EL ELFO MALVADO Había una vez… En el Polo Norte vivía Papá Noel en su fábrica con sus elfos siempre felices. Un día su hermano Tío Noel se cansó de ver a los niños siempre felices el día de Navidad. Entonces decidió fabricar un elfo malvado para que fuera a la fábrica a hechizar a todos los juguetes para aterrorizar a los niños. Papá Noel se dio cuenta de lo que estaba haciendo y decidió llamar a su elfo más fiel Juan, para solucionarlo. Entonces Juan se hizo pasar por otro elfo malvado para saber cómo hechizaba los juguetes. Cuando Juan ya se sabía el hechizo se lo dijo a Papá Noel. Él preparó el contra-hechizo y después se echó una siesta. Cuando se levantó, ya era hora de repartir los regalos y se olvidó echar el contrahechizo y se fue con los juguetes encantados. Cuando terminó de repartir los regalos y llegó a la fábrica, Juan le preguntó: - ¿Has echado el contra-hechizo a los juguetes? - ¡Se me ha olvidado! - contestó Papá Noel Otro elfo que estaba escuchando la conversación dijo: - Puede enviarle una carta a todos los niños del mundo diciéndoles que no abran los regalos. - ¡Qué buena idea! Lo haré inmediatamente - contestó Papá Noel. Pero ya era demasiado tarde, todos los niños habían abierto los regalos. Papá Noel llamó a Tío Noel y le dijo: - ¡Hala, ya estás contento! Ven a mi fábrica, pero ya, que tenemos que arreglar esto. Cuando Tío Noel fue a la fábrica, dijo: - Siento haberme portado tan mal, no debería haber hecho eso. - Menos mal que te has disculpado, ahora ayúdame a arreglar esto. Finalmente Tío Noel ayudo a Papá Noel a repartir los verdaderos regalos y pedir disculpas a los niños por lo ocurrido. Respecto al elfo malvado no quería hacerse bueno así que cada vez que un niño se portaba mal, mandaban al elfo a su casa durante dos días, para que los dos aprendieran la lección. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.