Dios y el nuevo ateísmo John F. Haught, catedrático de teología en Georgetown, es uno de los grandes especialistas en el mundo en la relación entre ciencia y teología. Y como ocurre con los que verdaderamente dominan una materia, puede hablar con claridad, al alcance de quienes no dominamos ni la jerga científica, ni muchas veces los contenidos. En este libro, examina el discurso de tres gurús del nuevo ateísmo (Dawkins, Harris y Hitchens), desenmascarando sus contradicciones y refutando muchas de sus afirmaciones. Lo bueno es que un tema que podría resultar difícil y exigente, Haught lo hace ameno, cercano y en ocasiones divertido, pues no puede uno evitar casi una carcajada ante algunos de sus comentarios agudos y precisos, sobre las supuestas "verdades" de ese ateísmo de nuevo cuño. Puestos a ser ateos, viene a decir Haught, habría que serlo con la contundencia y el valor de los grandes pensadores del XIX, y llevando entonces el ateísmo a sus últimas consecuencias. Pero lo que vienen a hacer estos nuevos ateos, dice Haught, es pedir principios, pedir para sus propios postulados una fe mayor que la que se pide para las mismas creencias religiosas. Dicen los nuevos ateos que están refutando afirmaciones supersticiosas, pero el problema es que lo que ellos refutan hace ya siglos que nadie lo defiende. Lo que ocurre es que no tienen ni idea de la teología que dicen desenmascarar. El libro es ameno, especialmente vibrante su primera parte, y ofrece una lectura que puede hacer pensar a quien busca respuestas. "La forma más eficiente de liberar al mundo del fanatismo religioso (afirman estos autores) es, pues, cerrando antes de nada cualquier posible resquicio para la fe religiosa. Liberar al mundo de la teología sería un paso fundamental en el camino hacia un mundo sin fanáticos. Tal programa es comparable, por supuesto, a abolir los abusos sexuales aboliendo primero el sexo" (p.69) 1/1