor de las letras, una caligrafía apretada, letras de otros colores, mezcla de idiomas y de caracteres, o por medio del lugar del códice en el que las consignaban, como las guardas del manuscrito, los explicits o colofones. Todos estos recursos visuales le indican al lector o usuario del códice que en esos segmentos se registra una voz distinta de la del autor original: la del copista-autor que también ora. El copista de turno no fue un simple escribano, sino que, metafóricamente, se convirtió en un alfaquí que ora por sus intenciones personales y las registra en sus códices, para que sirvan de modelo de las plegarias de alabanza, de perdón, de temor, del caminante, entre otras, que usaban los moriscos. Estos amanuenses, no solo se esforzaron por copiar, traducir o refundir el códice que les había tocado escribir en aquellos talleres clandestinos, sino que tuvieron la voluntad de estilo de convertirse en autores y añadirle al códice oraciones y súplicas de su propia autoría. Estas oraciones se parecen a las del morisco Ricote, de Cervantes, quien al regresar clandestinamente a España, teniendo más de cristiano que de moro, hizo la siguiente oración: “y ruego siempre a Dios me abra los ojos del entendimiento y me dé a conocer cómo le tengo de servir” (Cervantes, 1999, 996). En resumen, el morisco Ricote, personaje literario de Cervantes, así como todo muslim de carne y hueso a las alturas del siglo XVI y XVII, al igual que los copistas de los códices aljamiado-moriscos, practicaron y registraron, cada uno en su lengua, en su caligrafía y en su cultura, el modo de oración y glorificación, híbrida y plural, que les era propio, justo en aquellos años difíciles de censura y represión en los que vivieron y oraron, muchas veces con júbilo y otras con dolor, los últimos musulmanes de España. Bibliografía Bernabé Pons, Luis, 2010. “Los manuscritos Madrid: Sociedad Estatal de Conmemoraaljamiados como textos islámicos”, en Alfre- ciones Culturales, pp. 27-55. do Mateos Paramio y Juan Carlos VillaverCanfora, Luciano, 2002. Il copista come aude Amieva, eds., Memoria de los moriscos. tore. Palermo: Selerio (La Memoria; 552). Escritos y relatos de una diáspora cultural, 8 Estas expresiones del morisco conocido como el Mancebo de Arévalo, las recoge María Teresa Narváez Córdova en su edición de la Tafsira: Narváez Córdova, 2003, 104, fol. 2v. 246 HISPANISMOS DEL MUNDO: DIÁLOGOS Y DEBATES EN (Y DESDE) EL SUR Casassas Canals, Xavier, 2007. Los siete alhaicales y otras plegarias aljamiadas de mudéjares y moriscos. Madrid: Almuzara. Cervantes, Miguel de, 1999. Don Quijote de la Mancha. Barcelona: Crítica. Comparative Intercultural Approach”, Israel Oriental Studies, 12: 75-110. Longás, Pedro, 1990. La vida religiosa de los moriscos. Edición facsímil. Granada: Universidad de Granada. Cervera Fras, María José, 1988. La plegaria López-Baralt, Luce, 2009. La literatura semusulmana en el compendio de Al-Tulaytuli, creta de los últimos musulmanes de España. transcripción del manuscrito de Sabiñán. Madrid: Trotta. Zaragoza: Institución Fernando el Católico. 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Resumen: En este artículo se estudia cómo el copista de los manuscritos aljamiados, escritos en español, pero usando los caracteres árabes, además de su función de traducir o copiar, se convierte en un escritor/autor que interviene en el texto y que ora. Esas intervenciones del copista se registran en el texto de manera evidente: en los colofones, en las guardas (primeras o últimas páginas) del códice, por medio de tintas de diversos colores y cambios de alfabetos, a través de adornos en el texto, entre otros. Cuando el copista se convierte en autor, ora y escribe oraciones de perdón, para pedir protección, para pedir ayuda cuando en sus viajes, entre muchas otras, y esto evidencia las preocupaciones más profundas de los últimos musulmanes de España. Palabras clave: Copistas, oraciones o plegarias, manuscritos aljamiados, moriscos, España. Abstract: This article presents how the copists of the Aljamiado manuscripts, texts written in Spanish, but using the Arabic script, in addition to their main function of traducing or writing, they are also writers/authors that intervene in the text and pray. These interventions are registered in the text in evident manners: in the colophons, in the first or last pages of the codex, or through the use of different ink colors, changes in the alphabet, ornaments, among others. When the copists become authors, they pray several prayers to ask pardon, protection, help during their journeys, among many others, that evidence the most inner concerns of the last Muslims of Spain. Keywords: Copists, prayers, Aljamiado manuscripts, moriscos, Moorish, Spain.