LA DIRECCIÓN DE PAPÁ NOEL Un 20 de diciembre Manuel estaba escribiendo su carta a Papá Noel. Tenía 6 años y era un niño como todos los demás. Cuando llegó al final de la carta se dio cuenta que no tenía la dirección de Papá Noel. “¿Cómo me traerán los regalos si no tengo la dirección?” – pensó. Al día siguiente, cuando llegó al colegio preguntó a sus amigos si ellos la sabían. Pero nada, ninguno la sabía. Entre ellos llegaron a la conclusión de que Papá Noel no existía si no eran los padres. ¡Qué barbaridad! Manuel decidió contarles lo que pensaba a sus padres. Ellos intentaron convencerle, pero nada, no lo consiguieron. Los padres desilusionados llamaron al mismísimo Papá Noel para ver si él podía solucionarlo. - Hola, Papá Noel. Somos los padres de Manuel Torres Sogorb. Nuestro hijo tiene un problema: ¡Ya no cree en ti! - Tranquilos, yo solucionaré el problema. No hay que Papá Noel no pueda hacer. Ya veréis como vuestro hijo vuelve a creer en mí. - Gracias, Papá Noel. Confiamos en ti. Manuel escuchó la conversación. Se quedó confundido, pero a la vez estaba alegre, porque si es verdad lo que había oído, Papá Noel llegaría a su casa en cuatro días. Llegó el gran día. La madre de Manuel preparó un pavo riquísimo y compró champán y vino. Manuel y su padre decoraron el jardín con luces y adornos de Navidad. Llegaron las 10 de la noche y Manuel y toda su familia se pusieron a cenar ese riquísimo pavo que su madre había preparado. Y después de cenar… ¡Sorpresa! Llegaron los regalos. Y entre ellos uno muy especial: el mismísimo Papá Noel. Manuel se quedó muy sorprendido, casi se desmaya. Sus padres se pusieron muy felices al ver a Manuel tan contento y animado. Manuel y Papá Noel entablaron una larga conversación. Papá Noel le dijo a Manuel que nadie sabía su dirección correctamente porque si la supieran le visitarían. Llegó la hora de despedirse. Manuel tenía una duda: ¿Cuál es la dirección de Papá Noel? Papá Noel le escuchó y le dijo: Manuel, por ser tú te voy a decir la dirección, pero prométeme que no se lo dirás a nadie. Escucha atentamente. Mi dirección es… Polo Norte, Iceberg 4º en la 2ª foca. Al día siguiente Manuel se despertó y pensó que todo había sido un sueño. Pero no, Allí estaba la carta con la dirección.